Partida Rol por web

¿A que jugaba? En la universidad habían tenido algún que otro momento, pero nunca habían pasado de las palabras... Savannah no era el tipo de hembra que él buscaba entonces y dudaba que eso hubiera cambiado con el tiempo. Aún así esa noche le estaba sorprendiendo en muchos sentidos, incluso estaba consiguiendo ¿excitarla? Incluso tras los roces de su pata esta no se inmutó lo más mínimo, su mirada seguía clavada en la de su acompañante. "Eso de que no me subestimas... Diría que podría discutirse" pensó de manera fugaz.

Tomó su cubierto, llevándose el primer bocado a la boca. Cuando él volvió a hablar esta alzó las orejas por la sorpresa, no esperaba aquello... Siempre había pensado que Pietro de alguna manera la detestaba por ser una cobarde y una torpe, incluso tras aquella cena de despedida al terminar la universidad. Dejó el cubierto a un lado para poder coger la copa de vino, humedeciendo los labios con aquel jugo.- Vaya vaya vaya... Pietro pidiéndome ayuda a mi. Cómo han cambiado las cosas desde la última vez que nos juntamos.-Sonrió divertida, mordiéndose el labio inferior mientras lo observaba.- Bueno, te debo una por haber hablado a mi "favor"... Por lo que, yo me encargaré, gatito.-Él siempre había sido desconfiado con lo que le rodeaba, el asegurarse antes de dar el siguiente paso. Era un buen depredador de los negocios. Y no por nada estaba dónde estaba.

1 de Septiembre, noche

Me sonrío porque un restaurante japonés es perfecto para mí. No por nada, sino porque soy un poco aficionado a la cultura japonesa y conozco algunas expresiones y palabras.

Me parece perfecto. Yo siempre he preferido comer en restaurantes pequeños pues me parece que en ellos van a servir siempre mejor comida. Porque sino un restaurante pequeño en un sitio como la Quinta Avenida, Manhattan y sitios así de lo comerían con patatas.

La sigo hasta el sitio de comida y sonrío ampliamente porque me recuerda todo lo que he visto sobre puestos de comida en el propio Japón. Me quedo pensando un poco mirando la carta pero finalmente me decido.

Ippai no rāmen to o hashi o kudasai* digo intentando expresarme de forma correcta, pues más que nada son las típicas expresiones que te aprendes pero en realidad apenas conozco japonés. Que como luego me quiera hablar en japonés me voy a quedar igual.

2 de septiembre, noche

Cuando se quita el sujetador mis ojos parecen echar fuego observando sus pechos, con los pezones completamente duritos. Sin embargo al mismo tiempo puedo percibir la humedad en su sexo, demostrándome que ella me desea al menos tanto como yo a ella.

Entonces llega su petición pero no estoy en una situación como para razonar plenamente. En la situación en la que estoy me parece encantador que esté dispuesta a correr el riesgo por estar conmigo. Porque lo que propone no es 100% seguro, y aunque sé que si sucediera yo estaría con ella en todo momento, al final es ella la que se llevaría el marrón.

Pero con la excitación de poder tener por fin bajo mis alas a la mujer que llevo deseando y queriendo casi toda mi vida, y además tan hermosa, simplemente es imposible rechazar cualquier cosa que pida. Así pues le doy un beso que hago descender hasta uno de sus senos mientras la mano que estaba dentro del tanga se mueve para quitárselo.

Solo entonces detendré mi beso para quitarme, con más prisa de la que quiero reconocer, el pantalón y el calzoncillo quedando completamente desnudo.

Vuelvo a posicionarme entre sus patas mientras sostengo mi peso con mis alas. Entonces, sujetándome solo con una, llevo a otra a guiar mi pene a su estrecho agujero, poniendo la punta justo en la entrada. Y entonces, mirándola fijamente a los ojos o compartiendo un beso si lo prefiere, la empiezo a penetrar lentamente disfrutando de todo el recorrido hasta llegar a la misma base. Un gemido sale de mi pico en todo el proceso, hasta que siento nuestros pubis golpear.

Cuando habla Peregrine, tanto Kenshi como yo miramos impresionados a Peregrine cuando pide el bol de ramen en japonés. 

- Hai, imasugu - dice Kenshi mientras empieza a cocinar lo nuestro, llenando el puesto de nubes de vapor que olían benditamente bien. Es entonces cuando se sienta y me acerco a él, con una mirada que echa chiribitas.

- Nihongo wa doko de benkyō sa reta nodesu ka?! - le pregunto en japonés. Bueno, en mi japonés que básicamente era el de nivel de los niños pequeños - Espero haberlo dicho bien. ¡Sensei! Yoku itta? - digo, mirando a Kenshi. Este, mientras cocina se lleva una mano a la barbilla.

- Anata wa renshū fusokudesu.

- ¡AGH, lo sabía! - grito mientras me llevo las manos a la cabeza. Aún así, y con toda la desesperación del mundo, sonrío. Luego me giro hacia Peregrine - No, en serio ¿Dónde estudiaste japonés? Tu pronunciación es casi perfecta. No como la mía que parezco un pato mareado - tras esta frase, Kenshi nos sirve nuestros pedidos.

- Un boru de ramen y un boru de fideos udon con caldo de pescado y extra de naruto.

- Arigatou! Itadakimasu! - parto los palillos y empiezo a comerme los gruesos fideos udon, poco a poco, para no mancharme la camisa.

- Ummm oishii!!!

2 septiembre, noche

Un largo gemido sale de la garganta de Stephy. Lo estaba disfrutando como agua de mayo. Salvo que no era agua. Coloca entonces sus patas, agarrando las tuyas con suavidad y comienza a moverse, despacio. 

- Ooooh sí, dame más. Hasta el fondo - logra decir entre gemidos de placer mientras se agarra de las sábanas con las manos. Notas que cada vez está más apretada, pero su humedad te facilita la tarea de sacar y meter tu herramienta. Sientes como se te moja la entrepierna. Produce mucho líquido sin duda alguna. Y eso es estímulo suficiente como para excitar a un macho. 

Las reacciones de la coneja, o más bien la falta de ellas, captaba el interés de Pietro. ¿Qué le había pasado a aquella orejuda de la universidad? ¿Y a la de aquella misma mañana? Su sonrisa se ampliaba conforme ella hablaba, como si hubiese olvidado por un segundo su lugar en la cadena alimenticia. Tuvo que contenerse de no soltar una sonora unidad de carcajada.

Claro, ayuda -el tono dejaba bastante claro que no era así, al menos no exactamente, sin embargo se enfocó en algo constructivo-. Pasaré por alto todas las veces que me has llamado gatito, conejita...

Entonces se echó hacia delante, entrelazando ambas manos, con un gesto que prácticamente pretendía aumentar su corpulencia, pero al contrario, su voz se suavizó hasta casi desaparecer.

Y hablando del postre...

Fueron las últimas palabras mientras todo cuanto les rodeaba se fundía en un negro azabache.

1 de septiembre, noche

Cuando empiezan a hablar en japonés no puedo evitar terminar soltando una risa, aunque aún así estoy un poco sonrojado. No es que sepa hablar japonés. Siempre me ha gustado la cultura japonesa y he aprendido a decir algunas palabras y frases por si alguna vez llego a ir, y para tener una base si alguna vez me decido a estudiarlo. Cosa de lo que he ido descubriendo por internet. Pero en realidad no me he enterado de nada de lo que habéis dicho ahora.

Cuando nos trae los platos hago una breve reverencia hacia el cocinero y respondo de forma parecida a la nutria. Arigatou! Itadakimasu!

Sin embargo mi habilidad con los palillos es bastante considerable, cogiéndolos en la posición perfecta para ir comiendo un poco de ramen antes de beber un poco de caldo y así ir alternando hasta que el plato se termine.

Realmente coincido con Sheila. Ahora comprendo porque sigue existiendo un puesto como este y lo que me decías sobre la buena comida de aquí.

2 de septiembre, noche

No me hacían falta las indicaciones de Stephy para empezar a moverme yo también penetrándola de manera rítmica hasta el fondo. De todos modos empiezo con un ritmo más bien suave, deseando prolongar esto todo lo que pueda. Porque, aunque me parece que va a ser el primer encuentro de muchos, quiero que sea un encuentro que se grabe a fuego en mi mente.

La humedad que proviene de su sexo facilita las penetraciones, al mismo tiempo que el su agujero cada vez más estrecho hace que las sensaciones sean mayores. Durante todo el proceso no puedo evitar lanzar algunos suspiros por el placer que consigo, tanto físico como psicológico.

Aumento un poco el ritmo, lo suficiente para que su sexo empiece a generar lascivos sonidos acuosos. Al mismo tiempo me mantengo apoyado sobre los codos de las alas de tal modo que tenga las manos libres para acariciar sus pechos, llegando incluso a pellizcar un poco sus pezones y ver su reacción.

La verdad es que todo mi cuerpo me pide ponerme intenso, darle realmente duro, pero sé que si lo hago no tardaré en venirme y sigo queriendo disfrutar de ella todo lo que pueda.

1 septiembre, noche

Escucho lo que me tiene que decir mientras me empiezo a comer mi ración de udon. Me sorprende lo fácil que maneja los palillos. Entonces dice lo de que aprendió algunas palabras por sí alguna vez llega a ir. Los ojos me echan chiribitas. 

- ¡Mi sueño ahora es ir a Japón! A ver... Con el dinero que tengo ahora no me lo puedo permitir. Pero cuando tenga dinero suficiente quiero ir y visitar cada una de las islas - dejo de comer momentáneamente y balanceo las piernas - Quiero ver Japón en todos sus aspectos: el natural, el civil, el místico... 

Termino de comerme tanto el udon como el naruto y comienzo a sorber poco a poco el caldo hasta vaciar el vol - Arigatou, sensei! 

- Douitashimashite - responde amablemente Kenshi mientras sigue cortando verdura. 

- ¡Sí! Estos pequeños negocios son la esencia misma de Japón - le observo y le lanzo una media sonrisa - ¿Te hace un chupito de sake tibio? ¿O has venido en coche? 

1 de septiembre, noche

El problema es que lo de Japón cada vez se ve más lejano. Ya sabes cómo es la vida, de joven tenemos muchos deseos de hacer cosas pero no tenemos dinero para hacerlas, y cuando empezamos a tener el dinero también empezamos con los hijos, familia, hipotecas, todo tipo de gastos que nuevamente alejan la posibilidad. En definitiva, yo no tengo esperanza ya de poder ir. A menos que convenza a mi futura mujer de ir de viaje de novios añado con una risa.

Yo también me termino mi plato sorbiendo la última porción de caldo justo tras haber comido la última porción de ramen. Entonces escucho su propuesta y me quedo pensando. Realmente sí he venido en coche, pero supongo que puedo dejarlo aquí y volver en metro y ya recogerlo mañana. Porque negarme a probar sake en un puesto tan parecido a lo que imagino en Japón sería un crimen. Pero nos pone dos chupitos de sake, y si quiere vaya preparando la cuenta y voy pagando.

Andaba un poco dispersa,pensando cosas tanto de si me llegaban a contratar como de otros lugares donde podía enviar el currículum vitae. Y a la vez estaba allí con ¿Mis futuros compañeros? Igual era un buen momento para relajarse y olvidarse un poco de todas las tareas que tenía pendientes - Me sumo a vosotros, un café me viene genial.

El local no lo conocía pero estaba bien, daba una sensación tanto de albergar mucho espacio, a la vez que también pero también generaba confort.

Savannah tenía predilección por una mesa en cuestión, no objeté en su contra. Era la primera vez que venía a esa cafetería por lo que todo constituía una novedad.

Sí que me fijé tanto en la decoración como en las cartas visuales que contenían postres y tartas. Aunque allí habíamos entrado por un café, los olores que cubrian aquella estancia,  invitaban a tomarse un aperitivo.

- ¿Qué os apetece tomar?

Cuando juegas con sus pechos no haces más que aumentar las sensaciones que recibe Stephy. Gime de placer, cada vez más fuerte.

- Sa-sabía que hacías bien el amor... - otro gemido - Lo sabía - tras estas palabras, se abraza a ti. Sientes sus preciosos pechos como se aplastan contra tu pecho. Sientes sus pezones, duros como piedras. Notas su aliento en el lateral de tu cara, cálido como su sexo húmedo. Húmedo por tus movimientos y por el líquido que sale de tu falo. No es semen por suerte.

- Te... te adoro - la escuchas susurrar en tu oído tras lo cual, te besa el cuello y los hombros con pasión. Sientes cómo aprieta las piernas. Estaba cerca.

- ¡Genial, síganme! - os dice el conejo. Os guía al interior y os sorprende el parecido con el bar de la serie Friends, el Central Perk.

Cada detalle os recuerda a escenas míticas de la serie. Os sorprende ver a esta hora el sofá libre. Cuando miráis al sofá, el coneja sonríe y os guía hasta él.

- Siéntanse como en su casa. Por cierto me llamo Brian Reyes, seré su camarero - os dice, presentándose con una sonrisa y haciendo un gesto teatral sobre el sofá. Tras esto, saca una especie de teléfono para tomar la comanda electrónicamente - ¿Qué van a pedir de beber? ¿Quieren algo de comer también?

Finalmente somos cuatro para tomar algo. El camarero nos lleva al interior de la cafetería y por un momento pensé que estaba en el plato de televisión. El local era cien por cien igualito al famoso café de la serie Friends. Era realmente asombroso el parecido. 

El conejo nos lleva al sofá. Por un momento dudé de si sentarme o no, ya que me imaginé que en cualquier momento entrarían los actores para rodar una escena y nos echarían del sofá. Pero claro, era solo un poco de alocada imaginación. Me siento con las otras chicas al final.

El camarero se presentó como Brian. -Un placer conocerle, Brian-digo con una sonrisa al conejo. -Yo tomaré un café solo, por favor-le contesto al camarero cuando nos empieza a tomar nota. 

2 de septiembre, noche

Puedo sentir claramente como Stephy está cerca de alcanzar su orgasmo. A mí tampoco me falta mucho, pero creo que puedo aguantar hasta que ella se corra aunque no mucho más.

Por lo tanto decido cambiar el ritmo por uno más frenético moviendo mis caderas a la máxima velocidad que puedo. Stephy se abraza a mí y ya me es casi imposible sostenerme sobre mis alas, así que dejo que parte de mi peso quede sobre ella bajando un poco las alas.

Y yo te amo le respondo apretando el pico para no lanzarme hasta mi orgasmo. Tengo que poder aguantar. Seguiré con ese ritmo frenético hasta que sienta que estalla su placer, momento en el que la sacaré para llevarla a su pico mientras utilizo los dedos de mi ala derecha para frotar su clítoris y alargar su orgasmo todo lo que pueda.

No tardaré yo tampoco demasiado en correrme, cosa de un par de meneos con mi mano y quizá un par de lamidas suyas. Mi semen saldrá con fuerza, así que puede que no se le quede en el pico y acabe salpicando su cara, cosa que por lo menos a mí tampoco me importaría.

Me quedo fascinada por el interior. Era idéntico al Central Perk. ¡Ay que emoción! Empiezo a tararear I'll be there for you mientras camino hacia el sofá y me siento en un extremo, guiada por el recién presentado Brian. Luego, busco a la coneja con la mirada y una sonrisa. 

- ¡Sav! ¡Ven, siéntate en medio, dónde Rachel! ¡Aaaah qué emoción! - al preguntarnos por las bebidas, espero a que apunte lo de Calvin y después pido yo - Yo un capuchino con un pretzel, gracias. 

Me pregunto dónde se sentará nuestra Rachel. 

De todos nosotros la más similar a Rachel de la serie era... Bueno, Rachel. O eso creía a primera vista, no estaba muy segura. A lo mejor era muy distinta a ella. Pero, a pesar de eso, no puedo evitar lanzarle una sonrisa. Es entonces cuando decido romper el hielo. 

- Y decidme, ahora que nos estamos conociendo. ¿De dónde sois cada uno? Yo soy de Lansing, Míchigan. 

2 de septiembre, noche

Al aumentar la velocidad, haces que Stephy se abrace a ti mucho más fuerte. El agarre de sus piernas es más intenso y suelta un profundo gemido. 

- ¡Oh sí sí sí me corro, me corro! - sientes como su sexo estalla. Sus jugos intentan salir de su sexo, disparados como una fuente. Cuando sacas el pene, ella lo agarra y se lo lleva al pico, haciendo movimientos de "atrás alante". Su lengua juega con tu miembro, y este frena sus gemidos mientras le frotas el clítoris. Puedes sentir como aún sale líquido tibio. Y, cuando crees que vas a alcanzar el orgasmo, ella se lo saca del pico y te masturba, con el pico abierto y la lengua fuera, como presentando un sacrificio a un "dios". Te corres en su boca y en parte de su cara. Una vez tu herramienta deja de bombear, ella se traga todo el material de su boca y te da una última lamida por la parte inferior. Las manchas de su cara no parecen importanle para nada. Se echa sobre su cama, húmeda tanto por vuestros jugos de amor. 

- Ha sido... Genial - te dice mientras te besa tu verga, aún erecta - Sabía que follarías genial. Algo me lo decía. Bueno... Haber compartido toda tu vida me llevaba por buen camino. 

La cafetería estaba sensacional, miré hacia un lado y al otro - wooww, ésto es impresionante. Está decorada con mucho estilo. Me encanta - tenía un sillón espectacular, pero de esos que mola más verlos que sentarse en ellos. Igual sentarse también, pero no era plan de coparlo, ya estaba viendo que íbamos todos directos a él - no vamos a entrar todos ahí, así que voy con esa... butaca - dudé por un momento en sentarme en una silla, pero la curiosidad me mataba, había una pequeña butaca a juego con el sillón y me decidí por ella, sin ninguna duda. Luego la acerqué sin marcar el suelo, pesaba un poco pero tampoco era una tonelada - bueno, ya estamos aquí. Estoy segura de que ésta no será la primera y última vez que vengamos - había como una especie de energía que me decía que íbamos a venir aquí a tomarnos algo cada día que trabajásemos enfrente.

Brian, el camarero, nos preguntó por lo que íbamos a tomar, no estaba con mucho apetito, así que, obvié los sólidos - casi que te voy a pedir un batido, soy una enamorada de los batidos naturales, si tenéis de fresa adelante - ya me había tomado un café en la sala de la oficina, y no tenía mucha gana de repetir - con dos pajitas si puede ser, por si alguien quiere probarlo.

Sheila se estaba soltando, la había visto un tanto parca dentro, pero igual habían sido los nervios. 

- Uhm, eres del norte... Michigan. Yo del centro, Kansas city - ahora me había entrado curiosidad por saber de dónde eran los demás.

2 de septiembre, noche

Disfruta tanto de provocarle un orgasmo a mi pareja como luego de que ella me lo provoque a mí. Mi ala queda salpicada de sus jugos pero al mismo tiempo eso me demuestra que no está actuando. Cosa que imaginaba pero siempre queda un poso de duda.

Luego es ella la que se ocupa de hacerme llegar, utilizando primero su pico y luego, cuando más tenso tengo el cuerpo, la mano haciendo que salpique no solo su boca sino también parte de su cara. Te ves preciosa así le digo mordiéndome el labio cuando puedo recuperarme un poco tumbándome luego a su lado.

Yo también sabía que tú follarías como una diosa. Y no me has decepcionado. Eres simplemente perfecta le digo buscando su cabeza para que se apoye contra mi pecho.

Pero dime, ¿con este rato has tenido suficiente? le digo con malicia mirando luego mi verga que se ha quedado a media asta, pero seguro que a ella no le cuesta hacer que se empine totalmente.

Lunes 5, 00:00 de la noche

A las doce de la noche, comienzas a prepararte para tu sesión de running diaria: la ropa, la botella, el cuenta pasos/ritmo cardiaco... Es entonces cuando recibes el esperado WhatsApp de Abi, tu amiga loba:

Ey, qué tal? Estoy en esta dirección: (dirección esquina noreste de Central Park). No me hagas esperar o me voy sin ti.

Abi siempre tan bestia como siempre. Pero sabías que en el fondo era un cachito de pan que solo quería amor. Amor que le daba su pareja Mary. También la conocías. Era la más femenina de las dos. También era algo rebelde, pero su trabajo de economista le impide correrse las juergas que se corrían en la universidad. Y sin embargo, sacaron unas notas altísimas.