Partida Rol por web

Ella sabía que si, que sus padres la amaban, incluso la atolondrada bastarda la amaba pero había un amor que no podía tener y por esa razón se marchaba. No tenía que ver con Dorne o los venenos sino con la distancia que eso significaba y la única manera de olvidar según la pelirroja.

-Creedme que lo sé, Álvar y no te lo negaré...

Más que conmovida, la muchacha parecía resignada.

-No veremos a mi padre así, ni vos, ni yo...

Porque ella esperaba estar lo suficientemente lejos para cuando su padre se diera cuenta. Entonces sonrió escuchandolo tan apasionado por todo aquello. A Constance le gustaba la gente así y prefería pensar en ello que en Daeron.

-He conocido ya algunos bardos, la.primera noche y fue muy divertido. También conocí a una cortesana...

Dejó que él sopesara sus palabras y luego volvió un poco atrás en la charla.

-Qué me enseñarías, Álvar?

La mire algo sorprendido y extrañada. Su tono... no era el adecuado. Algo raro pasaba por la mente de la joven Nightwing, y fuere lo que fuere, no era nada bueno. "La resignación es el peor compañero cuando se esta solo." La mujer necesitaba desahogarse o iba a cometer una imprudencia; eso seguro.

-Puedo enseñarle muchas cosas milady. Soy un experto en el arte del engaño, la distracción y el sigilo. Herramientas poderosas para quien busca alejarse en soledad y permanecer asi... ¿Es eso lo que busca lady Constance?-

Ella se sorprendió un poco por lo que él le proponía: ella era demasiado transparente, él era muy bueno en lo que hacía o una mezcla de ambos. La muchacha sonrió y se acercó como para confiarle algo.

-Imagina, Álvar... La vida se empeña en mostrarme que mi lugar está siempre donde haya gente para atenderme o cuidarme... Vos mismo, estáis dispuesto a cumplir alguna de mis peticiones sólo por ser quién soy.

La pelirroja se acercó más a él dejándole sentir mas su aroma y provocando que sus cabellos rojos rozaran su hombro.

-Si yo fuese cualquier sirvienta o doncella, vos no estaríais dispuesto a darme nada pero si mi deseo fuera el mismo siendo nadie, sería mucho mas sencillo.

Se alejó lentamente un poco de él para mirarle a los ojos.

-Os diré un secreto... Quizá consiga un poco de esa soledad pronto.

Le guiñó un ojo con coquetería.

-¿Es que acaso eso es tan malo? ¿Acaso deberíamos destruir el modo de vida entre nobles y vasallos y terminar con las diferencias?- Negué categóricamente, era lo imposible y algo así dejaría más sangre que justicia. -Milady, a mi tampoco me agrada recibir ordenes incuestionables o recibir latigazos, pero ese es el mundo en que vivimos. Si quiere hacer algo, use sus posibilidades y ponga su granito de arena, no corra.- Cerré la boca, estaba hablando demasiado y esto se me estaba yendo de las manos obviamente. La joven no necesitaba estas palabras ni sermones, necesitaba consuelo y esperanza. Pense rápidamente que decir... que decir... Nada venía a mi mente.

Gracias a los dioses no quedamos en silencio, porque ella soltó una confesión enorme. "¡Va a huir! Por los dioses no pensé que fuera capaz de hacerlo." Cuando los Nightwing se dieran cuenta de la ausencia de Constance todo se pondría patas arriba. -Por favor milady, espero reconsidere esas palabras. Por experiencia propia le digo, huir nunca es la respuesta correcta.-

Ella lo miró, sin duda era un hombre inteligente y por eso había llegado hasta ahí pero no podia asegurar que eso que el le decía, no estuviera bien y sin embargo, en ese caso sólo estaba hablando de ella.

-No lo sé pero yo no seria buena decidiendo el futuro de los demás pero creo que el mío si.

Ella lo escuchaba pacientemente y se rió sin disimulo.

-Álvar, no eres mi padre... No Correré pero a mi manera pondré ese granito se arena del que me hablas. Vamos, pierde un poco de esa seriedad que tienes...

Al parecer la joven no estaba dispuesta a amargarse mas pero entonces lo volvió a mirar fijamente con seridad.

-No te he dicho que huiría. Mirame a los ojos y dime que lo impedirías si te confesara ahora mismo que huiré...

Ah, otro aprieto. Esa pregunta; ¿debería responderle sinceramente o soltarle un pequeño engaño? ¿Qué es lo que quería que respondiera lady Nightwing?

-Pues en el hipotético caso de que usted decidiera huir, supongo que debería al menos tratar de disuadirla. Supongo que dependería también de sus razones para tomar tal medida.- Me quede meditando unos segundos, algo me incomodaba. -De todas maneras no iría muy lejos milady... si me encargaran encontrarle no tendría oportunidad; nadie escapa de mi.- Dije soltando una sonrisa divertida. A ver si lograba sacar un poco la seriedad del tono tal cual queria ella.

Constance lo miró fijamente, se preguntaba si sería verdad que contra él no tendría oportunidad de escapar.

-Eso habría que verlo, tendrías que probármelo y si no, tendrías que pagar por ello pero yo no soy de golpes y latigazos, no soy mi padre.

Ella se acomodó de nuevo con un poco de dolor pero sin dejar de sonreír.

-Álvar, Álvar, debo reconocer que estoy tentada de ponerte a prueba pero no sé si te resultaría tan divertido.

Había dejado todo protocolo de lado y le hablaba como si fuera un igual.

-No tiente al destino milady; yo soy como el gatosombra, que acecha su presa desde la oscuridad y para cuando esta se da cuenta es demasiado tarde.- Dije con una gran sonrisa. En la realidad era exactamente asi, pero muchas veces el asunto terminaba igual de sangriento. Ella no tenía por que saberlo.

La vi acomodarse en su silla y me pregunte un segundo por su pierna. Pero si ella hubiera querido hablar del accidente y la muerte de su caballo, lo hubiera hecho. -¿Su pierna la molestara mucho tiempo?¿Que le ha dicho el buen Teo al respecto?-

Constance lo miró y sonrió.

-Qué sería de esta vida si no tentamos al destino, Álvar? Seria una vida muy aburrida y estoy segura que lo sabes aún mejor que yo. Al final si que puede resultar divertido.

La joven pelirroja bajó la vista unos instantes.

-El maestre dice que estaré bien pronto* y que no debería quejarme tanto pero te juro que duele. Tuve suerte, Arok pudo caerme encima por completo y no sólo sobre mi pierna, entonces tú y yo no estaríamos aquí.

Se preguntó si él no sabría lo que le había sucedido, quizá su padre se había ocupado de sus amigos y enemigos pero no le había encargad a Álvar que cuidara o estuviera al tanto de lo que sucedía a sus hijos.

-Lo más triste de esto, es la razón estúpida por la cual murió mi yegua... Porque alguien consideró que yo, necesitaba una lección pero no te voy a aburrir con eso. ¿Me ayudaríais a volver a mis aposentos? Seguro que Daeron está loco buscándome.

¿Habían matado a su yegua para darle una lección?¿Y con ella montada?.... "¿Pero que demonios?" Mi cara demostraba de sobra sorpresa y eso no era común. ¿Quién podía ser tan idiota para atacar a un Nightwing y pensar que saldría indemne?

-Con lo del destino puede estar en lo cierto milady, y le aseguro que el destino la mando a encontrarme hoy. Dígame si sabe quien la ataco... me encargare de que el mensaje le sea devuelto.- Me sorprendía que Lord Owen no estuviera despotricando y destruyendo cráneos por ahi. Si fuera mi hija es lo menos que haría.

Me acerque para ofrecerle uno de mis brazos, para que ella usara como mejor pudiese, facilitando su trayecto hacia la recamara. La chica me había caído simpática y se había ganado mi interés y mis favores, al menos de momento.

Ella se colgó de su brazo y comenzó a caminar cojeando visiblemente pero sin quejarse de dolor.

-Realmente harías eso por mí? No estoy segura de poder contarte un secreto sin que reacciones a él. Creo que esa persona no puede ser castigada y mi padre no debe saber nunca quién fue porque... Esa persona me ama y yo siento lo mismo, sólo tuvo un arrebato.

Si Álvar conseguía convencerla de confiar en él del todo, Constance se lo diría pero si no, muy difícilmente fuese a decir mas que eso, mas que nada por el bien de su hermana. Tardaron más de lo imaginado en llegar a sus aposentos, así que ese tiempo podría usarlo el espía para enterarse qué había sucedido con ella o quizás algo más.

-Milady- La mire directo a los ojos, con furia y decisión. -En mi vida he escuchado, visto, investigado y hecho cosas terribles; más allá del perdón de cualquier Dios. Los secretos de las personas son cosas terribles y el hombre es capaz de muchas cosas horribles; sobre todo por amor. Le digo esto, porque si este hombre la ama y es capaz de hacer cosas como estas, es uno de estos hombres peligrosos.- La tome del brazo con firmeza, pero lejos de hacerle daño. -Se lo digo porque esas personas son capaces de cosas mucho peores, créame porque lo he visto. Son capaces de lastimar a cualquiera, incluso a sus seres queridos.-

La solté y me aleje medio paso para darle espacio. Tal vez la estaba presionando demasiado y le exigía demasiado... tal vez ella también amaba al tipo en serio. Tenía que tomar otro enfoque. -Tal vez fui demasiado vehemente. Si lo prefiere solo dígame quien fue y yo solo lo vigilare por lo que queda del torneo, solo para asegurarme de que no vuelve a lastimarla. Sin hacerle daño al sujeto.- Sonreí lo más francamente que pudo. Me causaba dolor el solo ver su pierna.

Constance miró cómo la sujetaba. Era posible que ella fuera una niña pero entendía de amores y desamores, de pasión y de muchas otras cosas. Iba a quitar la mano de Álvar de su brazo pero él se retiró justo a tiempo, ella lo miraba sorprendida y divertida al mismo tiempo. Apoyó la pierna entablillada tan bien por Teo y negó con la cabeza.

-Álvar, si tuvieras una hija la compadecería sinceramente. No estoy hablando de un hombre... Vamos a hacer una cosa.

Ella lo tomó del brazo y empujó la puerta de la alcoba con suavidad. Lo invitó a pasar.

-Prometes no decir ni una sola palabra de lo que voy a decirte? La vida de mi hermana correría peligro si lo haces.

Se paró en la puerta sin cerrarla hasta que él le jurase y prometiera por todos los dioses que no revelaría aquel secreto que sólo Ragnar y ella sabían. Bueno y Daeron.

Casi logra que me sonrojase. Idiota asumiendo mucho y pensando poco; esa era mi descripción. ¡Por supuesto que no hacía falta que fuera un hombre! Pero la alternativa tampoco me estaba gustando. Su hermana, si había sido ella, tenía un futuro complicado si esto salía a la luz.

-Milady, los secretos son mi negocio y se guardarlos muy bien cuando es necesario.- Le sonreí algo incomodo aún por el malentendido anterior. -Ah y.... le pido disculpas por lo anterior. Supuse demasiado y.... bueno le ruego me disculpe lady Constance.-

Constance casi se sintió conmovida por verlo pidiendo disculpas. Cerró entonces la puerta tras ella y tomó ambas manos del hombre sentándose en un sillón que estaba cerca de la ventana y haciendo que él se acercara a ella; lo miró fijamente a los ojos.

-Fui de paseo con Mérida y Daeron... Terminé el paseo maldiciendo que mi padre hubiera puesto a Daeron para cuidarme y mi hermana creyó que merecía una lección acerca de cómo no podría defenderme sola. Lo que mi hermana no sabe es que yo nunca me pondría en peligro porque si. Bueno...

Los ojos de la pelirroja se llenaron de lágrimas pero no dejó de mirarle.

-Quería asustar a Arok, mi yegua pero la hirió de muerte y ella cayó sobre mí o mejor dicho sobre mi pierna. Si Arok hubiera caído sobre mí, posiblemente estaría muerta. Fue una locura de su parte, no quería hacerme daño y he mentido a todo el mundo para que mi padre no le haga algo horrible... No puedes traicionarme, Álvar, nadie mas debe saberlo.

Escuche tranquilamente su breve historia tras que me dejara pasar. Era realmente algo muy tonto y que había causado muchos problemas. Una situación simple que había terminado casi fatalmente; Constance había tenido suerte, tal y como ella dijo, suerte de estar viva porque si su delicado cuerpo hubiera sido aplastado por un caballo agonizante, hubiera sido el fin.

-Milady, dudo que su padre le fuera a hacer algo "horrible" Merida. Que la reprendería de una manera muy fuerte, y a mi juzgar muy adecuada para su comportamiento, es verdad pero vuestra media hermana debería afrontar las consecuencias de sus actos.- Como es que la bastarda podía ser tan tonta; ¿y donde estaba Ser Daeron cuando se lo necesitaba? Supuestamente estaba con ellas en el paseo; como es que no había detenido todo antes de comenzar... -¿Donde estaba Ser Daeron a todo esto?-

Constance lo mirò, parecìa que èl iba a cumplir con su palabra y eso tranquilizò a la joven un poco màs. Sintiò que podìa confiarle todo.

-Daeron ha sido casi obligado por mì a callar. Hemos dicho que, bueno, he dicho que el caballo tuvo un accidente, que una vìbora lo asustò. Lo cierto es que los tres estàbamos volviendo, con Arok tomè la delantera, Mèrida venìa detràs de mì y Daeron màs atràs aùn... No habìa posibilidad de que èl pudiera siquiera pensar què estaba pasando por la cabeza de mi hermana. No quisiera que Mèrida tuviera una dura reprimenda por esto y aunque te lo confieso, la perdida de Arok ha sido muy dura para mì, no soportarìa que a ella le pasara nada...

La joven soltò suavemente las manos del espìa.

-Ahora lo sabes todo... ¿Serìa demasiado pedirte que la vigiles? Temo que se haga daño con sus testarudez.

Lo escuche todo ya sin sorpresa ni nada parecido en mi cara; simplemente escuche cada detalle con cuidado. Una vez soltó mis manos, me rasque la nuca en un gesto extraño, algo incómodo. Ya tenía esa orden asi que no importaba quedar bien con la jovencita. -Si lo desea milady, procurare desde las sombras guiar por buenos camino a vuestra media hermana.- "Pero si Owen se entera, la que le espera a la pobre niña."

-Pero por ahora- dije tomando un tono más calmado -es mejor que la deje para que descanse hasta el comienzo del torneo. Es lo mejor para usted y su pierna.- Hice un gesto para que no se moviera de donde estaba, no hacía falta que me acompañara hasta la puerta.

Ya con la mano en el picaporte me gire. -Esta de más avisarle Lady Constance, que lo que sea que necesite, solo debe pedirlo.-