Partida Rol por web

Sonriendo ante el último comentario se acerca al chico para susurrar algunas palabras mientras se encuentran rodeados de ovejas, allí de pie sobre el humvee. Tras decir aquellas palabras, regresa a la conversación general tomando nota de como Akari la ignora y habla cuando le conviene.

Sin dudas espera que a la hora de precisar ayuda, se vaya con el otro médico, ya que hará lo mismo con tal de que aprenda lo que es convivir con sus compañeros en una misión. Al parecer esta chica, carece de la experiencia o el hecho de saber que un grupo es como una manada, donde cada uno se respeta como tal, no se lo ignora. 

No obstante, como quiere cambiar la sintonía en su mente para no detenerse en ello, sigue conversando con Ryuuji. 

- Nos encontramos con una criatura que al parecer tiene poderes psíquicos, sólo que Akari se asustó y alarmó a todos de forma innecesaria, imposibilitando cumplir la misión como se debe. Al margen de ello, pude ver a través de la mira de mi rifle, la apariencia de la misma y descubrí que se comunica a nivel mental siendo un punto de interés el investigarla. -  comenta sin dejar de observar el entorno. - Aún así demostró cierta hostilidad, es razonable, considerando que somos los intrusos. 

Luego de comentar aquello, aguarda paciente la situación en general, esperando que el pastor diga algo o el grupo. 

- Cuando terminemos la misión la preferiré aún más. - responde entre susurros al comentario de la compañía. Alegando que al finalizar la jornada, podrían pasar el rato conociéndose. 

- Eso me gustaría. - Le respondió a Yoko, con cierto tono divertido, para luego dedicarle una sonrisa a la misma, complacido por sus palabras. La médica era de su agrado, por lo que no era una mala idea. Sólo esperaba que todo saliera bien durante la misión, aún tenían que contactar con los nativos y continuar la exploración del territorio.

Por suerte, hasta ese momento, todo había salido bien, exceptuando por aquel raro caso de encontrarse rodeados por aquellas "ovejas" y la visita de ese pastor que continuaba con su trabajo, con quien Kin parecía desear dialogar para que les guiara a su hogar. Una misión sin duda complicada al no tener idea del lenguaje que el aldeano hablaba.

- Contactar con los nativos no sería una mala idea, para que nuestros superiores puedan establecer relaciones diplomáticas con estos. - Le explicó Ryuuji a Mashira, el cual no parecía tan en contra de la idea propuesta. El resto tampoco parecían en contra por lo que no había mucho que perder. El único problema era el idioma que estos hablaban, tendrían que ver de hacer algo al respecto, de lo contrario se les haría difícil entablar una conversación adecuada con los habitantes de ese mundo.

- Creo que el área designada es más bien un límite de exploración, lo que importa es todo lo que encontremos en ese recorrido, por lo que encontrar un posible asentamiento es algo que debería de tener un poco de prioridad, soldado. - Después de todo, les había sido explicado que debían tomar nota de todo lo que vieran durante aquel recorrido, y sí el aldeano provenía de una aldea o algún pueblo pequeño, no sería una mala idea intentar contactar con estos. Al menos el hombre no había resultado ser hostil, por lo que había posibilidad de establecer una buena relación con otros nativos sí tenían el apoyo del pastor.

- Concuerdo. Deberíamos haber traído algo para capturar todo en imagen. - Asintió a las palabras de Joaquín, que parecía bastante emocionado ante todo lo que estaban viendo en ese momento. Natural, teniendo en cuenta que era un mundo desconocido por completo. ¿Quién sabe con que podrían encontrarse? Las "ovejas" voladoras ya eran un buen ejemplo de ello. Ryuuji, en cambio, estaba más interesado en poder combatir contra otros soldados y participar de una batalla gloriosa. Sin embargo, no podía negar que había cosas interesantes, en especial esa criatura que se comunicaba de manera telepática, como le había dicho Yoko.

- Interesante. Una pena que no nos quiera cerca. No sería bueno provocar a la criatura por accidente. Lo que me sorprende es que pueda comunicarse por vía mental... eso es... fascinante. Deberíamos marcharnos para no molestarle más de lo necesario. Iniciar un conflicto no es parte de nuestra misión. - No lo dejaremos pasar en el reporte de la misión. No sólo era fascinante, sino también un tanto aterrador, teniendo en cuenta que significaba que podía meterse en la mente de otros. ¿Qué sucedería sí también podía controlarlos o hacer algo peor en sus cabezas? Había sido bueno que no se metieran en problemas con lo que fuera que habían visto en el lago.

Aun para los que mejor os habíais acostumbrado a lo poco que os habían enseñado sobre el idioma local, comunicarse con el anciano resultaba de lo más difícil. No sabíais si os estaba tomando el pelo, siempre que le decíais algo asentía un par de veces y luego se reía un poco y volvía a hablar en idioma desconocido. Eso sí, sin dejar nunca de esquilar a aquellos animales.

La lana de aquellas ovejas tendría que ser bastante valiosa, pues nada más tocar a aquellos animales notabais como estaban muy calentitos y daban casi ganas de quedarse dormidos en ellos. Se parecía mucho al calor que daba una manta eléctrica, aunque con un tacto muy suave y apetecible.

La velocidad a la que aquel pastor cortaba la lana era bastante impresionante, no tardó mucho tiempo en tener la mayoría de las ovejas esquiladas y la lana lista para transportarla. Se notaba mucho que había dedicado gran parte de su vida a realizar el trabajo ya que también sabía cómo hacer para comprimir la lana de forma que toda cupiese en una gran mochila que traía con él. Solo había tardado media hora en terminar su trabajo y ahora estaba dispuesto a emprender su marcha de nuevo.

Aunque notabais que había pasado tiempo desde que salisteis de base al mirar el reloj os disteis cuenta de que apenas eran las 12, el sol estaba alto, aunque todavía quedan unas horas para que llegase al cenit. 

El tiempo pasó y los que más tiempo habían dedicado al estudio de la lengua extrajera habían conseguido entenderse algo con el señor (Nakahima, Yoko y Joaquin). Parecía que se llamaba Norm y que venía de una aldea en dirección a la que teníais que ir. Al principio os costó mucho entenderle todo fue más ameno cuando vuestro estomago rugió, al igual que el del señor, y decidisteis que era hora de comer.

Norm sacó un gran trozo de queso y algo de pan, acompañado de una bota de lo que supusisteis que era una bebida alcohólica. Tenía un gran almuerzo, tanto que alguno se le quedó mirando con algo de envidia, lo cual el notó y tras una risotada ofreció algo de lo que tenía. A cambio vosotros le ofrecisteis una de vuestras raciones. Para lo que vosotros era solo una simple ración de curry para Norm resultó algo parecido a un manjar, con la primera cucharada que quedó parado y sin decir una palabra, y no fue hasta que comió un par de bocados más hasta que reacciono. En su cara se podía ver que casi no se creía el sabor que estaba probando, le encantó.

Cuando decidisteis poneros en marcha invitasteis también al pastor, habíais conseguido entender que iba a volver de vuelta a su pueblo, y como vuestra misión era de reconocimiento pensasteis que no estaría mal tener un “guía”.

Sus impresiones fueron muy parecidas a las de la comida cuando le dijisteis que subiera al Humvee, se quedó mirando todo el vehículo con admiración y se asustó cuando lo pusisteis en marcha, aunque no tardó mucho en echarse a reír.

Como en el viaje de ida al lago, el camino seguía siendo bastante malo, y a pesar de que los asientos estuviesen un poco acolchados podíais sentir los baches en los huesos. Fue entonces cuando al viejo Norm se le ocurrió la idea de usar algo del pelaje que había esquilado esa mañana para acomodar el asiento. Su cara parecía estar satisfecha con el resultado y al ver que estabais interesados os ofreció un trato que entendisteis gracias a los gestos que hizo. Os daría lana para que cubrieseis todos los asientos a cambio de 3 raciones de comida, trato que aceptasteis, pues llevabais comida de sobra y todo sería mejor si viajabais más a gusto.

Gracias a las indicaciones de Norm no tardasteis mucho en llegar al lugar designado como la zona a explorar. Se trataba de una zona rodeada de montañas en la que había un pequeño pueblo. El pastor se sorprendió mucho por la velocidad a la que llegasteis, seguramente a él le hubiese costado todo el día volver al pueblo, sin embargo, en apenas 2 horas ya habíais llegado.

El pueblo no era muy grande. Las estructuras se habían construido teniendo la plaza del pueblo como centro, adoptando así una forma algo circular, y en el centro de esta había un pozo bastante grande del cual podíais ver a las personas del pueblo recoger agua para las labores del hogar. Por motivos preventivos dejasteis el Humvee en la entrada del pueblo, para no asustar a la gente.

Un hombre algo mayor y grande fue a recibir a Norm en cuanto lo vio, tenía pinta de ser importante, seguramente el jefe del pueblo, el cual se preocupaba por tener unos visitantes tan extraños en su pueblo.

Después de que los compañeros se acabaran de comunicar con el hombre lo invitamos al humvee. Quizás no era muy buena idea enseñarle al nativo que podíamos hacer, pero era la manera mas rápida de llegar al poblado, si la misión era de reconocimiento la idea de Ryuuji era buena. Adentrarnos en un poblado desconocido era una locura, pero sería un éxito para la misión. El hombre a parte de amable tenía un aire de comerciante que invitaba a compartir con él igual que él compartía con nosotros. 

Aún que el forraje que nos hicimos era cómodo y agradable a la par que calentito, no pude evitar sentir molestias esta vez al llegar del viaje. Quizás mi cuerpo no se había acostumbrado aún a la presión, o el camino era demasiado duro. Pero sin duda las vistas eran preciosas. Decidí llevarme el fusil a la espalda, no me fiaba de dejar armas en el coche por si alguien iba a husmear ahí. Al bajar hice un saludo cordial al estilo japones inclinando el cuerpo como muestra de respeto y de intenciones amistosas. - Será mejor que estemos preparados, quizás algo de lo que hagamos se lo toman como un acto hostil.

Akari está entusiasmada de haber encontrado a un aldeano que parece tener tan buen carácter, mejor amigable que traten de atacarte a la primera. Además a cambio de comida les regala unos abrigos que aceptan sin dudar. Akari se siente en la gloria cuando se pone uno, entre el calor y la suavidad no podria pedir nada mejor.

Cuando llegan a la aldea un hombre mayor se acerca a ellos. De momento Akari decide observar y esperar a que hable con el aldeano esperando que hablara bien de ellos.

- Esta gente no parece hostil - responde Akari a Yosuke - Estar alerta es prudente, pero Akari cree que no deberiamos abrir fuego contra esta gente bajo ningún concepto. Akari piensa que esta gente parece pacífica y espera poder ser un punto de partida para la integración con este nuevo mundo.

Dicho eso Akari presta atención a las palabras de los aldeanos, esperando poder aprender o asociar algo según sus gestos o acciones.

Yoko permanece callada tras aquel intercambio con el Pastor, agradeciendo el parte lo acolchado que ha quedado el asiento con la lana, aunque sigue incomodando bastante. Durante el viaje se mantuvo centrada en los alrededores, posiblemente memorizando la ubicación exacta del trayecto por sí algo le sucede al Humvee. 

No obstante resulta ameno y agradable todas las vistas, más aún las montañas que le atraen muchísimo a la rubia. Una vez al bajar, necesitar estirar las piernas y tras escuchar a Akari, suspira con cierto desdén mientras le da una indicación que seguro obviará. 

- Menos consejos más escuchar, ya es hora de que aprendas a comportarte como una más y no una sorda de lo que te conviene. -  no lo dice de mala leche, sino un consejo que quizás agradezca el día de mañana. 

La cuestión es que Yoko muestra una actitud típica de un médico soldado, siempre en pos del grupo y ante el suceso del Lago, cree conveniente darle un freno a la chica que habla en tercera persona. Más que nada para evitar otra acción tonta por parte del resto que tiende a hacerle caso. 

- Lo sigo por detrás, no deseo perder detalle de todo lo que pueda ver. - afirma revisando el perímetro. 

Al ver la acción de Yosuke con respecto a su fusil, decidí hacer lo mismo y me lo colgué a la espalda. A pesar de que era bueno estar siempre en guardia, Norm prácticamente nos había abierto las puertas de su poblado, y no consideraba que presentarnos en él portando armamento avanzado fuera lo más correcto. A cualquier señal o gesto malentendido, los aldeanos podían creer que suponíamos una amenaza y tratar de atacarnos.

No pude evitar que se formara una sonrisa en mis labios ante las palabras de la doctora Yoko hacia Akari. Sabía que la impulsividad de la pequeña rubia oxigenada podía suponer un problema si encontrábamos otra criatura tan extraña como aquel ser del lago, por lo que el comentario de la médico le pareció muy apropiado.

-Akari debería caso del consejo de la doctora -le sugerí, en tono amable, casi fraternal-. Tuvimos mucha suerte de que esa criatura no fuera hostil.

Si bien la soldado de infantería estaría en la veintena, su pequeño tamaño y su infantil aspecto me hacían pensar en ella más como una adolescente que como una adulta.

-Mashira, Matsu, les sigo -decidí, atento a cuanto veía a mi alrededor, y comencé a andar tras el A-T y la doctora, pendiente de cualquier detalle que percibiera a lo largo del perímetro.

Ryuuji se mantuvo atento al volante durante todo el recorrido en el Humvee mientras transportaban al "pastor" de regreso a su asentamiento. Por suerte, gracias a la cooperación del resto que tenían cierta experiencia con lenguas extranjeras, pudieron comunicarse de una forma simple con el aldeano, de modo que éste accediera a guiarles a su hogar, por lo que no dudaron en llevarle con ellos. Principalmente porque su hogar se encontraba en dirección hacia donde originalmente se dirigían.

A pesar de la lana de las criaturas, que sirvió para hacer ameno un poco más los baches, aún así, el viaje resultó ser un tanto agotador para el soldado, quien no veía la hora de parar a descansar, y que tras dos horas de viaje, habían llegado por fin a uno de los objetivos de la misión: un asentamiento de nativos. Esperaba que el "pastor" hablara bien sobre ellos con su gente, teniendo en cuenta que la unidad se había mostrado amistosa con el hombre, por lo que no deberían de haber parecido como invasores violentos. Además, al aldeano le habían encantado las raciones así como el medio de transporte que ellos poseían.

El pueblo era bastante simple, no la gran cosa, aunque aquello era algo que no sorprendía teniendo en cuenta la batalla que habían tenido con algunos de los habitantes de aquel mundo. Estaba claro que, por el momento, habían demostrado no poseer una tecnología demasiado avanzada, por lo que sus hogares tampoco serían la gran cosa. El poblado aquel no hizo más que confirmar lo que Ryuuji pensaba respecto a los nativos. Al menos algunos eran bastante hospitalarios.

- Tranquilo. Por lo que vi del hombre, no parecen demasiado complicados, mientras que nos comportemos con normalidad y no hagamos tonterías, no creo que tengamos problemas. - Aseguró al grandote, mientras se bajaba del vehiculo y lo cerraba para que nadie pudiera acceder a él a robar lo que llevaban dentro. No sé olvido de tomar su equipamiento anterior, ante la duda de que pudiera suceder algo que requiriera de su ametralladora.  Esperaba que Mashira se tranquilizara un poco, aunque eso no quería decir que tenían que bajar la guardia ante otro tipo de problemas. Después de todo, eran extraños y debían cuidarse de aquellos que no recibían bien a los desconocidos. Por suerte, tenían al "pastor" que podría hablar bien sobre ellos.

- No, no parecen hostiles, ni mucho menos vamos a abrir fuego a todo el mundo. Recuerden el protocolo y la misión. Aún así, manténgase alertas. - Aconsejó al resto luego de haber escuchado a Akari, cuya forma de hablar era un tanto extraña. Yoko parecía desear aconsejar a la joven, si bien, por otra parte, Ryuuji no veía aún qué era lo que tenía que aprender de Shimakaze. Probablemente su superior había consumido un poco de alcohol cuando había dicho eso.

- Déjenme ir al frente que para eso tengo la ametralladora, alguien que pueda conversar con éstas personas debería ir cerca. A mí no se me da bien hacer de diplomático. - Expresó en el momento en el que se acercaba para encabezar la unidad, al menos como aquel que no tendría problema en hacer un barrido con su arma de ser realmente necesario, aunque lo dudara.

- Perfecto, me adelanto para acompañar al grandulón. Algún día debería explicarme como son las vistas desde esas alturas. ¿Nos sigues también? No sé te da mal hablar con ellos, algo hemos aprendido. -  comenta a Ryyuji y a Joaquín que pensaba seguir sus pasos. 

Le agrada bromear con el chico alto, quizás por esa actitud que ostenta entre serio y comprometido, despertando en la rubia cierto interés. 

- Aquí tu traductora se presenta, a ver si entiendo algo y guarda con lo que dices. - responde a Teneryuu sonriendo, un poco en broma. 

Ya marchando con total tranquilidad, acomoda un poco la ropa y agradece a través de un gesto el apoyo de Joaquín con respecto al consejo hacia Akari. La chica parece un tanto inexperta, eso puede complicar muchísimo la misión, pero si al menos logra seguir el cauce del grupo, todo saldrá bien. 

El viaje había sido tranquilo, pero el algodón se había movido del sitio justo en el momento en el que pillamos un bache, haciendo que mi culo se resintiera del golpe. Con cierto dolor en el trasero me baje del humvee y me dispuse a mirar el pueblo. Un lugar tranquilo, sin altercados. No estaría mal vivir en un lugar así, la verdad.

-Tranquila Akari, todos conocemos la normativa, y solo disparmos en defensa propia-le dije con una sonrisa-. Bien, yo me quedaré aquí por si algún lugareño se acercara al resto del grupo para poder intentar hablar. Ademas, aun estando aquí necesitamos gente que vigile el humvee-dicho esto saqué el papel y el lapiz para empezar a dibujar las casas y todo lo que viera interesante.

- No te pierdes de mucho, además tienes que andar con cuidado siempre de no golpearte la cabeza con algo... - Le respondió divertido a la médica, contento de que alguien hablara de esa manera con él. Usualmente la mayoría se veían intimidados por su seriedad durante las misiones y rara vez hablaban de esa manera con él, por lo que no tenía mucha oportunidad de tener una conversación agradable con el resto. Bueno, al menos no con todos. Yoko no había hecho más que caerle mejor a medida que la iba conociendo, por más que tuvieran que concentrarse en la misión.

- Cuento contigo, traductora. Como recompensa, tal vez te suba a mis hombros en otro momento. - Le dedicó una sonrisa picara y un guiño a la médica, esperando que ésta fuera capaz de comunicarse con los nativos, aunque no debería de ser muy difícil ya que usualmente todos reaccionaban bien a una chica bonita, a diferencia de él que con su tamaño y su mirada afilada, solía parecer más una amenaza que otra cosa. No sería apropiado que intentara establecer dialogo con esa gente por su cuenta.

- Claro, vigila que nadie se acerque al Humvee. No sería bueno que tocaran algo del mismo o intentaran robarse algo. - Le dijo a Kin, quien había decidido quedarse atrás. Habiendo sido cerradas las puertas del vehículo, dudaba de que alguien pudiera robarles algo en su interior, si bien podía suceder la situación en la que intentaran violentar el acceso al mismo por lo que debían de permanecer atentos ante cualquier posibilidad. El "pastor" podría haber sido una buena persona pero eso no quería decir que el resto lo fuera. Siempre podía haber una oveja negra en el rebaño.

- Akari se queda en el Humvee con el soldado Kin hasta que se relaje un poco la cosa. Akari confia en vuestra experiencia- dice Akari sin hacer ningún comentario al respecto a los comentarios de la doctora y sus compañeros.

Akari se apoya en el Humvee junto a Nakahima y fisgonea los dibujos que hace en su bloc de notas y de vez en cuando le da alguna nota de ayuda para mejorar la calidad del mapa dibujado a mano.

Viendo la disposición de todos a ir decidí que lo mejor sería quedarme en el humvee. Me encogí de hombros y me senté en el capó del coche. - Buena suerte. - Sonreí mientras veía marchar a los demás. - Contactad si pasa algo. 

Siempre se queda un médico en el coche eh? Lo habéis hablado entre vosotros? - Comentaba gracioso para los demás. Si alguno de los dos sufría daños siempre estaba bien contar con otra persona que pudiera socorrer al otro. Quizás no lo habían planeado pero sin duda Kin había decidido por segunda vez quedarse en el coche. Quizás era el mas tranquilo de todos, o el mas precavido. 

Cuando los demás se marcharon puse una mano en la cabeza de Akari, por la altura y por el grosor de mi mano parecía un casco para la pequeña. - No te preocupes Akari, creo que está bien que digas lo que piensas. Tampoco me ha parecido un error lo que has hecho en el lago, avisar y ser precavido es siempre una buena opción. Igual ellos se han tomado demasiado a pecho eso de que avisaras. Pero si esa criatura llega a salir del agua a atacarnos la torreta del Humvee nos hubiera venido la mar de bien. - Sonreí. - Además, la comunicación de abajo hacia arriba en la escala de mando creo que es algo necesario. Los altos mandos pueden tener experiencia, pero en este mundo que nos rodea la experiencia sirve de poco. - Le quité la mano de encima. - A mi si me interesa lo que tienes que decir, no te preocupes.

Miré a Nakahima quien seguía dibujando. - Lo mismo va por ti Señor cirujano. Hemos hablado poco, pero me da que eres el mas sensato de todos nosotros.

- Gracias Yosuke, Akari no sabía a que venía todo eso y como Akari no sabía muy bien que contestar preferí no decir nada - dice Akari. Inmediatamente mira al suelo y se sonroja un poco momentáneamente antes de levantar de nuevo la cabeza.

- Akari tambien está interesada en saber más de Kin, es un médico experimentado y parece tener buena mano con el dibujo. - dice señalando el bloc - Qué te hizo venir al otro lado de la puerta? Akari vino porque su padre se lo pidió aunque ahora Akari le quiere dar las gracias al ver la belleza y la calma de este lugar, monstruos del lago aparte. - deja escapar una breve risa y se queda expectante te una respuesta del doctor.

Aunque decidisteis separaros del resto del grupo no tuvisteis mucha oportunidad de separaros, pues la aldea no era muy grande y desde el centro de la plaza podía verse el Humvee. En él seguían los soldado Kin y Mashira charlando con la recluta Shimakaze.

Mientras tanto, el pastor seguía hablando con el que parecía el jefe de la aldea, soltando alguna risotada y explicándole un poco que era lo que había estado haciendo. Podíais notar como el jefe os echaba alguna mirada curiosa mientras seguía hablando con el pastor, y tras terminar una breve charla se encaminó hacia donde estabais.

De cerca parecía incluso más grande que de lejos, era más grande hasta que Yousuke, parecía más un oso que una persona por su musculatura. Su pelo pelirrojo y su mirada decían que podía aplastaros con la mirada si él lo quisiese, tenía un aura bastante imponente pero agradable que hacía parecer que era capaz de hacerle frente a cualquier cosa.

Os echo una rápida mirada a cada uno de vosotros, como si estuviese intentando evaluaros de alguna forma, y luego se puso a hablar de forma lenta y pausada, como si supiese que no erais buenos con el idioma.

- Soy jefe de aldea, Iskandar, gracias por ayudar. Hmmm – se rascó la cabeza un poco, como si estuviese pensándose las cosas 2 veces antes de decirlas - ¿Quién sois? – sus palabras venían acompañadas de gestos con los que os fue más fácil entender lo que quería decir, a diferencia del anciano, a él se le entendía mejor, aunque aquel idioma extranjero se os seguía haciendo complicado.

Los soldado Yoko, Ryuuji y Joaquin se separaron del grupo en dirección al centro de la aldea, aunque desde vuestra posición se les podía ver hablando con el jefe de la aldea, pues no es que hubiese una distancia significativa entre el centro de la aldea y donde habíais aparcado el Humvee.
Mientras estaban hablando, vosotros os quedasteis haciendo una pequeña vigilancia, podéis ver como los aldeanos os miran cuando pasan cerca, algunos acelerando la marcha, otros mirando con detalle tanto a vosotros como al vehículo. Aunque como siempre, los más curiosos eran los niños, que se quedaban mirando y señalando con el dedo en vuestra dirección y daban vueltas alrededor del coche para verlo desde todos los angulos.