Partida Rol por web

Akari mira con ternura al niño cuando se acerca. Da igual en que mundo estés, los niños siguen siendo niños y sólo quieren hacer locuras y ser mayores. Akari esboza una sonrisa y asiente al soldado Yosuke - Akari puede intentarlo. Akari espera que los padres no se molesten mucho por darles comida extranjera - dice Akari con un poco de preocupación. Cogiendo una ración del coche Akari se acerca con cuidado a donde el niño, posándose de cuclillas al lado del médico.

Akari es consciente de que no sabe hablar su idioma así que abre la ración y le da un pequeño mordisco antes de extender el brazo y ofrecerle la comida con mucho cuidado, expectante de que acepte la ofrenda y mirando de reojo a los padres para que a la mínima de que vea una reacción negativa alejarse.

- Si la situación se descontrola un poco Akari cuenta contigo para explicar lo que pasa - le dice susurrando al soldado Kin, viendo que se desenvuelve bien con su idioma.

Me quedé expectante a ver que pasaba, cruzado de brazos apoyado contra el coche mirando a los niños. - Quizás sea raro confiar en algo que no conoces. Mejor dejarle eso a los novelistas si, prefiero contar con tus años de experiencia que no con que estés aprendiendo magia... Capaz sería alguien de equivocarse de conjuro y hacernos crecer un tercer brazo o algo. - Reí suavemente imaginándome con un tercer brazo, era práctico, pero extraño.

Si los niños actuaban conforme habíamos previsto esta aldea sería conquistada a través de los corazones de los muchachos. Si los adultos no razonaban adecuadamente los niños hablarían bien de nosotros y eso siempre era algo que movía los corazones de los padres. O al menos eso esperaba.

-Agradecemos su gesto de invitarnos a comer, Iskandar -continué conversando con el jefe del poblado-. En el lugar del que provenimos, se dice que no hay mejor forma de aprender de otra cultura que a través de los alimentos que toman.

Me dirigí entonces hacia la doctora.

-Doctora Matsu, creo que debería acercarme al transporte para avisar a Mashira, Kin y el resto de que nos han invitado a comer -le sugerí a la médico militar, usando la lengua nativa para que Iskandar pudiera comprender también lo que decía-. No tardaré en regresar.

Sin más, echo a andar en dirección al Humvee para buscar a los otros miembros del grupo y comunicarles que el jefe del poblado nos había invitado a comer.

Ryuuji se sorprendió por un momento cuando Yoko le señaló con su dedo, colocando el mismo sobre su pecho, teniendo en cuenta que no comprendía muy bien lo que estaba diciendo, aunque supuso que estaba hablando de él y su propuesta al grandulón para tener un combate amistoso cuando tuvieran la oportunidad, para probar la habilidad del otro. Al menos, suponía que tenía que ser eso, aunque no esperaba que realmente lo hiciera. Tendría que agradecérselo cuando fuera posible. Cada vez le caía mejor.

Sin embargo, cuando escuchó las siguientes palabras que sí podía comprender, el soldado enarcó una ceja, reflexionando un poco sobre la invitación de Iskandar. Parecía que estaban todos invitados, lo cual sería algo interesante, aunque no le agradaba mucho la idea de dejar el Humvee sólo, por más que fuera difícil que se lo robaran cuando no tenían las llaves del vehículo, las cuales las tenía él, y el mismo estaba cerrado, haciendo difícil que pudieran robarle algo de su interior sin que los soldados no lo notaran durante el proceso.

- Supongo que no es una mala idea para forjar buenas relaciones con los nativos. Y es aceptable que no le agraden los soldados, no a todos les agrada un montón de hombres armados que visitan tu poblado. - Asintió, con cierta tranquilidad, aunque nunca bajando la guardia, complacido ante la invitación del hombretón. Eso facilitaría establecer una cierta amistad con el líder del pueblo, y por ende con el resto de los habitantes de ese lugar. Sólo tenían que evitar causar problemas o cualquier otro tipo de malas impresiones.

- Bueno, dile que por mi parte estoy agradecido por la invitación y que espero probar qué tan buena es la comida de este mundo. - Expresó con cierta emoción, para luego inclinar la cabeza levemente en agradecimiento. La verdad era que tenía hambre, además de necesitar el descanso luego de un viaje que había resultado bastante agotador, por lo que no estaría mal comer una buena comida en compañía de personas que eran de su agrado. Le parecía que el sujeto era una persona de apariencia dura pero que podía ser una buena amistad si se le conocía mejor.

Luego de que Joaquín dijera unas palabras en aquel extraño idioma, tanto a la rubia como al gigantón, para luego dirigirse hacia el Humvee, Ryuuji supuso que planeaba informarles al resto sobre la invitación a comer, por lo que simplemente se limitó a permanecer en silencio y asentir conforme, al ver que la situación prometía que todo saldría bien, siempre que no hicieran ninguna tontería ni insultaran de alguna manera al líder del pueblo o a su familia, si es que tenía una.

Akari intenta abrir el Humvee, aunque parece que este está cerrado, así que no le queda otra más que darle una de las porciones que tenía en la mochila. Al principio el niño se asustó, pero cuando de la bolsa plateada, color característico de estos envases herméticos, salió el olor tan característico del curri no pudo evitar hacer el gesto que hacen los animales cuando huelen la comida. Ahora al niño se le notaba con interés, y se notaba como su agresividad ya no era tanta, aunque mantenía una distancia prudencial.

Mientras tanto, el soldado Striker-Tanaka se aproximaba hacia el vehiculo.

El jefe de la aldea asiente con la cabeza en gesto de aprobación a que el soldado marche a visar a sus compañeros y mientras espera el regreso de estos no duda en dar algo de conversación.

- ¿Y qué tenéis pensado hacer por aquí? Quitando una tribu de asquerosos trasgos que vive en la montaña no es que haya muchas aldeas. - de pronto se da cuenta de una cosa, de la cual tenía que avisas a sus invitados - Si habéis visto un lago enorme de camino aquí no os acerquéis mucho. - dice ahora con un tono serio. Aunque no da más detalle sobre ello.

Decidí aproximarme hasta mis compañeros y observé con expresión confusa que Akari parecía estar dándole una de sus porciones de alimento a un niño.

-Compañeros, la doctora Matsu y yo hemos conversado con Iskandar, el jefe de este poblado -expliqué, animado-. Parece ser que hemos encontrado un pueblo pacífico. Incluso nos ha invitado a que vayamos a comer a su casa. Creo que deberíais dejar lo que estéis haciendo e venir conmigo para verle, no sé si sería muy respetuoso hacerle esperar mucho. Tengo la sensación de que son buenas personas y más avanzados de lo que pensaba.

Akari espera a que el niño se atreva a acercarse y coger la comida antes de levantarse y dirigirse al soldado Tanaka.

- Akari se queda aquí cuidando del Humvee ya que parece que a los niños les gusta Akari. Akari intentará hablar con la gente del pueblo y conocer algo más de la zona.

Akari se queda expectante de una confirmación de los soldados Kin y Mashira que la acompañan mientras echa un ojo al niño revisando su reacción y esperando que se haya podido ganar un nuevo amigo en la aldea.

- De momento queremos conocerlos, por mi parte estoy encantada con sus paisajes y no se preocupe... Ya he conocido a la criatura del lago. ¿Podrá más tarde contarme sobre ella? -  pregunta inundada por la curiosidad. 

Sin dejar de prestar atención a Ryuuji que al parecer está conforme con lo logrado hasta ahora. 

- Mi compañero está contento porque va a probar su comida. -  afirma en esa lengua. 

Todo este diálogo, el hecho de tener esa grandiosa oportunidad, facilita en demasía las cosas. Quizás si a nadie se le sale la cuerda, se pueda establecer un convenio de paz, aunque la mente humana es muy traicionera y la ambición hace escala en su tierra. 

Al menos está dispuesta a caminar junto aquel hombre, no sin antes sonreír a su compañero, más que nada para que sepa esta cuestión de que cada comentario es traducido a Iskandar y nada pasa por alto. Lo bueno es que esto abre una hermosa puerta y Yoko espera de que sea para bien. 

Nuevamente una conversación que Ryuuji no pudo comprender muy bien. No era como si quisiera meterse a cada momento en la misma, pero no le agrada mucho el hecho de no poder comprender la mayoría del tiempo lo que estaban diciendo, perdiendo la oportunidad de obtener información de interés, aunque estuviera seguro que Yoko era más que capaz de hacerlo por si misma. Hubiera sido genial que los nativos hablaran su mismo idioma, pero aquello era algo imposible, al menos por el momento. Tal vez más adelante podrían enseñarles su idioma, o aprender el suyo. Por ahora, tendría que depender de la rubia.

- Mm... ¿algo de importancia en la conversación? - Le preguntó a la doctora, un tanto avergonzado por tener que preguntar todo el tiempo, como un completo ignorante. Los idiomas no eran lo suyo... lo era la filosofía política así como, bueno, la guerra, pero no el aprender nuevos lenguajes, en especial uno que debía aprenderlo sin un docente a cargo de tal tarea educativa. Puede que luego Yoko podría enseñarle algo del idioma para no tener que hacer tantas preguntas todo el tiempo.

- Perdón por preguntar tanto. - Se disculpó, dedicándole una sonrisa gentil con una cierta mezcla de vergüenza. Por suerte, la doctora era lo suficientemente paciente como para responder a sus preguntas así como traducir lo que él iba diciendo para el grandulón. Un encanto de mujer, sin lugar a dudas. Era bueno que tuvieran a tres personas que sirvieran de traductores en la unidad, de lo contrario habrían tenido varios problemas para establecer relaciones amistosas con los nativos del lugar.

Se preguntó también qué sería lo que comerían, teniendo en cuenta que si había "ovejas" voladores, también habría otras cosas totalmente diferentes, incluso en la comida lugareña. Esperaba que no fuera nada desagradable, aunque si lo fuera, haría un esfuerzo por demostrar que le gustaba para no causar una mala impresión en el líder del pueblo y tirar los esfuerzos de sus compañeros a la basura.

Iskandar se quedó sorprendido cuando la chica dijo con tanta naturalidad que había estado en contacto con la criatura del lago, y luego se rio a carcajadas, aunque no estabais seguros de sí era porque estaba nervioso o emocionado – Sois todo un misterio. No todo el mundo sobrevive a acercarse al lago del dios Mah-Shala, y mucho menos unos extranjeros. Yo le vi una vez hace mucho tiempo y casi pierdo la vida JA JA JA JA – se quedó riendo un poco más y luego suspiró.

Al ver que el soldado volvía a hablar con la doctora en un idioma desconocido se quedó expectante. Finalmente terminó acercándose para decirle un par de cosas a la rubia.

- No sé qué habrá hecho su marido, pero veo que es la que manda en la relación, buen trabajo.  Cuesta encontrar una mujer con liderazgo, me alegro que usted sea una– dijo refiriéndose a las disculpas que estaba haciendo el soldado Tenryuu en ese momento- Ah, me puedes enseñar como saludar en vuestro idioma, me siento un poco incómodo sin poder comunicarme con todos aquí. – una pequeña risa más flojita se escuchó, esta vez parecía que era de vergüenza por admitir que quería aprender de vuestra cultura.

Ante la pregunta de Ryuuji, le dedica una mirada y comienza a explicarle que hablan de la criatura del Lago, aquella que podía comunicarse psíquicamente. Entonces, Yoko le ha preguntado sobre ella para que le cuente al respecto y de esta forma recabar información para conocerlo un poco más. 

- Sólo eso, no tienes que disculparte. - responde a Tenryuu luego de la extensa explicación a su compañero. 

No obstante, aquel hombre le roba otra sonrisa debido a sus comentarios y lo observador que es. Le resulta sorprendente a la Doctora el ver que alguien de otro sitio, no sólo tiene una agradable predisposición para dialogar, invitarlos, sino que se mantiene muy atento a todos. Es noble. 

- ¿Es un Dios? Oh, no lo sabía. Nuestro encuentro no ha sido muy fortuito, estábamos explorando y quedé sola observándolo. -  explica emocionada. - Pero no tuve opción, literalmente me echó de su lugar y respeté esa decisión. -  comenta y prosigue. - Sería interesante saber un poco más de Mah- Shala. 

Luego cuando se acerca para hablarle algunas cosas en privado, le hace un gesto a su compañero para que no se preocupe. No es nada malo, solo un comentario ameno y divertido en parte, así que la rubia le responde entusiasmada. 

- Mmm no es mi esposo, estoy soltera, sola... No sé como se dice en su lengua. - afirma al encogerse de hombros. - Igualmente gracias, sin darme cuenta me convierto en una, no por elección sino por mera necesidad. Quizás forma parte de mi. -  responde orgullosa. 

Cada vez le cae mejor aquel hombre, al mostrarse tan noble y observador. Luego cuando le pide que le enseñe el saludo de su lengua nativa, asiente conforme Yoko mientras le explica cómo se pronuncia, así puede entender Ryuuji en cuanto lo pronuncie. Al finalizar, le indica que puede decirlo tranquilamente ya que ha logrado pronunciar bien el saludo. 

- ¿Hay más dioses como Mah- Shala? -  pregunta curiosa. 

-Creo que Akari debería venirse con el resto del grupo a comer en la casa del líder del poblado -afirmé, respirando hondo, sin comprender la decisión de la muchacha-. Iskandar nos ha invitado a su casa y no aceptar su invitación podría ser tomado como una falta de respeto para los nativos que nos han abierto las puertas de su hogar. Akari ya tendrá tiempo de hablar y jugar con los niños luego todo lo que quiera. Además, el Humvee está cerrado. No será necesario vigilarlo, esta gente no sabe conducir vehículos. -Me dirigí hacia Mashira y esbocé una sonrisa-. Tengo la sensación de que le vas a gustar a Iskandar. Intentaré traducir todo lo que te diga.

Al escuchar la explicación de la rubia, Ryuuji sonrió agradecido por la molestia que se había tomado la misma al tener que explicarle lo que había dicho. Sin duda poseía bastante paciencia, algo normal teniendo en cuenta su profesión, si bien aún así era de agradecer que le explicara lo que iba diciendo el líder del poblado, principalmente porque había dicho algo de interés para el soldado. No sólo parecía que el nativo, al igual que el resto de su gente, tenía un cierto miedo por la criatura en el lago, sino que también había una especie de tribu de "trasgos" que si el joven no se equivocaba, eran unas criaturas que sólo pertenecían a la fantasía, aunque en este caso parecía que eran reales.

- Está bien, te lo agradezco. Por cierto, pregúntale más sobre esos trasgos de los que habla. ¿Son una amenaza para ellos? - Necesitaba que la rubia le comunicara su pregunta a Iskandar para recabar información de ese estilo ya que podría ser de utilidad para afirmar la relación amistosa con los nativos. Tal vez necesitaban algo de ayuda y aquello podría favorecerles para causar una buena impresión por parte del poblado. Aunque en lo posible sería mejor no atacar a los trasgos ya que iba en contra de sus ordenes, siempre que estas criaturas no decidieran atacarles.

Viendo que el gigantón volvía a hablar en su extraño idioma, Ryuuji permaneció en silencio esperando a que terminara para que luego Yoko volviera a hacer de traductora para él, para comprender así gran parte de la conversación que tenían. Necesitaba a un traductor, de lo contrario no pasaría más que problema si era uno de los pocos en no comprender nada de lo que hablaban.

Sin embargo, cuando el grandulón se acercó a la rubia, el soldado se puso nervioso un momento, antes de recordar que si éste quisiera atacarla, lo habría hecho hace rato ya que incluso a él le hubiera sido difícil detenerle. No obstante, aquellas palabras en privado le llamaron la atención ya que parecía que quería mantenerlo en secreto, a pesar de que él no comprendía nada de lo que Iskandar decía.

Cuando la rubia le hizo aquel gesto, dando a entender que no era nada grave, el soldado se relajó, decidiendo que no era  importante, o al menos eso creía. Si la doctora decía que no lo era, no había razón para preocuparse. Aún así, esperaba que le preguntara sobre los trasgos. Tenía cierta curiosidad por saber de lo que hablaban pero él no era ningún metido. Profesional ante todo.

Akari infla brevemente sus mofletes molestamente ya que no le gusta que le traten como una niña. - Akari queria entablar mas amistad con la gente del pueblo, no jugar con niños. La gente de aqui es tan importante como su lider, pero si insistes Akari asistirá a la comida. - dice con voz resignada. - Akari no quiere ofender al lider ahora que estamos empezando a hacer buenas migas.

Antes de partir Akari comprueba que el Humvee esté bien cerrado y se ajusta el equipo para seguir al soldado Tanaka hacia donde vayan a comer.

Me entretenía ver como Striker hablaba como Akari para que ella le entendiera. Era hasta cómico, pero tenía razón, si íbamos todos sería mucho mejor, así nos podría ver como un grupo sólido y fuerte. - Akari, seguro que si el jefe nos ve con buenos ojos nos dejará tiempo para conocer este poblado mas a fondo. Pero primero tenemos que ganarnos su favor. Vamos va. - Le sonreí a la pequeña oxigenada. 

Pero me extrañé cuando comentó que al jefe le iba a gustar y fruncí el ceño. - A que te refieres? - Me llevé la mano a la barbilla pensativo, quizás querría una pelea? Negué con la cabeza, no pensaba que eso fuera posible de verdad. - Bueno va! Que al final va a anochecer como sigamos parados mucho tiempo.

Esbocé una ligera sonrisa ante la pregunta de Mashira, divertido por la respuesta que iba a darle.

-Bueno, Iskandar parece ser un hombre que valora mucho a los posibles soldados y guerreros por su aspecto físico. Su estatura, corpulencia y todo eso -comenté, recordando lo que le había traducido la doctora Matsu al jefe del poblado-. Cuanto más grandes y fuertes, creo que más le agradan. Los que no somos muy altos no le parecemos muy impresionantes. Ryuuji ya le ha ofrecido la posibilidad de que tuvieran un combate amistoso y, aunque no me he quedado a escuchar la respuesta, a Iskandar no se le veía muy a disgusto. Quizá debieras ofrecer tener un combate amistoso tú también, estaría muy igualado.

Sin hablar mucho más, echo a andar, esperando a que el resto del grupo me siga hasta donde se encontraban Matsu y Ryuuji conversando con el líder del poblado.

Joaquín no tardó mucho en volver con el resto del grupo y con un niño con mascara, el cual se dirigió directamente donde estaba el jefe de la aldea y se puso a su lado.

- Silvie, has vuelto en el momento adecuado, vamos a comer con estos visitantes – dijo Iskandar, se podía notar que su voz era un poco menos intimidadora cuando hablaba con el niño. – Pasemos adentro, vamos a estar más a gusto. – con un gesto de la mano invitó a todos a entrar a la casa más grande de la aldea. Por lo general todas las casas tenían forma cubica y un tejado de paja, pero esta era bastante distinta. Su estructura parecía más la de una tienda de campaña, pues si la veías de frente tenía forma triangular, aunque su estructura era de una madera bastante robusta. En un principio no tenía pinta de ser una casa muy grande, pero una vez dentro se podía apreciar que el espacio era bastante más amplio.

Una gran mesa en la mitad y una chimenea encendida en el fondo que daba luz a la mayor parte del hogar. Había unas escaleras hacia una parte superior en la que imaginabais que estarían los dormitorios.

- Tomad asiento – dijo señalando unas banquetas – Y comamos un poco –En la mesa había un poco de todo en comida, una pieza que parecía un jabalí, pescado, ensaladas y frutas, aunque no en excesiva abundancia. – Igual no hay para todos, pero siempre puedo asar otro Jalato.

Aunque no hacía mucho habíais comido una ración no se podía comparar una comida que no estuviese en una bolsa hermética con un asado y verduras frescas, vuestros estómagos estaban impacientes.

Cuando todos estabais comiendo e Iskandar satisfecho de que sus huéspedes comiesen empezó a hablar más detalladamente del tema que habían dejado a la mitad cuando estaban hablando antes.

- Como ya he dicho, la criatura del lago se trata de un dios, y toda esta zona es su territorio, tenéis suerte de que no os haya matado por estar tan cerca del lago. Aunque igual os ha dejado para observaros mejor, ya que no habría visto nada parecido a vosotros. – obviamente no se refería a humanos, si no a vuestra forma de vestir uniformada pero sin cotas de malla, vuestro vehículo y vuestro armamento. – Por otro lado sí que tenemos un pequeño problema con los trasgos. Por las noches hemos tenido algún saqueo, llegan, entran en almacenes y desaparecen, aunque nunca hemos visto por dónde llegan ni se van. Si le sumas que cada vez tenemos menos agua en el pozo… -Iskandar suspiró, parecía que el trabajo de jefe de aldea era bastante duro.

En ese momento, por las escaleras por las que habái subido el niño con mascara hace no mucho tiempo bajó una chica con un pelo rubio (aunque no tanto como el de Yoko) atado con un lazo, unas prendas típicas de un ladrón en lo que sería un juego rpg de los que estaban tan de moda y un par de dagas a cada lado del pantalón. Se sentó junto a Iskandar y se puso a comer con los demás.

- Silvie, no seas tan grosera, saluda a nuestros invitados – le puso una mano en la cabeza para acariciarla, aunque de su boca no salió ninguna palabra. No tardasteis en daros cuenta de que sus orejas eran algo más alargadas y puntiagudas que las normales, aunque tampoco mucho.