Partida Rol por web

Gañanes de la Tierra Media

2. ¡LOS HOMBRES DE PACO!

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19/03/2018, 15:11
Pregonero

El Sinpán pareció satesfecho con las cosas que las dijeron las mozas que ni les confiscó el vino ni nada. Se dio la vuelta y se fue pal ayuntamiento, seguío por el Ovejero. La Lore y el Chato se quedaron ahín, con Mari y Pili. Cuando el enano se alejó una miaja las dos mozas se miraron aliviás y mu subías por haber toreao a la utoridá competente. Entonces se acordaron de que todavía estaba ahí la Lore, la elfa aguá de las pechugas prietas que era de esas que son «de las otras». Es dicir, no de las mozas del grupo de las guays del insti, como la Puri y su séquito, ellas mesmas.

—Hay que ver, Lore, que suerte que tiés que te caen los mejores mozos—dijo la Mari mirando al Chato con la ceja parriba.

—Ya ves, lo mejorcico. Un enano, un follaovejas, un tumulario... ¿El enano no te arrasca cuando te come el papo con esas barbas? Paícen de alambre del que usa mi papa pa cerrar el redil.

—Y el pastor, que dicen que solo conoce ovejicas. ¿Es verdad eso, Lorelai?

—El pastor no va a notar deferencia nenguna, Pili. Si es to lo mismo, ¿no lo ves? Solo que más esquilao.

—Más esquilao porque tú le digas. Hay orcos con menos bigote, mírala.

—Tamién es verdá.

—Venga, va, dejémosla tranquila que la probe no tié culpa de ser asin y de tener a esa madre, ¿verdad, Lore?

—Eso, asín que ¡váis! ¡Váis!—dijo la Mari con un gesto de la mano como quien espanta moscas del Entaguas—. Veste de asquí con tus novios y guárdales en el centro de día no sea que se pongan pochos. Que aquí ya güele a choto.

—A lo mejor no son los novios los que güelen a choto, ¿no?—añadió la Pili llevándose los deos la narís.

—A saber, tía, que los Primeros Nacíos muncho rollo pero luego...

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19/03/2018, 15:45
Pregonero

El Sinpán pareció satesfecho con las cosas que las dijeron las mozas que ni las confiscó el vino ni nada. Se dio la vuelta y se fue pal ayuntamiento, seguío por el Ovejero. La Lore y el Chato se quedaron ahín, con Mari y Pili.

La puerta prencipal del consistorio estaba abierta a medias, porque no estaba ni cerrá del to ni pa tol mundo, porque había cosas que hacer y muncho que mover. Era un antiguo palacete de unos marqueses afincaos en Bree a prencipios de la Tercera Edad, hace asín como 2500 años o más, y en después de munchos acontecimientos, ruinas, crecimientos, nineros, cambio de manos y to la pesca, acabó abandonao cuando el rey Ostoher acabó moñeco en las Quebradas. Que luego pasó a otras manos y durante otros siglos a nuevas herencias y más cosas desas, hasta que ya no había manera de saber de quién era, que eso es lo malo de cuando tenemos nobles y pasan milenios de cruces y guerras contra Angmar y abandonos y pestes y to eso, que al final uno no sabe de quién es ca'cosa. ¿Sabe usté la de cosas que han pasao en Arnor desde que Eru es Eru? ¡Pa cagase!

Pues que hace unos diez años na más fue aquirío por la deputación de Tyrn Gorthad y más tarde cedío al Concejo de Concejales y rehabilitao con una subención del Pograma de Desarrollo Rural del Reino Setentrional de Arnor, en colaboración con el Ministerio de Obras Públicas. Que disquen que esto fue un trapicheo porque en realidad la primera tanda iba a darse pa la recuperación de Tharbad, que se iba a llevar munchos millones porque además tenían que dragar el Gwathló, que llevaba más mierda y más barro que to. Pero el ministro, un enano de Belegost que de mozo había pasado muncho por Bree, hizo ahí un baile de firmas pa darle al pueblo, unos nineros pa cosas de interés. Como rehabilitar el viejo ayuntamiento.

Pues eso, que el Sinpán y el Ovejero aparcaron al Chispas y al Gollum en la puerta y entraron y allí en el recibidor había muncho movimiento, porque en otros pueblos no sé, pero que durante las fiestas no falta trabajo pa los que somos de las fuerzas vivas de Bree, como yo, el pregonero, que me dedico a dar crónica de to lo que pasa y como pasa algo ca día que pasa, pues ahí me tienen tol día dedicao en cuerpo y alma al mejor pueblo de toa Arda. En fin, que me desvío. Pues eso, que el Sinpán y el Ovejero aparcaron al Chispas y al Gollum en la puerta y entraron y allí en el recibidor había muncho movimiento. Gente pacá y pallá, porque sobre todo había que darle servicio a los visitantes importantes, que a la sazón eran casi tos los músicos de las diferentes bandas que habían venío a Bree, como bien se pué de ver en el cartel de fiestas. Unos afinándose los istrumentos, otros tocando unos acordes ahí al fondo charlando, otros de pitorreo, y otros bebiendo, porque eso sí, pero los artistas son mu gambiteros y mu poco formales, y a la nada se van por los cerros de Umbar y a gozarla. Por eso siempre tienen a gente al lao arreglando cosas. Por ejemplo, ahí estaba el Tapizao, una cara ya conocía. Era uno de los trabajadores del ayuntamiento, que ya había tenía altercao con el Sinpán por la mañana cuando lo del desayuno y la fila pa pillar sitio y luego que si los Orkos Negros.

Pues precisamente de Orkos Negros iba la cosa. El Tapizao, con to su ropa llena de mierda de palomo, iba de un lao pa otro con un fajo de papeles en la mano, llamando a gritos a los Orkos, esa panda de melenúos que daba penica velos.

—¡Los Orkos Negros! ¡¿Es que naide sabe ande andan los Orkos Negros del copón! ¡Carajo! ¡Los Orkos Negros!—iba de un lao pa otro llamando, y naide le hacía caso, a lo mejor porque siempre había sio un poco atontao y se le notaba y a lo mejor llevaba desde la Primera Edad dando berríos preguntando por los Orkos Negros. Que no aparecían, obiamente.—¡Orkos Negros! ¡Llamando a los Orkos Negros! ¡Acudan a información!

Agitaba los papeles to enojao.

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21/03/2018, 02:14
Lorelai Cantalapiedra, "La Pellegrina"

- Al menos yo no camino que paice que me acabo de bajar del burro por ir escocías, como vosotras. Que hasta vuestros paes tienen un andar más digno cuando salen borrachos perdíos de la taberna, diciendo que beben tanto porque no os aguantan a vosotras ni a vuestras maes.

Y mu digna la Lore se dio media vuelta pensando que le iba a cascar a su mae to lo que habían dicho esas zorras de ellas, y pensando también que si ella fuera la Puri, ¿a dónde se llevaría a un mozo pa enseñarle su Monte del Destino?

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23/03/2018, 16:20
Carmela Angustias Cansecillo Varces, la señá Mela, la Orejas
Sólo para el director

La Orejas avanzaba como si tuviera que ir a tirar algún anillo a los fuegos de Orodruin. Toda prisa era poca. Sabía que con el jaleo y las festividades, pronto no quedaría nada que investigar. Y tampoco podría preguntar a testigos fiables pues andarían toos borrachos.

Y, aunque la Mela era la Orejas, los ojos tampoco los tenía mal del todo. Allí, en la pared, había una prueba, un escupitajo sospechoso que se parecía muchos a las manchas de la Japuta. Y, en el medio de to', un diente podrío. 

-Ains... este diente...- La Mela tenía ganas de agarralo y meterlo pal bolsillo. Pero s'acordó de la frase del Ulogio... bueno, s'acordó a medias. Algo de que el perro tenía retortijones después d'olfatear a la Japuta ¿no? Asín que la Mela cogió el moquero que llevaba en la manga la chaquetilla (como todas las buenas viejas) y con él protegiéndole la mano, apañó el piño. 

-¿Y quién va por ahí escupiendo dientes en lugar de pedir que se los peguen de nuevo?- se preguntaba la Mela con interés sincero, mientras se giraba enderredor pa' ver quién de los que estaban ahí podía haber estado atento a alguien escupiendo en la pared o alguien que pasaba sin saludar (porque la Mela sospechaba que si matabas a alguien y te largabas, no te parabas a saludar por el camino ¿no?) 

Notas de juego

Si sigo p'alante ¿me salgo del pueblo? Es por saber si el 'sesino llevaba dirección de entrada o de salida después de matar a la Japuta...

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24/03/2018, 10:57
Carmela Angustias Cansecillo Varces, la señá Mela, la Orejas
Sólo para el director

-¡Ah, liante! Que t'as ido p'ande está toa la gente ¿eh? En seguro que quieres camufiarte, meterte en media de tos pa que no t'encontremos ¿eh?- Comentó la Mela en una de sus reflexiones en voz alta. 

Con paso decidío y energético, la Mela tiró to p'alante hacia donde estaba la mucha gente. Tenía que meterse al meollo y fijarse si a alguien le faltaban dos piños. Seguro que si le faltaban de hacía poco hacia cosas rarunas con la boca o se la tapaba con la mano.

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24/03/2018, 15:38
Éuhlogio Focín, el ovejero.

Al ver que la Lore se entretinía aún un rato con las despedías, el ovejero decidió ir tras el Sinpán sin perder más tiempo. Una vez adentro del ayuntamiento, se vieron envueltos en el follón que tenían ahí montao, con gentes p'arriba y p'abajo, y tos los músicos y artistas por allí revueltos. El ovejero echó una vistada a la munchedumbre, a ver si localizaba al que él quería.

Cuando aparició el Tapizao, preguntando a grito pelao por los Orkos Negros, el Éuhlogio le contestó con otra pregunta:

- ¿Y los de la Númenor, Tapizao, sabes tú por ande andan? A ver si veo al Rickmartel ése, que li tengo que dicí una cosa. -del asunto de los Orkos, dejó que fuese el enano encabronao el que socupase. Él pretendía encontrar al que supuestamente se había ído con la Puri a hacer lo que habiesen ido a hacer, a ver si ya había acabao con el asunto, y podía darles razón de ande podía estar la reina de las Fiestas.

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25/03/2018, 20:30
Pregonero

La Orejas se metió en to el festejo quera el llano en esos momentos. Había muncha gente porque ahí estaba to lo grande que no se podía de meter en medio de las calles de Bree: que si los cacharricos de montase, que si los ponis de choque, que si la tómbola...

—¡Y otra, y otra, y otra muñeca chochona!—cantaba el tombolero.

La casica del terror estaba mu conseguía, con la entrada igualica a la de Minas Morgul, la noria subía y bajaba y por laos golía a cosas de feria, que son to guarrerías de comer mu malas pa to pero que gustan muncho entre la juventú y total, que un día es un día y una paliza un rato.

La Orejas caminaba por allí golisqueando el ambiente. Pasó de largo un escenario donde algún grupo iba a de tocar de noche y, poco más pallá que pacá, vio que estaba to lo gordo. Una multetud multetido mulditiinaria multetidinaria hacía bulto en torno a la competición de cucaña a palo seco. Habían montao unas gradas que estaban más llenas que Cuernavilla cuando el asedio, pero además había cienes de gentes de pie rodeando la zona de juego.

Este noble deporte era lo más bueno de esa tarde y había reunío a munchos lugareños y estranjeros. A la Mela no le importaba muncho el resultao de los partíos, pero sí que sabía que eso iba de competición por equipos: el de Bree, el de Entibo, el de Archet y el de Combe, los cuatro pueblos de la colina de Bree. De to la vida los ganadores habían sido los de Bree o los de Archet o los de Combe. Los de Entibo, que eran casi tos jobis, no se comían nunca un mojón en este deporte que iba de subierse a un palo mientras los del equipo contrario lo impedían a hostias, tollinas y mordiscos. El equipo jobi de Entibo que no salía huyendo del campo en el primer minuto, acababa lanzaó a patás parriba en el minuto y medio. Eso daba mucho de resquemor entre los jobis de Entibo.

Pero a la señá Mela sí le interesaban las habladurías, y ahí sintió el escalofrío de que se estaba cociendo algo. Había munchos gritos de asombro, de ánimo, de abucheo, chiflíos y sorpresa. Se notaba en las caras de la gente que algo pasaba. Se acercó y abordó al primero que pudo, que no era otro que Higinio el Culopollo, el de la Loreto de Anfalas, la Charcos.

—¡Lo nunca visto, doña Mela!—dijo el Higinio—. ¡Que los de Entibo van ganando! ¡Una paliza, doña Mela!

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26/03/2018, 23:05
Pregonero

El Ovejero dio el paso al frente pa llamar latención del Tapizao, questaba al borde de la histeria y no era de munchas luces. Pero quien respondió de primero fue uno de los músicos que estaba más cerca, que taba sentao en un taburete afinando una guitarra acompañao de otros.

—Eso mismo quisiera saber yo—dijo, alzando la mirá pal Ovejero. El guitarrista este no tenía acento de Bree, era como de ciudá—. A ver dónde anda, que tenemos que ensayar, joder.

Los del corrillo asintieron.

—Nosotros somos de la Númenor—añadió el guitarrista—. Artheror, hijo de Artherol, de Nueva Osgiliath. Y esta es mi fiel Rédsûl, «Recuerdo del Viento». Me ha acompañado en innumerables batallas por todos los escenarios del noroeste de la Tierra Media, desde Lindon, la tierra del canto, hasta más allá de Umbar, donde las estrellas son extrañas.

—El niño la'Paqui—apostilló mu serio uno del corrillo—. Tocó con Camarón de Tolfalas.

—El mismo. Y decid, buen señor, ¿qué buscáis de Rick Martel, el de la Sonrisa Dorada? Nos está faltando y tenemos que ensayar.

El Tapizao se detuvo junto al grupo, que pa eso le habían preguntao a él, y al oír al guitarrista pareció acordase de algo. Rebuscó entre los papeles que llevaba y sacó un pergamino. Le importaba un moniato de qué iba aquello, él solo quería ir a lo suyo. Le tendió el pliego a Artheror, hijo de Artherol, de Nueva Osgiliath.

—Tú, por listo. Firma esto. El contrato de vuestro bolo. Ahí, ahí, al lao de los garabatos de los contratantes. Que aquí semos mu formales pa estas cosas.

Era pura rutina murrocráti rurruo burrucrá cosas del ayuntamiento, que les ha dao por firmalo tó.

El Artheror cogió el lápis y firmó con desgana, esperando pa saber qué quería el Ovejero del cantante más famoso y maravilloso de to la Tierra Media. Un garabato dedicao, seguro.

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26/03/2018, 23:18
Pregonero

La Lore les soltó aquello y se dio la vuelta, pero como siguió ahí, con el Chato al lao callaíco, solo consiguía enseñarles el culo a la Mari y la Pili.

—Oigh lo ca dicho esta, Pili.

—Ya ves, Mari, habla de andares la yegua coja.

—¡Mí qué culo calza!

—Normal que haiga enamorao al cochino ese. Con ese culo...

—¡Que con menos culo tamién se caga, niña!

—Ya va cogiendo forma de su mare.

Ahí andaban, repantingás sin orden ni decencia, como tos los mozos, que no saben ni sentarse bien, que van siempre como lacios y derribaos, a comer pipas tol día y llenalo to de mierda. Miraban a la Lore con risilla y pitorreo.

—¡Aire, copón ya! Que tapas to la plaza.

Qué odiosas que eran.

De mientras, la Lore no se sabe si hacía que no oía na o si de verdad estaba en sus cosas, pensando dónde ir a buscar a la Puri, que ya no se sabía mu bien pa qué, si pa tirase de los pelos una a la otra o pa salvala de algo.

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27/03/2018, 20:10
Éuhlogio Focín, el ovejero.

¿Qué por qué quería el Éuhlogio hablar con el Rickmartel? Pos porque el ovejero se estaba metiendo de lleno en su papel de invistigador privao, y como tenía forjada una teoría pa explicar claramente tos los hechos del caso de la disaparición de la Puri (que era, básicamente, que la Puri había desaparecío para trajinarse al guaperas de la Númenor), quería refrendar esa teoría con la declaración de un testigo presencial, en este caso el supuesto trajinao.

- Pos quiero hablar con él porque estoy buscando a la moza que nos hace de Reina de las Fiestas, que li tengo que dar un recao importante. Y man dicho unos que la han visto que estaba con el cantante vuestro, que le estaba enseñando el pueblo o algo.

Y era pa saber si el Rickmartel me podía dicí si sabe ande para la moza, a ver si le puedo dar el recao. -el ovejero se felicitó por la sutileza con que había planteao la cuestión.

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28/03/2018, 19:00
Carmela Angustias Cansecillo Varces, la señá Mela, la Orejas
Sólo para el director

La Orejas se metió en to el festejo quera el llano en esos momentos. Había muncha gente porque ahí estaba to lo grande que no se podía de meter en medio de las calles de Bree: que si los cacharricos de montase, que si los ponis de choque, que si la tómbola...

A la Orejas, la feria no le iba demasiao. Había mucho ruidico y no se podían escuchar los cuchicheos. Y, encima, tol mundo iba pa un lao y pa otro y así no se podía seguir el rastro a los vecinos ¡coñe!

Que sí, que reconocía que estaba mu bonico to. Y que tanta tracción de esas que daban güeltas y tanto puesto de comida asquerosa (¿porqué nadie ponía un puesto de potaje? lo más aceptable que había era el bocata de panceta) siempre daba la ocasión a los viejos mayores y sabios, de criticar a la juventud. Que eso siempre es güeno.

Pero pal cotilleo, la feria era un asco.

Asín que la Orejas avanzó entre la gente, mirando con mala cara a los que eran forasteros. A alguno, incluso le preguntó "Y tú ¿de quién eres?", pero sin ganas, que no estaba el horno pa perder el tiempo.

Pero cuando llegó ande la cucaña se tuvo que parar. Y es que su sentido Ella-Aráñido (o el Mandos que igual el susurraba las ideas) le dijo que allí había algo. Allí se cocía la noticia.

El Higino, que era un informante de los güenos, fue quien l'avisó

-¿Pero cómo van a ir ganando los no-tien-ni-un-palmo estos? ¡A ver si han comprao al árbitro!-

"¿¡Y si se  han dopao!?" Pensó la Mela enderrepente. "¡Ay! ¿Y si han tomao unas yerbicas de los elfos o cualquier otra guarrería? Que los jóvenes de hoy no hacen más que endrogarse"

A la Mela to' le cuadraba. Por que si uno se endroga fijo que se le pone la boca renegría ¿ok?

Así que la mujer se arrimó tanto como pudo y, en viendo que andaba por allí uno de los pequeños de la Partu, la mediana del Paco, la que siempre anda preñá y de parto (por eso lo de Menchu Partu, la Parturienta) le pidió

-A ver cómo anda de vista, chaval, que tu madre dice que eres el más ciego de tos ¿alguno de los de Entibo tie la boca renegría?-

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29/03/2018, 17:38
Lorelai Cantalapiedra, "La Pellegrina"

- Bueno, Herculano, pos paice que la Puri no está desapaecía. Se lo está montando con el guaperas. Hay que dicírsilo a los demás, y centrarse en encontrar a la asesina de la Japuta.

La Lore no se bajaba de la burra con eso de que a la vieja la había matao una moza, porque el vinino era cosa de mujeres. Bueno, y de trasgos y nasguls, pero no había desos en el pueblo. Sin embargo, mujeres sí. Y muchas tan zorras como la Puri y sus amigas.

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01/04/2018, 13:37
Pregonero

—¿Lo qué?—respondió el pequeño de la Partu, que había sío pillado en mitad de to la emoción del partío—. Anda y no moleste, agüela, que estoy ocupao. Váigase a rezar o algo, beata.

La mocedad está que no se aguanta de mal. El muchacho estaba mu abucheador y gritón y la Orejas le daba igual.

—A ver si encima la van a dar un golpe, señora. ¡Váis, váis!, no estorbe.

La mocedad, mu niñata y mu maleducá. ¿Es que ya no se podía confiar en los valores de antaño? ¿Dónde estaba enyéndose la caballerosidad?

Doña Mela no tuyo más remedio que golisquear por su propio hocico. Se escurrió un par de metros entre la multitú que rodeaba el campo de juego, y entonces entendió to la que se estaba montando. Y normal que los jobis de Entibo estuvieran ganando por primera vez en to la historia.

Ante doña Mela estaba el equipo de Bree pueblo, los más ganadores de to los equipos de la colina de Bree, que rodeaban el tronco de la cucaña en el que estaba subío Eufrasio el Dolores, el del Lolo Arenal, de los Molineros. Y abajo tos, defendiendo la posición contra el equipo de Entibo... pero mu mal.

Porque los jobis de Entibo ya no se parecían tanto a los jobis de jiempre. Medían como siete veces más de alto y de ancho, tenían barbas de salvaje y tinían más músculos que un olog de Angmar. Bramaban como morlacos y repartían hostias como panes.

Porque claro, esos no eran los jobis de Entibo. ¡Eran los beórnidas que se habían visto por Bree esos días! Comandaos por su capitán Bertín el Carroca, la manada de morlacos reventaba a los de Bree a dos manos, sin respeto nenguno por el bienestar ajeno, que una cosa son las hostias y los huesos rotos entre vecinos y otra la que estaban repartiendo los rhovaniescos esos.

Por fin se descubría lo que hacían los del pueblo de Beorn en Bree: habían sido fichaos por los jobis de Entibo pa jugar el campionato. Que se ve que los jobis de Entibo se estaban haciendo de oro con la exportación de hierba pa pipa y se podían de permitir fichar a los más mejores jungadores de cucaña de to la Tierra Media, que de normal suelen ser los más grandes y los más brutos.

Y claro, entre toa esa barabunda de brazos pelúos estaban los de Bron, el Tocho, el gigante que esa mañana había competío por las carnes del cerdo Chispas mano a mano contra el Sinpán. Ya recuperao de la paliza, el Bron no parecía más molesto que por la compañía de un elemento más peligroso que los músculos de los beórnidas: la Dominga. La Sabrosa hacía placaje a cualquiera que se acercara al Bron, y la defensa era letal porque levantaba los brazos y aireaba la sobaca.

—¡Juera tós! ¡Es mío! ¡El Bron es mío! ¡Juera!

Eso hacía que pa onde se moviera el Bron pa pegar tollinas la Dominga se acercara to violenta a repartir cachetás que no valían de muncho, pero por sus perfúmenes la gente se apartaba y se hacía un hueco mayor que el que hacía el propio Bron el Tocho.

¡Es mío!—gritaba con su voz chillona a cualquiera con su boca babosa y llena güecos, relamiéndose entre jadeo y jadeo con esa lengua más sucia que lamer boñigas. Pelear por su amado Bron la dejaba esausta y ya tenía más de un calamón morao por encima.

Notas de juego

Más sobre los morlacos, en la escena 1.

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01/04/2018, 14:26
Pregonero

El Tapizao, que estaba ahí con sus contratos de los artistas que iban a actuar en las fiestas de Nuestra Señora de Lothlorien, escuchó la pregunta del Ovejero.

—Que el Martel ha desaparecío, como la Puri. Que ya han montao un grupo de monteros especiales pa buscalos. —Entonces se fijó en el Sinpán, que estaba ahí y era uno de esos monteros de apoyo. El Tapizao había estado delante cuando los dieron las placas a tos.— ¡Copón! Si asquí está uno. A ver, Sinpán, ¿se encuentra o no? Que nos va to con la Puri.

—Si supiera dónde está Rick Martel... Se fue con la reina de las fiestas esta mañana, que tenían que hacer ronda de dejarse ver. Pero debería haber vuelto hace rato. Y no es alguien que pase desapercibido, todo el mundo lo conoce—dijo el guitarrista.

—¡Tanta gente perdía! La Puri, el Martel, los Orkos Negros... Que a mí esos me dan muncho igual y que si no tocan más mejor pa tos porque esos na más hacen ruido y alteran a la juventú. ¡Pero tién que firmar el contrato! —El Tapizao golpeaba un papel con el deo.— Que luego vienen los poblemas de nineros y en Bree semos mu serios.

Es lo que tié coger suvenciones de la diputación, del reino, del ministerio y de donde sea, que luego hay que justificalas.

Notas de juego

Tiradica de la habilidá Golisquear o de la caraterítica Entendederas.

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01/04/2018, 15:49
Pregonero

El Chato rumiaba entre encargarse del asunto que tinía entre manos o seguir mirando a las mocicas aquellas con la mente en blanco, mascando babas. ¡Que las mozas vienen mu como nunca antes! Más pimpollas y prietas que nunca, enseñando tobillo y to, que ese desparpajo no se veía desde los buenos tiempos de Beleriand, cuando las Primeras Nacías iban cantando con el cántaro a la fuente to pizpiretas porque eran inocentonas y no conescían la maldá y daba igual enseñar cacha. Pero la Mari y la Pili eran mu agrias y faltas de respetos por sus mayores, como era tamién parecía que la norma entre la juventú de esos nuevos tiempos.

Eso, vamos con los otros—dijo, forzándose a apartar la mirada de las mozas. Le pegó un chiflío al Pitiflu, que andaba picoteando migas del suelo, y el palomo le volvió al hombro, que lo tenía to cagao que parescían los galones de un general de la vieja Arthedain.

Al otro lao de la plaza estaba el ayuntamiento y en la puerta habían aparcao al Chispas y al Gollum, el perrete del pastor. El Chispas estaba derrumbao contra la pared, derramándose entero, pero al ver acercase a su Lorelai se puso de pie mu digno y sacó pechopalomo. Lastimica de no tener un peine, o se hubiera echao patrás los pelos pa parecer más rebonico.

Oink—dijo, zalamero.

La puerta estaba entrabierta, porque habían muncho trabajo en el ayuntamiento, porque allí se citaban los artistas que tinían algo que tocar. Ya antes de entrar se podía oír a alguien dando berríos llamando a los Orkos Negros, a los que parecía buscar. ¿Es qué tol mundo estaba buscando a esos?

Al entrar en el recibidor vieron gente pacá y pallá, porque sobre todo había que darle servicio a los visitantes importantes, que a la sazón eran casi tos los músicos de las diferentes bandas que habían venío a Bree, como bien se pué de ver en el cartel de fiestas. Unos afinándose los istrumentos, otros tocando unos acordes ahí al fondo charlando, otros de pitorreo, y otros bebiendo, porque eso sí, pero los artistas son mu gambiteros y mu poco formales, y a la nada se van por los cerros de Umbar y a gozarla. Por eso siempre tienen a gente al lao arreglando cosas. Por ejemplo, ahí estaba el Tapizao, una cara ya conocía. Era uno de los trabajadores del ayuntamiento, que ya había tenía altercao con el Sinpán por la mañana cuando lo del desayuno y la fila pa pillar sitio y luego que si los Orkos Negros.

Pues a pocos pasos de la entrada estaban el Ovejero y el Sinpán hablando con unos músicos. El Tapizao estaba ahí con unos papeles, más nervioso que tí. Un guitarrista, que parecía llevar la voz cantante en el grupo ese, había firmao unos papeles y charlaba con los compañeros de la Lore y el Chato.

Si supiera dónde está Rick Martel... Se fue con la reina de las fiestas esta mañana, que tenían que hacer ronda de dejarse ver. Pero debería haber vuelto hace rato. Y no es alguien que pase desapercibido, todo el mundo lo conoce—dijo el guitarrista.

—¡Tanta gente perdía! La Puri, el Martel, los Orkos Negros... Que a mí esos me dan muncho igual y que si no tocan más mejor pa tos porque esos na más hacen ruido y alteran a la juventú. ¡Pero tién que firmar el contrato! —El Tapizao golpeaba un papel con el deo.— Que luego vienen los poblemas de nineros y en Bree semos mu serios.

Es lo que tié coger suvenciones de la deputación, del reino, del ministerio y de donde sea, que luego hay que justificalas.

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03/04/2018, 16:42
Gromenauer, el "Sinpán" el del Klander, de los enanos Arrecíos de las montañas

El Sinpán había estao mu callao. Demasiao. Seguro que se había estao fijando en algo de eso en lo que solo se fijan los locos y los enanos. Y él era un poco de ambas cosas. Bueno, igual un mucho.

El caso era que el enano había hilao algo relacionao con los Orkos Negros casi de seguro...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Yo creo que con un 8, algo hilaré...

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06/04/2018, 17:29
Carmela Angustias Cansecillo Varces, la señá Mela, la Orejas
Sólo para el director

-¡Ya no respetais na! Pos se lo vi a dicir a tu madre, que lo sepas- le respondió La Mela al pequeñajo de la Partu cuando el chaval no le hizo ni caso.

Asín que la Mela, a falta de otros ojos mejores, tuvo que hacer caso de los suyos y, con esa idea, enfiló to pa'delante esquivando espetadores. Que algo de destreza tenía la mujer, que practicaba mucho en la tienda pa saltarse la cola elegantemente como todas las mujeres de buena edad.

Y cuando pudo ver, lo entendió to, toíco.

O los jobis había hecho una magia ginética de esa como la de los uruk hai y le había mejorao la raza... O habían hecho mercadeo en el mercao de los martes* y habían conseguío mejores bestias pal equipo.

-Esto en mis tiempos no pasaba- dijo para quien quisiera oirla a los alrededores -Antes no se andaba uno mezclando asín. Pos si eras humano, con los humanos. Y si eras jobi, con los jobis. Y cada pueblo defendía lo suyo y antes morirse que que vinieran a defenderlo otros. ¡¡Menuda deshonra!! Si es que desde las guerras del anillo esas está to mezclao. ¡¡Y no hay respeto!!- Esta última frase quedaba bien siempre en cualquier argumento.

La Mela vió a la Dominga allí en medio pero no había nada más allí que le interesase. Porque los amoríos de la Dominga ya eran "vos popular". La Mela no veía exclusiva ni na.

-¡Mandos, Mandos! ¿Porqué me has abandonado?- se lamentó la Orejas en su desesperanza ante la falta de información. Su cerebro se debatía entre ir a rezarle un ratico a la capillica a ver si la iluminaba o buscar al resto... pa que la iluminaran también.

Al final se decidió por lo último. Que la Mela era mu devota del Mando pero la información buena nunca la había llegado de él. Así que giró sobre sus pasos pa ir a buscar al resto con la esperanza de que, a estas alturas, supieran algo nuevo que ella pudiera aprovechar.

Notas de juego

* La Mela había oido hablar de fichajes del mercado de invierno en los deportes... pero se había hecho algo de lío con el tema.

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07/04/2018, 13:08
Éuhlogio Focín, el ovejero.

Parecía de ser que la noticia había corrío pol pueblo como un reguero de pólvora, y que tol mundo estaba al caso de tó, de las disapariciones y del cuerpo délite recrutao pacerse cargo del caso. Al menos, el Tapizao no parecía mu preocupao en divulgarlo a grito pelao.

Asín que la sutileza con que el ovejero había planteao el caso no había servío pa ná, sólamente pa que quedase como el tontol pueblo que siempre es el último en enterarse de lo que pasa.
 

- Tiradas (1)
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08/04/2018, 17:36
Pregonero

El mago y la elfa aguá habían entrao en el ayuntamiento y sacercaron al Sinpán y al Ovejero, que estaban de palique con unos músicos y el Tapizao, el del ayuntamiento que igual te ordena la fila pa la desayunada popular que hace de enlace con el cuartelillo de los monteros que te monta el palco del pregón. En esa ocasión, parecía mu metío en sus cosas de papeleos de las fiestas, que es cosa mu seria pero que lo mesmo podía esperase pa otro rato, que tanta presa no había y tampoco pasaba na si se firmaban hoy o mañana.

Pero es que el Tapizao no daba pa muncho y se tomaba muy a pecho sus labores, aunque hiciera mal la mitá dellas. Yo, el pregonero, me tié mu cansao el Tapizao, que me le encuentro ca'dos por tres en el ayuntamiento y siempre está en metiéndose en to lo que no es suyo. Y pa meterse en asuntos ajenos estoy yo, que pa eso soy el pregonero, la voz del pueblo.

El Sinpán había estao callao un buen rato, con la cabeza encajá entre los hombros y la mirada fija y perdía al mesmo tiempo, mu de esas miradas que dan cague porque con las gentes como el Sinpán nunca se sabía, que son gente que están revirás y que igual tienen esa mirada porque están con las mientes en blanco, en la nada, como que la tienen porque están masticando un resquemor por dentro por alguna ofensa inmaginada y te calzan una hostia sin venir a cuento y luego hay que separalo y lleváselo y el curandero de cabezas de la pública dice que hay que encerralo en el sanatorio de los que no tién más remedio, pobrecicos. Y asín pasan la vida, a purés y mirando la paré, en blanco, preguntando sin parar, «¿tiés fuego? ¿Tiés fuego? ¿Tiés fuego? ¿Tiés fuego?».

El Ovejero, que estaba menos alelao que el Sinpán, tamién parecía reflesionar algo de importancia, porque en su cabeza se estaba moviendo algún engranaje. Es lo que tié ser pastor, que en las soledades de la dehesa y de la campiña, tiés dos ociones: o te la pasas dándole calor a las borreguicas, o te daba por reflesionar. Munchos grandes filósofos de antaño eran desos bucólicos que cantaban las virtudes de la vida pastoril, más que ná porque eran elfos de la Primera Edad y no tenían que trabajar ni una miaja, que to les venía dado y las reses se pastoreaban solas. Pos esos mesmos que no daban palo al agua se entretenían en escribir las gestas de Eru Ilúvatar, los Valar toítos enteros y las hermosuras de Yavanna. A lo mejor es que el Ovejero era de esos y tuviera mu entrená las mientes y descurría como un tío listo de cagase, por muncho que dijieran las habladurías en el pueblo sobre cómo pasaba el tiempo libre en el campo.

El caso es que en esas dos cabezas, por un camino o por otro, llegó cierta reflesión, y es que que era que es que era que si el Tapizao estaba haciendo de firmar los contratos de los artistas, en un lao se pone el garabato de uno, y en otro lado el de otro. Y si uno de los garabatos era del representante o lo que sea de la banda, en el otro estaría el garabato del contratante.

De tos era sabío en Bree que el ayuntamiento tenía a su alcalde y a sus concejales, que además de los elegíos por el partío que hubiera de ganao las eleciones, también se incluía a ciertas fuerzas vivas de Bree a las que se escuchaba y respetaba de jiempre. En total formaban un consejo de sabios y notables mu respetaos de jiempre, por sus mamandurrias, por cómo se ganaban el favor del pueblo por favores de ponme al niño chico en la diputación o recalifícame el bancal o por lo que fuera. Ellos eran los que dicidían en gran medida a quién se traía pa las fiestas y firmaban el contrato del papelajo.

Asín que, claro, alguien tenía que haber decidío traer a los Orkos Negros, a Helm y los Cuernavillas, a la Númenor con Rick Martel, al coro de Ainulindalë y demás artistas que se sabía que vinían a Bree, como bien se pone en el pograma de fiestas.

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08/04/2018, 18:18
Director

Desde la Guerra del Anillo esto está to mezclao, y no hay respeto. Era lo que pensaba la Orejas y no le faltaba razón. En sus tiempos mozos aquello no pasaba. La Oscuridad era la Oscuridad, la gente estaba agarrotá y bien metía en cintura, porque había hambre y porque había mieo. Y ahora, asín estamos, to lleno de desorden y nengún respeto, que la juventú no tié respeto ni lo ha conocío y to está cambiando muncho. ¡Y a dónde vamos con esas! Que to se permite.

El mayor dolor de la Orejas, sin embargo, era esa flecha de ballesta uruk clavá en su corazón, pues había llegao a un punto muerto en su invistigación de cotilla. Con suerte, entre tanto grito y tanta munchedumbre y tanto jolgorio nandie prestaría atención al duro fracaso. Nada podría ser peor que empezara a dicirse en el pueblo que la Orejas ya no golismeaba como antes, que había perdío fuerza y que ya no era la digna seguidora de Mandos, el que tó lo ve, la que tos habían conescío y respetao. Porque el respeto se pierde muncho más rápido que se gana, y el pristigio ganao por la Orejas durante largas décadas de malmeterse en la vida de los demás se podía de perder en un pispás. Que la señá Mela era respetá por lo suyo y to el mundo sabía quién era y cuáles eran sus galones merecidamente ganaos en las batallas de los mentideros, pero en ese mundo de trepas y huargos, la cotilla que te respeta hoy te mete la patá mañana.

Y eso podría estar a puntico de suceder.

—Mela, chica, se te ve perdía. ¿Que has visto al Rey Brujo de Angmar o algo? ¿O es que no lo has visto?

Ahí en medio de to la gente, ya dando la espalda al fregao de la cumpetición, se acercaba la Maite, la Casadera. ¿Cómo que qué Maite? ¡La Maite, la Casadera! La cuarta de la Jacinta la Rulos, la del Frasquito el Mermao, el que se vino a Bree cuando lo de Azanulbizar, porque dicía que los enanos de Náin III... ¿cómo que qué Náin III? ¡Pues el primo de Thrain II, Rey Bajo la Montaña, ¿quién va ser? ¡El primo! Pues ese. Pues que esos enanos le habían pisoteao tos los bancales en las laderas de las Hithaeglir y se lo habían llenao to de orcos muertos que eso daba pena de velo que la sangre orca estropea tó que es como echale sal a los campos. ¡Pues esa, esa Maite, copón! Lo de aquello fue una catástrofe para esa familia, que emigró al oeste y llegó a la colina pa quedase. Y una catástrofe tamién para la señá Mela, pues de ese linaje salió la Maite la Casadera, la que es su mayor cumpetidora en el campo del cotilleo. A la Maite la llamaban la Casadera no porque estuviera en edad de merecer, que no, sino porque se había especializao muncho en el sector del cotorreo marital, el de los cuernos y los queredes y los enamoramientos, que tié tanto de dulce como de picante y de muncho agrio y resquemor. To lo bueno, vamos.

La Maite había visto a la Mela algo sofocá y su propio istinto Ella-Laráñido la había puesto en alerta. Pilló a la Orejas junto al carromato donde estaban amontonando a los heridos y magullaos de la batalla de la cumpetición de cucaña. No dejaban de llegar las víctimas de los beórnidas del equipo Entibo. Y la pilló con tonillo de jodienda.

Ay, chica, que tiés mala cara y clamando al gran Mandos, que nos tenga en sus estancias. ¿Qué tiés? ¿Qué tiés?—lo preguntó con tonillo mientras se agarraba la rebeca y se guardaba con ella, gesto inconfundible entre las profesionales.