Partida Rol por web

Finalmente había llegado el día, apenas habían pasado un par de días tras los acontecimientos de Madrid y la misión de exploración estaba preparada. Delante de la puerta se había organizado un perímetro de seguridad, y frente a la puerta había dos vehículos de los cuerpos del GOE, dos RG-31 uno con configuración de puesto de mando con toda clase de equipo de comunicaciones y de medición y el otro con configuración de transporte de tropas en donde podrán atravesar la puerta.

En el vehículo pueden distribuirse como consideren oportuno, además ambos están armados con el sistema de Ametralladora RCWS Samson para darles una defensa adecuada a la misión de exploración que deben realizar.

Ambos vehículos se encuentran estacionados justo delante de la puerta, frente a ellos un grupo de soldados formados mientras su superior, el propio Almirante García Sánchez del Estado Mayor esta frente a ellos, el hombre está muy serio, sin duda, muy consciente de que todos los ojos del mundo están puestos en ellos en ese momento, les mira y con la seguridad que se exige a un hombre de su posición dice:

• Señores… son lo mejor de nuestro ejército y les enviamos a una importante misión… hace dos días entro por esa puerta un ejército hostil, hasta el momento al menos 50 de nuestros compatriotas han muerto y al menos otros 300 están heridos, ese ejército estaba formado por tropas similares a las usadas por los ejércitos de la antigua Roma clásica, pero también había otra clase de criaturas que actualmente están en proceso de análisis
• Su misión consiste en decirnos que nos esperara tras esa puerta, serán los primeros en atravesarla y determinar si es seguro pasar para las fuerzas regulares, trataran de establecer una zona de seguridad y reconocerán los alrededores de la puerta, para saber que nos encontraremos una vez crucemos esa puerta.

El hombre mira serio durante unos segundos, se gira y mira la puerta, para después volver a mirar a las tropas y decir:

• Desconocemos si solo nos encontraremos enemigos o existen posibles aliados, esa es su misión secundaria… en resumen, su misión consiste en explorar la zona alrededor de la puerta, determinar si es seguro el paso para nuestras tropas y determinar qué clase de oposición y posibles aliados nos encontraremos una vez atravesemos la puerta.

Mira a cada uno de los allí presentes durante unos momentos, va pasando su mirada uno por uno para finalmente detenerse en el líder del grupo y decir:

• Cuentan con total autonomía, hemos determinado que el lugar es seguro y que pueden volver en cualquier momento, además las trasmisiones de radio y de video parece que no tienen interferencias en el retorno… contamos con todos ustedes…espero verles dentro de una semana.

Mira a todos ahora y añade:

• Y recuerden… el mundo les está mirando.

El hombre hace un saludo e indica que pueden continuar y ponerse en marcha, frente a ellos tienen todo preparado, los soldados que guardan la puerta les saludan a la espera de que pasen, en los vehículos todo su equipo preparado.

Víctor no pudo evitar rodar los ojos. Menos mal que el uso de las gafas de sol estaba justificado en la capital, y más con lo que se encontrarían tras la Puerta.

Decir "Antigua Roma Clásica" es como no decir nada... Generalizar está muy feo...

Víctor se hacía mil preguntas. ¿Tendrían un ejército profesional o noble? ¿Que tipo de organización seguirían? Pero nada de aquello tenía sentido de momento. Tras hacer el saludo militar, Víctor se puso a revisar su equipo. Al final había optado por la G36C, USP y cuchillo de combate. Un equipo estándar, nada del otro mundo. Apenas llevaba más equipaje, aparte de algunos útiles de aseo, una libreta, un bolígrafo Bic y un par de libros que creía podrían serle de cierta utilidad. El Dictionary of Languages y sus apuntes sobre la República Romana y la Dinastía Julio Claudia del Imperio. El primero podría ser útil para ver si los idiomas hablados al otro lado tenían un origen común con los de la Tierra. Lo segundo le serviría para comparar usos y costumbres... Algo que le tenía intrigado y podía ser bastante útil.

Con todo, llevaba cierto peso extra, pero podría valer la pena. Tras terminar de revisar su equipo, se puso a la espera de ver como se repartían al final los grupos.

Me mantuve en posición de firmes, tal y como había aprendido durante los años que llevaba sirviendo en las fuerzas armadas. Colocado a la derecha de todos, tal como mandaba el protocolo dado mi rango de Capitán y por tanto líder del pelotón. Permanecí completamente atento a las palabras del Almirante. Por lo que parecía, eramos la avanzadilla para una misión de conquista, una que iba a ser iniciada por el ejército español. Nosotros eramos los elegidos para esta importante misión, reconocer el terreno, evaluar la situación, establecer una base de campaña y preparar el camino para el avance del grueso del ejércio. Sin duda una misión a la altura del grupo de operaciones especiales.

Saludé al almirante cuando terminó de hablar y esperé a que nos ordenara ponernos en marcha para dar un paso adelante y poner a dar órdenes. - Adelante, pelotón. Connor, Alferez Lago, Teniente Orpinell, Sargento Barberán, conmigo al vehículo de mando. Alferez García, Subteniente Gurrutxaeta, Brigada Ndoye, Brigada Oliva, Sargento Jimenez y Sargento Lumbreras, al vehículo de transporte. Les quiero conectados por radio en todo momento, Alferez Lago centralice las comunicaciones en el vehículo de mando. Marchando. - Ordené, dirigiéndome a mi vehículo asignado.

-Si Capitan, Ya habéis oído chicos en marcha... 

Dije encaminándome hacia el vehículo, repasando mentalmente el equipo y asegurándome de que todo estaba correcto.

Seguro, listo. Mira, lista. Cerrojo, Listo. Rifle,listo. Pistola,lista,Cuchillo, en su sitio, minas..2..3, listas, todo listo, andando..

Estábamos a punto de entrar en la historia... seriamos los primeros hombres en cruzar ese portal que llevaba a un mundo nuevo, listo para ser descubireto, y nosotros seriamos los primeros, estaba nervioso, hace menos de 48 horas estaba en la sierra intentando construir un refugio con ramas y ahora estaba aquí a punto de marchar a un nuevo mundo.

Vale gente yo no conduzco, soy una calamidad,pido torreta ¡Vamos a moverse!

El sacerdote iba vestido de negro con el cinto purpura como dictamina la ocasion*, ya cuando arribaran se pondria el uniforme militar, como toque propio un rosario de cuentas blancas, verdes y rojas colgaba de su cintura. El almirante fue claro y conciso en su discurso, ibamos a peregrinar a tierras extranjeras donde sabe Dios que nos espera.

Quizas esperen la llegada de Dios. Como dijo nuestro Señor y Mateo repitio.

"Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Amén."

Pensaba el Padre Javier mientras que escuchaba el fin del discurso y la orden inmediata del Capitan, se acerco unos pasos hasta Monseñor Juan del Rio, que extiende la mano y el Padre Javier besa el anillo que porta, acto seguido Monseñor hace el simbolo de la cruz sobre la cabeza del sacerdote musitando la formula consabida.

- In nomine Pater, filii et spiritu sanctum. Amen... -Javier levanta la cabeza para mirarle y Monseñor le devuelve una sonrisa- ve con Dios hijo y sirvelo con fe, como ya hicieron en el pasado tus antecesores evangelizando en territorios barbaros. Recuerda siempre acercar al que huye, dar de comer al hambriento y enseñar al que no sabe, pues la luz del Señor hace ver al ciego y su voz oir al sordo.

- Asi sea, Monseñor.

Con una reverencia y Biblia en mano se dirigio al vehiculo, una vez dentro echo un rapido vistazo a su macuto. A parte de sus mudas, su cruz y su altar portatil, saco el maletin con sus utiles de medico.

Maletin de cirujia de primeros auxilios

Otro con antibioticos, antipireticos, analgesicos, antiinflamantorios, corticoides de amplio espectro...

Botiquin de primeros auxilios basicos y avanzados.

Una pequeña caja con viales y suministros para hacer pruebas basicas.

Creia llevarlo todo. Miro hacia delante y beso su rosario, escucho al alferez en el otro vehiculo pedir el puesto de torreta y sonrio.

Que Dios reparta suerte...

Julio había permanecido como mandan los cánones, en posición de firmes, escuchando con atención al militar ya algo entrado en años. Estaba nervioso, obviamente. Por mucho que en las GOE te enseñasen lo vital de controlar los nervios y mantener la mente clara y sin obstáculos, nadie en su sano juicio- y en las fuerzas especiales no quieren locos- podría no sentir nervios ante el escenario que se abría ante ellos. Una cosa era un despliegue en territorio hostil, donde por más que la situación fuera tensa tenías los datos cartográficos de la zona para saber qué esperarse, y sabías lo que ibas a encontrar. Otros soldados humanos, vehículos, explosivos... todos ellos cosas conocidas. Imprevisibles, pero conocidas.

Pero, ¿aquí?. Aquí Dios sabía lo que encontrarían. Ellos iba a ser quienes se toparan con la sorpresa de morros y tuviesen que capearla. Desde luego, estaban tan preparados como nadie pudiera estarlo, eso lo sabían todos. Uno no llega a las GOE por casualidad. Pero la puerta y el mundo tras ella era una incógnita, y si hay algo que a un soldado en misión no le gusta, son las incógnitas.

Sea como fuere, Julio apartó ese pensamiento de su mente con la práctica de quien ha hecho algo así muchas veces. No servía de nada ahondar en ello. Sí, iban a ser los primeros en entrar en terreno hostil y los primeros en ver qué les deparaba por las malas. Para eso estaban, y todos sabían qué era lo que venía con el trabajo cuando lo cogieron. Su trabajo en concreto era ir cerca de la delantera y facilitar el paso y la movilidad a sus compañeros, y por sus cojones que lo iba a hacer, romanos, dragones, mazmorras o lo que viniera.

Para distraer la mente, se dedicó a observar al militar ya algo entrado en años mientras hablaba. Incluso para las GOE, era muy inusual estar frente a alguien tan arriba en el escalafón. El Estado Mayor era cosa de oficiales de carrera, de coroneles, generales y demás gente de la escala de mandos, no de tropa como ellos. Probablemente, esta sería una de las pocas oportunidades que tendría de verlo de cerca.

La impresión que le dio no fue mala. Claro, directo y conciso. Sin florituras, discursitos a la camara ni historias. Esta es vuestra misión, carretera y puerta. A él ya le vale así. Total... ¿qué mas queda por decir a estas alturas de la peli?

A la orden, replica cuando oye al capitán Genovés dirigirse a ellos con las instrucciones iniciales, dirigiéndose a paso vivo hacia el RG-31 al que le han asignado. Una vez cerca del vehículo, da una mirada a Daniel y al resto antes de contestar a la pregunta implícita de su compañero.

Yo se conducir uno de estos. En mi unidad normalmente solemos llevar toda la morralla que usamos en combate en estos o alguno parecido. Si nadie más quiere, puedo llevar yo el volante.

Tras el caos desatado en las calles de Madrid, y los informes recibidos, digamos que me hallaba yo en disposición de "reconocer" con e grado de agresividad necesario, la cantidad de terreno que fuera pertinente.
Me mantuve totalmente inmóvil, en el extremo izquierdo de la formación esperando sencillamente a que los discursos protocolarios terminaran.
Y estos acabaron en el preciso instante en que nuestro capitán, me nombre.
A sus ordenes mi capitán.
Rompimos la formación una vez que habían sido designados nuestros puestos y por mi parte, me encamine a paso ligero hasta mi puesto.
Habiendo memorizado el listado de miembros que seriamos la dotación del Nyala, cruzo una mirada con los míos antes de decir mirando a Julio.
Por mi parte mi brigada, me parece perfecto. Iré con usted en la cabina de acompañante si nadie mas quiere el puesto.

Roberto había escuchado el discurso sin inmutarse ni un ápice en posición de firmes. Los compañeros se estaban ya dirigiendo a los vehículos, Sí, mi capitán respondió de manera escueta. Se giró con el resto de la escuadra dirigiéndose hacia el vehículo, de camino giró levemente la cara para contemplar a su amigo Rodrigo, fue el único momento que esbozó una ligera sonrisa mientras asentía y volvía al rictus serio que requería el momento.

Por fin había llegado el día, de ponerse manos a la acción. Esta sensación de peligro de comenzar una misión le gustaba a todo militar, por mucho que algunos lo negaran. España estaba en peligro y tras España todo el resto del planeta. La situación era muy confusa tras los hechos acontecidos los días pasados. Esto no era Mali o Yemen aunque la escuadra estuviera preparada como si lo fuera. Nunca había disparado contra un romano y menos contra un dragón, aquello iba a ser extraño.

Roberto verificó todo su equipo antes de colocarse al lado del vehículo, echo un vistazo a la mochila donde guardaba algo de munición, el resto iba en el vehículo. Su USP Standard en la funda del cinto, cuchillo de combate y MG4 cruzada sobre el pecho, yo puedo conducir, se giró hacia sus compañeros, pero seguro que algún otro lo hace mejor, y sin más se queda a la espera de que alguien se ofrezca.

Rodrigo no había podido dejar de sorprenderse un poco cuando le habían elegido para aquella misión. Era un novato que había terminado el curso de capacitación hacía menos de un año. Pero a medida que recibían los detalles de su misión su sorpresa fue disminuyendo. Aquella misión estaba pidiendo gente como él, no era tan diferente a las misiones que había hecho cuando era un cazador de montaña, reconocimiento en terreno hostil con nula información del número de efectivos o tecnología que disponía el enemigo. Lo único que le ponía un poco nervioso era la falta de información sobre el terreno y el no saber quienes serían sus compañeros. 

No voy a mentir a nadie, para alguien tan aficionado a la lectura como Rodrigo la posibilidad de ir a explorar otro mundo era como un sueño. El sueño. La humanidad había llegado a un punto en que era demasiado tarde para explorar el planeta tierra pero demasiado pronto para explorar el espacio. Pero ahora ya no, ahora tenían esa puerta y la imaginación de Rodrigo volaba imaginando lo que podía haber al otro lado. 

No pudo dejar de sonreír cuando vio alguna cara conocida en junto al convoy pero no tuvo tiempo a saludar a sus compañeros pues el Almirante del Estado Mayor se colocó ante ellos que se cuadraron al momento como uno solo. El discurso fue el discurso estándar que se da cuando tienes televisiones de todas partes del mundo grabando cada segundo que pasaba junto a la puerta. Pero parecía que sus compañeros no se habían dado cuenta de aquello pues en cuanto terminó el discurso del Almirante y el Capitán dio las órdenes. - Sí mi capitán. - se limitó a responder Rodrigo mientras se dirigía a la parte trasera del segundo vehículo. Era poco profesional ponerse a discutir allí sobre quien sería el conductor designado, el capitán tenía las hojas de servicio de todos ellos y debería haber sido él quien asignase un conductor a cada vehículo pero no lo había hecho. Parecía que Brigada Ndoye era quien más confiaba en sus habilidades de conducción así que él podría tener un viaje tranquilo en la parte de atrás. 

Sus compañeros no dejaban de sorprenderle, tenían un especialista en armas pesadas como era Roberto a quien conocía bien y sin embargo el Alferez García se "pedía" la torreta como si de un partido de futbito en el patio de un colegio se tratase. Revisó su equipo en silencio y manteniendo la compostura ante las cámaras de medio mundo, eran soldados profesionales maldita sea. Más valía que empezasen a parecerlo o serían el hazmerreir de todo el globo.

Unirme a la unidad en el último momento había sido dificil, por suerte mi padre pudo justificar la necesidad de una experta en comunicaciones y equipos de radar para poder realizar la misión con éxito. Apenas sabíamos nada del otro lado o como lo que pudieramos encontrar podría afectar a las comunicaciones con la base.

No conocer a nadie en el equipo iba a ser dificil y más siendo la única mujer pero esperaba poder acoplarme rápido en el funcionamiento de la unidad. No puedo evitar mirar de reojo al cura ya que no creo que debiera ir a una misión de estas caracteristicas pero habiendo crecido con un militar en mi familia sabía bien cuando era mejor morderse la lengua.

El capitan distribuye a los miembros del equipo entre ambos vehiculos a lo que yo respondo rápidamente.

Si, señor Me muevo rápidamente a mi puesto donde tenga un fácil acceso a la radio por si hay algún tipo de problema con la misma.

Casi recién llegado de su tierra natal le informaron de donde se encontraría con sus nuevos compañeros y donde le comunicarían las ordenes para la próxima misión.

Una vez en el lugar y tras el discurso del Almirante, bastante propagandístico y bastante estándar, aunque igual para algunos era hasta inspirador y motivador, lo importante eran las órdenes dadas.

El capitán dió sus respectivas órdenes y  dividió al grupo entre los dos vehículos, con un saludo típico militar, pero en silencio, Iñaki se dirigió al vehículo designado. Por fin era hora de devolver a aquellos invasores el golpe que habían sufrido ellos.

Los saludos estaban hechos, las despedidas, los comentarios, los mandos se habían marchado a observarlo todo, frente a los dos vehículos solo había una cosa, la puerta. Por los drones que habían enviado sabían que tendrían que conducir por una especie de pasillo oscuro por casi un kilómetro y así hicieron, justo antes de que entrasen en la puerta un gran silencio contenido se sentía en la zona, algunos de los soldados destinados en la defensa de la puerta le saludaron.

No tardarían más de dos minutos en atravesar aquel corredor oscuro cuando pudieron notar una fuerte luz al final y entonces lo vieron, sin duda estaban en otro mundo.

Ante ellos se extendía una gran extensión de tierra verde, un valle con algunas lomas, lo habían visto en las fotografías de los informes, el cielo, más azul que habían visto nunca, algunas nubes podían verse por el norte en donde las montañas se extendían a lo lejos, sin duda una gran extensión de montañas. El aire era el más puro que cualquiera de ellos podría haber respirado nunca, lo cual les invadió los pulmones, la tranquilidad y los olores de la naturaleza lo invadían todo.

Gracias a los drones que enviaron antes que a ellos mismos sabían que a unos 20km al sur había una pequeña aldea, en donde empezaba un bosque que debía tener una gran extensión, hacia el norte se encontraban las montañas, al este algunos campos de labranza y al oeste un camino de tierra donde una pequeña construcción de madera se alzaba a casi 50 km. Los datos eran todos de 50km a la redonda de la puerta.

Me concentré en la labor que teníamos por delante. El primer paso podía ser el más peliagudo. La misión podía terminar incluso antes de que empezase y dependía de mi. Observé con cautela los datos que habíamos obtenido de los drones de reconocimiento, pensando cuál podría ser nuestra próxima acción respecto a ellos. No necesitábamos internarnos en las montañas, o al menos no era prioritario ahora mismo. También teníamos la opción de la edificación de madera, pero podía ser peligroso dirigirse allí sin más datos. Lo mejor para obtener datos ahora mismo sería tratar de comunicarse con la población, podíamos buscar en los campos de trabajo o bien en la aldea. 

De estas dos opciones, la aldea parecía la respuesta más lógica, podríamos encontrar más información. - Bien, soldados, ponemos rumbo a la aldea. Trataremos de comunicarnos con la población local, pero sin correr riesgos. Al menor indicio de peligro o amenaza, atacaremos. Hay 20 kilómetros, avanzaremos sin detenernos a una velocidad constante. Los ojos bien puestos en el camino, es un terreno desconocido y lo tomaremos como tierra hostil. Una vez allí procederemos de la siguiente forma. El padre Orpinell y el sargento Barberán serán los interlocutores, trataran de hablar con la población. Connor y yo avanzaremos flanqueándolos a cierta distancia. La Alferez Lago operará la ametralladora Samson del vehículo de mando. El vehículo de exploración avanzará y se detendrá a 50 metros del vehículo de mando, todos los hombres tomarán posiciones, esperando la orden de ataque, salvo el brigada Ndoye, que permanecerá en el vehículo y operará la ametralladora. ¿Entendido? - Terminé, hablando a la radio, esperando la respuesta de mis hombres.

- Sí, mi Capitán. - Víctor respondió firme, pero algo dubitativo en su cabeza. Esto va a ser difícil. - Señor... Si se me permite... Si tenemos equipo de escucha, tal vez sería buena idea escuchar primero el idioma que hablan antes de iniciar contacto. Aunque sólo sea por comprobar si tiene similitudes con idiomas de la Tierra. Podría hacer la comunicación más sencilla.

Decía esto mientras miraba por la ventanilla del vehículo. Desde luego se notaba que esto no era la Tierra... Aunque sólo fuera por la agricultura, aquel lugar era una fuente de recursos enorme. Víctor iba haciendo anotaciones en su cuaderno, comprobando. De momento pocas, pero más tarde le valdrían para situarse mejor en el contexto de la gente de allí... Sería muy útil para entablar contactos.

Aunque al principio pareció haber algo de confusión con asignar los vehìculos, finalmente los dos grupos se pusieron en marcha. Julio se sentó al volante e hizo las comprobaciones de rutina mientras sis compañeros acomodaban sus equipos y a si mismos en el espacio de pasajeros del Nyala. Se preguntó con cierta curiosidad ociosa si Thierno, su padre, habría visto alguna vez al animal del que el vehículo tomaba el nombre mientras escuchaba el ronroneo sordo y potente del motor. Sonaba como nuevo.

Cuando se dio la orden, pisò el acelerador y agarrò con mas fuerza el volante. Hacia conducido un Nyala antes muchas veces, pero nunca hacia un lugar tan desconocido y desligado, en apariencia al menos, de nuestra realidad. Con el corazón latiéndole algo mas fuerte en el pecho y los ojos avizor, el brigada cruzó la puerta.

A decir verdad, para todos los rumores y todo todo lo que había hablado sobre ella, no sintió nada especial al traspasarla. Un ligero cambio en el aire, por la presión quizás, y ya estaban al otro lado. Comenzó a guiar el vehículo buscando con los ojos sobre el terreno, atento a cualquier cosa que se saliese de lo normal. No tardaron en llegar instrucciones del capitán, precedía de un chasquido de estática en la radio.

Recibido, puesto mando. Avanzamos a sus seis hasta nueva orden. Señor, si se me permite y con el debido respeto, creo que mi compañero tiene razón. Quizás la alférez Lago disponga de algo que nos permita oir a los locales antes que ellos a nosotros. Esperaremos nuevas instrucciones. Corto.

Las ordenes habían sido impartidas.
Sentado al lado de Julio me limito a asentir con la cabeza tras escuchar su sugerencia y, de un modo ya rutinario, reviso el cargador de mi g 36 asegurándome de que el primer proyectil se halla en la recamara del mismo.
Apenas necesito unos instantes para hacer esto. Y por lo tanto, vuelvo a observar el terreno que se abre ante nosotros por si hubiera algún indicio de presencia hostil.
Mirando de reojo a Ndoye digo.
N quiero parecer paranoico pero recomendaría prestar atención mas allá de nuestro camino. No fuimos nosotros los primeros en cruzar la puerta y me sorprendería mucho que no estuviera bajo vigilancia.
Giro la cabeza hacia atras dicho esto y hago un breve gesto con la misma a nuestro artillero para que arme nuestra torreta.
Me encojo entonces e hombros y añado.
No esta mal estar prevenidos creo yo.

El capitan me manda como artillera, la miro algo sorprendida es cierto que tengo bastante buena puntería ya que mi padre me enseño a disparar cuando era pequeña pero aun así se supone que debería encargarme de la radio. En una misión de reconocimiento según mi punto de vista la información que podamos enviar a la base es tan importante como la seguridad del permitro. Aun si no rechisto.

Si mi capitan. Recuerde informar a la base de que cruzamos la puerta sin contratiempos. Digo antes de abandonar mi puesto para ponerme en el puesto de artillera para hacerle ver que otro deberá hacerse cargo de las comunicaciones.  

Sí, mi capitán. A sus órdenes. Roberto se dirige de manera decidida hacia el vehículo, busca un sitio cerca de su amigo Rodrigo y se sienta sin mediar más palabra. Se gira hacia Rodrigo y hace un gesto como de encogimiento de hombros. Qué extraño, es la primera vez que no opero la ametralladora en una misión, quizá el brigada Ndoye sea experto también - piensa Roberto para sus adentros.

Roberto escucha las distintas sugerencias de sus compañeros, chasquea la lengua y recapacita interiormente no he oído al capitán pedir opiniones.

Aquel kilómetro por el pasillo oscuro se hizo realmente eterno y monótono, aunque solo pasaron dos minutos desde su marcha, pero al salir de aquel pasillo y ver el lugar le recordó bastante a los paisajes de su tierra natal, al final parecía ser que no echaría de menos su tierra.

A sus ordenes mi capitán- respondió ante las órdenes dadas por el líder del grupo, revisó su arma y demás equipo para estar preparado para cualquier imprevisto, sin mucho mas que hacer se dedicó a contemplar el lugar por donde estaban marchando.

Oscuridad, y luego una luz cegadora, el trayecto por el túnel me había parecido eterno, sin lugar a dudas estábamos en otro mundo, uno de una belleza realmente admirable, las ordenes llegaron del vehículo de mando y  rápidamente comenzé a adecuar mi rifle, debía calibrar bien la mira,si había combate sería un encuentro de media distancia, debía prepararme.

Buff... ¿por que estoy tan nervioso no lo entiendo? ¡cálmate Daniel cálmate!