Partida Rol por web

Jugaba con la cuerda de su arco, haciéndola vibrar con el dedo índice, mientras esperaba que el maestro terminase de hacer sus anotaciones. Luego escuchó atenta sus palabras y recogío el mapa con cuidado de sus manos, mirandolo interesada.

Debían viajar a Gondowan y luego a Tundaria. Todo estaba bien marcado en el mapa. No conocía aquellas tierras, ni sus gentes, ni sus costumbres. Las ganas de aventura y de ver cosas nuevas se apoderaron de Libis, que a pesar de lo preocupante de la situación, sonrió al imaginarse todo lo que encontraría en el viaje. Se le pasarón un par de preguntas por la cabeza.

Maestro, ¿podemos disponer de alguna montura para el viaje o tendremos que llegar al desierto a pie?, y... - dijo quedándose brevemente pensativa - Una vez estemos cerca de los medallones, ¿nuestro control de la psínergia nos ayudará a dar con ellos? ¿Se manifiestan con algún tipo de señal que podamos percibir?.

Así que sí tenían idea de dónde se hallaban los medallones. Aunque fueran sólo conjeturas algo era algo. Por lo menos no tendríamos que ir a la deriva por todo el mundo investigando hasta poder hallar alguna pista. Pero el desierto no me hacía especial ilusión. Hacía calor, no había agua y seguro que habría bastantes monstruos. Y lo peor, era demasiado grande como para poder encontrar fácilmente el medallón, por mucho que nos marcase en el mapa puntos más o menos exactos.

- Yo quería preguntarle si quizás conoce a alguien que nos pueda alojar o dar más pistas en algún pueblo del camino. Puede que si digamos que vamos de su parte nos ayuden.

Sonrio ante la mención del desierto, la verdad es que no me preocupaba demasiado ya que  si todo iba bien no tendrian que  preocuparse por morid de deshidratación. En cambio, Tundaria era como un paraiso para él, en el desierto se sentirian fuera de su elemento en cambio, en Tundaria, donde el agua y el hielo abundaban se sentiria  en su salsa.

---Ya veremos como nos las apañamos- comento a mis compañeros- Maestro Kraden ¿podria llevarme alguno de esos libros que hace referencia a los medallones?, tal vez  pueda sernos de ayuda alguna referencia que aparezca en el libro...

Kraden se aferró a uno de sus libros y comenzó a contestaros

- Llegar hasta Sulhalla es una proeza larga pero no complicada, no con los medios que hay hoy en día. Seguramente podréis contratar los servicios de un buen amigo mío que tiene su establo en las afueras, me debe más de un favor así que no os cobrará nada por el trayecto, recordad que es muy importante que digáis que vais de mi parte y que es MUY importante - hizo una pausa

- Con respecto a los medallones, ojalá supiera qué sucederá, no sé ni si quiera si tienen forma de joya o se trata de algo más metafórico, no sé si los podréis percibir o si vuestra psinergía se verá afectada, es toda una incógnita y es lo que me asusta, ya que es un riesgo que vais a tener que asumir - después miró a Hao

- Por desgracia las únicas personas que os serían de una utilidad increíble son los guerreros de Tale, pero ahora mismo están incomunicados, y eso es otra cosa que me preocupa porque para lograr algo así hay que tener mucho poder o que el zopenco de Garet haya metido la pata en algo - se quedó pensativo, se aferró más al libro y miró a Attem

- Me llamarás cascarrabias, pero estos libros ahora mismo son muy importantes para mi, no quiero infravalorar tus capacidades Attem, pero llevo demasiadas décadas en esto, créeme que prefiero ser yo quien indague aún más en él, una mala interpretación de las palabras escritas en estos libros podría tener consecuencias fatales y prefiero ser el único que sea responsable de un fallo de tal calibre, chicos el tiempo apremia ¿en que más puedo ayudaros? -

Se apartó el pelo de la cara mientras se levantaba de su asiento. Guardó el mapa con las anotaciones en su mochila, enrollándolo con cuidado. Se volvió a colgar su arco al hombro y miro a sus compañeros.

No hay mucho más que hablar. El tiempo apremia, dirijamos al establo a conseguir unos caballos. - luego miró a Kraden - Volveremos con esos medallones, téngalo por seguro, maestro.

Se dio media vuelta y se encamino fuera de la academia. Echaría de menos aquel lugar, pues en estos dos años había sido feliz y la habían tratado bien. Pero ahora se abría un nuevo camino ante ella, algo para lo que se había estado preparando todo este tiempo. Miro adelante y sonrió.

Asiento. Entonces teníamos caballos, mapas, equipo... ¿Qué más podía faltarnos? Dinero. Pero eso no podía pedírselo. Así que tendríamos que buscarnos la vida. Pienso en algo más que pudiera echar en falta, pero al ver que no se me ocurre, cojo mis cosas del suelo y me dirijo a Libis, en señal de que estaba preparado para marchar.

- Libis tiene razón. No hay tiempo para despedidas largas. Si eso es todo lo que necesitamos saber, lo mejor será marchar antes de que el otro grupo nos coja ventaja. 

Suelto un suspiro decepcionado al no poder llevarme ningun libro que nos pueda servir  para nuestra misión, sin poder evitarlo hecho una ojeada a los libros de geografia.

---Tal vez alguno pueda servir- pienso mientras los miro con cierta tristeza- Pero si el maestro Kraden dice que no sus razones tendra...

Me agacho a recoger la mochila y se puede escuchar un  pequeño chillido de protesta que viene de esta.

---Creo que no hay nada mas que decir- digo con toda tranquilidad a pesar de que el chillido se ha escuchado muy claramente en la silenciosa biblioteca.

Dicho aquello la hora de la verdad había comenzado. Los tres adeptos se pusieron en marcha con determinación para comenzar su viaje. Su primer destino era el desierto de Sulhalla, aún tenían muchos kilómetros por delante y varios mapas con indicaciones sobre zonas aproximadas de la localización del primer medallón, sin embargo todos sabían que la tarea no iba a ser sencilla pero un héroe nace del valor y la persistencia, no de la resignación.

Con facilidad, los adeptos lograron contactar con el amigo de Kraden que gustoso pudo alquilarles sus servicios de transporte. Se trataba de un carruaje no demasiado grande pero si lo suficiente para que los tres compañeros pudieran desplazarse a una velocidad más que aceptable

Las horas pasaban con monotonía mientras el desierto parecía más y más cercano, los pueblos pasaban y la noche y el día se convirtió en un ciclo que pasaba demasiado rápido ante vuestros ojos..

Libis miraba curiosa todo lo que iban encontrando por el camino. Cada pueblo que visitaban era para ella una novedad y le hubiese gustado quedarse más tiempo para visitar y recorrer sus calles. Pero no era tiempo de lo que disponían.

Sentada en el carruaje junto a sus compañeros se dio cuenta que algo se movía en la mochila de Attem.

Oye, Attem, ¿que escondes? Tu mochila no deja de moverse desde que salimos. ¿Te has traído un gato para el viaje? ¿Tu crees que nos puede servir de algo un animal?. - pregunta curiosa - Y por cierto, que sepáis que estoy enfadada con vosotros dos, no me habéis dicho nada de mi nuevo atuendo, con lo bien que me queda. Ni un simple, "Que guapa estas Libis". ¡Ya os vale!. - dice bromeando.

Sonrio ante la preguna de  Libis.

---Tal vez sea un gato o tal vez no-digo una de mis medias sonrisas- en todo caso espero que sirva  para nuestra aventura. Y tambien podria decir lo mismo de mi bastón, no me habeis dicho nada- añado socarronamente mientras me agacho para coger la mochila y dejarla sobre mi regazo mientras saco un trozo de comida y la meto por un lateral.

Al menos habíamos conseguido un medio de transporte y el viaje era cómodo. Aunque tanta tranquilidad no me gustaba. Ya pensaba que íbamos a tener aventuras y lo único que hacíamos era ir de un pueblo a otro, sin ver nada, y sin hacer nada. Para eso me hubiera quedado en casa estudiando con el maestro Kraden...

- Mm... un animal que pudiera servir para nuestra aventura... No se me ocurre nada... pero si quieres que llegue vivo a destino yo te aconsejaría que lo dejaras salir a tomar el aire de vez en cuando, que pasarse el día metido en una mochila no puede ser bueno para ningún animal. - Me había fijado desde el primer día en la mochila que se movía, pero había preferido no preguntar nada. Attem tenía derecho a su intimidad, y si quería traerse a su mascota, era cosa suya (aunque no fuera muy recomendable para la misión). Pero si decía que podría ayudar en la misión... entonces sí que me intrigaba.

- Ni vosotros del mío. Después de años soñando con un equipo para batalla por fin consigo estrenar mi espada y tener una excusa para comprar una armadura decente... - digo con una sonrisa en la cara. Me imagino con mi armadura y la espada, salvando a una bella princesa de un terrible dragón... Eso si alguna vez llegábamos a nuestro destino. 

Sonrio ante el comentario de Hao.

---TRanquilo es mas  resistente de lo que parece- digo con tranquilidad- ademas, ya esta acostumbrado  a pasar el rato en la mochila, seguro que se lo estará pasando pipa  dejando mis cosas hechas un desastre, pero es lo que tiene tener el viaje tranquilo.

¡Jo!, Attem siempre tan misterioso. Nos vas a dejar con las ganas de saber que guardas. - apoya la cabeza en su mano y tamborilea con la otra en su pierna para pasar el rato.

Y si me he fijado en tu armadura, Hao. Al menos te quita un poco la apariencia de chiquillo y te da un aire más respetuoso. - dice bromeando.

Espero que no tardemos en hacer la próxima parada, necesito estirar las piernas. ¿Vosotros creéis que este asunto de los medallones es tan importante como para mandarnos a nosotros a encontrarlo? No tenemos mucha experiencia. Espero que lo hagamos bien.

Me encojo de hombros ante la afirmación de Attem. Seguía sin pensar en ningún ser vivo que pudiera vivir encerrado en una mochila la mayor parte del día, pero no era una persona que fuera a decir eso si no fuera verdad...

- A ti ni eso... Aunque bien pensado podría venirnos bien si necesitamos utilizar un cebo para algo... - digo sonriendo, devolviéndole la puya a Libis.

- Si tuviera que apostar... diría que no son importantes. No es por quitarnos mérito, pero seguro que hay soldados y guerreros más preparados que nosotros. Yo creo que nos ha querido hacer un examen, habrá convencido a alguien que esconda los medallones en alguna gruta oscura y cuando los encontremos y regresemos nos dará una palmadita en la espalda y nos dirá que es una lección sobre la madurez, la responsabilidad o algo así...

Sonrio ante el comentario de  Libis pero no digo nada. Me asomo por la ventana y me dedico a contemplar el paisaje; tras un rato, meto la mano en la mochila y saco un libro de alqumia, lo abro y me pongo a estudiar, mi cara es la viva imagen de la concentración.