Partida Rol por web

Avanzais entre el mar de tiendas por la dirección que os habian indicado, por el camino veis a varios soldados todos bastante bien armados y de relucientes armaduras, muchos se paran para miraros, sobre todo a lso dos hombres bestias, pero a diferencia de los de antes, estos no comentan nada y cuando os alejais vuelven a lo que estaban haciendo.

No tardais en encontrar la tienda donde deberia estar el tal Ignacio, suponeis que ignacio debe de ser algun general que coordine todo este asunto, tras entrar en la tienda os parais un momento para contemplarla; sin duda alguna era de lejos, lo último que esperabais encontrar en el lugar, las paredes  y gran parte del suelo esta cuvierto de estanterias donde reposan cientos de  pergaminos enrollados podeis ver que en cada esquina hay un soldado haciendo guardia....y en el centro de todo, rodeado de pergaminos, está el que suponeis que es Ignacio aunque no esperabais que fuera esa clase de persona...

Deberá rondar los 70 años, aun así, se conserva de maravilla, de constitución rovusta y pelo y barba larga y blanca, el anciano parece no reparar en vuestra presencia puesto que esta concentrado en uno de los pergaminos que tiene en las manos, aunque su acompañante, un hombre bestia de aspecto escualido y ropajes de esclavo, sí que repara, levanta la vista lastimosa revelando un rostro demacrado y que sin duda a pasado hambre, al veros, agacha la cabeza mirando al suelo sin decir nada...

Según avanzabamos veia la cara de los soldados y solo quería matar a cada uno que me echaba malas miradas.

Finalmente acabó el trayecto y entré a la tienda. Para mi sorpresa ví mucho papel - Pensaba que los jefes tendrían un mapa en una mesa y muchas armas... pero este es un tanto más raro - Mirando desde la suficiente distancia la cantidad de pergaminos que había anduve un poco por la tienda hasta pararme a un lado del viejo que allí estaba - ¿Es este el lider? Curioso

Miré a Erik, el cual llevaba la carta haciendole un gesto para que avanzara y se la diera. Si nos quedabamos mucho más sorprendidos por esta escena... a saber que ocurriría.

Permanecí todo el tiempo en silencio con un nudo horrible en la garganta, escondiéndome detrás de mis compañeros mientras caminaba para evitar las miradas.
De alguna manera Pira me ayudaba a calmar el miedo, pero no puede ser suficiente. También ellos me intentaban ayudar, pero no podía parar de temblar incluso visiblemente, sé que se me notaba la gelatina de las piernas y brazos, y no sé si el resto del cuerpo. Ver tantos hombres juntos, estar completamente rodeada de ellos, y encima del bando enemigo... si nos descubren... no.. no debo pensar en eso. Sacudo la cabeza de lado a lado mientras junto las manos en el pecho.
Cualquiera de mis tres compañeros que me pueda ver la cara se dará cuenta de que estoy lagrimeando y llorando en silencio, así que trato de bajar la vista para que no se note tanto.

Casi ni presto atención cuando entramos a la tienda, deseando que todo acabe pronto.

Aquello no se parecía en nada a lo que esperaba encontrar en la tienda. Eran malas noticias. Un comandante aguerrido y temerario apenas le echaría un vistazo a la carta falsa pero un erudito la leería de arriba a abajo y podría notar matices extraños. Traté de dirigirle una mirada de desdén al esclavo que se agazapa cerca de nosotros para disimular la látima que siento por él.

Agradezco que Fenris tome la iniciativa, no quiero que parezca que llevo a mis dos mascotas. Al contrario, quiero que quede claro que son dos personas independientes y valiosas para la causa (aunque no sea la suya). A la señal de mi compañero, doy un paso adelante y presento la carta al frente.

 - Ejem, Señor...  - carraspeo para llamar la atención del tal Ignacio con la esperanza de que trate esto como un asunto rutinario y nos envíe a nuestras posiciones con presteza.

Camino por todo el campamento con las manos en la nuca y con una sonrisa de oreja a oreja. Cuando llegamos a la tienda del tal Ignacio miro absolutamente todo con curiosidad especialmente al anciano y al hombre bestia, al cual saludo con una sonrisa al cruzar miradas.

-Ese de ahí esta en un estado lamentable, pobre ¿no podemos hacer algo por el? - susurro con una voz que sonaba como la de un niño que le preguntaba a su padre mas un ligero tono apenado que combinaba con mi orejas caídas y una cara de pena- Mejor no podría desvelar nuestra tapadera. Adelante Erik, habla tu ya sabes que nosotros no caemos muy bien aquí.

Esa segunda frase sonó mucho mas adulta y seria dejando claro que pese a mi actitud un poco tonta sabía muy bien cual era nuestra situación. 

El hombre levanta la vista de los pergaminos al escuchar la voz de Erik, al fijarte te das cuenta que sus ojos son de un color que nunca has visto,de un profundo color violeta.

---¿Eh,quienes nos vosotros? Nunca os he visto por aqui...¿sois mensajeros o algo parecido?- dice mientras comienza a incorporarse  con cierta dificultad....dejando bien clara su imponente figura, medirá alrededor de los 2,10.

Ni pizca de sorpresa se adivinaba en mi rostro al ver tan tamaña criatura no humana, pues ese hombre sin duda era imposible que fuera humano... O igual sí y desconocía su procedencia. Una pequeña mirada dudativa salió de mi al ver como el hombre se levantaba con dificultad.

Si bien realmente parecía viejo, al ser un capitan y con dicha complexión extraña, mi intención última sería la de ayudarle. Si realmente era alguien tan imponente, ayuda sería lo último que necesitaría en esta acción. De igual manera, teniamos que actuar, y los soldados no ayudan a los capitanes o lideres sin que estos se lo ordenen, normalmente el orgullo se los come por dentro.

Haciendo una mueca de desprecio entonces al resto de los humanos que allí habitaban, la espera de que el asunto se terminara me mataba. Tenía ganas de salir de allí y terminar lo que veniamos a hacer.

Para distraerme simplemente centré mi vista en todos y cada uno de los pergaminos, y después repasé la tienda de arriba a bajo viendo cualquier posible estructura, escondrijo o cualquier otro tipo de ventaja o desventaja que pudiera tener la misma. Aunque parecía una simple tienda no estaría de más saber que armas tiene tu enemigo

Tras viajar junto a dos hombre bestia de gran tamaño pude ahorrarme la sorpresa que me habría causado su estatura hacía un par de semanas. Aún así, me resulto intrigante. Pocos humanos alcanzaban esa estatura con normalidad. Aquellas dudas se quedarían en el tintero puesto que no era momento para preguntas absurdas.

- Somos nuevos reclutas. Tenemos un mensaje para usted. - le tendí el pergamino con la esperanza en que no prestara demasiada atención a su autenticidad. Aquel podría ser facilmente uno de los momentos más delicados de nuestra misión y nada había que pudieramos hacer salvo mantener las formas.

Miré un segundo a Pira y le hice un rápido gesto con la vista para que se mantuviera a mi lado ahora. Si estallaba alguna clase de problema, quería tenerla cerca. Tragué saliva y me mantuve firme mientras esperaba que recogiera la carta.

---¿Nuevos reclutas?- os mira de arriba a abajo con cierto aire incredulo mientras coge el pergamino y lo mira, sus ojos pasan de un lado a otro mientras los soldados hablan por primera vez.

--- ¿Nuevos en un ejercito de élite?- pregunta sorprendido uno de ellos mientras os mira tambien

---Son solo una panda de criajos y un traidor, encima una de ellas  es una mujer..-dice otro

---No digas esas cosas, Copas y Espadas son mujeres bastante poderosas-comenta el tercero

---Si ya, aunque a mi me gustaria encontarmela en otras circustancias- comenta el otro riendose de manera algo pervertida y mira al grupo- No os preocupeis chicos, tenemos pañales para todas las edades, os los podeis poner antes de la batalla para así no haceroslo encima...

Los soldados comienza a reirse sin cesar a la vez que Ignacio termina de leer el mensaje.

--- Todo está en orden, ingresareis en la escuadra de la Luna Llena- dice muy serio, al escuchar esas palabras los soldados cesas sus risas y sus rostros pasan de la incredubilidad al horror.

---¿La Luna Llena? ¿Nuevos reclutas?- dice uno de ellos todavia incredulo mientras Ignacio asiente muy serio-Pero...¡Eso es imposible! ¡No sobriviviran ni una noche!

---Señor Ignacio...- empieza otro mirandoos esta vez con una nueva cara, como sí viese a alguien dirgiendose al patibulo-Sabe muy bien que nos gusta hacer sufrir a los nuevos reclutas, pero llevarles a una escuadra como esa...es un suicido...por favor, considerelo...

---Son ordenes de arriba, no puedo cambiarlas- comenta el anciano negando con la cabeza- Eduardo, llevelos a su zona y hable con el encargado para que todo quede claro...

---Si señor...-comenta el aludido mientras avanza hacia fuera- Venga seguidme....

Escuché tratando de tragar todos los insultos que nos lanzaban los guardias presentes sin hacer siquiera amago de mostrar mi ira pues no merecía la pena gastar energías. Pero uno tras otro ya eran demasiado y si bien es cierto que me daba igual que me insultaran a mi, pero si quería que la niña no tuviera nervios, tendría que dar la cara.

- Creo que no tendrán del tamaño necesario cuando te haga cagarte de miedo en el campo de batalla. - Dije al último guardia haciendo referencia a los pañales - Ya que necesitarás uno del tamaño de Aleph si quieres enfrentarte a mi con esas chulerías. Seremos nuevos reclutas, pero no habeis visto nuestra experiencia en combate, así que no juzgueis si quereis pasarlo mal - Puede que mi mala lengua y el hecho de que pudiera meterme en problemas nos pase factura, pero estaba hasta los colmillos de tanto menosprecio. - Volved a meteros conmigo o con la niña y os arrepentireis - Realmente así era, Erik y Zeral eran suficientes para protegerse a si mismos.

Pero entonces fue cuando el viejo siguió hablando dandonos el destino - ¿Luna llena? Pero... ¿Por qué se alteran? Hablan de suicidio pero... ¿Qué tiene ese escuadrón para tener tan mala fama? - echando aire hacia un lado, me giré - Que seamos "nuevos" no indica que no sepamos luchar. - Y salí de allí el primero esperando que el soldado que nos iba a guiar nos llevara hasta allí

---¡Espera, chucho!- escuchais cuando ya estáis fuera de la tienda, al girarse veis que es el soldado que a respondido Fenris, su rostro está serio- Ya que te gusta tanto hablar voy a darte una pequeña lección de humildad...- el hombre saca la espada  y se pone en posición de ataque- Lucha conmigo, te demostraré que  es lo que pasa con aquellos que faltan al respeto a sus superiores, las reglas son sencillas, el último que quede en pie u oblige al otro a rendirse gana, nada de golpes mortales y no lo digo por cobardia...se estan permitidos los duelos, pero sí alguien mata a alguien el castigo es la muerte...¡venga chucho, demuestra lo que tienes!

Ves que el enfrentamiento está atrayendo la atención de la gente que comienza a formar un circulo a vuestro alrededor, Eduardo parece que quiere intervenir pero finalmente hace un gesto de negativa.

---Vosotros, apartaos y dejemos que hagan el duelo- os dice haciendo un gesto para retiraros a un lado...

Observo la escena en silencio intentando aguantar las ganas de responder a los insultos cosa que yo logro pero Fenris no.

-Maldición, se va a liar- susurre de manera que solo Erik me escuchara

Y cuando estábamos apunto de irnos ocurrió el soldado se había cabreado y buscaba pelea. Le puse una mano en el hombro a Fenris y le dije al oído:

-Enséñale humildad y déjale un par de huesos rotos de regalo ¿eh?

Le hice una sonrisa con malicia y me aparte para ver la pelea de brazos cruzados.

Y en un abrir y cerrar de ojos, todo el sigilo, el intento de infl¡iltración, la paupérrima seguridad del plan... todo se fue al traste. La escalada de hostilidades se precipitó sin que nada pudiera hacer al respecto. E ignacio no hizo nada para evitar que dos de sus soldados se pelearan. Todo un líder

- Es sorprendente a la velocidad a la que las cosas se van a la mierda. - respondí a Zeral en el mismo tono.

Debía hacer algo para que la pelea no llegara a mayores. Si herían a Fenris, tendríamos problemas para la misión de mañana. Dudaba que ese mequetrefe pudiera hacerle daño de verdad al hombre bestia pero me resignaba a dejar nada al azar. Me acerqué a él, interponiendome entre ambos como si fuera a darle un último consejo antes de la batalla.

- No juegues todas tus cartas en esta pelea. El elemento sorpresa va a nuestro favor y prefiero que mañana no sospechen si no matamos civiles inocentes con todas nuestras ganas. Si tienes que rendirte y que piensen que eres un inútil, ríndete. Nadie ha dicho que no podamos matar a una decena de estos infelices antes de irnos. Pero ahora somos reclutas.

Me esfocé en sonreir y darle una palmada en el brazo a Fenris a modo de despedida. Yo renunciaría sin pensarlo a mi honor con tal de salvar todas las vidas que segaría el Imperio si fallabamos la misión. Esperaba que mi compañero estuviera dispuesto al mismo sacrificio.

Nada más salir de la tienda, lo escuché tras de mi, sin girarme y con la cara cada vez más expresiva en cuanto a ira se refiere. - ¿Chucho? ¿Humildad? - Mascullé entre colmillos mientras se me acercaba a desafiarme a un duelo explicandome las reglas y diciendo que no podía matarle, una pena, me hubiera gustado arrancar su cabeza de cuajo.

Sin embargo antes de poder girarme se me acercaron Erik y Zeral a darme consejos - Pero... QUE COÑO SE CREEN... Vengo de una estirpe de guardianes, se pelear, y no voy a tener ninguna piedad - Callaos - dije a mis compañeros - No necesito que me digais que tengo que hacer, probablemente tendría que enseñaros yo a vosotros. - Y cuando terminé de dirigirme a mis compañeros, me giré sobre mi mismo para mirar a ese tio a los ojos cabreado.

- Escuchame mono pelado, más que enseñarme a mi humildad, tu aprenderas respeto. - Crugí mis garras mientras me preparaba y seguía hablando - Así sabrás como hablar a los que no conoces, y respetar a quienes darán la vida por ti. - Una vez preparado con mis garras esperé a que diera el primer golpe - Y que sepas, que jamás me harás rendirme.

Los animos comienzan a caldearse mientras ambos os observais mutuamente, tú sacas tus garras y te preparas para esquivar, en ese momento el soldado ve una apertura y se lanza con bastante rapidez contra ti, lo ves venir con antelación aunque no te esperabas que fuera ni de lejos tan rápido, cuando tu cerebro  por fin reacciona te apartas rápidamente y notas un dolor en el brazo  donde puedes ver un corte que te ha realizado el soldado pese a que has esquivado, sin duda alguna, sí te hubieras quedado quieto hubiera sudo muchisimo peor.

La gente comienza ha animaros a partes iguales ( aunque hay una clara inclinación al humano) mientras este con un agil salto  toma algo de distancia sin bajar la guardia.

La cosa empezaba mal y estaba bastante seguro de que empeoraría para uno de los dos contedientes. Si tenía algo claro, era que no es buena idea estar derca de un hombre bestia furioso. Miré a la más joven de nuestro equipo con una sonrisa tranquila, como si ya conociera el final de la contienda y tan sólo fuera un mero trámite contemplarla.

- Mírame a mí y haz como que estamos tranquilamente conversando. Si apartas la vista por un corte o herida, se darán cuenta de que tienes miedo. Eso no saría bueno. - la sonrisa se volvió un poco más sincera. - Sin embargo, si parecemos confiados con la victoria de nuestro compañero y hablamos tranquilamente puede que pasemos por gente dura y nos dejan pronto en paz. - bajé algo el tono de la voz a pesar de que en mitad del griterío era casi imposible que alguien nos escuchara. - Sé que te sonará como una promesa vacía pero puedes estar tranquila. Te juro que te protegeré.

Lancé un gruñido al reaccionar al dolor miré mi herida pasando la mano por ella y entonces mirando la sangre y después a este reí - Parece que me voy a divertir bastante - lamí la sangre propia que tenía en la mano y me abalancé sobre mi enemigo, centrandome en el y esperando que mis compañeros aprovecharan la distracción. Simplemente cargué contra el lanzando toda la energía de mi agilidad y fuerza de impacto de mi garra, aparentando durante el recorrido que haría una finta por mis movimientos, pero nada más lejos de la realidad, atacaría directo a tu frontal, por una parte esperando que esta estrategia funcionara y por otra demostrando que a un hombre bestia tienes que plantarle cara y no huir como una niña.

Pues al haberle impactado o no, simplemente me quedaría en el sitio con una sonrisa y le haría un ligera provocación con mi garra mientras me ponía en guardia.

Estos soldados deben ser verdaderamente tontos o poco observadors si aún no se han enterado del miedo que llevo encima. Me había secado las lágrimas antes de entrar a la tienda con las esperanza de que se note menos, pero aún así...

Cuando el bestia bobo se puso a pelear deseé disponer de algún hechizo útil para frenar a ambos de manera sutil. Nunca he estudiado magia, y ni siquiera sé como hago lo que hago. Debería dedicarle tiempo a eso en cuanto pueda.

Aparto la mirada tanto de la pelea como de Erik, y me quedo mirando fijamente el suelo esperando que todo termine, temblando de manera muy notoria.

Esta vez tomas la iniciativa y te lanzas rápidamente contra el soldado dispuesto a devolverle el golpe, este al ver que no tiene oportunidad de atacar esta vez  hace un giro con la espada y bloquea el golpe de tus garras, pese a que no has podido darle tambien es imposible que te golpeé ahora, con cierto esfuerzo, te golpea con el canto de la espada haciendote retroceder...

Como no debía de caber esperar de un mono pelón el esconderse detrás de su acero. Vale que en la guerra todo vale, pero si como tu has dicho esto es un duelo para aprender, se un hombre como deberías y ven a por mi a la antigua, CON LOS PUÑOS - Volví a centrar todo mi ansia de ira en mis puños corriendo de nuevo hacia el para golpearle con mis garras cerradas en un perfecto puñetazo. - LUCHA CON HONOR Y DE IGUAL A IGUAL MONO PELÓN - dije en el trayecto mientras corría esta vez dispuesto a encajar el puñetazo y esperando que la provocación surtiera efecto, simplemente porque solo por el hecho de abandonar su espada me haría reflexionar sobre el tipo de persona que es.