Partida Rol por web

Genial, todo en orden. Procuraré que no te necesiten hasta mañana o por ahí.

Una vez que perdió de vista a John, una sonrisa de autosatisfacción llenó la cara de Williams (así se pensaba él en esos momentos, mientras duraba una operación, no salía de su papel ni en su fuero más íntimo). Al parecer, todo marchaba bien. Los problemas que habían surgido, había logrado resolverlos con cintura, sin que en ningún momento quedara en entredicho su profesionalismo. Y el manejo de la situación con Wade había resultado impecable. Si lo planeaba, no le salía tan bien.

Sin prisa, pero con paso firme, se dirigió a la que sería su habitación en aquella casa. La que se ubicaba al costado de la sala de juegos. Tenía planeado curiosear por las noches los intrincados laberintos del sótano, así que cuanto más cerca se encontrara de ellos, mejor.

Comenzó a silvar una tonadilla de moda que se le había pegado en el vuelo. Estaba de muy buen humor.

¡Qué desilusión encontrar la casa en ese estado! Aún recordaba las tardes de aquel verano que pasó junto a sus tíos. La casa perfecta, olor a flores que su tía abuela recogía cada mañana, el verano metido en la piel. Era una pena que la propiedad se hubiese deteriorado tanto.

Después que esto acabe tendré que considerar seriamente que hacer con ella. Si doy con lo que busco, lo mejor será venderla... salvo que mis queridos loquillos me la dejen de lujo nuevamente.

Volvió a sonreirse. Por enésima vez en el día.

Se dirigió a su habitación, que se encontraba en un estado aceptable. Abrió el pequeño armario y colocó allí sus maletas, sin desarmarlas. Aunque el mueble estaba en buen estado, era evidente que le hacía falta una buena repasada y no quería que su ropa se estropeara con el polvo. Ni el resto de sus cosas. Rebuscó en la primera de las maletas algo de ropa y fue a tomar una ducha. En el camino pensaba interceptar a Roussignon para ver si ya tenía sus manos puestas en la cosina o si debía darle un empujoncito para que comenzara con sus tareas.

La habitación distaba mucho de estar aceptable. La cama estaba vieja y destrozada. Había suciedad por todas partes, y manchas evidentes de fluídos coporales adornaban las colchas. El suelo era un campo de colillas de porros.

Junto a tu habitación estaba la puerta que daba al comedor. Dentro, había dos grandes mesones y muchas sillas. Estaba puesto todo el servicio para comer; platos, copas, muchos cubiertos en cada plato, servilletas... Todo cubierto por una espsísima capa da polvo. Seguiste por el pasillo. Pasaste junto ala cocina. Por lo que pudiste ver a través de la puerta entreabierta, era realmente inmensa, y estaba todo limpio y funcional. Las reformas que te había requerido Roussignon se habían hecho a la perfección. Al menos aquí, Wade hizo un buen trabajo. El cocinero estaba profundamente sumido en su trabajo. No parecía faltarle mucho para anunciar la comida.

El baño estaba en perfecto estado. Todo funcionaba correctamente. Te pegaste una ducha.

La habitación lucía asquerosa.  Como el resto de la casa. Habrá que despedir a Wade. Ese tío es un inútil.

 Will dejó sus maletas en el rincón menos sucio y fue a tomar una ducha. Pero José lo interceptó antes de entrar al baño y tomó su lugar. Al parecer, su turno debería esperar.

Mientras aguardaba su lugar en el baño, su mente comenzó a elucubrar sobre cómo debería seguir desde allí. Al parecer había escepticismo por parte de sus "pacientes", pero aceptaban casi de buen grado lo que él les "sugería". Con un poco más de sutíl manipuleo, podría tenerlos a todos restaurando la vieja finca para él. Gratis. 

Una sonrisa perturbadora para quien la viera invadió su rostro. Tenía quince días para desplumar a esos gansos. Quince largos días para hacerlos comerse entre sí.

El resto de los "invitados" comenzó a llegar. Nuevamente, la máscara de profesionalismo lo alcanzó. Volvía a ser el buen doctor, optimista por naturaleza, que creía que podía curar las psicosis de esas personas.

Bueno, bueno, la linda oriental nos ha solucionado el tema del mal olor... Jeje, parece que los pacientes están tomando la iniciativa. ¡Ni voy a tener que convencerlos de hacer los arreglos!

El tiempo transcurrió y la comida estuvo lista. Sólo por un platillo del gran Rousignon valía la pena el engaño montado. Al probar esa exquisita comida, su estado de ánimo se elevó pro las nubes. Hacía tiempo que no se sentía tan optimista,no experimentaba algo así desde su época de drogas duras. Al parecer, todo saldría como lo había planeado, nada podría abatir esa sensación.

Con estos pensamientos en mente, se ofreció a acompañar a Saeka para calmar a los perros. Tal vez es tiempo de que nos conozcamos mejor y comience con tu terapia Sae. Un atisbo de deseo afloró a sus ojos, pero los años de práctica en timar a la gente lo ayudaron a disimularlo casi al instante.

La situación de los perros se estaba alargando más de lo necesario. Si no se hubiese encontrado entre aquellos tipos que aún creían en él, ya habría resuelto el asunto sin ningún tipo de miramiento o piedad.

Vaya uno a saber que peste podrían contagiar esos chuchos. Pero no es bueno para mi imagen mostrarme altamente frío o despiadado, dejemos que estos ilusos crean que realmente me importa la vida de estos animales, como me importan sus estúpidos traumas...

Los demás comenzaban a desesperarse. Hasta que la Steel tiró el dardo que él se había guardado de sugerir. Los trofeos de caza, los arcones... algo creía recordar de cuando era niño. Estaba casi seguro que su tío tenía algunas armas por allí. Al parecer la casa estaba tal cual la dejaron los viejos al morirse, así que con suerte, algo podrían hallar allí que sirviera para deshacerse de los perros.

Debí leer con más cuidado la ficha de mis invitados

Will se recriminó en silencio.

No recuerdo si alguno de ellos menciona que es afecto a las armas... podrían ser un peligro estos loquillos con poder de fuego en sus manos... aunque pensándolo mejor, tal vez esto me allane los planes de salir solito de aquí, con todos sus morlacos en mis bolsillos.

Mentalmente, Scotch sonrió.

Por cierto, Max lo está haciendo endemoniádamente bien... más me vale encargarme de que se consiga un enemigo... También deberé prestarle un poco más de atención a Donovan... no vaya a ser que mis propios aliados me traigan problemas.

Se acercó al arcón y la tapa estaba suelta ¡Bingo! con alegría levantó apenas una pizca para observar lo que allí había. Pudo atisbar un par de escopetas y municiones. Ya lo tenemos, ahora necesito un voluntario.

Pero la intervención de su secuaz le hizo considerar algo que no había tenido en cuenta. Era más que probable que las armas no funcionaran.

Estaba intentando idear algo más, cuando el perro decidió por él.

¡Mierda! esto se está poniendo peligroso.

Al ver la reacción de los presentes se dio cuenta de que el único que podría hacer algo era él. Los demás tenían demasiado miedo.

Rápidamente, arrojó el pedazo de carne contra el perro y tomó una de las escopetas. Como garrote le vendría genial.

En cuanto el perro pegue una mordida a la carne, le zampo un golpe con todas mis fuerzas