Partida Rol por web

Atendía a las indicaciones sobre las fotos con los brazos cruzados emitiendo los típicos "ajá" y "uhmm" de cuando se escucha y toma nota. Sonrió sin mirar al saudí cuando hablaba de los chinos, a ella le iba a contar lo del peligro y su capacidad de reacción, moros... siempre infravalorando a las mujeres -Ok, si se queda más tranquilo iré con el señor López- no tenía ganas de discutir, quería quitarse el tema de encima -tengo también granadas de fragmentación aunque lo encuentro excesivo, lo suyo es disparar y salir pitando- se llevó una mano al mentón pensando -de día tienen 3 seguratas dando vueltas, pero de noche tratandose de casco urbano no creo que tengan más de uno. He echado un vistazo a los edificios de alrededor, es muy fácil colarse, así que lo único que nos hace falta ahora es trincar un par de coches y pillar un móvil desechable, le colgaremos el mochuelo a otros como hemos hecho antes- miró a Kendl para que entendiera que se refería a los yihadistas -hoy he removido un poco el avispero, así que... será una buena cortina de humo- lo que le recordó que debía avisar a Mary de que los terroristas estaban con la mosca detrás de la oreja, le mandó un guassup
-Algo más?- miró al arquitecto y a Kendl parpadeando

Cuando escuchó lo de "tengo a alguien para ayudar", esperó que no se tratara de su novio y futuro marido. En aquellas cosas, al menos si ella estuviera en su lugar, dejaría a un lado lo personal para meterse en lo "profesional". Pero bastante hacía ella contentándola con aquella peligrosa y particular misión, ejecutada con rapidez y de la que obtendría un beneficio mucho mayor su empresa que ella.

-No, eso es todo. Tened cuidado ahí fuera, hacedlo rápido y usad la cabeza. Buena suerte.

Guassup para Mary:
-Toy aki con tu kerida madre
-m han encasketado a tu amigo Luis
-T apuntas sta noche?
-Plan explosivo!
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

Ains... sabía que a Golan la adrenalina de la huida lo pondría como una moto, la familia que delinque unida permanece unida, pero en fin... otra vez sería, tampoco es que fueran mal servidos de libido, todo lo contrario... a la casa le iban quedando pocos rincones que estrenar.
Escribió en un papel una cantidad y lo deslizó sobre la mesa a la vez que recogía la tableta -eso es el coste de materiales, descuentalo de los coches y así no tenemos que hacer transferencias ni dejamos rastro- cerró la mochila y se la echó al hombro -Luis ¿Quieres echarle un ojo? Así de paso nos ponemos de acuerdo- 

Que buenos son, los armeros comunistas. Que buenos son, que nos dan la munición.

Excursión explosiva. Y no por el puertorriqueño que tenía al lado, aunque estuviera de buen ver. El tipo tenía un radar con las mujeres. Sabía la que estaba disponible, y la que no. Y tampoco le gustaba mezclar bajos fondos con placer, que no trabajo, por que se solía cepillar a alguna de las que trabajaba para él en el maisonette. Delinquir es una cosa muy seria y peligrosa, y la polla tiene que quedar fuera de esa ecuación. O te arriesgas a perderla.

Se mostró como un tío simpático, y juntos revisaron los planes. Encontraron un par de lugares donde colocar los láser, pero Luis fue partidario de no calentarse mucho. Todos se pondrían en cuestión de unos metros, en la misma calle, atacando "por el lado" (al ser un rectángulo, era más ancho por los lados que por el frente). La idea de Luis era encender los tres antes del ataque, pero luego ir apagando los que ya hubieran dado en blanco, para evitar la confusión. Para eso, tendrían que ir disparando de izquierda a derecha o de derecha a izquierda. Él pondría el coche en el último punto de disparo, para que acto seguido ella se montara y salieran de allí cagando leches.

San Fierro, por la noche. Era una ciudad muy bonita, y tenía unos colores muy chulos por la noche. Eso le daba morriña. Aunque su destierro campestre estaba bien, y era seguro, añoraba la ciudad y los pequeños caprichos que se daba en ella. Los paseos, las compritas, sus locales favoritos de comida rápida. Las pamplinas que hacen tu vida más chula.

Llegaron a las inmediaciones del solar, y como era una zona céntrica, había tráfico. Pero Luisito era un chaval precavido, y había caído en un detalle que ella no. En los asientos traseros del coche había metido unas vallas de plástico, de las que se usan para regular el tráfico, unos chalecos reflectantes y unos cascos. La calle estaría aparentemente "cortada por obras". Eso ayudaría a que no hubieran tantas víctimas.

Pero lo primero era lo primero.

Llegaron a la calle, y él lo tenía todo ya fichado, con las fotos, y con el street view del móvil. Era bueno en eso, vigilando, recogiendo información. Después de todo, era manager y segurata eventual en una discoteca grande, así que se fijaba mucho en los detalles, y era discreto.

-Veo a un guardia solo. Dame un táser, yo me encargo de noquearle. Ve poniendo las vallas de mientras, y desviando el tráfico. Luego yo pongo el láser, mientras montas el lanzacohetes. ¿Ok?

Levantó el pulgar, y cogiendo un chaleco y un casco, bajó del coche, ocultando el táser bajo su ropa. No lo había usado mucho, así que no sabía que tenía que colocarse cargando unos segundos antes de usarlo. Por eso, cuando se acercó como un gato (parecía el superdetective Axel Foley preparando una de sus trastadas) al tipo, que no le vió llegar, apretó el gatillo del táser y éste no funcionó. Pero como era un tipo que improvisaba, cogió un ladrillo que había por allí, y lo reventó en la nuca del segurata, que cayó al suelo totalmente KO.

Cogió el cuerpo y lo metió en un barril de chapa para transportarlo con un toro mecánico, que también sabía manejar. Se estaba revelando un must para el superequipo de cabrones de guante blanco. Con él, se lo llevó hasta un urinario portátil, donde metió el barril entero y luego lo dejó encerrado quitándole la radio y el móvil, y usando el propio vehículo para que fuera imposible abrir la puerta sin moverlo.

Silbando tranquilamente, como si fuera un obrero de por allí en turno nocturno, caminó con las manos en los bolsillos de vuelta a la calle donde estaba Queen, que había desviado varios coches de manera rutinaria, con la flechita reflectante. Uno se paró a preguntar que coño hacían, que tenía que pasar por allí. Le dijo que había riesgo de derrumbamiento (y así de paso, creaban rumores en torno a éste tema). Rezongando un poco, el tipo se marchó.

-¿Te has aburrido sin mi? -dijo, cogiendo los pequeños objetos que eran los láser.

Revisó las fotos que ahora tenía en su móvil, y colocó los aparatos sobre lugares donde estaba estables (más o menos) y a la altura y ángulo adecuados. Luego tendría que recogerlos él mismo, claro. Y coger el coche a toda carrera.

-Pues creo que ya está -dijo, situándose junto al primero- Tu turno.

Un trabajo que sin Golan o su prima pintaba bastante soso, por lo menos el Luisito había cambiado de rollo y se comportaba como un profesional y no como el ligón de club nocturno que había conocido. Empezaba a estar más que harta de que los hombres le pusieran ojitos.
Discutieron la hora apropiada, ella quería de madrugada mientras que él tarde pero no tanto, el tío sabía de lo que hablaba así que, sin que sirviera de precedente, Queen aceptó, de hecho estaba sospechosamente complaciente/pasota con todo, se notaba un huevo que quería quitarse de en medio el encarguito de la tita.

Sin maquillaje, con el pelo bien tapado, la ropa de trabajo y masticando chicle dificilmente era reconocible (sobre todo sin maquillaje!).
Joder, el Luisito era muy pro! Directo a la lista del equipo chirivitiflautico. Fue un acierto que viniera, lo hizo todo mucho más fácil, las cosas como son. Limpio el perímetro solo tuvo que sacar sus juguetes y clavar la vista en el objetivo, el primer tiro era el más fácil, obviamente. Con los dos siguientes ya debía afinar más la vista y con el tercero se le notó nerviosilla por salir de allí.

La primera carga detonó con gran éxito, destruyendo el pilar maestro y dos pequeños que tenía por detrás. Eso provocó mucho ruido y levantó una polvareda, como siempre hacía el hormigón al desintegrarse. El segundo disparo, por lo tanto, rompió el pilar maestro por uno de sus lados, pero sin terminar de derribarlo.

Hizo puntería con el tercer misil, provocando un efecto dominó en la estructura. Comenzaba a derrumbarse con un sonido de estrépito, como la de cientos de camiones cargados de runa que se volcaban desde las alturas hacia el suelo. Era aterrador, y lo más importante... amenazaba con comérselos a ellos también.

Montó en el coche, tirando el lanzacohetes al asiento trasero. No estaba muy camuflado ahí, entre los cacharros que habían utilizado, pero había prisa. El coche salió pitando de la calle, emergiendo de la nube de polvo. Pero no iba a ser todo tan sencillo. Un coche patrulla de la policía encendió las sirenas y emprendió la persecución.

Adiós a la huida perfecta. Menos mal que estaba usando un coche "apañado" con la matrícula cambiada. La poli merodeaba el solar, y acudió atraída por el sonido de las explosiones.

-Vamos allá -dijo, pisando el acelerador.

Dió un volantazo, tomando una dirección diferente, justo a la espalda del coche patrulla, al que le costaría mucho perseguirlos. Sin embargo, parecía que habían despertado a la bestia. Toda la maldita policía iba a movilizarse buscando ese coche. Escucharon las aspas de un helicóptero.

Joder, el maldito encargo iba a estar dando por culo hasta el último minuto. Puta casualidad.
Se tiró en el asiento abrochandose el cinturón y puso la bandolera sobre los muslos. Al abrirla Luis pudo ver que la había llenado con granadas -algo podremos hacer- de él dependía llegar a alguna zona donde generar confusión sin causar demasiadas bajas civiles

Luis tuvo una idea, pero sería difícil de llevar a cabo. Tenían que sortear a la policía y llegar a un sitio: el desguace. Allí dejarían el coche, de hecho, lo destruirían. Cambiar el color o la matrícula era un truco viejo, pero él sabía que la poli tendría la descripción de ambos, y cualquiera conduciendo un coche de la misma marca, que se ajustase a la descripción, iba a ser detenido.

Pero había que salir de allí, y eso era más fácil de hacer que de decir. Despistó a la poli, o eso creyó, pero eran listos. Estaban controlando las principales salidas y entradas de la ciudad. Así que se toparon, en una avenida ancha, con un auténtico control policial, con las mantas de clavos y dos todoterrenos de la policía estatal en el centro de la vía, con sus ocupantes de pie, apuntándoles con fusiles de asalto tras la barricada. En virtud de la ley antiterrorista, merodeaban por la ciudad desde hacía semanas policías fuertemente armados.

-¡Detengan el coche! -dijeron la barricada.

Esa era la mierda que a ella le gustaba y en la que era buena ¡Cojones! Recordó la famosa primera cita con su chico y, aparte de ponerse cachonda recordando ese polvo y cagarse en todo por no tenerle allí, recordó también la huída del Gran Muralla con sus primos -¡MARCHA ATRÁS! ¡MARCHA ATRÁS!- exclamó -A TOPE! He visto un concesionario, aluniza, suelto unas granadas y nos piramos- sacó un par

El coche estuvo a punto de calarse, pero al final, raspando un poco el motor, hizo un trompo girando 180 grados. La poli les disparó, pero afortunadamente sin darles, solo como advertencia. Ganó rápidamente la distancia hacia el concesionario, rompiendo la cristalera de la planta baja y maniobrando para esquivar tanto los coches que había aparcados dentro como los pilares protectores a uno y otro lado, para salir raspando chapa y dejando atrás una nube de humo de las granadas.

La confusión tuvo su fruto. La poli creyó que se habían estrellado en el concesionario, y el helicóptero no vió como entraron en un aparcamiento de pago, saliendo por otra calle. Les despistaron lo suficiente para ir callejeando por zonas menos concurridas. Queen estaba cansada, y sabía exactamente como quitarse de encima el coche. Llamó al taller y les dijo que se preparan para recibir y despiezar el coche. Si no había coche, no había problema. Las piezas les vendrían muy bien para otros tuneos, o para venderlas sueltas. La chapa se llevaría al desguace y se cobraría por ella. La matrícula, destruida. No tenía ganas de correr más, ni de seguir escapando. De hecho, había estado a punto de liarse a tiros con la poli. Quizá algún día lo hiciera.

Con tan funestos pensamientos llegaron al taller de César, donde estaba Dwayne de guardia con el viejo. Ella misma se arremangó, despidiéndose del puertorriqueño. Trabajo hecho, ya sabían donde ingresar la pasta. No tenía ganas ni siquiera de tener un ratito de conversación con ese tío, diciendo que era mejor que no les encontraran juntos. Era un tipo prudente, así que se despidieron con un apretón de manos.

En un momento tuvieron el coche medio desmontado. Le dieron una mano de pintura primero, con un secante rápido, quitándole la matrícula para destruirla. Si iban a mirar por allí, no encontrarían lo que estaban buscando. Luego, desmontaron el bloque del motor, los asientos y otras muchas cosas. Trabajaban rápido, como acostumbraban en ese sitio. Podían desvalijar un coche con más celeridad que los kinkis de un mal barrio. También es que tenían las herramientas apropiadas.

Ella estaba absorta, más que de costumbre. Le gustaba la mecánica, pero notaron que estaba seria de más. Como si algo le estuviera tocando mucho el coño. Por eso, cuando ya solo quedaban los remates y el coche parecía una ruina roñosa, un mero esqueleto subido a un gato hidráulico, Dwayne se limpió las manos con desengrasante industrial y cogió unas cervezas, acercándole una, y acercando un taburete a la camilla a donde estaba metida.

Suavemente, la hizo salir de debajo del coche, mirándola con una birra fresquita en la mano y cara de preocupación.

-Y ahora, cuéntame que te pasa. Por que estás que no estás.

Trabajo de taller, lo mejor del mundo, nada como el trabajo manual. Concentrada en ello se olvidó del mundo, como le gustaba y como lo había echado de menos, estuvo a punto de llorar tumbada bajo el vehículo.

-¿Tú que crees?...- inspiró, tenía moquilla y luego soltó aire por la boca, se sentó y aceptó la cerveza a la que propinó un señor trago, pensó un momento que decir –Pasa… mas bien… qué no pasa- giraba el botellín entre las manos –No soy ninguna ingenua, sabía en que me metía, qué había en juego, y pensaba abordarlo, liquidarlo y seguir con mi vida. Pero eso ya no puede ser…- meditó como explicarlo –ya no soy la jugadora de mi juego, ahora soy el peón de otros jugadores, casi pierdo la cuenta de cuantos, y todos están conmigo… pero no, ya sabes a lo que me refiero. Y sí, tooodos están contra Wu- gesticulaba con los brazos -y lo que me encargan es para joderle, pero aquí la única la que da la cara soy yo, la que se juega el pellejo soy yo, y lo que es peor, me juego el de mi familia ¡Joder! Me persigue hasta la puta Al-Qaeda!- parpadeó con los ojos enrojecidos –el mundo es un lugar cada vez más negro y detestable, no puedo más con el olor a cloaca…- hizo una pausa para serenarse, que se estaba embalando, dio un buchito para humecer los labios -¿Sabes que me ha tocado los cojones?- señalaba con el índice de la mano en que sostenía el botellín –Kendl. Mucha sonrisa y gestos de negra pero se ha convertido en un bicho, no se mancha las manos- enseñó las suyas llenas de grasa –no suda, ella paga, y me ha comprado a mí- le tembló la voz –A MÍ!- se señaló el pecho con rabia - Su cacareada sobrina ¡Y una mierda! Me ha forzado, me ha hecho contraer una deuda moral con ella solo para su negocio! Y encima me pone al tío ese para cerciorarse de que sale bien ¡Como si yo no supiera hacer mi puto trabajo!- se incorporó y empezó a andurrear -Por supuesto decorado con muy bonitas palabras intentando convencerme de que estamos todos en el mismo barco, pero a ver ¿¡Que cojones saco yo de lo de esta noche!? ¿Eh? ¿Qué saco? Te lo voy a decir UNA MIERDA SACO YO, una tonelada de papeletas para que mañana aparezca el cadáver Hwan destripado vete tú a saber donde, o el de mi abuela, o el de Kwan, o cualquiera de vosotros…- tenía la cara colorada –y para que?- dejó caer los brazos cansadamente bajando el tono –para que ella consiga un solar en el centro… para los Wu esto son cosquillas, esto no los va a debilitar… solo les va a tocar un poco los cojones…- inspiró –esto ni siquiera es una victoria moral, al contrario…- apoyó la espalda en un pilar –me siento derrotada, herida- dio otro trago y hubo un silencio –esto lo he hecho por César, a cualquier otra la habría mandado a la mierda, pero es su mujer y por eso la respeto, pero que no espere de mi nada más, no serpenteando como hace ahora ¡Dios! Como entiendo a Mary…- fue a beber pero ya se había acabado su birra. Emitió un chasquido de fastidio con la lengua.

Dwayne escuchó lo que ella dijo. A veces compartía miradas con Truth, otras veces, asentía como asumiendo lo que estaba diciendo. Luego le dió otra cerveza, por que vió que se le había acabado. Truth se había puesto un chaleco reflectante y un casco de la obra, y se fumaba un petardo sobre el capó de un coche. En otra vida, hubiera sido una excelente chica de pinup.

-Te entiendo perfectamente. Nosotros llevamos toda la vida siendo "los de fiar", los que siempre arreglan la papeleta a otros. Pero déjame decirte algo. Si haces un favor a un amigo, es deber. Pero si haces un favor a un desconocido, es eso, un favor. Y los favores han de ser devueltos.

Negó, dando otro trago a la birra.

-El camino no es fácil. Pero ahora mismo, te estás haciendo un nombre. Ésta gente no sabe quien eras, y si solo te dedicas a matar o destruir, creerán que eres una matona. Un matón de tantos, ¿Sabes? Los hay a patadas. No.

Se rascó el mentón.

-Ya has cumplido. Míralo así. Has hecho un favor a todos los que te lo han pedido, a cambio de las cosas que te han dado hasta el momento. Pero ahora mismo, eres libre.

Levantó las manos, sonriendo.

-Joder, ya me gustaría a mi decir eso. Libre, tía.

La señaló con un dedo.

-Pregúntate ésto. ¿De verdad que quieres seguir jugando a éste juego de familias? La guerrita sucia, ganar territorios. Adquirir poder. ¿O te quieres quitar los problemas de encima cuanto antes? Por que si lo que quieres es lo segundo, hacerle favores a tu tío, destruir cargueros, solares en construcción y ese tipo de mierdas no te sirve para nada. No. ¿Quieres humillar a los Wu antes de cargártelos? Vence en el pentatlón, mételes una bala a todos entre ceja y ceja.

Se tocó la sien con dos dedos.

-Pero cuidado. Planéalo todo bien. Si no les matas a todos, a la vez, o rápidamente, se vengarán los unos a los otros. Toca a un Wu y el otro se colocará fuera de su alcance. Toca a Wu Zi y la policía nos cerrará el chiringuito en menos de lo que tardaremos en pestañear.

Parpadeó.

-Tu tía tiene razón en una cosa. Tu primer paso, es aislarles de sus apoyos. Pero para eso, tienes que convencer a esos apoyos. Pero no les tienen que convencer ellos, tu familia. Nonono. Tienes que hacerlo tú. ¿No quieres tomar las riendas? Bien, tómalas. Paso uno, déjalos con el culo al aire. Paso dos, mata a todos esos putos chinos, pero hazlo deprisa, y se eficaz. Deja de mosquearles, termina con la guerrita. Los peones trabajarán para otro mañana, por dinero. Los leales, los de la tríada, si no quieren servir a otro señor... pues ya sabes. Pero los jefes... esos tienen que caer al mismo tiempo. O te joderán viva.

Sonrió, dándose cuenta de lo que había pasado.

-Vaya chapa te he dado. Perdona. Imagino que ya sabes todo ésto, y tal. Pero creo que la idea está clara. Deja de dar golpecillos con el tirachinas. Es la hora de usar el martillo. Conoces a gente, tienes pasta. Puedes conseguir más pasta. Habla con ellos, tienen cabezas pensantes, tipos de esos que son cerebritos y te pueden organizar hasta la caída del imperio romano si les pagas lo suficiente. A por ellos, tía. Todas nuestras vidas dependen de eso. Por que si la cosa sigue así... no podremos tomarnos muchas birras más como ésta.

*BOOM!*

El sonido de la explosión fue el disparo de inicio de la carrera. Corrimos hacia el coche, me ajusté le cinturón y aceleré. Las ruedas patinaron sonoramente sobre el asfalto antes de salir disparados por el callejón. 

- ¿A dónde? - pregunté a Chau

La cosa estaría muy jodida si nos pillaba. No nos pillarían. Conducía a toda hostia y tenía experiencia despistando a las fuerzas de la ley.

(Hwoarang Choi is in da haus, bitches)

Más claro agua. Dwayne era del tipo de gente que le gustaba, honesto, claro y directo. Claro que le faltaban datos, como la complicidad de Ladlow o el encuentro con Toreno. Se iba a librar muy mucho de contarlo en presencia de Jay, eso sería como contárselo directamente a Toreno y estaba procurando que nadie excepto Golan y ella misma conocieran la totalidad de las piezas en juego y su posición en el tablero.

Sonrió alzando la mirada –De chapa nada- chocó el botellín con el suyo -necesitaba alguien que me aclarara las ideas, que estaba…- hizo gesto como de tener el cerebro enmarañado -Pues sabes que un blanquito pijonetis quiso comprarme para el pentatlon? Se quedó con el culo torcido cuando le dije que competía porque me gustaba JAJAJAJAJAJAJAJAJA se las daba de sabiondo “que se olía una guerra de familias” decía, casi me descojono, ainsss que pena jajajaja no te quepa duda que voy a por todas- le pegó un buen trago a la birra -lo de ser libre... eso es otro asunto- acercó un poco la cabeza y bajó el tono para que el abuelo percibiera solo un rumor ininteligible -hay gente “gorda”- hizo gesto de comillas -para la que tengo que hacer algunas cosas y tenerlos de mi parte, por llamarlo de algún modo... es complicado... pero parece que los Wu ya no tienen tantos aliados como creen- volvió a apoyar la espalda -soy consciente de que debo ser rápida ¡Coño! Han contratado a un sicario solo para acabar conmigo y los míos!! Pero he conseguido una especie de pacto de caballeros con Gao, lo que me da un pelín de margen, pero sí... con los chinos hay que ser tajantes o se convierten en una puta plaga- revisó el móvil para ver si se había filtrado ya la falsa noticia de que había sido otro ataque terrorista, luego quedó pensativa un segundo y la bombillita se encendió -¿Sabes que me acabas de dar una idea? Tienes razón, hay que dar el salto y empezar con lo grande- sonrió dando otro trago, aún tenía que madurarlo pero... a lo mejor le daba un buena ventaja -perdón por estar tan así, ha sido un cambio de ritmo radical, muchas pérdidas, muchas cosas nuevas, muy rápido todo y... a veces se me atraganta, pero por suerte os tengo a vosotros- esa era la gran diferencia, la razón por la que Queen creía que tenía al universo de su lado, los Wu y su imperio no tenían corazón, ellos sí. En sus ratos de meditación, pese a ser una práctica reciente, estaba alcanzando ciertas conclusiones y la principal de ellas era que el amor, lejos de hacerla débil, era lo que la hacía más fuerte, a ella y a los suyos, pero eso eran pensamientos que guardaba para sí, vaya a ser que resquebrajara su máscara de tía dura, tan importante en esos momentos. Miró el reloj, llevaba todo el día fuera y tenía ganas ya de volver a casa -¡Op!lo que me recuerda...- mandó un guassup a Golan avisando de que se había “entretenido” un poco pero que en un rato estaría de vuelta. Suspiró -tíos lo siento, pero debería darme el piro, no es seguro que me quede en la ciudad- liquidó la cerveza, de pronto la tripa rugió como una pantera -Uggggggg, pero primero creo que comeré algo- el alien arañaba las paredes del estómago, desde el chawarma no se había echado nada al cuerpo

La persecución se complicaba. No iban en convoy, si no que optaron por separarse, para maximizar las posibilidades de éxito manteniendo distraída a la policía.

Pero la policía parecía preparada para esa contingencia. La ciudad estaba en alerta por los "ataques terroristas", y durante el día las fuerzas del orden se mantenían bien coordinadas para responder a cualquier amenaza.

El caso era que, sin saber muy bien como le iba al resto de los hombres de Min, la policía les seguía a ellos de cerca. Era una persecución a alta velocidad, a veces por el carril contrario, buscando salir de la ciudad. San Fierro se estaba convirtiendo en un hervidero de policías, y los policías no iban a darles el más mínimo respiro para ocultarse en un garaje. No.

Un helicóptero policial les mantenía bien vigilados. Y por eso, iba a ser difícil despistarles. A no ser, por supuesto, que dieran "el paso", y lo derribaran con el RPG. Había que ponderar aquello. De momento, ningún poli había muerto, que ellos supieran, pero varios habían resultado heridos. Eso parecía suficiente como para que les echaran encima todo el maldito departamento de policía.

-Mierda... -exclamó- Van a por todas. Tenemos que quitarnos de encima al helicóptero o ésto nunca acabará.

Hubo un instante de reflexión. San Fierro era una trampa. Una península conectada a tierra por dos puentes. Los puentes, por supuesto, quedaban descartados. Eran una ratonera, y podían ser bloqueados rápidamente. Fueron hacia el sur, hacia Dalia City. El problema era que cuando salieran de la jurisdicción del SFPD, otros departamentos de policía retomarían el trabajo, como la patrulla de carretera de la policía estatal, las oficinas del sheriff, etc. Pero éstos solían tener menos medios, lo cual era un parco consuelo.

-Hwo, ¿Le disparo al helicóptero? -preguntó.

Quería dejarlo como última opción. Si hacían algo así, aquello se convertiría en Black Hawk Derribado. Solo que ellos serían los americanos, enfrentándose a la marabunta de negratas.

Tempestad, y luego calma. Así era su vida, y era extraña a más no poder. Los militares sabían mucho sobre eso, y había que tener cuidado para no caer en el llamado "estrés postraumático". De momento, los medios solo hablaban de unas explosiones en el distrito comercial, pero también de una impresionante operación policial en el centro, al parecer contra una célula terrorista, seguida de una persecución tras un tiroteo en el puerto.

La cosa estaba calentita, y ella sabía que tenía que dejar que se enfriara. La poli estaría deseando de hincar el diente a alguien, y pasearse por San Fierro con armas o un lanzacohetes sería un billete directo a la trena. Un lugar de donde solo podría salir vendiendo su alma, definitivamente, al diablo.

Y llegó el taxista. Le indicaron que aparcara dentro del local. No conocía a los chicos, así que hubo presentaciones, y se interesó por los coches que estaban reparando o tuneando. Hubo buena química casi enseguida, cuando les contó que era "un tío de fiar".

-¿Lleva equipaje? -le preguntó.

No le importó si iban cerca o lejos. Más lejos, más dinero. No le importaba.

-Hoy me ha parado polisía tres veses. No saben distinguir sikh de chiita. ¡Musulmán normal no lleva turbante todo el día!

Con aquellos comentarios, le dió por reflexionar. Llevaban todo el día allí metidos, pero con la radio puesta. Sabían que habían controles policiales a la salida de la ciudad.

-Te diría que nos dejaras las armas y todo eso. Pero no se si se pasarán por aquí los chicos de azul. Por eso no solemos tener armas. De hecho, bastante tenemos con la maría del viejo.

Se rascó la ceja, pensativo.

-Habla con Mary. Dile que te lleve en el helicóptero de César. Eso seguro que no te lo registran. Pero a lo mejor hay cuarentena de espacio aéreo.

No había una solución fácil.