Partida Rol por web

Dejó el portátil en una mesa tranquila. No solían mirar, ni tenía sentido hacerlo. Si robas a un cliente, te quedas sin negocio, por el boca a boca. Es pan para hoy y hambre para mañana. Y ellos eran muy profesionales. Si no lo fueran, no habrían pasado de tener un local clandestino en la ciudad a aquella armería del fin del mundo en una mansión campestre.

-Perdona, no te he preguntado. ¿Quieres té o café?

Era sorprendente como los roles sociales se mantenían de forma inconsciente. Quizá es que, al fin y al cabo, forman parte de la naturaleza humana. Por mucho que les pese a los progresistas.

-¿Te acuerdas de lo del tiroteo aquel de la prensa, con el perro? Pues fue en un bloque de al lado. Eso sin contar lo que fue liando porr el barrio ese asiático. El chico tailandés.-

Queen hacía como si la cosa no fuera con ella, como si fuera una afectada más y no el detonante -¿Tailandés? ¿Pensaba que eran terroristas islámicos? ¡Coño! Me voy de vacaciones y se lía parda- Tailandés?... ¡Tailandés! ¡Ostia puta! No tendrá algo que ver con la trola que le soltó al del kebap? “No Queen, no flipes, eso sería hilar muy fino” –si es que no puedo dejar la ciudad sola jajajaja- bromeó –em, pues…a un cafelillo no te digo que no- sonrió amablemente a Irina –muchas gracias- debía tener contentos a los dos.
Por Lester había aprendido que para hacer esas transacciones toda medida de precaución era poca y por eso los tramites de pago llevaban su rato y daba tiempo de aceptar la taza –Joder, pues me alegro de que no os salpicara la mierda, visto por el lado positivo quizá era el empujoncito que necesitabais para animaros a montar esto ¿No? La pena es que con el follón no haya carreras que aburrimieno- suspiró, por fin pudo tomar el teclado e introducir sus códigos en coordinación con el móvil –pues os iba a preguntar si había cotilleos o novedades de algún tipo… pero…- hablaba mientras tecleaba –imagino que con la mudanza habréis estado out ¿Echais de menos la ciudad?- pulsó fuerte la última tecla –ale, listo! En un minuto debería llegar la confirmación…- puso los brazos en jarra satisfecha por la compra

La transacción fue bien, como siempre. Cargó las armas en el coche, en sus contenedores cerrados con llave. Eran precauciones elementales, por si le paraba la poli. De hecho, a veces Mirko preparaba los envíos desmontados de manera que ocuparan un espacio redondo de tamaño similar al de la rueda de repuesto, para colocarlos en el doble fondo del coche.

De cualquier manera, los sheriff locales no solían parar a nadie, a no ser que estuvieran buscando a personas concretas o se diera una alerta. Pero las alertas eran cosas propias de la gente de ciudad. En pueblos como Palomino, que vivían de la gente de paso y los camioneros, ponerte a registrar a los conductores al azar solo cabreaba al personal y les convencía de que quizá era mejor dar un rodeo y dejar de parar allí para comer.

Aunque no más distante de Paleto Bay que diez minutos en coche, su casa estaba más cerca de Harmony, un pequeño pueblo del condado, casi una pedanía. Tenía pocos lujos, y era más pequeño que Paleto. La gente trabajaba sobre todo en el campo y en una cantera cercana, donde se sacaba cuarzo a cielo abierto. Los negocios locales eran pocos, tenían un supermercado pequeño, un par de tiendas de alimentación, una sola farmacia y un bar/restaurante en el pueblo. Una de las pocas cosas que tenía, en realidad, era una serie de establecimientos en un apeadero para camioneros a dos o tres km del núcleo del pueblo, más cercanos a su casa que el susodicho. Allí había una tienda de ropa y "todo a cien" con cosas de baratillo, un local de donuts Rusty Brown's, un dinner de carretera, una gasolinera y un motel cutrísimo donde se alquilaban bungalows. Era el último sitio de la tierra donde esperabas que pudiera vivir una millonaria.

Se conocía ya a los empleados de la tienda de donuts, por que la frecuentaba. La conocían ya como "la vecina china", y ella no hacía especial hincapié en que fuera coreana. Era parte de la cortina de humo que la mantenía lejos de sus enemigos. Afortunadamente para ella, la tienda abría en un horario muy amplio, pensado para los camioneros y gente que pasaba por aquella carretera, y una de las empleadas era una señora de cierta edad que redondeaba los ingresos al márgen de las políticas de la franquicia, vendiendo comida casera en contenedores de plástico o papel de plata, y que tenía guardada en un pequeño expositor con un microondas grande para calentar aquello, en un cuarto anexo que teóricamente "no pertenecía" a Rusty Brown. De hecho, la señora había sido durante muchos años dueña de aquel local en su conjunto, pero lo vendió como franquicia para tener un sueldo regular todos los meses.

Allí estaba, disfrutando de sus donuts. La intención era llevar una docena a casa. Pero se estaba calzando unos cuantos por el camino. A saber cuántos llegarían a su destino, si es que llegaban.

Golan: ¿Te falta mucho para llegar?
Golan: Acaban de venir el taxista y su familia.
Golan: La señora se ha puesto a limpiar inmediatamente.
Golan: Y estaba en bata recién salido de la ducha.
Golan: Madre mía...
Golan: Han dicho nosequé de un negocio en Paleto.
Golan: Creo que quieren comprar un local.

Uno de los camioneros giró el rostro cuando entraron los extranjeros. Se habían bajado de un autobús de ruta, y estaban desorientados. Allí, en medio de la nada, en profundo Estados Unidos, con su aspecto de árabes que echaba para atrás. Miradas extrañas, unas huidizas, otras que buscaban el contacto. No hablaban el idioma, pero no parecían peligrosos. Una pareja de ancianos, acompañados por una chica de ojos dulces.

La mujer parecía discutir con el marido, y éste aguantaba estoicamente el chaparrón, con las manos metidas en los bolsillos.

Reclamó silencio, y se acercó a la dependienta con una sonrisa. Había insistido en que alquilaran un coche, pero tampoco iban sobrados de dinero. Sabía que en Estados Unidos no podías moverte sin un coche, por que el transporte público no llega a todos lados. Estaban muy mal acostumbrados en Israel. Su acento era impecable, con un deje británico. Sin duda, había aprendido para los exámenes de Bembridge.

-Disculpe. Un café con leche para mi, y mis padres van a tomar una manchada y un café expresso, respectivamente.

Sacó una foto del bolsillo, mientras les servían. Un camionero le miraba el culo, que no estaba nada mal, y ella le respondió con una significativa mirada de "como lo toques te parto la mano".

-Espero que no le moleste si le pregunto. Estamos buscando a mi hermano. No se si le sonará. Golan Fehr, es un actor... er... relativamente famoso -dijo, con sinceridad- Salía en las películas de Residencia Evil y El Momio. Queremos darle una sorpresa.

La dependienta miró la foto, y a Queen, de reojo, mientras amagaba una sonrisa.

-Claro que le conozco. Vive aquí al lado con su mujer. La tienen ustedes ahí mismo.

La señaló con el dedo, y las cabezas se giraron al unísono.

Su esposa le cogió del brazo, apretándoselo como una anaconda. Habló a su hija pequeña, sin volverse.

-היא לא הולכת לתת לנו ברכות?

La madre le hacía un terminator con la mirada. Una disección, capa a capa de su piel. Les habían servido los cafés, pero no les hacían ni puto caso. Un abismo se abría bajo sus pies, y sintió vértigo y ganas de pasar por el baño a evacuar. Sudor frío...

-תסתכל עליה. היא זונה סינית. כל כך רזה, ותראה איך היא מתלבשת -no había que saber hebreo para saber que estaba hablando mal de ella.

La muchacha miró a su madre con gesto de reprobación. A ella cualquier cosa moderna le parecía casquivana. Era de las que usaban bañador de cuerpo entero, y miraba como furcias a las que hacían topless. Solo si supiera las fiestas en la playa que se había pegado en los permisos de la mili... Follando a tres metros del M16 con la culata apoyada en la arena. En fin...

Se hacía cargo de que la pobre chavala lo pasaba mal. Parecía a punto de huir, por que la habían sorprendido como si fuera un conejo en un coto de caza.

-Perdona, no queremos ser groseros. ¿Eres Sheon... Choi?

Mantuvieron una charla intrascendente, mientras se tomaba el café, sobre armas, logística y la mudanza. No salir escopeteada de allí nada más pagar era otro gesto de amabilidad que Queen quiso marcarse. No supieron contarle mucho más de lo del tailandés ese, se quedó con la mosca detrás de la oreja.

Se le ocurrió llevar donuts a casa así que paró y de paso aprovechar para mandar unos cuantos mensajes, no le gustaba trastear el móvil conduciendo

Guassup “grupo taller”:
-Qs eso d un tailandes?
-He oido q anda liandola x la city :S
-X ciert!
-BBQ ste finde?

Guassup para tío Gun:
-Vuelvo a star n marcha
-t avisare con novedades
-q tal x casa?
-he oído rumors d 1 tailandes loco
-sabs dq va?

Guassup para Mary:
-Cómo van esos exams?
-:)

Guassup para Wook:
-Como stais tortolitos?
-;)

Entonces le entraron una retahíla de mensajes de Golan -¡¿Qué!?-

Guassup para Golan
-No m jodas!
-Ay madre…
-En bata?
-Exhibicionista XD
Teng q ponerm celosa?
-:P
-Voy para casa
-Stoy dond Betty
Tecleaba como una loca sin darse cuenta de que se estaba papeando la caja. De pronto un escalofrío, unos forasteros entraron en el local llamando su atención. Levantó la vista por encima de la enorme tapa de la caja, iba a seguir escribiendo cuando reparó en lo mucho que se parecía el señor mayor a su marido.Entonces les escuchó hablar, no cabía duda.
Gussup para Golan:
-Oh mierda!
-…
El siguiente mensaje se quedó sin escribir, la dependienta la señaló.
La pillaron con cara de gilipollas, los carrillos llenos, un donut rosa en una mano y el móvil en la otra – Tierra trágame …- farfulló. Cerró la caja dejando ver una expresión petrificada, como un ciervo deslumbrado en la carretera, tragó de golpe y sonrió patéticamente. Se levantó como si tuviera un muelle en el culo –S…s… son los Fehr?- alargó la mano hacia la chica para estrechársela "Vaya cuerpazo! Si la ve la Samy Mirage la viola" –p…pueden llamarme Queen- se peinó nerviosa la patilla tras la oreja –es… es más fácil de pronunciar…- la mirada del matrimonio era matadora. Si en el taller la vieran en ese momento… se iban a deshuevar de la risa, por lo pronto la dependienta estaba que no perdía ripio tomando nota para “radio macuto” local sin duda. Parpadeó –encantada de conocerles- tiró de las mangas escondiendo las manos –que sorpresa!... no les esperábamos tan pronto… Golan se va a quedar de piedra- “y tanto” vio los cafés en la barra –em… quieren?- alzó la caja en la que quedaban 4 donuts testimoniales de 12, encogió los hombros y sonrió nerviosa –o… prefieren que les lleve a casa?- “A Golan le va a dar un infarto” y encima los Gupta!... "Éramos pocos y parió la abuela" ¡Joder! parecía una puta sit-com

Su suegro estrechó su mano, procurando no apretar. Detalle caballeroso de un tipo chapado a la antigua. Esperaba que no demasiado a la antigua. Su inglés era más que básico, casi propio de un indio hopi.

-Encantando conocerte. Tomamos café rápido y vamos casa mi hijo. ¿Si?

"Casa de su hijo". Como si él fuera el macho proveedor... Se les iba a caer el cielo encima. La madre la miraba de arriba a abajo. Quería saber que clase de artes oscuras se gastaba aquella chinilla sin tetas ni culo para haber pescado a su hijo de mala manera, y haberlo llevado al altar de modo que se orinara y defecara en las tradiciones drusas.

Pero de momento, no decía nada, por que no tenía ni idea de hablar inglés. Solo sabía decir "OK, sorry y excuse me". Y mucho era.

Habría tiempo para avisar, si ella quería. Habían pedido el café, y eran lo suficientemente medio orientales, es decir, tacaños, para quedarse un momento a tomárselo. Se habían recorrido medio mundo, por no decir el mundo entero, para llegar allí y dar una "sorpresa" a su hijo. Una sorpresa que sabían que iba a ser desagradable. De cualquier modo, no parecían personas muy pudientes, más bien de clase media-baja, por lo que el viaje les había debido de costar un pastizal. Eso si no habían cogido un paquete de oferta en una agencia de viajes, pasando tres kilos de las actividades programadas y quedándose solo con los billetes de avión a precio rebajado.

El caso es que se tomaron el café más tenso de sus vidas, con largos silencios, miradas inquietas y preguntas puntuales, que eran traducidas por la hermana pequeña.

-Lamento la sorpresa, pero... mis padres estaban... están un poco enfadados. Ya sabrás de nuestras costumbres, y todo eso. No es normal, ni tradicional. Pero dime, ¿A que te dedicas? No sabemos nada de ti...

Taller: Si, era un tío legal, de los green cab.
Taller: Se cargaron a su familia, he oído, los yihadistas.
Taller: Y la lió parda:
Taller: Hizo más que la poli, jejejejeje.
Taller: ¿Pero le trincaron, no?
Taller: Si, ahora está en la penitenciaría. No saben si ponerle una medalla o dejar que se pudra allí.
Taller: ¿He leído barbacoa?
Taller: ¿Te apuntas, Zero?
Taller: Ok.
Taller: Truth se apunta también, le preguntaré a César.

Gun: Algo he oído, si.
Gun: Vamos bien, extrañamente tranquilo.
Gun: Por cierto, me gustaría que fueras a París para inaugurar el primer Gozushi en Europa.
Gun: Considéralo tu luna de miel, cortesía de la casa.
Gun: ¿Va todo bien, necesitas ayuda con algo?

Mary: Ah, hoy el último. Me los banqué toditos.
Mary: Ahorita a esperar las notas.
Mary: Recuperando el tiempo perdido con tu primo.
Mary: Jejejejejeje.

Wook: No debería hablarte, cabrona.
Wook: Te casas y no soy tu dama.
Wook: Menos mal que tu hermano me trata como una reina.
Wook: Por que si no me habrías dejado tirada en éste país, y yo de vacaciones.
Wook: Vamos a ir a Corea, se lo quiero presentar a mis padres.
Wook: Y él pedirá mi mano a papá.
Wook: Dios, espero que diga que si...

Golan: Ok, trame unos glaseados.
Golan: ¿Mierda qué?
Golan: ¿Pasa algo?

Tembló al estrechar la mano de su suegro, una mano fuerte y curtida, típica de quien se ha ganado la vida trabajando duro. Al hombre se le notaba serio pese a tratar de ser correcto, la mujer no se molestaba en parecer amable, más bien en dejar patente lo indignada que estaba y lo mucho que la desaprobaba.
“¿Casa mi hijo? Joder, empezamos mal ¿Un poco tradicionales? Te quedaste corto cariño… aunque la hermana parece más normal…” La convivencia prometía ser la ostia en bote… “verás tú el tema cocina, lo estoy viendo venir”

-Ok…- Ofreció asiento a los recién llegados –Betty, ponme otra caja, de los que le gustan a Golan para llevar, porfa- pidió antes de sentarse a alternar miradas, mordisquitos a su donut y guassups. Por el moño de Buda, cada vez se liaba más todo. Habría seguido dando vueltas a lo del tailandés de no ser por la patata caliente que tenía entre manos.
-Em…- sonrió forzadamente “¿A que te dedicas? Buena pregunta…” –Pues… tengo una cadena de restaurantes fast-food tipo oriental-fusión- ojeaba nerviosa los mensajes en el móvil a la par que miraba a su interlocutora

Guassup para “grupo taller”:
-Abortar!
-Abortar!
-Mis suegros s han prsentado x sorpresa!!!

Guassup para “tio Gun”:
-Breaking news
-Mis suegros acaban d aparecer en casa!
-M dan +miedo q los Wu
-:__(
-PARIS!?
-Tnems q verns y ponerns al día
-Sí mi suegra no m mata con la mirada
-…

Guassup para Wook:
-Algun dia m sentaré
-y t lo contare todo: (
-m sient fatal x ti
-no hems tenido time para nosotras
-q fuerteeeeeeeeeeeeeeeeee
-seguro q da l sí
-tiaaaaaaaaaaaaaaaaaa
-stoy cagada
-Han venido mis suegrs
-O___O

Guassup para Mary:
-Disfruta jeje
-No t olvids d dscansar ;)
-yo lidiare con mis suegros
-:(

–perdón, enseguida acabo con el móvil… estamos dando el salto internacional y justo me están informando de los detalles del local que vamos a inaugurar en París…- ¡ZAS! Vacilando a tope, lo de las vendettas y tal… mejor… dejarlo para otro momento. Menos mal que la compra de Mirko va en maletines cerrados… iba a ser un descojone que nada más conocerla, al abrir el maletero, se encontraran dos fusiles y un lanzagranadas…

Guassup para Golan
-Ok
-Tus glaseados
-y…
-Tus padres
-y tu hermana…
-ls tengo delante…

¡BOOM! acababa de soltar la bomba
Era veloz con el tecleo así que pronto lo guardó en el bolsillo –ya está…- volvió a sonreir –es una empresa familiar, hace mes y poco que regresé de Corea y tengo que ponerme al día- le dio tiempo para que tradujera, a ver si a base de pasta dejaban de mirarla como si le desearan cáncer –Vaya… esperaba que Golan les hubiera contado algo más… yo tampoco se mucho de ustedes…- se frotó el pelo “Mira que se lo dije…” en fin, ya no servía de nada lamentarse ni tampoco era cuestión de colgarle el sambenito, la culpa era de los dos –Y… bueno… que tal el viaje?...- se atusaba la patilla insistentemente -¿Por qué no avisaron? Nos hubiéramos acercado a recogerles, el transporte público es bastante malo en América- hablar del tiempo era demasiado obvio –mientras estén aquí no tendrán que preocuparse, pueden disponer de mi chofer- “MI chofer” el tema iba a traer cola

Se mascaba la tragedia. Una tragedia inminente. Al otro lado del teléfono, alguien debió ir apresuradamente al baño, y luego a cambiarse. Quizá no fue en ese orden, pero lo cierto es que no les cabía la camisa en el cuerpo.

No era el día más indicado para aquella visita sorpresa. Pero la verdad es que, en cuanto a visitas sorpresa se refiere, casi nunca suele ser un buen día. Eso está claro. Por eso, Queen intentó de estirar el café, hacerse la remolona. Pero lo inevitable pasó. Y lo inevitable era un su Camaro lleno con tres pasajeros que metieron las maletas encima de las cajas con las armas y la munición. Esperaba no coger ningún bache por el camino, o aquello podía ser una auténtica fiesta.

Hubiera preferido conducir el coche hasta el acantilado más cercano, lanzarlos al agua y volver a Corea en secreto para dedicar el resto de su vida a la contemplación Zen o la horticultura. Pero si hubiera hecho eso, se hubiera quitado un problema de encima ella, pero no a Golan, ni al resto de los que le importaban. A decir verdad, también había una oscura razón por la que se dirigía a casa. Si ella tenía que joderse con el asunto de sus suegros, su marido se iba a joder también. Si señor. No se iba a ir de rositas con el tema.

En eso iba pensando cuando llegaron a la finca, por que ese es el nombre que más se le ajusta. Una auténtica y verdadera finca. Sus padres no perdían ripio, vieron todo aquello, el helipuerto, los jardines, la cancha deportiva transformable, el edificio anexo para las visitas e invitados y la gran casa. Aunque no les gustó demasiado el detalle macarra de la calavera astada, si estaban flipando. Íntegros, quizá, pero personas al fin y al cabo. Y como tales, estaban dispuestos a acostumbrarse al dinero a cambio de renegar de ciertas cosas, o al menos de hacer la vista gorda. Así que ya no hubo caras tan largas, aunque siguiendo siéndolo.

El reencuentro con el hijo fue un torrente de emociones. Abrazos, bofetadas, pedir perdón en un idioma incomprensible, mantenerse en sus trece, hablar de amor, que entrara por un oído y saliera por el otro... La situación estuvo a punto de estallar, a no ser por que había una alegre familia de sikh jugando al baloncesto afuera, padre, madre, hija adolescente e hijo pequeño. Y también por que no les dejaron solos. La voz se corrió, y tras dos horas de discusiones, caras largas y no saber muy bien que demonios iba a pasar allí, un helicóptero aterrizó afuera. Un helicóptero pilotado por su prima, donde iba el tío Gun, impolutamente trajeado, con una enorme sonrisa y un cuidado aspecto de millonario, que era más o menos la ropa que llevaba para todos los días.

El tío Gun estrechó manos y sonrió. A la traducción, se deshizo en disculpas y halagos. "Ahora somos todos una gran familia". "Permítanme acompañarles en ésta velada", "Soy consciente de que la boda no se ha hecho del mejor modo posible, razón por la cual hemos decidido realizar un convite familiar e invitar a los amigos, como Dios manda". Se habló de tradiciones, dejando cosas claras. Los coreanos tenían también sus tradiciones, y no solían casarse fuera de ellas. Si por ellos hubiera sido, exageró bastante, la cosa habría acabado mal. Pero los chicos se quieren, y eso traspasa religiones, culturas y fronteras. Dejemos que los chicos se quieran, por que eso no hace mal a nadie.

De hecho, el tío Gun se ofreció a pagarles un buen hotel en San Fierro, y una cena esa noche, para hablar de esa ceremonia en la que, iban a hacer por donde, para coincidir. Los mama quería quedarse en la casa, pero las habitaciones de invitados ya estaban ocupadas por "los sirvientes", como se les llamó en un par de ocasiones. Ya habían visto al niño y dejado algunas cosas claras, y Faisal, que era un tipo bastante centrado, convenció a su mujer de que lo mejor era dejar que se calmara un poco el asunto, ir a San Fierro, hacer un poco de turismo y hablar con su hijo y su mujer (así la terminó llamando) en un lugar, llamémoslo así, neutral.

Gracias a Dios que aceptaron, por que nada hubiera jodido más su vida que tener a los suegros metidos en casa día y noche. Si acaso les dejaban pernoctar allí, sería cuando los ánimos se hubieran enfriado un poco.

La hermana parecía maja, y de hecho fue una lástima que tuviera que irse con los padres. Pero a ver donde encuentras tu un traductor de hebreo y druso al inglés sin dejarte una buena pasta. Les hacía falta a sus padres hasta para preguntar como se iba al baño de una cafetería.

La partida fue efectista, sin duda. Maletas en helicóptero, todo muy épico. Parecía una peli sobre Vietnam, o algo así, cuando mandan al recluta a casa después de pasar por un infierno. La diferencia, ésta vez, estribaba en que ellos eran los que veían al infierno marcharse montando en un helicóptero.

La mujer de Gupta había estado limpiando todo a fondo. Sabía bastante inglés, lo cual es lógico si piensas en que la India y Pakistán fueron colonias británicas hasta hace cuatro días, y que allí enseñaban inglés en los colegios desde hacía más de dos siglos. Colmó a las visitas de atenciones y se mantuvo discreta cuando comenzó la pulla dialéctica.

Sus retoños eran, respectivamente, una adolescente modernilla con aires de rebelde y un niño muy juguetón que no tendría más de seis o siete años. Cielos, el patio ya olía a curry y tenían ropa tendida. Como se quedaran a vivir allí permanentemente, aquello iba a parecer definitivamente la ONU.

Golan se había retirado un momento a tumbarse en una hamaca de la piscina, con el antebrazo tapándole los ojos. Le dolía la cabeza, y no era para menos. Ella estaba como cuando sales de una trinchera después de un bombardeo intenso: algo desorientada, algo vacía, con la mirada perdida. Fue entonces cuando se le acercó su "chófer" y juntando las manos al estilo "namasté" le dijo lo siguiente.

-Lamento haber llegado tan mal día. Yo lamento mucho. Nosotros ayudar en todo posible. Yo solidarizo mucho, si. Mis suegros, algo similar. Consideraron yo de casta insuficiente para ella, y me trataron algo mal. Pero ahora yo tener dos hijos que son tesoros, y chica que siempre querer yo. Así que todo bien.

Parpadeó.

-Si necesita que yo pasee a sus suegros mañana, les recojo en hotel y les llevo a hacer turismo donde ellos quieran. ¿Si? Les mantengo contentos y entretenidos, y hablo cosas muy bonitas de ustedes, que son grandes personas. Nada de delitos, policía, persecución ni eso. Prometo, claro. Viene con sueldo, imagino.

Se llevó la mano al pecho, como si fuera un juramento.

-Usted debería ahora relajar. No se, quedar amigos, beber un poco, comer bien, dormir. Mucha energía necesitar próximos días, me temo yo. Además, yo venía a preguntar... ¿Cuando necesita que yo lleve para algún trabajo?, ¿Hay carrera próximamente?

Como la miraban, señalaban y adjetivaban sin tener en cuenta su presencia sin el más mínimo disimulo. Como trataban a su hijo, su tono, sus gestos… una cosa era estar molesto o dolido, cosa que podía entender, y otra presentarse sin avisar en casa ajena e insultar a los anfitriones sin la más mínima consideración ni intención de atender a razones.
La barrera idiomática era un puto infierno, así no había modo de entenderse, menos aun cuando ignoraban deliberadamente lo que tuviera que decir por una machista, cutre y trasnochada concepción de que ella debía permanecer en segundo plano, haciéndola sentir ajena a ellos, molesta e indeseada. Poco menos que una “puta china”…

No tenían ni idea de a quien estaban colmándole la paciencia, de lo cerca que estaban de salir muy mal parados. Golan podía dar gracias de que le quisiera tanto, solo por eso “respetaba” a sus padres, era lo único que estaba evitando una masacre. Y si eran lo suficientemente observadores se darían cuenta de que ella era una olla a presión a puntito de explotar.

Acababa de dar un puñetazo en la mesa, un señor puñetazo, y gritar -¡BASTA!- cuando llegó el tío Gun con su aire de irresistible millonetis diplomático, deslumbrando a todos con su sonrisa y modales. Providencial… y sin embargo… el batacazo fue mayúsculo.
Hacía tiempo que el mundo apestaba para Queen de un modo insoportable, cuan miserable puede llegar a ser la gente por avaricia… y parecía que sus suegros no iban a ser diferentes, que rápido se aplacaron ante el despliegue de riqueza. Sintió vergüenza por su marido (por cómo debía sentirse ante tal comportamiento) y ganas de llorar.

Guassup para tío Gun:
-Gracias
-<3

A duras penas pudo cruzar un par de gestos y miradas con Mary, la cual sabiamente se mantuvo a una distancia prudente. Al irse hizo ademan de guassupearse luego.

Con el tío Gun entrando en el juego (y espérate a que lo hiciera la abuela) aquello escapaba cada vez más y más a su control, era su puñetera vida ¡SU BODA! Y allí todo el mundo ordenaba y disponía menos ella “encima de puta, poner la cama…”
De repente, lo que había sido su oasis, su remanso de paz, ya no lo era ¿A dónde escaparía ahora? ¿Con quién? Jodida y confusa como estaba se tiró en el sofá incapaz de pensar o hacer nada presa de un cansancio mortal.
-Pffffff- exhaló –y aún tengo que mirar lo de Ladlow…- hasta el aire le pesaba como el plomo dentro del pecho, necesitaba un largo baño caliente. Gupta se acercó lleno de prudencia.
-No, por favor… no te disculpes- se la notaba cansada, le ofreció asiento en el sofá –soy yo la que debería pedir perdón, te invito a casa y tienes que presenciar… un espectáculo tan lamentable- irguió la espalda –lo siento de verdad. Por lo demás… estais bien? Hablé con la inmobiliaria, me dijeron que tenían unas cuantas propiedades que os podían interesar así que podeis ir cuando queráis- levantó el culo, sacó la cartera y de ella tomó una tarjeta –este es el agente- se la dio –por cierto, dale las gracias a tu señora por limpiar y cocinar, no tenía que habdeerse molestado- sonrió –tienes una bonita familia- había un tinte de melancolía en su mirada al decirlo –luego cuando esté un poco más… despejada me acerco a saludar y conocerles- suspiró echando la cabeza en el respaldo –por lo pronto todo el trabajo que hay es llevar a mis suegros de aquí para allá pero no hace falta que nos pintes un bonito retrato, aunque sí… lo de la vendetta mejor… lo omitimos… de momento jeje… quien sabe, a lo mejor más adelante me interesa que me vean como una matona jajaja – mejor tomárselo con humor. Cruzó los brazos –Oye Gupta… eso de “servicio”... me siento fatal, sois mis invitados ¿Qué es esto? ¿Downtown Abbey? Joder que vergüenza- se frotó la frente cerrando los ojos –Ahmmm, tienes razón, tengo que airearme, creo que voy a dar un paseo… gracias por el apoyo, es agradable tener una familia normal cerca- sorprendentemente para Shabad Queen le propinó un breve abrazo, se levantó con los brazos en jarra y echó una mirada entre la pena y el fastidio hacia la puerta de la piscina -estaré en el bar de Otis-

Tenía problemas por todos lados, y pocas soluciones a la vista. Los planes complicados son como hilos, que se van entrelazando. Hay que tener cuidado, por que si uno escoge ese camino, lo que puede terminar pasando es que los hilos se enrollan entre si, creando un caos de difícil resolución.

Tenía que quitarse de encima a la poli, eso lo primero. Luego, cuando tuviera las manos libres, tenía que ir a por los Wu. Tenía que robarles, matarles, no dejar títere con cabeza. Pero ella solo tenía dos manos, y ellos un ejército. Ésto era la vida real, y no un videojuego. ¿Como podía enfrentarse a tantos y salir con vida? Ni todas las armas de Mirko podrían. No si solo las empuñaban unas pocas manos.

Su tío tenía soldados, pero si aquella lucha no se convertía en un "todos contra el chino", movilizando a las bandas coreanas, a los rusos y a todo aquel que pudiera ayudar, solo quitarían una cabeza para que fuera reemplazada por otro "poste rojo" de la Tríada. No obstante, aún en ese caso, era mejor tenerlos divididos. Tras largos años de imperio Wu, sus lugartenientes se pelearían entre si por las migajas del poder. Pero todos tendrían algo en común: querrían terminar con ella, para "vengar al antiguo jefe" y buscar el prestigio asociado a presentarse como el sucesor de aquellos grandes cabrones. En esos momentos, con la cerveza en la mano, deseó que las armas nucleares no estuvieran prohibidas, por que con gusto soltaría un par, y lo mandaría todo a tomar por culo.

Demasiado pensar, demasiados problemas. Quizá por eso se le fue la mano con la bebida. Se le fué "queriendo". Había que acallar a los fantasmas. Volvió tarde a casa, sin cenar (la preocupación le había quitado el hambre) y se fue directa a la cama, sin hablar con nadie. Deseó profundamente no despertar al día siguiente, y que pasará... que se yo, un mes. Y que al despertarse, todo estuviera resuelto.