Partida Rol por web

Green Arrow

Uno de nosotros nunca estuvo vivo: Jeanne

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11/03/2017, 11:39
Director

Jeanne oyó aquella música desde su cama y se levantó presurosa de la cama. Hacía años que no oía aquel vals. Desde que siendo niña escuchaba desde las cocinas como la nobleza francesa celebraba sus fiestas. Amaba ese vals. Le resulta difícil recordar cuántas veces lo escuchó como criada y cuántas dijo haberlo escuchado en persona al inventarse su propio pasado. Ahora era distinto. Tras casarse con Piers ya no tenía que seguir mintiendo. Podía celebrar ricas fiestas y tener a sus invitados a los que seguía ocultando sus verdaderos orígenes. Pero aquel vals... aquel vals jamás había vuelto a escucharlo. 

Llegó al salón de baile y al abrirlo vio a los maniquíes destrozados en el suelo... Uno de ellos estaba sangrando. 

Se dio cuenta de lo imprudente que había sido bajando ella sola al salón de baile pero cuando quiso girarse, los cortinajes no se movían, como si fueran de hierro, bloqueando la salida del salón. 

Se sobresaltó cuando una de las cabezas decapitadas del maniquí le dijo: 

- Nos ha matado él. Está aquí. Te matará si no descubres antes cómo pararle. 

- ¿Quién? ¿Qué? 

- Shhhh, no te fijes en nosotros. Nosotros somos muñecos. Pero él... él hizo ver que estaba vivo y en realidad nunca lo estuvo. 

El vals seguia sonando y reflejado en uno de los múltiples espejos Jeanne creyó advertir la figura de un hombre siniestro vestido de época que sonreía mientras un cuchillo fino y afilado estaba en su mano. 

Pero al girarse no vio nada. El vals seguía sonando. 

- Va a matarte sin que le veas. Va a cortarte el cuello- repitió el maniquí. 

Notas de juego

Ya está la situación montada. 
Tienes hasta el domingo a las 23:59 para hacer tu movimiento y en función de ello se te dirá qué tienes que tirar. 

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12/03/2017, 11:39
Jeanne Knight

Escuchó aquella música de nuevo. Hacia tanto que no la escuchaba, tanto que no sonaba en una de las fiestas de la planta superior...Esbozó una sonrisa, imaginando poder bailar junto a ellos, junto a los señores, y empezó a tararear aquella parte que era su preferida.

Pero un movimiento junto a ella la sobresaltó. Abrió los ojos y se volvió en la cama como si la hubieran pinchado con un tenedor, buscando el origen del movimiento. Y bajo la tenue luz que iluminaba el dormitorio, lo vio. Su marido Piers dormía plácidamente a su lado. Su mirada recorrió el dormitorio y su mente volvió al momento actual, a su vida real. Cogió aire y lo expulsó lentamente, restregándose los ojos e intentando dilucidar si la música que escuchaba era real o un producto retorcido de su imaginación. Pero allí estaba, era real, como real era el cuerpo cálido de Piers a su lado. ¿Pero por qué sonaba allí? ¿Quién la estaba haciendo sonar? ¿Quién sabía que era su canción preferida? No recordaba habérselo comentado a nadie de los presentes en la casa...¿O tal vez sí y aun estaba demasiado dormida para recordarlo?

Como solo había una manera de comprobarlo, salió lentamente de la cama, cuidando de no despertar a su marido, se puso la bata y cerró tras ella la puerta del dormitorio sin hacer apenas ruido.

La melodía de la música la llevó escaleras abajo moviéndose casi al compás, bailando y tatareando en voz baja. ¡Aquella canción le evocaba tantos recuerdos, tantas ilusiones!

Entró en el Salón de Baile esperando encontrar a alguien, pero todo estaba como lo había dejado aquella misma tarde. No, todo no. Su mirada se centró en los maniquíes, y una arruga nubló su frente. De repente, sintió como si la temperatura de la habitación hubiera bajado varios grados. La bata que llevaba puesta ya no era suficiente para abrigarla del miedo que la embargó al ver lo destrozados que estaban los maniquíes, la sangre que manchaba el suelo. Su mano buscó la cortina tras su cuerpo, pero descubrió que las cortinas que la separaban de la puerta se habían vuelto infranqueables. Ahogó un grito y se volvió de un salto, apoyando su espalda en ellas, al escuchar una voz dirigida a ella.

El miedo la inmovilizó unos instantes, hasta que en su mente, poco a poco, se fue filtrando la verdad aterradora. Sus ojos quedaron clavados en el lugar de la habitación en el que había creído ver aquella figura en el espejo. Las palabras del maniquí resonaban en su cabeza, una y otra vez. Temblaba, era incapaz de moverse, de pensar con claridad.

Si gritaba, ¿alguien la escucharía? No, nadie, estaba segura de que gritar sería en vano. Si intentaba correr ¿a dónde? Solo tenía la puerta bloqueada a sus espaldas y el pasadizo que rodeaba la habitación, pero Meghan le dijo que no había salida, que solamente pasaba por detrás de otras habitaciones que podían observarse a través de un agujero en la pared. ¡Ojalá lo hubiera revisado ella misma durante la tarde!

Su mirada no quería moverse de aquel punto oscuro de la habitación. Empezó a odiar la música que le impedía oír pasos acercándose a ella. Pero se esforzó en buscar una respuesta, una salida. Se fijó en el espejo más grande de la sala. Y, de repente, se levantó la bata y la falda y corrió hacia él. Se forzó a mirarse a si misma y ver, tras ella, el resto de la sala, aunque su cuerpo le pedía volverse y mirar directamente. Pero sabía que no, que la única forma de verlo venir era mirar al espejo.

-No, no moriré sin verle el rostro...-dijo con voz trémula, sus manos apoyadas en el espejo enorme, sus ojos abiertos de par en par mirando la habitación tras ella-¡Descubrir cómo pararle! ¿Yo? ¿Cómo puede parar al poderoso señor de esta casa, vivo durante miles de años, experto en el arte de matar, una inofensiva criada? ¿Una chica de la servidumbre? Ni siquiera cogí nunca un cuchillo para destripar un pollo...-las lágrimas corrieron por su rostro, lágrimas de desesperación, de dolor por la verdad, por sus aspiraciones que la habían conducido a aquel punto- Jeanne De Neuville, nacida en Orleans...esa soy yo, pese a quien le pese...

El salón, aun se veía vacio tras ella en la imagen del espejo. La música no dejaba de sonar. Los nervios crispaban los músculos de Jeanne hasta el límite, llegando a doler. Quizás era mentira, quizás Henry no estaba en aquel salón realmente y había sido producto del subconsciente. O quizás estaba jugando con ella como un mero conejito al que destriparía cuando se cansara del juego. La música seguía sonando y parte de su mente comenzó de nuevo a tararearla.

-¿Sabéis?-le dijo a los maniquíes, limpiándose las lágrimas con su mano-Siempre amé este vals, siempre soñé con que el hombre de mi vida me agarraría por la cintura un día y me sacaría a bailarlo. Un hombre bien parecido, de buena cuna que me sacara de mis penas, de mi vida en el último peldaño de la sociedad... Todos los presentes se quedarían mirándome, embelesados por la magnífica imagen de vernos a los dos bailar. Yo me perdería en sus ojos, en sentir la fuerza de sus manos y su cuerpo contra el mío. Fuerza, erotismo, poder... Es una lástima que ese momento nunca haya existido... ¡He soñado tantas veces con él! Era siempre algo bueno, nunca significaba mi muerte sino todo lo contrario, ¡era un sueño! ¡un sueño!

Su mirada recorrió los oscuros rincones que se reflejaban en el espejo, las notas del vals hacían poco a poco que su miedo se fuera apaciguando al no suceder nada. Quizás, quizás solo era un sueño... y quizás podía soñar un poco más, aún. Al fin y al cabo, era su vals, ¿verdad?

Se quitó lentamente la bata y la dejó caer a un lado. Se separó un poco del espejo y se miró en el, vestida con su camisón, con el maquillaje de noche simplemente pero, aún así, le gustó lo que vio, exceptuando las lágrimas que se limpió rápidamente, recomponiéndose. Si Henry estaba allí, tenía que estar presentable ante el señor de la casa. Nunca había soñado con bailar un vals en camisón pero, tenía una parte de erotismo y de transgresión a lo establecido que la hizo sentir atractiva.

-Señor de Mothcry-se dirigió al espejo sin saber muy bien qué esperar, salvo ver su cuello abierto en canal en el espejo al siguiente instante. Pero si era su sueño, lo viviría hasta el final-¿cómo sabía que este vals es mi preferido? -se llevó las manos a su peinado y lo soltó lentamente.

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13/03/2017, 01:34
Director

- No soy el señor de Mothcry. Solo soy una de sus víctimas que decidió seguir bailando... Dijo la figura siniestra con su cuchillo en la mano... que se enfundó para coger a Jeanne de la cintura- ¿Bailamos? 

Notas de juego

Estamos en situación difícil: Tendrías -2 pero creo que todos los lectores estaremos de acuerdo que tu jugada ha sido brillante, tanto por llevártelo al terreno social como por toda tu estrategia. Así que te quito penalizador. 

Tienes que sacar menos de tu habilidad social para salir de esta. ¡Suerte! 

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13/03/2017, 09:52
Jeanne Knight
- Tiradas (1)
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14/03/2017, 13:31
Director

Jeanne baila con ese desconocido aterrador y sumergida en la música del vals, mientras los dos cuerpos se mueven por el salón del baile, su miedo se transforma en un estado hipnótico y hasta en cierto sentimiento de atracción por ese noble que solo ve cuando las vueltas le hacen mirar algún espejo. 

Para todos los demás es ella la que baila sola durante un tiempo extenuante y embriagador. Cuando termina, está tan cansada que ya no teme que su atacante saque finalmente el estilete y la degolle. Pero no lo hace. 

- A veces hay que bailar con la oscuridad para sobrevivir a Green Arrow. Sentí traicionar a mi familia acallando mi muerte y continuar haciendo que estaba vivo. Ya sabes que en este salón de baile no hace falta estarlo para accionar el mecanismo. Pero entiendo que fue para todos demasiado horrible de aceptar que les había engañado. Tuve que matarles uno a uno. Pero perdoné a la joven Mary al final. 
Siempre hay que perdonar la vida a las mujeres que no temen sonreír al malo de la historia. 

La besa en los labios y entonces Jeanne se encuentra besando a Piers en su propio lecho. Está despierta. A salvo en su dormitorio. 

... Pero el beso de su marido no sabe tan dulce como el del vivo impostor. 
 

Notas de juego

FIN DE LA NOCHE. HAS SOBREVIVIDO UNA NOCHE MÁS A GREEN ARROW.