Partida Rol por web

Me aparto un poco de la cola, buscando algo en mi bolso con más insistencia, mientras miro (e intento escuchar) toda la conversación que se desarrolla unos metros más allá.

- Buenos días enfermera. - saludo mientras hago un amago de sonrisa. - Soy el detective Kellemport, estoy investigando un caso relacionado con un paciente que tuvieron hace muchos años. Sé que un tal Peter Crosswell fue ingresado en este hospital en 1917. Me gustaría ver el informe del incidente si es posible. ¿Guardan todavía copias de informes tan antiguos? - John habla todo de corrido en un tono totalmente neutro.

Su mente tiene un plan pero antes ha de camelarse a la enfermera, si es que acaso es posible.

La enfermera te mira con aire prepotente, y enarca una ceja.

- Si, guardamos los archivos. - Dice señalando los grandes archivadores que hay tras ella. - Pero solo el personal del hospital puede acceder a ellos. Lo lamento.

Su voz resulta autoritaria, y activa, llena de seriedad.

- Lo entiendo, su contenido es confidencial. Pero es una investigación importante. La vida de varias personas está en juego. - hago una pausa dramática - ¿Puede revisarlo y decirme al menos el nombre del médico que atendió a Peter Crosswell? Estoy seguro de que si me dice quién es y cómo localizarle puedo hablar con él para que me ayude en la investigación. Él no me contará nada que sea confidencial pero cuando le explique los detalles del caso seguro que puede echarme una mano. - le voy explicando con calma a la enfermera. Lo que digo tiene toda lógica y espero convencerla.

La enfermera parece reblandecerse un poco... y con cara de resignación, se da la vuelta y comienza a buscar en los archivos. La enfermera tarda alrededor de veinte minutos en buscar el expediente citado, no tardáis en descubrir que ese Hospital no se caracteriza por su orden. Se recoge el pelo, abre la carpeta, y la vuelte a cerrar, metiéndola donde la encontró, como si no quisiera ponerla en su lugar correcto, o mejor dicho, no le importara.

Luego se vuelve hacia Kellemport:

- Peter Crosswell, no fue tratado en este Hospital, en cuanto llegó fue trasladado de inmediato al Sanatorio de Arkham por estupefacción aguda.

- Muchas gracias por su ayuda, enfermera. - comento mientras asiento con la cabeza y me llevo la mano en gesto de saludo al sombrero. Me doy media vuelta, echo un vistazo disimulado a todos mis compañeros y me dirijo hacia la salida...

Tengo ganas de estar fuera y poder hablar libremente con los demás.

No creo que nos interese mucho buscar en esos archivos por el momento...

Al oír la negativa de la enfermera me preparo para mi mejor desmayo pero, cuando estoy a punto de comenzar el paripé, veo como John sale pasivamente. Suspiro con fuerza y le sigo al cabo de unos segundos, deseando que no haga tanto frío como lo recuerdo.

El capitán se convierte de pronto en el primero en la fila. Pillado por sorpresa, avanza hasta el mostrador y suelta la historia que tenía pensada para distraer a la enfermera.

-Buenas tardes, vengo a visitar a la Señorrita Frida Schroeder, soy su hermano.

Her Cápitan... - le susurro al capitan estirandole del brazo... ya esta.. podemos salir fuera.

Dicho lo cual trato de acompañar al capitan a la salida para reunirnos con el resto.

Mientras se deja arrastrar hasta el exterior por el sacerdote, el capitán sigue con su historia, para no levantar sospechas.

-¡Cómo que éste no es el Hospital St. Mary's! ¡Le dije claramente al taxista Hospital St. Mary's!

Los guardas de seguridad, echan una rápida ojeada, temiendo tener que actuar, hasta que al final, arrastrado por Kintana, el capitán sale fuera, donde os encontráis todos juntos de nuevo. 

-Bueno, parrese que lo del muchacho fue grave -dijo el capitán una vez fuera-. ¿Qué hasemos ahorra, vamos a la casa?

Consultó su reloj.

- Yo creo que por tiempo deberíamos pasarnos por la casa. Pero no estaría de más que mañana visitaramos el sanatorio de Arkham a ver si averiguamos quién atendió al muchacho y si podemos hacernos con el expediente. No deberíamos comentar mucho de esto al muchacho, tampoco queremos asustarlo más de lo que ya está. - respondió John.

- Si les parece bien montamos en el coche y vamos a la casa Crosswell. -

Me parece bien. Asiento.

prosigamos... 

El camino entre la nieve es lento, pero finalmente llegáis al lugar. Os encontráis algo nerviosos, pero conseguís bajar del coche llevando a Crosswell a rastras. Nada más tocar el suelo, os dais cuenta de que habíais olvidado aquel terrible frío.

Las manos os duelen y empezáis a dejar de sentir las puntas de los dedos de los pies. Vuestras mejillas se ponen al rojo vivo, y notais como con cada respiro sale vaho de vuestras bocas. Salís con rapidez y os encaminais hacia el hospital, que ya habíais visitado anteriormente.

Kintana tenía un mal despertar, y mucho más si no había dormido más que dos horas. Dos horas horribles y frío y ensoñaciones inquietantes. Cuando por fin el Kapitán les desperto, no pronunció palabra y recorrió todo el trayecto en coche sin hablar, muriendose de frío y deseando llegar al hospital. No le gustaban nada los hospitales, pero al menos allí haría calor. Ya se ocuparían después de ir a la biblioteca. Finalmente aparcaron el auto frente al hospital.

- Con cuidado - exclamó el reverendo cuando al tratar de bajar al señor Croswell del coche y acomodarlo en la camilla que habían traido diligentemente unos celadores, golpearon la cabeza inerte del joven Peter con el marco de la puerta.

Cuando los celadores se llevaron al señor Crosswell me acerqué a la enfermera para darle nuestros datos de contacto, más bien mis datos de contacto en caso de que el señor Crosswell despertara o necesitaran cualquier cosa. Le recordé a la enfermera que el joven no tenía familia, y luego volví con mis compañeros:

- Bien, si hay cualquier novedad con el joven Peter me llamarán a la oficina. Si no estoy podrán dejar un mensaje y cuando me pase por la noche comprobaré si hay novedades y les avisaré a todos. Creo que deberíamos hablar con nuestro contratista Simon Jones, y preguntarle primero por qué se nos presentó como Simon Ulrich, y qué cosas no nos ha contado de este caso. Luego podremos decirle lo que hemos averiguado. ¿Qué les parece? -

-Me parrese perfecto -respondió el capitán arrebujándose en su abrigo.

-El Señor "Ulrich" nos debe algunas explicasiones.

Asiento brevemente sin saber muy bien qué decir o qué hacer: - Pero... No hace falta que vayamos todos, ¿no? Podríamos intentar ir a una biblioteca e investigar los símbolos aquellos. ¿Creen que hace suficiente buen tiempo para regresar a la ciudad?