Partida Rol por web

La pequeña rescatada del aljibe retrocede unos pasos, todo su cuerpo comienza a temblar. Presa de una especie de convulsión cae al suelo de espaldas. Los otros niños se alejan, asustados. Bob simplemente mira todo, es un zombie y la rapidez no es una de sus virtudes, así como tampoco la expresividad. Apenas pasan unos segundos pero la pequeña, abre los ojos y comienza a hablar. Parece que alguien más está hablando a través de ella.

-No van a salirse con la suya. Mi mundo vendrá aquí a crear un nuevo orden. El caos es el precedente necesario del orden ¿acaso no lo sabéis? ¿Acaso creeís que alguien ha sobrevivido? He matado a todos vuestros amigos, todos los miembros de la Organización han desaparecido: ni Ludwig ha podido hacerme frente, ¿qué pensáis que podéis lograr vosotros?

Entregadme a los niños y os perdonaré la vida. Os advierto, no doy segundas oportunidades...

El cuerpo de Eva se tensa y iergue más de la habitual cuando esa voz infernal empieza a hablar a través del cuerpo de la pequeña, pero se limita a escuchar apretando los puños hasta que el discurso termina.

-Sólo quiere asustarnos para minar la voluntad, pero lo cierto es que apenas le quedan tres minutos así que aunque llegara aquí no tendría tiempo de cumplir ningún ritual- la bruja está bastante convencida de ello, aunque está claro que eso no elimina la posibilidad de morir bajo sus garras pero al menos no sucumbirá todo el mundo.

-¿Estás bien?- pregunta entonces a Sam con un tono más cariñoso, acuclillándose junto a ellos para que se sientan algo más protegidos. Deben haber vivido una noche realmente terrible... le encantaría poder salvarlos y que acabaran por olvidar estos momentos, pero probablemente eso ya sea imposible.

El edificio era silencioso, nadie por los pasillos, ni una sombra. Hasta que de pronto un terrible suceso se apodera de la pequeña Sam. Trato de ir a socorrerla, pero al escuchar esa distorsionada voz me detengo, es como si obligase a esperar a que termine de escuchar.

-Tendrás que venir a buscarlos. Bub, Eva, coged a los niños y escóndamonos aquí..- Al menos, al conocer bien el lugar, puedo acercarme a una de las puertas que nos rodean y que podría ser un buen cobijo, hay que aguantar el máximo tiempo y quizá ahí podríamos conseguirlo.

Me acerco a una de las puertas y la golpeo. -Daos prisa- Me detengo en el umbral, pensando que ojalá la voz que ha salido de esa niña sea tan solo una pesadilla, pero por desgracia no hay tiempo de pensar en cosas así y ya busco un lugar para cobijar a los pequeños.

Entran en una habitación, en aquella en donde estaban los niños protegidos. Ven que es un lugar que tiene paredes de una especie de aleación, con su superficie llena de brillo metálico. El zombie entra lentamente y luego Alan cierra la puerta. Bub luego ingresa un código en un panel y la puerta hace un click.

-Segur id.. seguridad. Si, quiere.. entrar va a te tener que tirarla abajo.

Luego ven mejor el recinto en donde se encuentran. Es un cuarto de 3 por 6 metros. Tiene un escritorio con una computadora que muestra varias pantallas de cámaras que miran la instalación. Una muestra el salón egipcio por donde entraron, otra apunta hacia la sala donde Ludwig aún yace sin vida, la otra muestra un recinto en el piso de arriba, una especie de sala principal dos, una más enfoca la terraza, otra la salida del edificio y la última, el pasillo que da a la habitación en donde se encuentran escondidos.

Tras dejar que entren todos, echo una última mirada por los pasillos como si esperase ver a ese maldito demonio que nos quiere joder la noche. Cierro la puerta de golpe y al instante el zombie teclea algún tipo de código, no se lo que ha echo, pero se que nos hemos quedado atrapados entre paredes. Espero que no muera, o tenga algún tipo de infarto, por que yo al menos no se la combinación para abrir la puerta.

Detestando esa posibilidad me acerco al escritrio con varias computadoras que nos muestran los puntos mas importantes del edificio. -Esto nos ayudará- castigo la mirada para ver por las distintas pantallas a ver si veo acercarse al que viene a por nosotros.

Parece que tampoco hay rastro de nuestros compañeros, tan solo Ludwing, que aún se mantiene en la misma posición que cuando lo ví al entrar en las oficinas. Me separo del escritirio y me acerco a Eva, junto a los pequeños. -Menuda noche ¿eh?. Aún tengo el sonido del despertador rodando por mi cabeza cuando me despertó para ir a la reunión. Sonrío, recordando el momento en que me golpeé la cabeza nada más despertarme. Nunca pensé que esto saliera así, aquí encerrado, entre cuatro paredes y esperando a que algo suceda. Bueno, si algo ocurriera, quiero que sepas que.. ¡vamos dilo! he pasado una de las mejores noches de mi vida, y que...

Me quedo sin palabras como si esperase a que un milagro ocurriera y me ayudara a salir de esta encrucijada. No se muy bien por qué, pero mis labios desean besarla ahora, quizá no lo pueda hacer nunca, así que seguramente será por eso. Además de que me gustaría estar con ella. Sin hacer mas drama en la espera, llevo mis labios hasta los suyos y los beso corta pero suavemente. Abro los ojos de nuevo y a escasos centímetros de sus labios puede sentir como mi aliento le susurra... me gustas-

Ya está, lo dije, en estos momentos en que mis manos están sobre su cintura era como si me hubiera caído un chaparrón de agua fría por encima. Que en cierto modo era lo que necesitaba.

Eva echa un vistazo de reojo a las múltiples pantallas, pero no parece haber nada que le llame demasiado la atención en esas imágenes y tampoco se detiene demasiado a analizarlas, se centra más en conducir a los pequeños hasta uno de los rincones para que empiecen a sentarse por el suelo, quizá para jugar y hablar o quizá sencillamente para descansar, pues es posible que estén demasiado asustados para algo más que no sea temblar.

Cómo ya suponía Bob y Alan se encargan de cerrar la sala y observar con mayor atención las pantallas de las cámaras de seguridad, gesto que agradece con una leve sonrisa. Ya falta poco, muy poco, para que los niños puedan sentirse relativamente a salvo. O al menos el resto de la ciudad...

-¿En serio? A mí me parece cómo si hiciera siglos de eso...- admite arrugando un poco la nariz por el comentario del despertador. La verdad es que estaba siendo uno de los días más largos y peligrosos de toda su vida.
Aún así, Alan sigue hablando, y la bruja a punto está de añadir algo más al respecto pero enseguida se percata de que no es esa la intención. El cuco quiere desembuchar algo y se está yendo un poco por las ramas, es lo único que explcia que peuda decir que está siendo una buena noche...

No opone resistencia y deja que Alan la bese, aunque al principio la pilla totalmente desprevenida. Cuando ya se aparta le sonríe tranquila y cariñosamente a pesar de estar negando con la cabeza.
-Menudo momento para declararte Alan... siempre así de único y testarudo, ¿verdad?- le besa entonces en la mejilla cálidamente y le aparta un poco el enmarañado pelo hacia atrás -Hablaremos de esto cuando termine todo, ¿de acuerdo? Porque saldremos de esta, te lo aseguro- le dice con seguridad para después dejar que se aparte a un lado. Ahora tienen que estar concentrados en la protección de los niños, no pueden permtirise deslices.

Si alguien me preguntara; ¿Cual a sido el beso más hermoso que has recibido?, creo que todos responderian que no saben o no se acuerdan, que han besado a tantas que todas les parecen buenos besos. Un beso es la expesión más bonita de decir a otra persona lo que sientes sin mencionar una sola palabra, por la forma, por el movimiento que le das al sentir los labios, la velocidad e incluso el respiro convertido en suspiro, todo eso involucra un beso, pero un beso con sentimiento, con emoción de decirle algo a esa persona especial de una forma distinta. La verdad que no era el momento más preciso para decirle lo que sentía, pero estoy seguro que me hubiera arrepentido toda mi vida si no lo hubiera echo. Sonrío por su comentario y cierro los ojos cuando siento el beso en mi mejilla. -De acuerdo..- Me hubiera gustado que las palabras no existieran en estos momento, solo sus labios.

Pero habían niños delante, un zombie y un mundo al que salvar.

Me separo y me quedo mirando a los niños, que probablemente se hayan quedado mirando la escenita, en cierto modo ha sido un buen metodo para entretenerles y que no piensen en ese malvado ser que los quieres para él. -Hey, ¿y vosotros que miráis?. Digo en un tono jovial, intentando asustar a los niños, pero mi única intención es hacerles reir. Quedáte tú con ellos ¿vale?, sea lo que sea lo que nos persigue no creo que podamos hacerle daño..-

Ya con la cabeza puesta en el obejtivo que aún hay que cumplir, me acerco hacias las pantallas que nos muestran las cámaras desperdigadas en puntos clave por el edificio.

Faltan 4 minutos para que todo termine. Los niños han tenido un poco de diversión con el espectáculo que les han dado Eva y Alan, y se ríen nerviosos pero aliviados ante el comentario del chico. Entonces, cuando las cosas parecen serenarse, al menos un poco, se escucha el primer impacto.

Algo abolla la puerta de seguridad. Golpea con fuerza, la hunde hacia la habitación en la que están todos escondidos. Es como si un puño enorme estuviera golpeando una y otra vez. Ahora se ven varias abolladuras. Los chiquillos empiezan a gritar, algunos están llorando. Bub, automáticamente, se acerca a las cámaras de seguridad.
 

-Algo está afuera... Es una niebla amarilla. Es muy espesa. No ve... no veo más que e... ella. Está en to... todas las panta... pantallas.

Lo dice con un tono tranquilo, pero saben que simplemente está tratando de evitar el tartamudeo. Un zombie se tiene que concentrar mucho para poder hablar bien y Bub sabe que en este instante, literalmente cada segundo es valioso.

Era el momento.

Me reincorporé al escuchar las interminables abulladuras que estaba propinando el demonio. Miré hacia trás para ver como lo llevaba Eva con los niños, esa mirada no duró mucho por que debía de mantener la concentración si quería despegar los insectos de mi cuerpo. Un insecto volador tras otro empezó a salir de mi cuerpo hasta que se formo una plaga incontable. Les ordené que se coloran por el hueco de debajo de la puerta y que la mayor parte de ellas improvisaran un muro frente a la puerta para que, al menos, esa puerta resistiera más a los golpes y nos diera mas tiempo.

Mientras mantenía la concentración hice una advertencia. -No aguantaré mucho más. Bub, ¿sabes si hay alguna escotilla por aquí?..-Ojalá Bub entendiera mis palabras a la perfección en esos momentos. Poco a poco mi cuerpo iba cogiendo un tono mas siniestro hasta llegar a la tranformación completa.

-¿Una niebla amarilla...?- repite Eva algo aturdida. No era precisamente el tipo de enemigo que esperaba, pero lo que más le preocuaba era la posibilidad de que al ser algo "inmaterial" no consiguieran dañarle ni hacerle retroceder de ningún modo. Faltaban muy pocos minutos pero al parecer se estaban volviendo excesivamente largos y aún quedaba lo peor. Aún así, era demasiado poco tiempo como para darles tiempo a transportar a los niños a algún sitio. Al menos eso esperaba.

-Vamos, vamos, quedados aquí un momento y no hagáis ruido...- condujo a los niños hasta un rincón debajo de las mesas, poco más podía hacer dado lo reducido de la sala. Después se levantó manteniéndose cerca de la posición de los pequeños y miró alrededor tensa y nerviosa.

Quizá la sala fuera hermética y sin salidas pero tendría que tener ventilación... aunque por desgracia este tipo de salas a veces constaban d eunos conductos demasiado reducidos.

Los insectos hacen una barrera, sin embargo Alan siente su dolor. Sea lo que sea que está afuera los está aplastando para seguir penetrando, seguir su camino hacia ellos, hacia los niños. Alan, en un momento, quiere hacer volver a sus insectos pero éstos le hacen ver que deben estar allí. Sólo una voz, formada por mil voces, llega hasta la cabeza del muchacho, proveniente de su miniejército:

-"Poco... falta poco... resiste"

Alan mira su reloj, faltan cuatro minutos... cuatro nada más.

Alan le pregunta a Bub sobre alguna escotilla o algo. Eva, mientras, ayuda a los pequeños a permanecer ocultos. El zombie camina, con su lento paso, hasta un rincon, toca una placa metálica de la pared, que parecía ser un pequeño cartel y la misma se abre. Es un recinto oval, que tiene una escalera metálica que desciende abajo. Bub mira a todos y dice:

-Hacia... afue... afuera. Ésto va hacia afue... afuera.

-¡¡Uf...!!- la bruja se acerca al agujero contemplándolo con preocupación, alternando con la puerta cada vez más abombada.
-Bajaré primera, después irán los niños y por último nos seguiréis, ¿de acuerdo?- mira a sus dos compañeros pero la verdad es que no puede hacerlo por mucho tiempo, ni siquiera pueden pararse a pensar bien en ello o en el orden de bajada, esa cosa ya está a punto de entrar y deben salir de ahí cuanto antes.

Quizá les atrape más tarde, pero se conformaría con no estar en una maldita ratonera, así le sería más difícil dar con los niños. Además, apenas quedan tres minutos para que el tiempo pase, ¡es imposible que les dé tiempo...! O eso se obliga a creer.

Corre hasta la posición agazapada de los niños, acercándolos hasta la escalera y explicándoles que deben bajar justo después de ella.
No está muy segura de que puedan descender sin dificultad pero en dicho caso cada adulto cargará con uno de ellos.

No sentía ya dolor. Sólo una sensación de bienestar y placidez, poca veces conocida. Fuera, tras esta lata de sardinas, segura que ya empieza a amanecer. Por suerte y, desde hacía un tiempo, había podido disfrutar de la belleza de cada amanecer.

Me gustaría que se colaran los primeros rayos del día y que jugaran a iluminar cada rincón.

-¡CORRED!- Grito manteniendo la concentración con mis insectos mientras miro por detrás de mi hombro a Eva y los pequeños. Rápidamente vuelvo a poner la mirada sobre el muro creado de miles de insectos, cientos de ellos se separan al contacto con los tremendos golpes que propina del otro lado.

Mis polillas y todo tipo de bichos me comunican que aguante. Sólo un poco más. Sólo tiene que sacar a los niños de aquí y juntos le haremos creer a esa cosa que aún permanecen aquí dentro. El muro empieza a perder fuerza con los múltiples golpes. No se si aguantaré, pero prometo no hacerme el típico heróe de las películas y en su lugar saldré corriendo para que pase lo que pase estar junto a Eva.

Eva y Alan llegaron a las oficinas centrales un cuarto de hora después de que Helen, Moonchild, Kate y María hicieran lo mismo. En la sala principal, aquella con las portátiles sobre la mesa redonda, donde aún el cuerpo de Ludwig descansaba en paz, allí María llevó junto con sus compañeros a los tres pequeños que habían encontrado en el castillo sin vida. Cuando los dos grupos se volvieron a encontrar hubo una muestra de alegría traducida en abrazos, saludos, y momentos de silencio nada incómodo. Los tres pequeños que acompañaban a Eva y Alan estaban con vida, los otros tres no.

Fue preciso entonces tomar un poco de tiempo para ver qué hacer a continuación: los cádaveres de los tres primeros críos que desaparecieron: Ana Hud, Michael Stem y Roger Clarwater. Los otros tres pequeños: Ariel, Peter y Marian tuvieron mejor fortuna pero eso no quitaba la mirada de tristeza de sus ojos ante los chicos que no fueron tan afortunados. Por si eso fuese poco, quedaba el tema de que nadie sabía que había sido de Bub o qué hacer con Ludwig. Eran las 4 am y tenían ante sí seis niños, tres con vida, tres muertos y una organización por lo visto destruída.

Sin embargo aún conservaban su vida. Quizá pudieran recontruirla desde las cimientes, quizá Istar pueda volver a tener paz después de tanto caos y sangre. Todo quedaba en manos de éstos seis monstruos, que en realidad eran seres más humanos que muchos que la sociedad ha visto por décadas...

Eran las 4, ya no parecía haber alarma, pero algo tenía que hacerse. Al menos con los pequeños.

- Bueno....- mi voz es apenas un susurro, ya que no dejo de pensar que en nuestra parte hemos fracasado. Los niños están muertos.- Supongo que habría que pasar por la policía, pero no sé cómo se trataba la organización con ellos. Los tres niños que están bien, deberían volver con sus padres, y de los otros, sus padres tienen que tener sus cuerpos para darles sepultura. Con Ludwing... no sé, si vosotros sabeis qué se hace con nuestros muertos, podemos proceder, sino puedo llamar a mi madre para que nos ayude en ese tema. Y la organización, creo que primero habría que nombrar un jefe, ¿no?

Me siento en el suelo, mirando el cuerpo de los pequeños que hemos traido hasta aqui Moon, María y yo, tres cuerpos sin vida. Pero el demonio no consiguió volver. Algo hemos conseguido. Sonrio levemente a Moon.

Eva sonríe ampliamente al comprobar que el resto de sus compañeros se encuentra bien. Suelta por un momento las manos de los pequeños que la acompañan y se dirige al resto de supuestos "monstruos" para abrazarles con alivio uno por uno antes de volver a la posición cercana a los niños. Ya se ha convertido en una especie de acto reflejo, la verdad es que les ah cogido verdadero cariño.

Comprueba de reojo cómo a pesar de todo ellos no han tenido tanta suerte en ése propósito a pesar de haberse quedado con la daga. Tal vez intentaron combatirlos en lugar de limitarse a sobrevivir...
-Cuánto me alegro de que esteis bien- acaba diciendo centrándose en lo positivo de la situación, después asiente a las palabras de Helen -Creo que deberíamos encargarnos primero de los niños, después regresaremos y enterraremos o incineraremos a los que encontremos aquí- mira el cadáver de Ludwig con aprensión, pero decide desviar enseguida su atención.

-Si sólo hemos sobrevivido nosotros tendremos que votar... pero para eso aún hay tiempo, ¿no creéis?- está claro que las prioridades de la bruja son otras, y de hecho preferiría darse un merecido descanso antes de tomar esa decisión.

- Si, Eva, eso puede esperar. Yo llevo poco tiempo aquí y no sé si podemos llevar los niños directamente a la policia o si lo que tenemos que hacer es llevarlos nosotros a sus casas.

Aún mirando los cuerpos de los pequeños vuelvo a hablar:

- No creo que podamos ocuparnos nosotros de los niños que no han sobrevivido.