Partida Rol por web

Una vez que Hilda estuvo arriba del árbol, que era lo que Thrud deseaba ver hecho, la noruega se dio vuelta hacia la manada de lobos que cargaban contra ellos. Había que luchar, y ahora que uno de los ingleses había quedado en tierra, más aún. No tiene atisbo de duda, como tampoco lo tuvo su padre, ni sus ancestros. El cuchillo refulge en su mano, blandido como si fuera una espada o un hacha, y la noruega lanza un grito de guerra tan potente como podría lanzarlo cualquier hombre, tan agresivo, como si fuera una vikinga.

Eso, antes de lanzarse al ataque.

INICIATIVAS (OS RECUERDO QUE LO IDEAL ES SACAR LO MENOS POSIBLE)

6 Gladstone

7 Thrud

8 Hunt Lobo2

9 Lobo1

12 Gladstone

14 Thrud

16 Hunt Lobo2

18 Gladstone Lobo1

Thomas agarró una rama semisuelta más o menos gorda con ambas manos, jugándose el equilibrio, y la desprendió de un tirón. A toda prisa se agarró al árbol para no caerse, ya que su posición era un poco incómoda.

Con toda la potencia de su brazo arroja la rama contra el más cercano de los lobos, con tan mala fortuna de fallar por mucho. Ese tiro tan erróneo, ni siquiera le servía para despistar.

Hunt decide ponerlo todo en defenderse de los lobos con enérgicos movimientos y una rama caída, esperando aguantar lo suficiente hasta que llleguen los jinetes. Sin embargo, no eshombre acostumbrado al combate cuerpo a cuerpo. Los lobos ignoran su acción y..

La cuchillada de Thrud es espeluznantemente certera, seccionando el cuello del lobo de un solo tajo. Los demás se os están echando encima pero ya hay uno menos. El que amenaza a Hunt no se detiene y ataca, sin embargo. Por suerte para Hunt, los dientes sólo alcanzan el aire cercano a su femoral.

Murray decidió no actuar. Tampoco tenía como. No había cogido ninguna piedra al subirse al árbol ni tenia un cuchillo, apenas tenía una manta que le cuidaba del frio y no iba a tirarla contra los lobos.

Fue entonces cuando se fijo en los hombres a caballo. Aquello le sorprendió demasiado. ¿Qué clase de locos eran aquellos? Esque no sabían que los nazis estaban por ahí fuera y podían dispararles. ¡Que locura!

Fiske miro por el rabillo del ojo el combate. Estaba demasiado ocupado en alzar sus piernas y subir lo mas alto posible en el arbol para preocuparse de nada mas. Si sobrevivia seguramente ya tendria tiempo de preguntarse quienes eran los hombres a caballo, de donde habian salido los lobos o donde coño estaban... si sobrevivia...

Arrancando de cuajo la rama más gruesa posible, el cabo descendió del árbol para enfrentarse cara a cara con los lobos. Por su culpa se habían quedado abajo varias personas, a quienes habría debido de ayudar, ya que esa era su misión.

Enarboló la rama y gritó para atraer la atención de los lobos.

-¡Lobos del Averno, acercaos a mí si tenéis valor!

Damn, estoy hablando a unos lobos. Ni que me fueran a entender...

Lográis aguantar los segundos necesarios, a pesar de que tenéis a los lobos encima. Sean quiens sean esos jinetes, los animales los conocen y temen, pues su sola aparición les hace huir, demstrando de nuevo que su inteligencia es superior a la de otros miembros de su especie. Los jinetes llegan hasta vosotros gritando y aullando para espantar a las bestias y los cascos de los caballos levantan una niebla de hielo al convertir en polvo la nieve que pisan.

Por increible que parezca, todos llevan esas vestimentas antiguas, armas, cascos y armaduras y sus pelos largos y atados en trenzas sucias os demuestran que no son meros disfraces temporales, sino que esta gente se toma en serio su recreación de guerreros vikingos.

No todos siguen tras de los lobos. Del total de diez jinetes, cuatro se quedan con vosotros, mirándoos desde sus caballos, rodeándoos. No tienen cara de venir a hacer amigos, ciertamente. Y, por cierto, ellos y sus caballos huelen mal, como si llevaran semanas cabalgando.

El más veterano, aparentemente, de ellos, os mira con dureza y espeta:

-Matarlos emos a todos, mas dexados seredes de nos, e uebos no me es fazerlo, si no diz qué sois e aquí facéis.- para vuestro pasmo, esto es lo que el hombre habla, una versión muy anticuada y alterada de vuestro propio idioma noruego.

El más veterano, aparentemente, de ellos, os mira con dureza y espeta una frase larga en noruego que los británicos no lográis entender en absoluto, pero su tono es frío y exigente.

Ahora que les tenéis más cerca podéis observar que en sus ropas todos llevan grabado de mejor o peor manera, un símbolo. Un cuerno, uno de esos instrumentos musicales hechos para dar alarmas o avisos fabricados con cornamentas de animal. De hecho, varios llevan uno colgando de la silla de su animal.

Tras espantar a los lobos, el resto de jinetes regresa y se unen al círculo que os acorrala con sus miradas contra el bosquecillo, a través de cuyo árboles es la única vía de escape que os permite de momento el terreno, pues sin desmontar no os pueden seguir por ahí con los caballos.

El aparente líder sigue a la espera de vuestra respuesta pero señala con una mirada a Thrud y en especial a su cuchillo. Algunos de los jinetes comienzan a sacar cuerdas de sus alforjas.

¿Qué diablos ha dicho? Preguntó Liam situándose junto a Thrud. No parecían muy amigables a pesar de haber espantado a los lobos.

La tensión podía cortarse con un cuchillo. Liam lo notaba. Algo en el tono de voz del extraño soldado le decía a Liam que exigía algo que no les iba a gustar.

Aún no sabía quienes eran aquellas gente ni porque motivo iban así vestidas, aunque en su fuero interno creía conocer la respuesta y era tan cruda que se negaba a creerla.