Partida Rol por web

Tras discutirlo entre ustedes, deciden partir sin consultarlo con el resto hacia el lugar designado, dado que es su primera visita a la ciudad toman un taxi que les cobra cinco dólares.

El lugar se encuentra ubicado en un barrio bastante tranquilo y su presencia podría llegar a desentonar de no ser porque van acompañados de Klauss.

Salvo alguna que otra mirada indiscreta, no tienen problemas para encontrar la casa de reposo, una vez allí son recibidos por un enorme guardia, el cual emana una poderosa aura mágica, por lo que no les cuesta mucho deducir que se encuentra bajo la protección del velo.

El guardia aparenta ser un afroamericano de casi dos metros de alto y un físico bastante imponente quien al verlos centra su mirada en las cadenas.

Buen día, ¿Gustan calentarse junto al fuego? - pregunta el guardia mientras les permite pasar al patio de la institución.

Me da gusto ir acompañado de los demás inquisidores para la difícil tarea de interrumpir el descanso de uno de nuestros compañeros con el noble propósito de poner fin a las iniquidades del falso profeta que se ha alzado en estas tierras. Tomamos un taxi para ir a toda prisa hasta dónde se encuentra el cuerpo, soy el que los metió en esto y los gastos corren por mi cuenta así que insisto en pagar al bajar.¹

Encontramos la casa de reposo pronto, pero el guardia no sólo tiene un físico imponente y está armado, sino que emana una presencia que puedo reconocer. Admito que tiene la gentileza de mantener el velo y no mostrar su verdadero aspecto a los demás, un gesto que mi orden valora mucho, pero de todos modos me voy a tomar el atrevimiento de conocer su naturaleza. Me coloco los lentes que Gideon me dio, lo miro y asiento en silencio respetuosamente cuando nos invita a pasar.²

El comentario del guardia sobre calentarse junto al fuego en un crematorio es de un humor tan negro que me tienta a sonreír, sin embargo me contengo. - No de de momento, tal vez en unas décadas - respondo siguiéndole la corriente.

- Quisiera hablar con el responsable del lugar o quién esté delegado para que nos conceda un permiso especial. Un amigo falleció hace unos días, vengo de lejos y no llegué al responso, sus familiares me dijeron que su cuerpo está aquí - señalo a los dos que me acompañan - Quiero verlo y orar por su alma para que el Altísimo lo reciba en su reino, espero que eso no sea un problema para esta respetada institución - digo luego, esperando la respuesta del guardia.³

- Buenos días. Gracias. - Añadió, mientras tiraba de su compañero Klauss hacía el interior, junto con Roberto que también estaba ahí.

Lo cierto es que la mentira que trataba de contar no se la creía ni el mismo, por su tono, gesticulación corporal y demás, tenía que ser apagadas cuanto antes, fue por eso que entraron sin parar ni dar tiempo al guardia a hacerse preguntas.

Mientras entraban, le fue hablando por lo bajo.

- Nos ha dado paso, sin hacer preguntas... Deja esas patrañas que nadie se cree. Se supone que es mejor pasar desapercibido y ese tipo de cosas pone los focos sobre nosotros... - Añadió.

Mientras avanzaban, se giró a Roberto para preguntarle por sus dones y que les pusiera sobreaviso.

- Roberto, ¿Puedes sentir algún aura de maldad en el lugar? Mantén alerta tus sentidos, no queremos más sorpresas. - Le indicó para que usase sus dones de paladín.

Roberto se mantuvo al margen, simplemente listo para actuar si la razón lo requería, así que simplemente asintió con la cabeza cuando le invitaron a calentarse.

-Creo que deberías cuidar mas tus palabras y gestos, la mentira se huele a la legua en una persona de bien.

Hasta Roberto se había dado cuenta de que la elección de palabras y el nerviosismo eran sospechosos, pero no quiso decir mucho mas que eso.

-Por desgracia el mal se enraíza en todas las personas, incluidas las que en algún momento fueron buenas y sobre todo en las débiles almas humanas, en ocasiones demasiado maleables como para oponerse a esa oscuridad que les tienta.

Suspiró, aquella cita la había leído en algún libro o visto en alguna peli, no lo tenia del todo claro, pero sabia que irradiaba un aura de inteligencia, de la que el solía carecer, dicho esto se cruzo de brazos.

-Puedo intentar averiguar si hay grandes seres malignos por los alrededores.

Ante ti puedes ver a un enorme minotauro, una masa de músculos bastante impresionante quien se esconde tras un broche de alterar el propio aspecto.

Tu sentido divino te permite sentir una gran fuente de bondad justo frente a ti.

Roberto se acerco a Martina a susurrarle.

-Pues no solo no he encontrado mal ninguno, los instintos con los que mi patrona me bendijo dicen que justo enfrente hay una gran fuente de bondad... Supongo que es seguro entrar

Tras hacerlos pasar al patio, el guardia cierra la puerta tras de si y lleva su mano a su arma. - No entiendo la razón de la mentira hermanos, pero lo cierto es que si no me explican la verdadera razón de su visita, me temo que no podré dejarlos pasar de este punto.

Mi labor me obliga a defender este lugar, espero lo sepan comprender, no parecen malas personas, pero debo cumplir mis órdenes en aras del bien mayor. - dice el guardia mientras todos sus músculos se contraen y un medallón de plata brilla en su pecho revelando un emblema con una espada llameante idéntico al que portaba Roberto.

Tanto se ha notado? Elegí las palabras cuidadosamente, cada detalle como de costumbre, pero algo no salió bien. Los consejos de los inquisidores suenan como un chirrido metálico que me carcome la cabeza. Acaso el altísimo me pone a prueba con estos dos? No me queda otra opción que aceptar que están en lo cierto y seguir adelante. 

Entre los dos dialogan acerca del bien y del mal, los lentes de Gideon van mucho más allá y confieso que me asombra lo que veo. Dentro del patio descubro que el guardia no se creyó ni una palabra de mi discurso, una nueva frustración se suma a las de la misión anterior. Realmente lo hice muy mal, tendré que practicar esto de mentir más a menudo esto. 

- En aras del bien mayor... bueno, en eso estamos los cuatro de acuerdo - digo con tono calmo, algo resignado - Lamento haber inventado una excusa así, no fue mi intención ofender tu inteligencia, pero tú mejor que nadie sabes que a veces tenemos que ocultar nuestra verdad ante desconocidos, no es así? - lo miro fijamente y sonrío apenas.

- Señor Minotauro, mi nombre es Klauss, pertenezco a la Alta Inquisición - saco de mi bolsillo el símbolo plateado de mi orden - En el depósito yace el cuerpo de un colega de mi Orden que fue asesinado hace apenas unos días, y vengo aquí a descubrir qué le ocurrió. Hay un gran mal en esta ciudad, varios inquisidores hay muerto intentando descubrirlo, y en aras del bien mayor le pido nos ayude para poner fin a esa amenaza - no bajo la mirada y me muestro calmo. Tal vez mis compañeros tengan razón y es mejor hablar con la verdad.

Roberto puso las palmas de las manos hacia delante, en gesto de buscar tranquilidad.

-Bueno, bueno, calmémonos, claramente todo ha sido un malentendido, como dice mi compañero solo estábamos tratando de mantener el anonimato, pues no sabemos muy bien en quien confiar en estos tiempos, mas con lo que esta ocurriendo últimamente. 

Comento mientras se ajustaba la mochila deportiva donde portaba su escudo.

-Estamos todos entre compañeros, así que no va a hacer falta que nadie haga nada violento.

Dijo mientras sonreía al guardia con amabilidad, cuando se trataba de herejes Rodrigo era como un mazo contra ellos, en actitud y palabras, pero con sus compañeros era una persona bastante amable, la mayor parte del tiempo.

Las contraseñas existen por algo señores, sólo había una respuesta a mi pregunta y ustedes no la dieron, el deber me obliga a despedazarlos aquí mismo, pero dada la situación, esta vez lo pasaré por alto, aunque dudo que nuestros otros hermanos sean tan indulgentes a futuro. - responde el guardia mientras asume su verdadera forma.

Esperen aquí por favor y no intenten ninguna tontería o se acaban los buenos modales, voy a informar sobre su visita. - dice el guardia mientras los conduce a una pequeña oficina apartada del edificio principal al tiempo que toma su radio.

Acabo de preparar café. ¿No gustan servirse una taza mientras esperan por sor Gertrudis? - pregunta el guardia mientras les señala una pequeña mesa auxiliar ubicada en una esquina de la habitación.

Martina asintió ante el ofrecimiento. Se sirvió una taza de café solo en la taza que acompañaba al juego de café. Se acercó la misma a la nariz para respirar su aroma, pues le gustaba el sabor del café. Pero cuando estuvo a punto de probarlo, prefirió no hacerlo y tan solo sujetó la taza y la olisqueaba de vez en cuando. La joven pensó, en el último momento, que podrían haber puesto algún tipo de narcótico o algo peor. Mejor no comprobarlo, pensó interiormente, mientras esperaban a su anfitrión o a que le dieran acceso a otra sala.

Roberto afirmo con la cabeza.

-Tiene toda la razón, lamentamos el malentendido, y agradecemos la comprensión.

Le comento con la mejor de sus sonrisas.

-Es muy amable, la verdad es que necesito algo fuerte para despejarme, aun no estoy acostumbrado a viajar tanto.

Comento mientras se servía una taza y daba un sorbo. Confiaba en aquella gente, después de todo, había sentido una gran fuente de bondad con lo que se sentía seguro en aquel lugar.

Si mis palabras lo convencen no parece notarse, pero las de Roberto logran calmar a la bestia cuando parece decidida a despedazarnos. Es mejor no provocar a un minotauro, acabo de aprender esa lección y no creo que jamás la vaya a olvidar. 

Entro a la oficina con los demás, mientras le doy vueltas a las palabras que dijo, las cuales cobran sentido recién cuando menciona a Sor Gertrudis - Somos la sombra de la luz - digo en voz baja, aunque audible. Por algún motivo que no llego a comprender, el crematorio y la monja misteriosa están conectados. Son aliados de la inquisición o es éste el modo por el que lograron contactar y dar muerte a los enviados del Vaticano? Tengo presente que Roberto percibió bondad, además de que el minotauro parece de convicciones sólidas cuando habla del bien mayor, pero me desconcierta que habiendo una conexión con la santa sede aquí, aún así se nos convoque desde la Academia.

Declino el ofrecimiento de la taza de café, durante la misión anterior cometimos la estupidez de beber y la mitad del grupo terminó muerto, y yo por poco sigo sus pasos. Levanto la ceja al ver que Roberto bebe un sorbo, espero que sepa lo que hace. Entonces me vuelvo hacia el guardia - Este penoso malentendido no volverá a ocurrir, le pido disculpas si lo ofendí en algo. Como dice mi compañero, tiene nuestra gratitud por comprender la situación y ayudarnos con este tema tan delicado - siento la tentación de hacerle preguntas, muchas por cierto, pero cuando estoy por abrir la boca me contengo, el diablo puede meter la cola y no me gustaría ver a nuestro anfitrión en otro arranque de furia. 

Vaya a que no era tan difícil responder correctamente. - dice el minotauro al escuchar la contraseña de boca de Kaluss. - Hermanos, las contraseñas son para seguridad de la orden intenten ser más cautelosos a futuro.

Acto seguido el guardia coge su anexo y realiza una breve llamada informando sobre su presencia, al cabo de algunos minuto aparece una monja acompañada de otros dos sujetos.

Los acompañantes de la monja eran dos sacerdotes con expresión severa los cuales flanqueaban a la religiosa, los recién llegados también portaban cadenas que los identificaban como inquisidores.

Buen día hermanos, tengo entendido que ustedes son los nuevos investigadores del caso. ¿Los envía directamente la Santa sede? - pregunta ella bastante curiosa mientras los observa con cierto detenimiento como evaluándolos.

Recuerden que estamos entre hermanos y la verdad es la mejor política.

El trío los conduce al interior de la casa de reposo y los guía hasta el sótano, una vez allí la monja inserta un medallón en una de las paredes revelando el acceso a un ascensor, el cuál los conduce a una pequeño claustro oculto bajo el asilo en el cual se encuentra la morgue.

Dentro de la morgue pueden ver el cuerpo conservado de un inquisidor. - Por cierto, espero que tengan paciencia con el hermano Thomas, los miembros de la orden de la espada suelen ser algo temperamentales. - sentencia la monja refiriéndose al cadáver.

Buen día hermanos, tengo entendido que ustedes son los nuevos investigadores del caso. ¿Los envía directamente la Santa sede?

- Así es, hermana. Mi nombre es Martina y soy sacerdotisa de la orden de la llama, al igual que mis compañeros. Y si, hemos sido asignados por la Santa Sede para investigar el caso. - Contestó a su interlocutora, esperando que realizase ella las presentaciones por su parte y que sus buenas palabras hicieran que sus homónimos colaborasen de la mejor forma posible.

Acto seguido, cuando fueron conducidos a la morgue y revisaron el cuerpo, la joven prestó especial atención a lo que les rodeaba, al mismo tiempo que al cadáver.

Notas que la monja te está poniendo a prueba, pues hay algo que ha dicho que no es del todo cierto, tal vez algo respecto al muerto, pues este pertenece a una orden distinta a la de la que ella menciona.