Partida Rol por web

Dejas a Den en la habitación, notando como su mirada de fuego y lascivia te desnuda mientras sales de la estancia.

Entras en las estancias de Hurón, donde este duerme apaciblemente con su torso completamente desnudo.

Le observo dormir. Ya debería haber despertado.Según he entrado en la habitación debería tener la alabarda en la mano.

Se está acostumbrando a la buena vida. A dormir bajo techo. ¿Me estará pasando a mi lo mismo?

Necesitamos salir ahí fuera lo antes posible?

Lo despierto con brusquedad. Hurón...busca buenos hombres... o mujeres para que nos acompañen. Salimos lo antes posible en misión. Me acerco y acaricio su pecho esculpido en marmol y clavo mis uñas en su costado, satisfecha por que parece que al menos sigue sin sentir dolor. Sé que lo harás bien. Tienes un día -digo acariciando su rostro.

Vuelvo con Den y comparto todo el fuego de mi interior con él. Dejaré su espalda marcada con ocho surcos sangrantes.

Hurón asiente ante tus palabras y sale de la habitación tras lanzar un gruñido.

Tu continúas con tus actividades tras la visita a Den y, cuando la noche ha llegado, te percatas de que Hurón todavía no ha vuelto.

Decides dormir sabiendo que es dificil que alguien se atreva a hacerle daño a Hurón.
Cuando la mañana lanza halos de luz en tu habitación escuchas como alguien toca la puerta y al momento entra Hurón equipado totalmente para la lucha y el viaje.

Entra y cierra Hurón.

Salgo de la cama desnuda. A Hurón no le importa. Podría estar degollando a una criatura de pecho y Hurón no cambiaría el rostro. Él conoce mis cicatrices...todas. Y yo conozco las suyas. En especial la de su entrepierna. Mientras cuidaba de él sentí curiosidad y no pude evitar mirar. No tenía nada. Se lo habían quitado todo. Prácticamente se podría decir que tenía lo que una mujer.

Me pertrecho para el combate. Que es como debiese ser mi vida. Nací para eso. R´hllor me bendijo con un cuerpo y unas habilidades inusuales para una hembra. A ojos del buen Dios todos somos iguales, sólo destacamos por nuestra fé.

Pero no me gustaba nada partir de desembarco sin un rumbo fijo. ¿A dónde podría dirigirse ese traidor de Gendry?

Hurón te ayudo a reunir tu equipamiento de batalla y a prepararos para el viaje.
Cuando acabáis saca un pequeño mapa de Poniente y lo coloca sobre la mesa, preguntándoos con un gesto de sus hombros sobre el objetivo de vuestro viaje.

Me encojo de hombros ante la muda pregunta de Hurón. No lo se todavía amigo mio. Esperaremos a tener noticias de los cuervos que enviaron ayer o esperaremos a que R´hllor ilumine con su sabiduría a su fiel servidora.

Preparo una hoguera en un brasero. Y me concentro en Gendry. R´hllor, guía mi camino hasta el traidor. R´hllor, ayuda a tu sierva a cumplir la palabra. Libra a Poniente del mal del traidor y del perjuro, del hereje y el no creyente. Por que sólo tu eres el único Dios verdadero y sólo tu tienes el poder. Por que la noche es oscura... y tu luz nos guarda -entono casi en un murmullo.

Más tarde saldré al patio a entrenar con Hurón. Movernos en la arena nos vendrá bien a ambos.

Te introduces en los múltiples caminos que muestran las llamas, caminos que te guían hacia Lord Robert. Lo ves en múltiples ocasiones, en múltiples lugares, viajando en barco, en carroza, a caballo, a pie.
Pero las visiones son confusas y poco claras. Sólo ves con claridad tres escenarios.

En uno de ellos lo ves cobijado en una posada, ocultándose en ellas y protegiéndose tras las murallas de un castillo, un castillo cuyas bandean ondean con el emblema de la casa Buckwell.

En otra visión lo ves entrando en un castillo gigantesco construido al lado de un gran lago. Es el castillo más grande que has visto jamás y algunas de sus paredes y rocas tienen un fuerte color negro, como si un gran fuego las hubiera quemado.

Lo último que ves es un barco en el que va Lord Robert entrando en el puerto de una ciudad con torres cuadrangulares y edificios de ladrillo, sin ningún tipo de castillo.

Salgo de mi ensoñación. La garganta seca, como siempre tras usar la visión. Hurón siempre servicial y atento me extiende una jarra con agua fresca.

Al norte -digo señalando el mapa hacia la altura de Harrenhal y dejando la jarra semivacía al lado.

Creo que podría estar en Harrenhal, pero primero pasaremos por el castillo de la casa Buckwell. Está aquí al lado, no creo que llegue a la jornada de viaje, el puerto... el puerto podría ser... cualquier puerto sin castillo realmente. Preguntaré antes de marchar.

Prepara a los hombres para partir. En una hora en las caballerizas Hurón.

luego salgo en busca de Lord Tommen, que conocerá la zona.

Lord Tommen, ¿conoce usted una ciudad portuaria de los alrededores con torres cuadrangulares, edificios de ladrillo y lo suficientemente pequeña para no albergar castillo alguno?

Huron asiente ante tus palabras y sale de la estancia.

¿Una ciudad portuaria con torres cuadrangulares? No conozco ninguna cercana ni pequeña, sólo conozco una, Pentos -te informa Lord Tommen.

Muy bien

Con vuestro permiso, mi señor parto en breve de la fortaleza Roja, un placer haber disfrutado su hospitalidad

Antes de marchar voy a un burdel de esos que abundan mucho en Desembarco, con la intención de comprar té de la luna. No debo olvidar, que como mujer los riesgos de quedarme en cinta están ahí. Y parece que he podido descuidarme un poco con Den Iffier. Por supuesto, no voy vestida como seguidora de R´hllor.

Luego, preparo nuestros enseres, parte de ellos. Entiendo que Hurón se habrá equipado con su armadura de escamas, su hacha enastada, su escudo de torre en forma de medialuna, su arco de doble curva y el carcaj de flechas.

Yo por mi parte, uso mi estilete para domar mi melena en un simple recogido. Y me coloco mi armadura acolchada junto con las ropas de viaje. Cargo mi espada Braavosi y mi daga de parada al cinto, compruebo que la daga que me dio Den siga en su lugar en el fajín de la cintura. Luego sólo por darle uso enrollo un latigo de calidad a uno de mis costados, al contrario que las espadas. Por último, en una mochila de viaje coloco la ballesta pesada y los virotes.

En unas bolsitas de cuero, bajo el fajín transporto cinco dosis de fuego myriense (para Hurón), otras cinco de leche de fuego(para mi misma) y dos más de té de luna. Es con Poleo que suelo hacer mis hogueras, aunque me vale cualquier fuego, el olor del poleo me relaja. Así que también llevo poleo.

En una funda de cuero especial llevo mi catalejo Myriense.

Llego a la reunión tarde. Así me aseguro de que estén todos preparados y listos para partir.

Hurón está esperándote fuera con cinco hombres. Tres de ellos parecen hombres de fiar, guerreros. Otro, más joven, parece algo más débil pero será una buena carne de cañón. El último, un anciano, no os servirá ni para alimentar a los cuervos.

Uno de los hombres fieros, el que parece más veterano, se arrodilla ante tu presencia -mi señora. Soy Hador, un simple siervo del Señor de la Luz. Mi vida y mi fuego son vuestros -te dice mostrándoos la funda de su espada, de un fuerte color rojo.

Ahí mis compras.

En cursiva el equipo de Hurón.

Para el té de luna he inventado un precio aproximado de 10 vp por dosis ya que he sumado los 5 del poleo y los 5 del tanaceto, siendo las otras hierbas de uso común.

Cualquier cosa me corriges y listo.

Evidentemente no habrá donativo en Desembarco del Rey

Me llevo esos 2 dragones de oro que me sobran y los pocos venados de plata también. 

Miro a Hador satisfecha. Un buen creyente. Un seguidor de R´hllor. Bien Hurón bien.

Poneos en pie Hador. Tu vida y tu fuego pertenecen a R´hllor, y a ti mismo -añado tras una pausa.

Esperemos que tu fuego ilumine los caminos de Poniente por mucho tiempo, pues los peligros de la noche acechan en cada rincón.

Espero a que se presente el resto de la compañía e intento evaluar sus palabras. No me gustaría que me volviesen a engañar como en el barco que nos trajo a Den y a mi a Desembarco. Los traidores a R´hllor se esconden y camuflan en cualquier lado.

Un hombre con una capucha negra os mira y, tras inclinar un poco la cabeza, os dice con un tono de voz extraño, alargando las "s" -Mi nombre es Lorgar, fiel servidor de las sombras creadas por R´hollor.

Otro hombre, un joven rubio de aspecto más débil pero orgulloso, se presenta ante ti -Mi nombre es Rob, de Pentos, hijo de un rico mercader. He venido a conocer más de R´hollor, mi dios, y de sus siervos. Será un placer ayudaros.

El anciano carraspea y, tras dar un sorbo a una botella, os mira con lascivia mientras rie -Me llaman el viejo John, será un placer serviros de cualquier forma que deseéis.