Partida Rol por web

Avanzáis lentos por caminos secundarios, valles vacíos, campos descuidados repletos de malas hierbas y bosques poco frondosos. A lo largo del viaje se os han ido uniendo más y más grupos de hombres de Rocken. Soldados, ancianos, niños y mujeres forman una gran columna que avanza con decisión hacia su nuevo hogar, Harrenhal, la fortaleza maldita, último cobijo para aquellos también maltidos, perseguidos por sus antiguos señores por retener un pequeño rastro de honor y nobleza.

No sabes la razón pero la mayor parte del camino has estado junto a Lord Tudbury o con sus exploradores, sus soldados de mayor confianza. Parece que el ya anciano pero aún férreo señor disfruta de tu compañía y conversación, más que de los otros hombres del grupo, ya más de un millar, puede que incluso dos. O tal vez quiera tenerte siempre vigilado.

Al fin, una noche, tu y el grupo de exploradores podéis ver la sombra de la colosal fortaleza. Alrededor de esta podéis ver antorchas encendidas y fuegos encendidos, un campamento de varios cientos de hombres que parece estar rodeando el lugar.

El avance fue lento, demasiado para el gusto de Lucyen, pero poco podía poner remedio a aquello. Mirando la situación habían tenido mucha suerte de que el enemigo notase su presencia. Los caminos secundarios que tomaron ayudaron mucho a ello. Rocken Tudbury había tenido suerte dadas las circunstancias. 

Durante su viaje, aprovechó el aprendiz para ayudar a los campesinos que iban uniéndose a la columna. La mayoría eran familias que buscaban un nuevo cobijo después de perder sus hogares por la lucha y la guerra. Hombres y mujeres simples que solo buscaban un nuevo hogar para vivir sus vidas en paz. Desgraciadamente, esa situación distaba mucho de poder lograrse en estos momentos. Sus penurias aún no habían terminado. Al menos Lucyen intentó hacer mas llevadero su viaje: intentaba ayudar a los ancianos y a los niños con sus conocimientos médicos, sabedor de que eran los que mas sufrían en este tipo de marchas. 

También lo hacía para mantenerse algo alejado de los soldados de Rocken. Era cierto que no le trataba mal -ni él ni sus hombres- y que le daba una conversación agradable, pero eso no implicaba que su trato con él mejorase a ser amigable. Había sido retenido en contra de su voluntad después de todo. Conversaba con él y no dudaba en atender a sus hombres si lo necesitaban, pero poco más. Quería dejar clara su postura desde el principio. No daría problemas -eso lo tenía claro desde el principio- pero no era un aliado. 

Y así transcurrían los días hasta ver a los lejos una enorme sombra del castillo que sería su "hogar" durante no se sabe cuanto tiempo. 

Por fin- pensó mientras mantenía su mirada fija en aquella colosal estructura. Al menos los lugareños ya tendrían un lugar para resguardecerse. Otra cosa era que fuera del todo seguro...

Vuelves junto al grupo de exploradores hasta la cabeza de la columna de Lord Rocken. Allí te espera una grata sorpresa.

Joven Atreides, es un placer volver a veros, veo que os ha llegado mi misiva-exclama el maestre con evidente entusiasmo -es una alegría que mis cartas sean tan certeras, me ha sorprendido mucho ver que Lord Rocken ha seguido mis consejos y me ha llenado de gozo volver a veros.

¿Ha seguido el consejo de secuestrarme?- pregunta, confundido por las palabras de su maestro- porque si es así, me gustaría una explicación por vuestra parte. A pesar de que no me han tratado mal, no me es muy grato haber estado secuestrado durante estos días. 

En cualquier caso, creo que debemos ponernos al día. Ha pasado mucho desde que me fui de Desembarco para realizar mi misión. La cual, como habéis podido comprobar, fue un verdadero fracaso. 

¿Secuestro? No, ni mucho menos. Le aconsejé que se dirigiera hacia aquí con el fin de reunirse con Lord Robert Baratheon y Lady Sylven Water. En ningún momento supuse que viajarías juntos y jamás habría pensado en eso de un secuestro. Lord Rocken, este hombre es mi aprendiz, Lucyen Atreides, un buen hombre al que califico sin temor a equivocarme como amigo de Lady Water-responde el Maestre algo nervioso. Por su aspecto ves que el viaje no le ha sentado nada bien y parece mucho mas viejo. Además tus duras palabras no le han ayudado a calmarse.

En ese caso los Siete nos sonríen. Es un placer, aprendiz Lucyen Atreides, ahora que la confianza entre nosotros es fuerte. Espero que me perdones mis actos anteriores, aunque son de lógica dada la situación que vive Poniente -Lord Rocken te tiende la mano en un gesto de amistad.

Alza la ceja al oír nada mas oír "la confianza entre nosotros" mas decide guardarse el comentario mordaz para él. Tiende su mano y le devuelve el saludo, dando a entender que quedaba todo zanjado, aunque no era del todo así. Pero no era una persona rencorosa,... eso y que tampoco le convenía enemistarse con Rocken Tudbury. Simplemente hizo lo que debía: dejar pasar su secuestro. 

Todo olvidado- respondió.

Y si, soy amigo de Lady Water, o al menos eso creo- añade. Hacía tiempo que no veía a la hija bastarda de Lord Gendry. A pesar de provenir de dos mundos diferentes, lo cierto es que congeniaron bastante bien el tiempo que estuvieron juntos. No podía negar que le agradaba la compañía de aquella joven. Admiraba su tenacidad por no aceptar su posición -mujer y bastarda, mala situación para poder intentar lograr una posición en Poniente- y quería que su Casa llegase lejos, pero con los pies en el suelo. No era de las que le gustasen excesivamente esa dependencia con la iglesia del Dios de la Luz, algo con lo que él estaba de acuerdo- ¿que es de ella? espero que se encuentre bien. 

Según mis informe la joven había muerto, incluso habían celebrado en la capital del reino un funeral para honrarla -afirma Lord Rocken con curiosidad -¿o esos informes eran falsos?

Me temo que la muerte de Lady Sylven fue una argucia para tratar de sacarla de Desembarco del Rey sin que su vida peligrara. Tras los acontecimientos actuales creo que hemos obrado de la forma más correcta pues su padre fue asesinado días después. Era un gran hombre, con fallos, pero un buen hombre. Si no me equivoco la señora debe de estar en el campamento de allí abajo, liderando sus fuerzas junto a su hermano.

Lucyen se entristeció al oír las palabras del maestre. Y se sorprendió al saber que el padre de la joven también había muerto.

¿Como ocurrio?- pregunta, intrigado. 

Ese Tommen se arrodilló ante el Señor de la Luz y lo entregó en sacrificio. Por lo visto llevaba días hablando con los sacerdotes de la Casa de la Luz, buscando una nueva alianza, buscando mas poder. No se como no lo vimos, Tommen es un joven bastante arrogante y ambicioso de más poder

Y supongo que no se limitaría a eso- dijo- la Casa de la Luz no es que tenga una muy buena relación con los maestres. ¿Por eso estáis aquí?- pregunta. 

Voy a serte claro. El título de maestre hace que se rompa el vínculo con la familia a la que pertenecía pero, aun así, tras mi profesión y mis eslabones aún soy una persona. La muerte de mi casa y de mi familia me dolió mucho, me desgarró el alma, pero no pude hacer nada. Ahora los tiempos han cambiado, Antigua ha sido devastada, los señores matan a otros por dioses y el pueblo es exterminado por bandidos. Mi vida llega lentamente a su fin, día tras día, y no quiero terminarla sirviendo a monstruos. No, esa joven, Sylven, tenía carácter y habilidades para gobernar por encima de religiones y odios, he puesto mi fe en ella chico, al igual que antaño otros maestres la pusieron en ti.

Comprendía las palabras del anciano. Al final los maestres, por mucho que quisieran, creaban vínculos con las casas a las que servía. Era difícil que el Maestre Tyrell no se hubiera visto afectado por aquellos trágicos sucesos. Claro que fueron sus últimas palabras lo que le sorprendió:

Pones demasiadas esperanzas en mi, maestro. Solo soy un hombre que no ha acabado su aprendizaje. Poco puedo hacer yo ante las nuevas en la que nos encontramos. 

No está más capacitado el que mas sabe sino el que utiliza correctamente este saber. Y tu lo haces.

Vamos, el campamento está cerca. Cada día que pasa con ese loco arrogante de Tommen vivo es un insulto a mi familia. Debemos hablar con Lord Robert-zanjó Rocken azuzando a sus hombres en dirección a Harrenhal.

No tenía mucho mas que decir, solo reflexionar en las nuevas noticias recibidas. Lucyen simplemente acompañó a ambos hombres hacia el castillo. 

Lo que estaba claro es que un futuro incierto se abría ante el joven...

A paso lento y tranquilo os acercáis al campamento, observando que debe de haber allí reunidos más de cuatrocientos hombres.

Maestre, vendrás conmigo, al igual que tu, Lucyen-os ordenó el Lord sin dejaros tiempo a responder mientras organizaba su escolta para dirigirse a un punto donde se estaban reuniendo caballeros del campamento, preparándose para ir hacia donde os encontráis.

¿Con que fin?- se aventuró a preguntar Lucyen. Pensaba que iba poder descansar, aunque solo fuera un poco, nada mas llegar a la fortaleza. Pero veía que se equivocaba. 

Escuchar, aprender y servirme para interaccionar mejor con Lady Water. No me gustan los bastardos, para que engañarnos, y no soy la persona más cordial del mundo. Puede que tu presencia sirva para limar posibles asperezas. Y ahora seguidme, es una orden-concluye Lord Rocken poniendo en movimiento su caballo.

Enseguida ambos grupos os juntáis a mitad del camino pero no ves en ningún momento a Lady Water y, el hombre que parece estar al mando, no se parece demasiado a ella.

¿Sois los hombres de Lord Robert y Lady Water? ¿donde están?-pregunta tu secuestrador.