Partida Rol por web

La voz de Kazuo rompió la extraña calma que estaba precediendo a la tempestad y ésta acabó por hacer acto de presencia en forma de una balacera por parte de los dos conductores quienes enseguida tomaron posiciones tácticas y empezaron por abrir fuego hacia la parte delantera de la furgoneta, allí donde creían que no estaría su activo. Si moría eran daños colaterales, si la secuestraban el daño podía ser mayor...

Las chispas empezaron a restallar mientras la mayoría de los ocupantes de la furgoneta luchaban por ponerse a cubierto, el conductor poco pudo hacer mientras expiraba tras una serie de violentos espasmos. Entonces Kazuo sintió un golpe que lo proyectó contra la pared de la furgoneta.

Le habían dado...

El proyectil me alcanza e impacta en uno de mis implantes. Lo se al sentir la descarga recorriendo todo mi cuerpo como una ola de electricidad estática descontrolada. Me tambaleo y tengo que apoyarme contra la furgoneta para no caer al suelo. Tardo un par de segundos en recuperarme hasta que mi puño vuelve a cerrarse alrededor de la empuñadura del arma con fuerza. No puedo permitirme perderla otra vez.

Otro proyectil impacta y cae uno de los nuestros. En ese momento veo los inquisidores ojos de Bocas que me miran aparapetados desde el otro lado del metal del vehículo.

—¡Bienvenido a las grandes ligas, chaval! —le espeto con una mueca torcida en el rostro— ¡Acabemos con esta mierda de una jodida vez!.

El cañón de mi escopeta se alza por segunda vez buscando la cara de esos mamones de SIGMA TECH...

Todo lo que alcanzaron a ver esos malditos hijos de puta corporativos fue la boca de un cañón bastante extravagante y de aspecto retro cuando el mismo disparó muerte y destrucción en forma de balas incendiarias.

Éstas impactaron contra el capó del vehículo que conducían, provocando una reacción en cadena en los circuitos internos del mismo que se tradujeron en un par de lengüetazos eléctricos que oscilaron brevemente en el aire antes de acabar por apagarse con un leve chisporroteo.

—¡Vamos joder! —Gritó Bocas mientras aprovechó la confusión provocada por las chispas del vehículo de persecución para adelantarse hacia la posición del conductor. Ahí todo seguía tal y como lo habían dejado, con el hombre de Bocas muerto con un par de agujeros en el cuerpo con sendas manchas rubíes tiñendo ropa y asiento a partes iguales.

A falta de una idea mejor, el pandillero empujó la pierna derecha del finado provocando que el vehículo empezase a acelerar suavemente mientras los rezagados disparaban varias balas que con la distancia que acababan de alcanzar apenas fueron capaces de provocar rasguños en el blindaje.

Ya estaban en marcha a escasos 30 kilómetros hora, pero si no andaban avispados se pararían y todo aquello no habría valido para nada. Bocas accionó entonces, el botón que permitía que el vehículo avanzase a velocidad constante y pudo relajarse durante un par de segundos hasta que pegó un volantazo para esquivar un bordillo y desde el asiento del copiloto empezó a dirigir el vehículo.

—¡La hostia! ¡Sí! —Gritó exultante—. ¡Vamos, ayudadme a quitarle del asiento del conductor que nos vamos a meter una hostia como sigamos con este en el puto medio!

Un dolor lacerante me atraviesa las costillas cuando me introduzco de nuevo en la furgoneta. Esos cabrones corporativos le habían regalado a Bocas un cadaver y a mi un par de dolorosos balazos, todo ello cortesía de SIGMA TECH. Por suerte, ahora con su vehículo fuera de juego, teníamos una oportunidad de salir con vida de esta...

—¡Ya voy, joder! —exclamo mientras me deslizo como puedo hacia la parte delantera, justo entre los sillones del copiloto y el conductor. Las manos y las piernas me tiemblan. Y es que si salimos con vida de esta será un jodido milagro. Agarro al tipo muerto por la chaqueta y tironeo con fuerza. Es realmente corpulento y pesado. Uno de esos tipos que van hasta el culo de inyecciones potenciadoras de la masa muscular. Por un momento pienso en que lo más fácil sería darle una patada y lanzarlo fuera del vehículo, pero si esos cabrones de SIGMA se hacen con el cadaver del hombre de Bocas no tardarán en sumar dos más dos y acabarán llegando a con nosotros.

Vuelvo a agarrarlo por la chaqueta y tironeo de él, esta vez con todas mis fuerzas...

Finalmente el cadáver cedió un palmo, y después otro para finalmente caer desplomado a un lado del asiento, suficiente para que Bocas cruzara el lugar de un salto y ocupase el lugar del finado. Un par de tirones y el muerto estaba en el piso de la furgoneta junto a la rehén de la que se habían olvidado durante el tiroteo.

—¡A dónde me lleváis maldita sea! ¡Joder decidme algo! —protestó en voz alta confiando en que al menos la dijesen algo, sin embargo el silencio la hizo cambiar de estrategia:

—¡Esto no quedará impune! De donde vinieron esos disparos vendrán cosas peores...

—¡Cierra la puta boca! —espeto a la rehén al tiempo que la culata de mi escopeta descarga un golpe de fuerza contenida justo en la boca de su estómago. Así solo abrirá la boca para intentar meter aire en sus pulmones.

—¡Pisa a fondo! —digo al Bocas acomodándome en el asiento del copiloto. Después de este contratiempo ya sólo queda seguir con el plan establecido...

—Venga... Vamos al taller de Nguyễn. —Respondió Bocas antes de cambiar de dirección al tiempo que pegaba un bocinazo al coche situado justo delante, sin embargo aquel vehículo no tuvo especial prisa en apartarse pues el sonido se perdió en la infinitud de sonidos que conformaban el mosaico urbano de Hanoi.

En cierta manera la elección de aquel taller era irónica pues era una de las varias tapaderas de Bocas salvo por el detalle de que Nguyễn era el apellido más común en aquel país del sudeste asiático, hablar del taller de Nguyễn era hablar prácticamente de la mitad de los talleres mecánicos del maldito Vietnam así que cualquier oído indiscreto poco podría saber de a dónde se dirigían.

Aquella elección le dio tranquilidad al ejecutivo. Como si se tratase de una noche como cualquier otra en Hanoi, en una furgoneta del tres al cuarto luchando por abrirse paso en la marabunta de vehículos que se encontraba dispuesta por el entramado urbano de la ciudad... Salvo por el detalle del rehén que no cejaba en sus empeños de mostrar sus protestas en forma de gemidos.

El taller de Nguyễn tenía pintado el nombre sobre la propia puerta enrrollable que estaba en aquellos momentos alzándose para desvelar un contenido diáfano salvo por un par de elevadores para vehículos. Si la puerta era de un blanco ajado por el paso del tiempo, el interior era aún más agrietado y sucio. Como si las manchas de aceite y mugre fuesen un complemento esencial para que aquel garito pudiera funcionar. 

Al fondo había un gran panel lleno de herramientas variadas del cual se echaba en falta apenas un par que descansaban sobre un mostrador próximo a la entrada. Por si aquello no fuera suficiente había tres motos, una de ellas totalmente desmontada. La tapadera era finalmente aderezada con el último toque: un VinFast Fadil red back que se encontraba elevado y sin ruedas ocupando uno de los dos elevadores.

En cuanto la puerta motorizada volvió a cerrarse las puertas de la furgoneta se abrieron prácticamente a la vez.

—Tiger, ve preparando las herramientas. Hay que dar un poco de ruido de fondo para que no se oigan los gritos de ésta. —Ordenó Bocas en cuanto posó sus pies sobre el aceitoso suelo. El resto de sus secuaces se dirigieron a las taquillas de las que retiraron sendos monos con manchas de grasa que se colocaron encima, si alguien entraba en ese momento podría dar fe de que la mitad de los que allí estaban eran trabajadores en medio de alguna reparación.

—Fukuda-san... Supongo que querrás llevar la iniciativa del interrogatorio.

El taller de Nguyễn es perfecto para el trabajo, no solo por ser un lugar seguro libre de ojos y oídos indiscretos, sino por disponer de una amplia gama de instrumentos improvisados de tortura: alicates, tenazas, baterías, cables acabados en pinzas e incluso sopletes. Con un poco de creatividad es imposible que el "pajarillo" no cante...

Primero unos cuantos golpes.

—Cuéntanos todo sobre SIGMA TECH.

Más golpes.

—Vas a darnos tu clave de acceso al sistema o no saldrás con vida de aquí.

Más golpes, esta vez propinados con más fuerza.

El pajarillo no canta. Amenazamos con partirle los dedos usando la cizalla. Parece querer doblegarse por un momento, pero es sólo una ilusión. El primero de sus dedos se separa de su mano y cae sobre el cemento y la sangre se mezcla con las manchas de aceite. Al parecer tiene más miedo a SIGMA TECH que aprecio hacia sus propios dedos. Es entendible, a fin de cuentas un dedo es reemplazable...

Luego vinieron las descargas eléctricas propinadas directamente sobre sus pezones a través de las pinzas conectadas a la batería. Nada. Entonces el soplete lamió su piel convirtiéndola en una masa burbujeante y se desmaya a causa del dolor. El olor a carne quemada se vuelve insoportable, pero al menos ya no se escuchan sus gritos.

Al cabo de un rato vuelve a abrir los ojos.

—Veo que estás de vuelta. Eso me complace —le digo. Mi rostro aún sigue cubierto por el pasamontañas.

—Te voy a decir lo que va a pasar ahora —mi voz rebota despacio contra las paredes del taller. Es lo único que se escucha junto a la respiración entrecortada del "pajarillo"—, te voy a cubrir la cabeza y te voy a amarrar sobre una mesa inclinada. Te abriremos la boca y te vaciaré agua hasta que tu estómago no pueda más, luego recibirás golpes en la barriga y en las costillas hasta que cantes.

Pensar en ello me entristece. Nunca he disfrutado de la tortura.

—Eso será el principio. Si no hablas, lo siguiente será sumergirte en agua hasta casi ahogarte. Podremos estar así toda la noche, y créeme; no te va a gustar cuando empieces a tener convulsiones, vómitos, pérdidas de conciencia temporal y crisis de histeria...

—Patético. —Replicó Giang Phạm al tiempo que dedicaba una mirada de suficiencia a su interrogador—. No tienes lo que hay que tener para hacerme hablar pedazo de basura, pero si no sabes con quién tratas te lo diré. —Indicó mientras mostraba una tétrica sonrisa roja.

De fondo sonaban martillazos contra una chapa demasiado abollada que parecía imposible que fuesen capaces de devolver a su forma original. Bocas estaba un par de metros por detrás mientras que al que llamaron Tiger estaba oteando a través de unas rendijas sutiles que se habían formado en la verja metálica esperando encontrarse con algo.

—¿Quieres saber qué es SIGMA TECH^INC? Es no el futuro, si no el jodido presente; o eres la compañía, o la sirves en una de las innumerables formas de esclavitud. Mírate lo que eres y lo que llevas, varios implantes. La mitad seguro que son de SIGMA. Pues lo mismo para la robótica, la economía o cualquier maldito sector en el que pueda haber un maldito ingeniero. 

Un absceso de tos la sobrevino provocando en ella una tos violenta que se tradujo en sangre.

—Esto os queda grande... No sabes a quién creéis estar jodiendo y os aviso de que son la hostia de celosos de su privacidad. ¡Diablos! Es posible que crean que he cantado y tengan ya una bala para mí... Pero ay de lo que os espera... ¿Merece la pena perderlo todo?

—Bien. Dejémonos de jueguitos estúpidos —dejo caer al suelo el contenedor de agua que estaba apunto de vaciar sobre la boca de Gian Pham. 

—Es evidente que no tienes miedo al dolor —digo caminando despacio alrededor de la mesa sobre la que está atada—, al menos no al físico. Pero todos tenemos un punto débil, algo que nos hace doblarnos hasta llegar a incluso rompernos.

—Y si, se perfectamente con quien estoy tratando —devuelvo a Gian Pham una sonrisa igual a la que ella me dedicó momentos antes.

—Pero tu si que les tienes miedo, ¿verdad? —no espero su respuesta y sigo hablando— Estás atrapada en la telaraña de SIGMA TECH y te tienen bien cogida por las pelotas. Dime, ¿de que se trata?. ¿Es sólo por el dinero? ¿La posición? ¿O es por tu familia?. Todos tenemos a alguien por quien velar. Una madre anciana, un hijo jóven...

No puedo evitar pensar en mi propia hija.

—La realidad es que ya tu estás acabada, y eso lo sabes. Para SIGMA TECH ya no tienes valor. Eres un peligro, un estorbo que hay que eliminar. Da igual que hayas hablado o no. Para ellos no eres más que un número más. Un peón sin nombre que es mejor eliminar.

Hago una pausa. Ella no contesta. Analizo el silencio mirando fijamente sus ojos.

—Tengo recursos y contactos. Puedo hacerte desaparecer. A ti y a tus seres queridos. Puedo sacarte de Hanoi y nunca tendrás que volver a preocuparte de SIGMA TECH.

Suspiro.

—La otra opción es hacerte un vaciado cerebral. Descargar directamente la información que necesito de tu cerebro y dejarte reducida a una ameba; sin recuerdo, sin emociones, un cascarón vacío arrastrándose sobre los charcos de las calles de Hanoi.

Entonces le devuelvo su propia pregunta: —Dime, ¿merece la pena perderlo todo?.

Que confirmasen sus propias teorías fue en cierta manera una liberación para la rehén. De esta manera allí donde la tortura falló, la empatía logro llegar:

—¿Quién eres? Tienes suficiente poder como para esas opciones... SIGMA TECH está en todas partes... ¿Podría desaparecer? Creo que tú ni siquiera consideras eso una opción.

—Trabajo para otro de los grandes poderes. Uno que, como ves, es capaz de plantar cara a SIGMA TECH —evito dar más detalles, al menos de momento—. Con eso debería bastarte.

Me mantengo en silencio durante un instante antes de contestar a su última frase. Gian Pham no tiene demasiadas opciones, así que no veo necesidad de mentir.

—No puedo darte grandes garantías, pero te doy mi palabra que haré todo lo que esté en mi mano para sacarte del tablero. Eso es lo mejor que puedo ofrecerte. Siento decirte que no tienes muchas más opciones, y desde luego ninguna mejor que esta...

—Y todo a cambio de las claves supongo... —Contestó lacónicamente. Se sabía perdida y lo que estaba haciendo no era más que un intento de aferrarse a un clavo ardiendo, una especie de salto de fe.

—No las necesitáis. Os diré lo que supongo que estáis buscando, el plan de futuro de SIGMA TECH^INC. No sé qué clase de espionaje tendréis pero lo que sea que sospechabais... No estais ni remotamente cerca.

De pronto carraspeó sintiéndose seca. Bocas hizo un gesto a uno de los "curritos" para que trajese algo para beber, mientras acercaba una pequeña mesa portátil. El tipo depositó un vaso de agua que ella agradeció de un trago, entonces el mercenario lo rellenó con un néctar de destilación casera.

—Esto me vendrá mucho mejor—. Repuso mientras daba un par de sorbos al líquido ambarino antes de devolverlo a aquella mesa. Entonces cerró los ojos como si quisiera bucear en su memoria buscando detalles mientras el incesante martilleo metálico seguía extendiéndose por todas las paredes de aquella tapadera, el taller de Nguyễn.

—SIGMA TECH lleva encargándose de la producción de los chips neurales desde hace una veintena de años. Cada vez que un bebé nace se le implanta nuestros modelos, cada vez que un modelo existente se queda obsoleto lo reemplaza por uno de nuestros modelos más nuevos. Si queréis estar conectados al velo... —Se dio entonces un par de toques para golpearse tras la oreja—. Debéis llevar el chip neural y seguramente será de SIGMA TECH.

Miró entonces la copa y sin beber nada más volvió a mirar a Kazuo Fukuda.

—¿Cuál es la mejor forma de controlar a la población? Controla sus pensamientos, y tienes el individuo perfecto, alienado, consumista de nuestros productos en exclusiva. Y quién sabe, lo podrían controlar ya a otros niveles pero supongo que no tienen intención de hacer algo tan descarado. No sé los detalles pues no estoy en el desarrollo de eso, sólo controlo la seguridad y sé que se ha desviado todo a un único proyecto de desarrollo de un virus... No sé si es posible alterar el Velo pero es todo lo que sé.

Entonces de un trago apuró todo el néctar buscando calmar sus nervios. Había sido una noche de mierda y tenía pinta de que aquello era el principio del infierno.

—Bien, de momento eso es más que suficiente. Pero aun así queremos las claves —digo tras haberla escuchado con suma atención.

Tengo que poner cuanto antes a la organización al tanto de los planes de SIGMA TECH, pero antes de presentarme ante ellos debo solucionar el tema de Gian Pham.

—Debo saber un par de cosas más si queremos que esto salga bien —indico a la mujer—. A parte de ti, ¿hay alguien más a quien deba hacer desaparecer?.

Esperaba una respuesta negativa; que no tuviera familia cercana ni hijos. Eso facilitaría las cosas...

—Y más importante: debemos largarnos de este lugar con la mayor brevedad posible, pero antes debemos deshacernos de cualquier dispositivo de geolocalización que puedas tener implantado. ¿En que parte del cuerpo instala SIGMA TECH esos chismes a sus empleados?.

Gian Phan pidió entonces algo para escribir y escribió una serie de códigos que es posible que alguien como el negro de Bocas pillara, para los que allí estaban poco más que garabatos era lo que estaba poniendo.

—No os aconsejo usarlas... SIGMA TECH... Es posible que las haya anulado y sean ahora mismo un faro para la organización. —Todo lo que en ella decía parecía estar impregnado de la verdad de quien se sabe derrotada y parecía entregarse a su destino. En ese caso se entregaba al plan de Kazuo.

Suspiró entonces resignada mientras se levantaba de la silla una vez libre.

—Debo saber un par de cosas más si queremos que esto salga bien —indico a la mujer—. A parte de ti, ¿hay alguien más a quien deba hacer desaparecer?.

Negó con la cabeza, SIGMA TECH^INC sabía escoger a los empleados para los puestos de responsabilidad, sin lazos, sin cosas que les hagan dudar. Máquinas que conformaban un engranaje con el fin de dar vida a algo superior: una corporación que buscaba trascender el conglomerado empresarial de Vietnam y convertirse en el auténtico monopolio de Vietnam, convertirse en el propio país vietnamita.

—Por eso voy al Eros... Incluso alguien como yo tiene necesidades...

Estaba a punto de romperse pero enseguida vino la pregunta del dispositivo de localización a la que respondió señalándose el cráneo.

—El chip neural —Suspiró con miedo temiendo lo que sucedería si le extirpaban aquello, nada de velo... La vida tal y como era y nada de conexiones. Por supuesto nada de experiencias sinápticas en locales como el Eros. A partir de aquel momento todo sería crudo, sucio y real como la vida misma.

—Bien, lo extraeremos ahora mismo —hago un gesto con la cabeza a Bocas para que traiga el instrumental, que no es más que la típica mesa auxiliar de taller que se desliza sobre cuatro sucias ruedas. Sobre ella descansa un cutter y unas pinzas de punta fina. El chip está alojado a poca profundidad bajo la piel, así que con eso bastará.

—Será doloroso, pero también rápido —indico a Gian Pham—. Y siento decirte que acabaron tus sesiones en el Eros —bromeo sin demasiadas ganas y a ella no le hace ni puta gracia—, pero no hay otra opción, este es el precio que tienes que pagar por tu "libertad".

Y así es. Estoy seguro que en estos instantes esos cabrones de SIGMA TECH están rastreando la señal del chip neural y no tardarán demasiado en dar con nosotros para irrumpir en el taller Nguyễn echando la puerta abajo.

—Yo mismo lo haré —indico a Bocas. Extiendo la mano y él me pasa el improvisado bisturí. Tomo aire profundamente e intento calmarme. Mi mano no tiembla. Eso es buena señal...