Partida Rol por web

La magia de Stu falla completamente, y el chico sigue siendo visible... se ve que Stu tendría que recuperar un poco de fuerzas, la concentración se le iba rápidamente cuando ejecutaba varios hechizos en un mismo rato y eso sus compañeros lo sabían. La cuestión es que los jóvenes no podían perder más tiempo, tenían que hacer algo lo más rápido posible o quizá moody volviera a entrar a la sala sin avisar y pillara al joven, con nefastos resultados. Unos pasos se escuchan fuera de la sala ¿Quién sería?

- Por cierto, pues tu difunto abuelo tenía nombre de perro muggle...- Digo con total sinceridad a Stuart algo confundido.- ¿Por qué no va tu estúpida magia? ¿Eres muggle de verdad?.- Dijo riéndose al ver como fallaba su hechizo.

Stu hizo una mueca al escuchar las palabras del muchacho.

- Muy bien, Snoopy. Te acabamos de salvar el pellejo y no se te ocurre otra cosa que insultar a mi familia y llamarme muggle. No cuentes conmigo para la siguiente.

Sin esperar más, Stu se dirigió a la puerta de la sala común con la clara intención de olvidarse de aquel mocoso y poner rumbo a la reunión.

Sophia cruzada de brazos esperaba conteniendo una buena cantidad de rabia por el tiempo que estaban perdiendo soltando estupideces.La vena de su frente amenazaba con explotar, y sus cejar temblaban ligeramente.Uno de sus pies se levantaba dejando el talón en contacto con el suelo, y volvía a bajarse para chocar contra la superficie de este, así varias veces, mostrándose realmente impaciente.

-Si habeis terminado con vuestras peleas infantiles, podriamos partir a la sala de los menesteres...- se acerca a Stuart por su espalda, deteniéndolo colocando su mano en su hombro, y casi pegando sus labios a su oreja para susurrarle cuidadosamente para que el pequeño no le escuchara.

-Por el amor de Dios, Stuart, es un crio, todo lo que dice son tonterías y bromas.Lo intentaste, eso fue lo importante, algunas veces sale y otras no, no podemos culparnos ni martirizarnos porque un...mocoso con la varita del señor tenebroso se haya burlado de ti....Puede que sea especial, pero aún le queda mucho para alcanzarte, así que vamos- tras soltarle toda aquella parafernalia, se acerca seria y decidida al chiquillo, y se encorva para susurrarle al oido...

-No deberías ser tan cruel con quien te ha ayudado a que un tipo tuerto te meteira en una prisión, lo más sucia y maloliente que te puedas imaginar donde te pudrirías hasta el final de tus días.Así que intenta a partir de ahora no ser tan duro, todo lo que hacemos es por tu bien.No le vayas a declarar la guerra porque te haya llamado Snoopy.Sólo es un estúpido nombre.Cuando tengas la fuerza suficiente, podrás cerrarle la boca si lo deseas...- finalmente, se cansa de toda aquella ínfima trifulca, cogiendo aire se apresuraba a salir detrás de Stuart hacia la sala de los menesteres, no sin antes dejar caer unas palabras conclusivas.

-Así que por el amor de Dios, estamos en el mismo bando, intentemos llevarnos bien, o acabaremos pegados a unas sucias, mugrientas y oxidadas cadenas en Azkaban- peina sus cabellos con una de sus manos saliendo por la puerta para definitivamente acudir a la Sala de los Menesteres.

Sonriendo a su amiga tras sus palabras, se detuvo y se giró hacia el muchacho.

- Por mí vale ¿Snoopy? ¿Vamos? -dijo dirigiéndose al muchacho y ofreciéndole el paso con educación.

Rebecca también se había impacientado por la trifulca. No eran momentos, ni para hacer bromas, ni para reaccionar mal a estas...

Asiente desde casi la altura del pequeño, ante las palabras de su amiga. No quería acotar nada, pues ya quería salir de allí. Sin mediar una palabra se dirigió hacia afuera dirigiendose detrás del niño...

Todos parecen que ignoraron los pasos que por allí cerca deambulaban y que algunos habían escuchado. Cuando salieron no vieron a nadie, fue algo extraño, escuchar algo y no verlo... pero quizás fuera la coincidencia de que el que estuviera deambulando por allí desapareciera por una esquina, o quizás fue la imaginación o algún conjuro. ¿Quién sabe?

Os movéis de forma cautelosa hacia la sala de los menesteres, no hay mucha afluencia de gente en los oscuros pasillos de la planta de las mazmorras (Donde está vuestra sala común). Subís por las escaleras hasta la planta baja... pero sabéis que la sala de los menesteres está en la septima planta, por lo que tenéis que daros prisa.

Por fin empezaron su trayecto hacia la Sala de los Menesteres.Estaba algo lejos y debían darse prisa, pues tenían varias escaleras que subir para llegar a la séptima planta.Cuando llegan a la planta baja, echa un vistazo general, mira hacia atrás por si alguien les seguía, e intenta persuadir a sus amigos de que aumentaran la velocidad para llegar cuanto antes, pues la vida del pequeño estaba en peligro entre esos pasillos.

Stuart seguía de cerca a Sophia camino de la sala de los menesteres. El chaval le había caído "gordo", y al pensar eso reprimió una profunda risotada. Guardaría aquel chiste para más adelante. Se centró en apresurarse y subir las escaleras lo más rápido que podía, siempre teniendo cuidado de no tropezar ni resbalar. No pensaba magullarse por aquel mequetrefe insoportable.

Todos salimos en dirección a la sala de los menesteres para acudir a la reunión aunque, nada más salir observé a un lado y otro lo que había producido aquel ruido de pasos sin ver nada en absoluto. Mientras caminábamos no dejaba de pensar en aquello, en el ruido de pasos y que nadie los hubiera emitido y se me pasó por la cabeza que quizá podían estar siguiéndonos, algo que encajaría más que de sobra con todo lo que estaba sucediendo:

-Chicos, ¿no notais nada raro?-

Rebecca seguía a sus compañeros casi pegada de Ian. Habían escuchado algo pero ella no estaba segura qué. En Howarts era muy común los ruidos y los pasos de quien sabe donde...

Todos tenéis el sentido de la vista y el oído más desarrollado, debido a la atención que ponéis en que no sea descubierto el chiquillo. Os dais cuenta de que en la puerta que da al gran comedor están hablando dos aurores, por las vestimentas e insignia que llevan en la ropa. La cuestión es que tenéis que subir hasta la séptima planta y los aurores no os van a facilitar la faena si os ven con tanta prisa... y más si os ven con el chico al que buscan.

¿Qué hacéis?

Asentía ante la advertencia de Ian, no le gustaba mucho ni se sentía segura andando con un niño buscado en Howgarts por diversos aurores, y escuchar pasos y no ver a nadie físicamente que los produzca.

Como suponía, habrían Aurores en el camino que les entorpecerían el paso.Asomaba cuidadósamente parte de su rostro entre los peldaños de las escaleras más altos que ocultaban su cabeza, poniéndose de puntillas, intentando analizar la situación.

-Mmm- se quedaba pensativa volviendo a la posición normal-.Podrías Stuart volverlo a hacer invisible, o incluso yo puedo aplicarle mi conjuro reduccio si Stuart no consigue completar el suyo, aunque no lo tenga muy practicado- no era muy buena con reduccio, muchas de las veces que había intentado aplicar ese conjuro a alguna cosa o ser, había salido mal, siempre pensaba que tendría que haber escogido aprender engorgio

-En el caso de que ninguno de nuestros conjuros funcione...podriamos realizar alguna maniobra para distraerle, ya sea engañarles simulando que seguimos a un chico inexistente- miraba ahora al niño dando a entender que los buscaban a él- indicándoles una ruta que les aleje de aquí, con suerte se lo crean y vayan a ver.Quizás podamos distraerles con otras manriobras algo indecentes y que podrian ponernos en peligro, como provocar algun destrozo que desencadene algun ruido estruendoso que llame sus atenciones...- daba ideas que podrían surtir efecto, unas más seguras que otras.

En realidad el tiempo apremiaba y podría haber actuado por si sola distrayendo a los aurores con alguna de sus ideas, no obstante podría haberse puesto en pleigro ella misma o haber faltado el respeto a alguno de sus amigos por no contar con sus ideas y posibles propuestas.

Stuart estaba distraído. Perdido en su propio mundo de ilusiones. En él entregaba al insoportable muchacho a los aurores y disfrutaba con su condena y su encarcelación. Salía corriendo en aquel mismo instante y lo delataba. Sonrió. Aquello nunca sucedería ¿O sí?

Una idea surgió de su retorcida mente. Se acercó a Sophia y le habló con un tono bastante alto.

- ¿Por qué demonios protegemos a este mequetrefe? ¡Entreguémoslo! Así terminará toda esta persecución y nos empezarán a tratar con respeto.

Stu caminó rápidamente hacia los aurores, llamando su atención con el tono elevado con el que hablaba. Sophia se apresuró a detenerlo, pero el muchacho caminó más rápido. Discutían a voces mientras se acercaban.

- No, Sophia, no me convencerás. Ya está bien de problemas. No tenemos por qué encubrirlo -dijo llegando hasta la posición de los aurores.

Stu se puso delante de ellos y guardó silencio un instante. De repente se puso a hablar muy rápido y en alto.

- He visto al muchacho ese que andáis buscando -dijo con firmeza -Lo he visto y les puedo llevar hasta él.

Stu desvió su mirada hacia Sophia disfrutando de aquel momento y de su gesto de reproche y desaprobación.

Pronto lo entenderás, se dijo.

- Lo he visto desde las ventanas. Escapaba por el patio norte ¡Seguidme! -dijo echando a andar hacia la gran puerta de roble en dirección contraria a donde realmente se encontraba el muchacho.

Stu esperaba que la distracción surtiera efecto, y para conseguirlo apuró el paso simulando una urgencia de la que estaba disfrutando.

- Lo he visto por allí -dijo saliendo al patio y echando a correr -Creo que está por allí.

Los dos aurores se miraron entre sí, no parecían nada torpes. Uno de ellos que era calvo miró al chico con desaprobación y se fijó en su insignia de slytherin...

- ¿Crees que me puedes engañar?

El otro creía al chico y le dijo a su compañero.- ¿Y si tiene razón?

- ¿Cómo se que es cierto?.- Dijo a Stuart el calvo.

Miraba frunciendo el ceño a Stuart por sus comentarios.

-¡De que diablos estás hablando!- susurraba forzosa intentando no gritar.No se podía creer lo que le decía su compañero.Iba a vender al pobre chico.

-Serás..-no pudo terminar la oración pues Stuart le interrumpió en el último momento.Incrédula por lo que escuchaba y veía, se queda plantada.Dudaba en si apalizar o no a Stuart, pero mientras lo pensaba este ya se le había escapado de sus manos y estaba conversando con los Aurores.Ya había dado por perdida la misión de llevar al chico a la Sala de los Menesteres cuando Stuart acabó por decir que les llevaría hasta a él.Así pues sacó su varita y se predispuso a defenderlo hasta el final.No obstante, su posición de defensa, cambio a una pasiva, cuando escuchó las siguientes palabras de su amigo.Entrecerraba los ojos mientras analizaba y comprendía la situación.

Algo aturdida por los nervios, baja la varita, guardándola de nuevo, respirando hondo y observando detenídamente las acciones de Stuart.Al final parecía ser que seguiría una de sus ideas, sólo esperaba que ese par de mierdas le creyesen y pudieran seguir su camino aunque fueran uno menos, sin embargo confiaba en que su amigo y su perspicacia, y supiera deshacerse de ellos y perderlos de vista una vez los hubiera alejado.

-Maldito Stu..- negaba con una sonrisa tranquila.

No parecía que las palabras de Stuart fueran muy creibles, a menos a ojos de esos Aurores, que parecían astutos y nada tontos, bastante precavidos.Antes de que todo fuera a peor, debería intervenir si no quería que su amigo fuera apresado por esos bastardos al mentir a Aurores y además siendo Slytherin, sería presa fácil para esos malnacidos sedientos de sangre ofidia.

Sin pensárselo dos veces, golpea su cabeza contra la rocosa base de las escaleras, abriéndose una pequeña brecha.Un hilillo de sangre nacía desde su caballero, recorriendo lentamente su rostro, resbalando por este y terminando de gotear desde su mejilla hasta el suelo.Coge aire y mira instantes antes a sus compañeros, asintiendo para que confiaran y no se preocuparan, pues procuraría que todo saliera bien, aunque no todos siempre salía como uno quería.

Corría torpemente hacia los Aurores, llegándose incluso al final, a tropezarse a sus pies.Una de sus manos cubría su rostro, manchado de sangre, la cual cubría con esta pero lo único que hacía era esparcirla más y más, provocando una sensación y un aspecto aún más severo de lo que parecía.

-¡¡¡¡Ah...ahh!!!!- se retorcía de dolor maldiciendo al crio en el suelo.Se pone a cuatro patas intentando levantarse, dejando hecho perdido el suelo.

Con su brazo temlboroso, señalaba hacia la puerta de madera.

-Ese....- parecía que le faltaba el aire-¡¡¡¡¡....ese maldito mocosoooooooo!!!!!!!!!! ¡Intentamos atraparlo para entregároslo y se nos escapó! Cuando lo había capturado justo en las escaleras, me empujó por estasss.......aaaaahhhhhhh- actuaba como una verdadera actriz, haciendo realmente dolorosa aquella herida.

-Atrapadlo por favor, os lo ruego- pedia humildemente a los Aurores, mirándoles desde abajo con cara apenada y algo furiosa.