Partida Rol por web

- Winny está trabajando aún. Pero no os preocupéis, llegará para la cena.- contestó Darren antes las preguntas sobre su novia al tiempo que estrechaba la mano a Leonard.- Y si está con esa Carrie, siempre podemos invitarla también, ¿no? Al fin y al cabo hemos estado aguantado al estirado de su novio todo este tiempo.

Morrigan:- Ex-novio, Darren.- aclaró la señora O'Hare.

Darren:- Mejor me lo pones. Se merece una paliza por haberla engañado. Si ya lo digo yo... estos Slytherin no son...

Morrigan:- Darren, querido.- le cortó la señora O'Hare.- ¿Por qué no le das unas toallas a Leonard para que se vaya bañando? Los demás están a punto de venir. Han ido a buscar a Patrick y Albert y un par están aún trabajando. Pero llegarán pronto.- Ante la palabra trabajo, Morrigan mudó su expresión ligeramente a la preocupación pero al momento logró disimular y volver a sonreír.- Ven, Kaitlin. Vamos a preparar las camas de los demás. Y así me cuentas qué tal todo.

Darren se llevó por un lado a Leo y la señora O'Hare a Kaitlin por otro.
 

James asintió con la cabeza llegando hasta Kyle y estrechándole la mano.

- Eso es. El único que sabe qué eres realmente. Por lo que te recomiendo... tener cuidado con tus palabras de aquí en adelante. Ven, te enseñaré tu habitación. Esta es la mía.

Acompañado por Kyle y a paso algo lento, James salió a los pasillos, anchos y desnudos. Más de veinte puertas se encontraban a cada lado, la mayoría cerradas.

- Este es el piso de los trabajadores del orfanato y de los más pequeños. Es para tenerles más vigilados porque suelen requerir de más atención. Tú ya perteneces a los más mayores y por ello bajaremos hasta la planta tres.- así fue, caminaron por los desiertos pasillos y bajaron escaleras de granito hasta llegar al segundo piso.- La mayoría de los chavales está ahora en el patio. Es la hora de salida. Debo avisarte de que somos muy estrictos. No se sale nunca del edificio a no ser que alguien del personal te lo pida expresamente. Comemos a las dos de la tarde en punto y cenamos a las 9. A las 10 todo el mundo debe de encontrarse en su habitación sin montar jaleo.- terminaron por llegar a la puerta con el número 014, que se encontraba entreabierta. Una vez dentro se encontraron con dos chicas rebuscando en unos cajones. James puso una mueca y carraspeó llamando la atención de ambas que pegaron un respingo.- Haré como que no he visto nada... si os portáis bien con vuestro nuevo compañero, Kyle O'Brien. Pasará aquí las navidades. Pero os quiero fuera de la habitación de los chicos en menos de diez minutos. ¿De acuerdo?

Una de las chicas, morena, con coleta y ropa deportiva fue la que respondió:

- Está bien, James. Nos portaremos bien.

James:- Nunca lo hacen... pero son las que mantienen vivo el internado. Si quieres cualquier cosa, Kyle, no dude en ir a buscarme.

Se marchó dejando a Kyle junto a las dos chicas que se miraron entre sí, luego miraron a Kyle y le observaron de arriba a abajo con curiosidad y las cejas levantadas. ¿En qué estarían pensando?

- Oh, sí, nos informaron de ello. A partir de ese momento... las cosas no van bien fuera de Hogwarts, ¿sabes?- le confesó.- Bueno, ni siquiera dentro. Los mortífagos que se han ido atrapando en estos cinco años, simplemente huían, forcejeaban si les pillábamos pero nada más. Estaban acabados sin Voldemort. Y sin embargo... desde el ataque indiscriminado en el colegio... parece como si se hubieran vuelto a unir. O al menos intentarlo. Es como si..- tragó saliva. No sabía si podía confiar en aquella chica o no, pero realmente no perdía nada.- Algo nuevo les estuviera dando fuerzas. Hay guerras, atentados, vandalismo... se están moviendo de nuevo y otra vez van por delante de la Orden que vuelve a reclutar magos defensores de la justicia. Esto... estas secuelas de la guerra de Hogwarts, están tomando poder y no sabemos aún cómo contrarrestarles. Por eso estoy aquí. Necesito encontrar información sobre lo que podría estar sucediendo. Algo que se nos haya escapado y, de paso, proteger Hogwarts. El colegio tiene tanta importancia como el ministerio. Si consiguen hacerse con él, estaremos en serios problemas.

Deirdre alzó momentáneamente una ceja al escuchar las palabras de Carrie, pero la sospecha se despejó de su cabeza, dándole mínima importancia a sus palabras ya que probablemente su amiga tuviese razón.

- Si te cansas de esto siempre puedes ir a mi casa. Allí encontrarás todo lo contrario.- comentó con divertimento mientras daba un mordisco a un bombón más, cerrando los ojos ante el placer de tan delicioso chocolate.- En mi casa por navidades solemos ser como... quince personas.

En ese entonces llamaron a la puerta y Zac apareció asomando la cabeza sonriendo con aquella medio sonrisa tan característica en él.

Zac:- ¿Se puede?

Una vez hubo entregado la misiva a Aguijón se acercó a Deirdre, que parecía estar disfrutando del momento. Asintió, menos satisfecha de lo que se hubiera sentido si su padre no hubiera empañado el día pero aún así bastante conforme con las reacciones que aquello despertaba en su amiga. Al fin y al cabo la había invitado a su casa para que tomara distancia de su hermana y su cuñado y no sólo porque empezaba a encontrarlos insufribles sino porque creía que las cosas podían acabar lo bastante mal como para que Deirdre necesitara disfrutar de las ventajas de otros entornos más saludables y menos familiares.

Estaba saboreando uno de los bombones, cuando la cabeza de Zac asomó por la puerta produciéndole un pinchazo de, por qué negarlo, genuina felicidad, aunque no sin ir acompañada de cierta inquietud. Quería preguntarle si su padre había hablado con él en privado pero decidió aplazarlo para cuando se presentara la oportunidad.

- Por supuesto, Zac. ¿Qué tal la habitación? Espero que todo sea de tu agrado.

Zac entró entonces, cerrando la puerta con rapidez pero sin producir ruido ninguno y en tres pasos se plantó al lado de Carrie a quien incorporó y plantó un beso intenso en la boca, delante de una Deirdre que, aunque se veía venir el lío que podía existir entre ambos, no pudo evitar sorprenderse y sentir una especie de pinchazo extraño en el pecho. Por algún motivo se sintió triste e incómoda y por ello prefirió disimular, centrando su atención en un nuevo bombón que ahora no le apetecía.

Zac:- Ahora sí es todo de mi agrado.- y le sonrió. No podría describirlo, pero hacía dos días que no habían podido verse apenas y la necesidad del contacto con Carrie le había llevado a lanzarse. Total, era Deirdre, su mejor amiga. ¿Qué más daba?- ¿Todo bien?- entonces se percató de la presencia de Deirdre a quien saludó con afabilidad pero sin apartar las manos de la cadera de Carrie.- Deirdre.

Deirdre:- Zacharías.- la respuesta de Deirdre no dejaba vislumbrar para nada su extraño dolor interno. Parecía tan normal como siempre, centrada en el análisis de aquel bombón de chocolate.

Carrie, aunque ajena a la incomodidad de Deirdre, no pudo terminar de disfrutar de aquel beso como le hubiera gustado, y no precisamente por la presencia de su amiga. Deseaba prolongar el contacto y volcarse de lleno a él después de los dos días de obligada "sequía" en la que se habían sumido pero seguía inquieta por las palabras de su padre así que tras unos segundos dejó que el beso se terminara en lugar de prolongarlo, esbozando una sonrisa torcida que desapareció de su rostro tan ponto como apareció, extinguida por un pesado suspiro.

- ¿Te ha dicho algo mi padre? - preguntó haciendo caso omiso a la cuestión de él y al saludo entre Deirdre y Zac.

Debido a la reacción de Carrie, Zac varió su expresión a la extrañeza. ¿Qué ocurría? ¿Acaso la presencia de Deirdre la incomodaba? ¿O era por encontrarse en su habitación, con sus padres a escasos metros del lugar? Realmente pensó que podría ser que se hubiera precipitado en aquel gesto y quizás por ello optó por apartar las manos de la chica, temeroso de que lo considerase un atrevido o un chulo, algo que probablemente sí que era.

No obstante, ante la pregunta sobre David Lewis, Zac pensó que la chica estaba preocupada por el quizás violento recibimiento que había tenido escasas horas antes de que ella llegase.

- Solo que espera que pase una agradable estancia. Hablamos sobre futuros negocios que tiene planeados, pidiéndome consejo sobre ello y...- ¿Debería decírselo? Eso solo la molestará o incomodará más. Sonrió un momento antes de proseguir.- que espera que te haga un gran regalo de cumpleaños porque te lo mereces. ¿Por qué? ¿Ocurre algo?

Claro que ocurre algo. La cosa está en si me lo contará o no.
 

- No sabría decirlo Zac, aunque creo que no inventaré una excusa que pueda delatarme como tan mala mentirosa como tú - contestó de nuevo con una sonrisa relampagueante.

Por supuesto que había pasado algo. El qué era otra cosa, algo que por supuesto Zac no iba a revelar. ¿Habría hecho hincapié su padre respecto al tema de la boda? De nuevo se preguntó qué debería hacer o si sería capaz de eludir el destino que le había decidido su padre, el de salvar a la familia por medio de un matrimonio ventajoso, fuera con quien fuera. Apartó la mirada de sus compañeros, pensativa mientras recorría con la vista las filas de muñecas. En aquel momento su estado de ánimo inquieto le pedía hacer un numerito y destrozar su habitación pero aquello no era propio de Carrie, siempre controlada, indiferente, aburrida. Hacer aquello sería una declaración a voz en grito sobre una debilidad suya, algo que por supuesto no le convenía cuando por lo visto tenía al enemigo durmiendo en casa.

- Por cierto, tus padres han sido invitados a mi cumpleaños, por lo visto mi padre decidió que era una gran idea. Los de Carrow también vendrán, por supuesto - dijo a la par que le lanzaba una mirada a Deirdre. Y como si nada de aquello mereciera más su atención, cambió de tema bruscamente -. ¿Qué os apetece hacer?

Zac alzó las cejas y se quedó ligeramente parado ante el certero comentario de Carrie. Ciertamente se veía vulnerable a su lado, sin poder mentir de manera convincente y sin poder hacer las cosas que antes solía hacer.

Zac:- Será una reunión de lo más... interesante.

Deirdre, viendo la salida de aquella situación, terminó por cerrar la caja de bombones y se incorporó en la cama, estirándose cuan gato.

- Pues... me es lo mismo la verdad. Aunque un baño no nos vendría nada mal, ¿no crees, Carrie?- realmente Deirdre no supo muy bien el por qué de aquel comentario excluyente de Zac. Si bien, a pesar de que en su interior quería encontrarse a solas nuevamente con Carrie, el comentario no tenía por qué pasar por atacante o extraño, ya que ellas dos estaban llenas de hollín aún y el pelo no se limpiaría solo mientras que Zac se presentaba incluso más impoluto que antes.- No creo que a tus padres les guste cenar esta noche teniéndonos con estas pintas.- intentó añadir para calmar las posibles alarmas que posiblemente solo ella viera.

Zac:- Hay algo que también debéis saber. En el colegio lo mantienen oculto, pero lo cierto es que los mortífagos se han comenzado a mover y ya no son atrapados con tanta facilidad. Luchan y ganan batallas nuevamente. Nos... se van haciendo poderosos de nuevo. Es una gran señal. ¿No creéis? Posiblemente tengamos alguna reunión algún día. Quieren conocer al equipo detrás de Hogwarts.

Buen eufemismo, Zac, pensó para sí antes de devolver su atención a Deirdre, que atacaba con la sugerencia de un baño y suciedad, lo que le hizo bajar la mirada hacia su ropa y tocarse el pelo. Tal vez sería lo más conveniente. A decir verdad, los viajes por la red flu eran para menores de edad sobre todo, la aparición era más económica, práctica y sobre todo limpia.

- Mejor un baño, cierto, y después pensamos qué hacer. Aunque no creo que mi madre cene con nosotros, estará reunida - aquella era la excusa que su padre le había dado cuando ella era lo bastante pequeña e inocente para preguntar por la mujer, una respuesta que Carrie había aprendido a entender como "prefiere cenar sola en su cuarto" -. En cuanto a lo de la reunión, suena interesante Zac, me parece que un poco de comunicación bidireccional nos iría bien - terminó por decir con un encogimiento de hombros.

Se dirigió hacia su armario con sus andares lentos pero elegantes de costumbre y buscó ropa limpia. Una vez hubo seleccionado un vestido parecido al de la cena de Slughorn empezó a desvestirse hasta quedar en ropa interior, acostumbrada como estaba a los vestuarios conjuntos.

- ¿Vamos, Deirdre?

Ante la aceptación sobre su propuesta del baño y bastante más contenta con respecto a hacía unos segundos, Deirdre se levantó y empezó a rebuscar en su maleta las cosas del baño mientras Zac, atento a los movimientos de Carrie, perdía su vista en el cuerpo de la joven:

- Yo... os esperaré en mi cuarto. A no ser que se me requiera.

Deirdre:- No creo que tardemos mucho.- una vez se reincorporó observó cómo el chico parpadeaba ligeramente y miraba para otro lado, si bien ella sabía de sobra a donde había estado mirando pues normalmente las miradas de ese estilo y tal comportamiento iban dirigidos a ella. Al observar a Carrie y sin explicarse nuevamente su actitud, Deirdre también miró al suelo, algo sonrojada. ¿O era la luz de la estancia?- Lista.- Con el fin de disimular otra vez, alzó el brazo y le limpió la barbilla al chico, como si tuviera algo manchado.- La baba... que se te cae...

Sin duda iban a ser unas vacaciones diferentes.

Una vez alcanzaron el gran baño, Deirdre pudo comprobar que aquella sala no tenía nada que envidiar al baño de Prefectos de Hogwarts. En vez de piscina gigante había una bañera con hidromasaje en la que podían caber perfectamente tres personas. El agua y las sales ya estaban echadas y se respiraba un aroma de lo más agradable similar al champú que Carrie usaba en el colegio. El baño estaba rodeado de vaho, por lo que con los espejos empañados y esa ligera neblina, había acceso a la intimidad. La pelirroja se desnudó, acostumbrada como estaba a hacerlo tras los partidos y los entrenamientos y se metió en el agua caliente, apoyando la espalda en la bañera y respirando hondo.

Deirdre:- Qué bien. En casa solo tenemos duchas y el agua caliente dura muy poco. Mi hermano Darren intentó reformar la casa una vez que empezó a ganar tanto dinero como jugador de quidditch, pero mi madre no se lo consintió. Así que, y a pesar de que yo habría aceptado de buena gana, no tenemos ni siquiera el lujo de una bañera. Siempre hay peleas por quien entra primero y esas cosas. Es un poco caos.-  Aunque en su interior Deirdre sonreía ante el hecho de recordar aquellas vivencias, externamente continuaba seria, con la cabeza apoyada en la bañera y los ojos cerrados.

Miré a la profesora con absoluta seriedad mientras confesaba todas esas coss. Por que sí, era una confesión. Una confesión a una alumna cuando nadie en el colegio sabía nada y probablememte seguiría ela ignorancia como medida de protección. Pero ahí estaba yo, siendo partícipe de la información que la profesora me ofrecía. ¿Pero por qué a mí? ¿Momento adecuado em el lugar adecuado? ¿O más bien momento erróneo en el lugar erróneo?

- ​Intructora Granger, tal vez soy sólo una alumna, pero le aseguro que la protección de la escuela y sus estudiantes es algo por lo que nunca dudaría en intervenir. Si... si necesitan alguien aquí, alguien que no levante sospechas, un simple estudiante... Cuente conmigo. 

No iba a dejar que le ocurriese nada a nadie, ni al colegio que se había convertido en mi primer y único hogar de verdad. Nunca. Por el presente y por el futuro que aún tenía que llegar.

- ​Tal vez la directora le ha puesto al tanto de como se está llevando el tema del envenenamiento. - no quería decir más en medio del pasillo, pues aún no sabíamos quien había sido. Si la directora se lo había explicado sabría a qué me refería y conocería la existencia del 'grupo'.

Como siempre, Carrie vivía en su mundo egoísta aunque no lo suficiente inmersa en él como para no reparar en la mirada absorta de Zac. Sonrió para sus adentros, aunque no le dio mayor importancia, pues la única diferencia que había en ese momento con los últimos entrenamientos de quidditch era que en aquel instante lo hacía más abiertamente.

Nada en sus gestos delató que se sabía objeto de análisis mientras recogía su toalla morada y su champú de pelo especial, despidiéndose de Zac con un gesto para acceder por una de las puertas laterales de su habitación al baño privado del que llevaba gozando desde toda su vida.

Al contrario que Deirdre, para ella aquello era tan normal que ducharse por primera vez en Hogwarts había sido una experiencia novedosa, y cuando la primera impresión se pasó, más bien decepcionante. Por eso en aquel momento, después de casi cuatro meses sin disfrutar de aquel lujo, se acabó de desvestir con prisas y se sumergió con placer en el agua caliente de la bañera, sumergiéndose una vez hasta la coronilla y emergiendo para apoyarse justo frente a Deirdre.

Sus ojos recorrieron la piel pálida de los hombros de su amiga con la envidia que siempre le había provocado aquella piel pálida como el alabastro y cubierta de unas pecas que más que afearla le daban un toque exótico. Ella, por contra, era de lo más vulgar, algo morena a pesar de no tomar el sol.

- En verdad creo que es lo que más echo de menos de casa cuando me voy - murmuró mirando el techo entre las cortinas de vapor guardó varios minutos de silencio sin decir nada, dejando que el calor la relajara, antes de añadir-: Ah, no sé si tengo demasiadas ganas de que llegue la fiesta de mi cumpleaños con la nueva perspectiva que le ha dado mi padre.

Miré a Leo de reojo, cuando Darren habló de traerse a Lewis. Unas navidades sensacionales, sin duda. Sobre todo teniendo en cuenta la patada que nos dio cuando hablamos de colaborar juntos. Sin embargo, me encogi de hombros, mirando a mi hermano- Díselo... igual asi sí quieren venir las dos... - dije, alzando una ceja cuando llamó a Oliver estirado- Y Oliver no es un estirado... No es un mal tio, ni todo es tan sencillo como parece. - añadi, saliendo en defensa de Oliver. No, Oliver no lo habia hecho bien besando a Katherine, pero tampoco era justo que se le lapidara así, sobre todo teniendo en cuenta sus circunstancias. Y yo sabía que habia querido y que, seguramente, siguiera queriendo a Deirdre, a pesar de todo.

Sin embargo, mi madre intervino, antes de que pudiera seguir hablando, asi que acabé por dedicarle a mi hermano una media sonrisa de "luego hablamos" y asentí, acercándome a Leo para dejarle un cariñoso beso en los labios- Cuando acabes tú iré yo a quitarme el hollín también. Te quiero. - le susurré, con un guiño, antes de volverme hacia mi madre.

-Venga vamos a por esas camas... le dije, acabando por perderme con ella en dirección a las habitaciones.

Una vez a solas, me giré hacia ella, fundiéndome en un nuevo y espontáneo abrazo- Mamá... - dije, con una sonrisa en los labios, dejando aquel nombre en el aire, simplemente deseosa de aquel abrazo. Y, acto seguido la miré, preocupada, sin llegar a deshacer del todo aquel abrazo -¿Cómo estás? ¿Va todo bien? - le pregunté, preocupada por ella. Desde que mi padre habia muerto, estaba mucho más preocupada por ella y por todos en general, y sabia que ella, más que nadie, notaba aquel vacio.

Sigo a James por los pasillos y el sitio cada vez me resulta más familiar. Al fin y al cabo, el pasillo que recorríamos en esos momentos, el de los más pequeños, era en el que había dormido durante los cinco primeros años de mi vida. Sin embargo, nunca había pisado el pasillo de los mayores. En mi época de orfanato ese lugar tenía un halo siniestro para nosotros los pequeños. Lo veíamos como un lugar prohibido. De vez en cuando, asiento ante las explicaciones del conserje para que vea que estoy prestando atención a sus palabras. Lo que me cuenta de los horarios no es nada nuevo. No recordaba cuáles habían sido las horas exactas de comida pero si algo no iba a olvidar era lo estricto que era aquel lugar. ¿Cómo se me había pasado por la cabeza que iba a poder reunirme con Leo y Kait? Mucho tendría que esforzarme para que McGonagall no se enterase si lo hacía. Entonces sí que podía jugarme la expulsión. 

Al cabo de un corto pero bastante productivo paseo llegamos al que, esta vez de verdad, va a ser mi cuarto. Cuando entramos mis ojos se topan con lo único que no esperaba encontrar ahí: chicas. Que yo supiera las habitaciones del St Mary nunca habían sido mixtas. Quizás al final resultaba que sí que habían habido cambios. Sin embargo, las palabras de James no tardan en aclarar la situación. Ya me parecía a mí que las monjas no podían haberse vuelto tan liberales...

Para cuando me quiero dar cuenta, James ha desaparecido y me he quedado solo con aquellas dos chicas que me miran de una forma que empieza a hacerme sentir incómodo. ¿Tengo un tercer ojo, o qué?

Imito su forma de examinarme, sin juzgar en momento alguno su aspecto, y me decido a hablar. Si voy a pasar ahí las vacaciones, más vale que me vaya abriendo un huequecito. Además, se supone que son las que manejan el cotarro. 

- Así que vosotros sois mis nuevos compañeros de cuarto.- bromeo.- Encantado. ¿No sabréis cuál es mi cama?- pregunto, dado que James olvidó mencionar ese dato. Tampoco tengo ni idea de si tengo algo de equipaje. En la chimenea viajé con lo puesto. Con la prisa, había olvidado preguntar qué iba a ser de mi equipaje, que la última vez que lo vi descansaba sobre el colchón de mi cama en Hogwarts. - Por cierto, ¿os llamáis...?- ellas sabían mi nombre pero yo no había oído que me las presentasen en ningún momento. 

Leo dudaba que Carrie quisiera venir, después de todo, el día siguiente era su cumpleaños. Aun así, él no podía ni quería mandar allí, por lo que dejó a Darren hablar y Kaitlin rebatirlo. - Lo de Oliver y Deirdre creo que deberían arreglarlo entre ellos... - Aunque comprendía el instinto protector de un hermano mayor, no lo compartía en aquel momento. Así que cuando Morrigan intervinó, él lo agradeció en sus adentros, y la miró de reojo.

- Muchas gracias, Morrigan - Agradeció la invitación del baño. Le devolvió el beso a Kaitlin con cierto corte, al estar allí su madre y su hermano, y le guiñó el ojo, con una diminuta sonrisa. - No tardaré mucho, no te preocupes. Te quiero. Susurró finalmente y se giró hacia Darren, siguiendolo.

- ¿Cómo estás? ¿Cuando comienzan los mundiales de Quidditch?

Darren, siempre protector, apretó los labios ante el gesto de cariño de su hermana con su novio delante de la madre, pero no dijo nada hasta que estuvieron a solas, subiendo las escaleras en busca de toalla y ropa:

- Todo me va genial la verdad. Los mundiales son este año por lo que ya estoy preparándome a tope. Ya sabes que me han nombrado nuevo capitán de la selección así que debo de estar a la altura. ¿Tú volabas en el colegio? Me gustaría ver cómo te mueves y comprobar si tengo que vigilarte de cerca.- le dedicó una medio sonrisa hasta que algo se le vino de nuevo a la cabeza.- Y hablando de vigilarte de cerca. Mientras esté yo en esta casa, tú en tu cama y mi hermanita pequeña en la suya. ¿Está claro?

Intentaba aparentar ser paternar con Kaitlin, y la mejor manera era que ella no estuviera delante por si se enfadaba. Entraron en la habitación, sacó la varita apuntando una milésima de segundo a Leonard y después realizando un accio hacia una de las toallas que posteriormente entregó al chico.

- Aquí tienes, Leonard. Ponte guapo. Creo que alguno de mis hermanos quiere hablar también contigo cuando vengan.

- Sabes que estaré allí para animarte durante los mundiales... y que intentaré que Kait también vaya - Siguió a Darren por las escaleras y pasillos. Leonard se conocía aquella casa como la palma de su mano, había estado allí varias veces, durante mucho tiempo.

- ¡Es verdad! - Exclamó, cuando le dijo que lo habían nombrado capitán de la Selección. - Enhorabuena cuñado. Me lo dijo tu madre por carta, pero este ha sido un año de locos... solo escribí a tu madre. Además ¿Qué mejor felicitación que una en persona? -  Comentó entre risas, dándole un par de golpecitos en el brazo, como un gesto cariñoso.

- ¿Yo y la escoba? - Nos llevamos fatal, tranquilo. - Bueno... nunca he tenido una escoba, así que supongo que a estas alturas nos llevaremos fatal. - Acabó por bromear, negando con la mano para quitarle hierro al asunto. Y cuando le "invitó" a estar en una cama separada a la de su hermana, Leonard dibujó la mejor de sus sonrisas. - Darren... por favor... Que ya nos conocemos. - Se encogió de hombros, sin decir nada más, con esa sonrisilla de no haber roto un plato en su vida.

Y cuando Darren sacó la varita, Leo hizo gala de rapidez de reflejos y destreza cogiendo las toallas al vuelo. - Gracias, cuñado. Dejó la maleta en el suelo, abriéndola y sacando de esta una muda nueva, volviendo a cerrarla. - Ahora saldré. -

Y tras esto, se metió en el baño. Se desnudó, dejando la ropa sucia a un lado, plegada y separada de la nueva, metiéndose en la ducha. Al principio, no le dio más importancia al comentario de que sus otros cuñados quisieran hablar con él. Era normal después de todo ¿no? Pero según progresaba la ducha, pensó que no podía ser Patrick o Albert, así que debía ser Larry o Robert, o las chicas. Se preguntaba como estaría la barriga de Melissa, o como le iría a Roislin con Mathew. Definitivamente, tenía mucho que hablar.

Cuando salió de la ducha, se cambió de ropa, poniéndose la nueva y limpiando el cuarto de baño después de usarlo. Cuando salió del baño, vestía una camiseta roja con unos vaqueros y unas zapatillas. Llevaba la ropa sucia con cuidado de no volver a mancharse de hollín, y miró a su alrededor, a ver si veía a los demás.