Partida Rol por web

La pregunta resultó una gran sorpresa para la madre de Carrie, que volvió a alzar la mirada hasta encontrar los oscuros ojos de su hija. Parecía implorarle una respuesta sincera. Realmente estaba interesada por el por qué una madre nunca se había ocupado de su hija cuando aparentemente, viendo aquella foto en movimiento, parecía tan súmamente feliz con su hija.

El corazón de la mujer empezó a latir con aún más intensidad que antes. Una mezcla de miedo y emoción la embargó por completo. Tenía, al fin, la oportunidad que tanto había soñado y ello la llevaba a sentirse agradecida por la decisión que había tomado de hacer aquel regalo. Pero al mismo tiempo tenía miedo. Terror.

Sea como fuere, antes de complacer a Carrie con la verdad, necesitaba saber que no corrían un peligro extremo.

- Hada.- llamó al instante a su elfina doméstica particular que no tardó en aparecerse a su lado.

Hada:- ¿Sí, mi señora?

- ¿Está el señor de la casa?

Hada:- Me temo que ha salido muy temprano esta mañana y aún no ha regresado, señora.

Aquella noticia la alegró en grado sumo. Era el momento. La señal de poder expresarse. De... hablar con su hija finalmente sobre todo aquel teatro que resultaba ser su matrimonio. Se humedeció los labios, sintiendo que las ansias de llevarse una buena copa a la boca habían cesado.

- Bien. Puedes irte.- tras hacer una reverencia pronunciada, la elfina se marchó con un "pup" y la señora Lewis avanzó muy deprisa. En un principio quizás parecía que iba a por Carrie en un afán por abrazarla, pero no fue así. Pasó la lado de su hija y cerró rápidamente la puerta con llave- Es mejor tomar las máximas precauciones posibles. Él no debe enterarse...- su mirada le imploraba a su hija que, pasase lo que pasase en ese cuarto, quedase en secreto entre ellas dos. Realmente parecía aterrorizada. ¡Estaba aterrorizada! Se paseó por la estancia unos segundos, recogiendo algo de valor, a sabiendas de que el tiempo corria en su contra. David Lewis podía aparecer en cualquier momento.- Yo... debes saber, Carrie, como ya debes suponer, que no me casé con tu padre por amor. Más bien... me vi obligada. Él se encaprichó de mí cuando estábamos en Hogwarts y mis contínuos rechazos no hacían más que avivar el fuego de su pasión... si se le pudiera llamar así. Yo... no estuve enamorada de él. Nunca. Y creí que su afán por mí terminaría en algún momento pero no fue así. Al terminar el colegio, un día, él apareció ante mi casa. Mató a mi novio de aquel entonces sin pestañear...- parecía realmente trastornada al recordar aquel hecho, como si lo estuviera viviendo de nuevo.- ... y me amenazó con hacerle lo mismo a mi familia si no le quería. ¡Me obligó a casarme con él! No entiendo qué le llevó a quererme. Esas cosas... nunca se explican. Al fin y al cabo, ¿qué era? ¿Qué soy? Una mera sangre sucia. Una bastarda...- apretó el puño con fuerza y rabia, bajando la mirada hasta que regresó a mirar a su hija. Había un brillo extraño en su mirada. ¿Rabia? ¿Dolor? - Me casé con él y al poco tiempo quedé embarazada de ti. Él... me trató muy bien durante aquellos meses y aquella etapa en que te tuve conmigo, en mi vientre, en mi seno... era indescriptible. Empecé a quererle, aunque más bien era una sombra, un atisbo de amor, pues no le quería a él por su persona, sino a él por ser tu padre. El padre de mi pequeña- una leve sonrisa se dibujó en su rostro durante unos segundos, hasta que regresó a hablar, seria y con la voz algo quebrada- Cuando naciste me sentí la mujer más feliz del mundo. No me importaba nada de mi pasado. No me importaba haber sido perseguida por él, haber sido amenazada por él, haberme tenido que casar con él por miedo... no... tenía a mi bebé... a mi Carrie...- acompañó aquel medio sollozo con un movimiento de manos, llevándoselas al pecho, como si estuviera abrazando a un bebé muy pequeño, con la mirada perdida en el vacío de sus recuerdos. Hasta que se percató de que estaba contando algo importante, una historia. La historia. Miró nuevamente, fijando la mirada de forma brusca en Carrie de nuevo y dio un paso más hacia ella, obligándose a detenerse antes de salvar toda la distancia que las separaba.- Te cuidé, te di cariños, te canté, pasé noches en vela obserándote. Hasta que él, viéndome feliz, sintió que siendo feliz yo no le atraía. Toda nuestra relación se había centrado en mis rechazos que avivaban sus ganas de poseerme. Me obligó a apartarme de ti con nuevas amenazas. Mi familia... mis amigos... mi fruto... todo quedaría destruído, ¡todo desaparecería si me acercaba nuevamente a ti! - las lágrimas corrían amargamente por su rostro mientras la señora Lewis se abrazaba.- Tuve que apartarme Carrie... no podría soportar que os pasase nada...- tragó saliva con esfuerzo y continuó hablando. El soltar toda la historia tras tantos años de sufrimiento la estaba aliviando levemente. Su hija debía saber, por fin, que ella la quería.- Los primeros años fueron un suplicio para mí... para aislarme del dolor empecé a beber... para hacerle daño a tu padre busqué a otros hombres... y cuando quise acercarme... ya fue demasiado tarde. No creas que no noto tu odio, tu desprecio... no te culpo. ¿Por qué en qué me he convertido? En una bastarda, una borracha y una buscona...

Se abrazó con más fuerza todavía y arrugó el rostro mientras lloraba y murmuraba:

- No te culpo... no te culpo... no te culpo...

Ahí estaba. La verdad detrás de tanta ignorancia. ¿Qué pensaría Carrie? ¿Qué haría ahora que había descubierto la verdad?

Hubiera preferido permanecer fuera de aquella habitación pero tanta precaución la dejó lo suficiente descolocada como para hallarse en su interior cuando su madre cerró la puerta con llave. Se giró para mirar la cerradura, inexpresiva, dándose cuenta de que había olvidado su varita y que era muy lejano a su personalidad ponerse a gritar.

Su madre aprovechó aquel momento de indecisión para vomitar metafóricamente toda aquella historia que había guardado para sí durante toda la vida de su hija. Escuchó durante la breve explicación que destruyó por completo el concepto que ella tenía de su familia. Su padre había amenazado con matarla sólo para tener a esa mujer a su merced, se dijo anonadada. No entendía el significado de lo que había vivido en aquella casa, como si todo careciera de sentido. ¿Su padre la quería o la cuidaba como un mero objeto de interés? Y si había matado al novio de su madre, ¿qué no podría hacerle a Zac? Todo lo que le había parecido entrever en su padre en las últimas conversaciones con él, ¿eran atisbos de su verdadero yo?

Sentía que tenía que abandonar aquel lugar cuanto antes o todo acabaría por alcanzarla de forma inevitable, derruyendo todas sus barreras de forma inexorable. ¿Pero cómo fiarse de todo lo que ahí había oído, de una persona que era en realidad una completa desconocida?

- ¿Dónde vive tu familia? - preguntó aún con el mismo tono monótono, inexpresivo, helado.

Ante la sorpresa, la señora Lewis cesó el sollozo, mirando a Carrie con expresión confusa. ¿Por qué querría saberlo? Ciertamente no conocía  a su hija pero si David la había criado era muy probable que fuera capaz de hacer cosas crueles. ¿Y si la tomaba con su familia? ¿Y si todo el tiempo que había aguantado ahí resultaba en vano?

¡Es mi hija!

Se obligó a recordar que Carrie también tenía su sangre en su interior y se convenció de que no podía desconfiar de su hija. No ahora.

- Viven en la Toscana... s-son... tenemos... sangre italiana. Vía... vía di té, número 4. Es... es una casa. ¿Por... por qué quieres saberlo?

Agradeció enormemente que aquella mujer dejara de sollozar, algo que la estaba irritando en grado sumo en aquel momento, tal vez porque le provocaba sentimientos confusos. Estaba sumida en un estado tal de agitación que apenas podía mantener aquella fachada, sobre todo teniendo en cuenta que sabía que tenía el tiempo contado para hacer averiguaciones. Hiciera lo que hiciera, tenía que ser antes de que llegara su padre.

- Para ir a verlos. Quieres que te crea pero la verdad es que no te conozco. Necesito una confirmación - murmuró en el mismo tono neutro, aunque esta vez algo tirante -. Abre la puerta.

La señora Lewis permaneció mirando a Carrie ante su petición. Se sentía intrigada pues Carrie continuaba con aquella imperturbable mirada y expresión. Hasta que finalmente, viendo que no le quedaba otro remedio, se acercó a la puerta y la abrió con manos temblorosas. Después se apartó y miró nuevamente a su hija para realizarse una última petición :
- Por favor, Carrie.Tu padre no puede enterarse de nada de esto. Por favor...

- Mi palabra no tiene valor alguno, madre - respondió desdeñosa, algo más liberada viendo como por fin la puerta se abría ante ella -. Pero puedo asegurarte que no tengo intención alguna de compartirlo con él si todo esto es cierto.

Aquella era la máxima promesa que conseguiría arrancarle a Carrie, sobre todo porque en aquel preciso instante pensaba que si era verdad, su madre podía ser una aliada y el poder de las alianzas era algo que Carrie nunca despreciaría, por mínimo que fuera lo que pudiera obtener de cada persona.

Sin decir nada más salió de aquella asfixiante estancia con actitud altiva y resuelta, apresurándose a bajar las escaleras de aquel tercer piso que en esos momentos le parecía más maldito que nunca. Pasó ante la puerta de su cuarto hasta la habitación en la que suponía que habían alojado a Jackie y empezó a revolver en su baúl, aprovechando que la chica seguía dormida en su habitación. El motivo era en realidad muy sencillo: Carrie no tenía ropa muggle y teniendo en cuenta cuál era su destino, quería pasar desapercibida, porque si conocía a su padre habría alguien vigilando la morada de sus abuelos.

Pronto se halló vestida con unos tejanos negros de su talla, una sudadera negra que se veía extrañamente informal en ella y unas sencillas bambas, también negras. Luego haría algo con su pelo pero eso podía esperar a que recuperara la varita de su habitación. Por ahora lo primero era encontrar un medio de transporte rápido.

Sabía exactamente dónde dormía ese transporte así que entró sigilosamente en la habitación de Zac para despertarlo.

la estancia estaba a oscuras cuando Carrie se adentró en ella. De no ser por los pequeños puntos de luz que se filtraba por los agujeros de la persiana le habría resultado muy complicado adivinar cómo se encontraba Zac. En esos momentos dormía plácidamente y sin percatarse de la presencia de la joven.

Tal vez en otro momento se habría entretenido en los placeres de despertar al slytherin pero en ese momento Carrie no era la persona más sutil del mundo y mucho menos la más considerada. Lo único que le hizo conservar su sigilo anterior fue el hecho de no alertar a nadie indeseado de su presencia ahí.

Se acercó lentamente a Zac y le despertó con un zarandeo en el hombro un tanto brusco.

- Zac, despierta - de la misma forma su tono de voz, aunque un susurro, no era motivado por el hecho de no querer alterar al chico -. Necesito que me hagas un favor.

zac se despertó algo confuso y desorientado, levantando la cabeza para comprobar que era Carrie. Tras comprobarl volvió a dejar caer la cabeza en la almohada, suspirando antes de hablar con voz pastosa.
- Buenos días a ti también. Si llego a saber que te encanta cumplir años no me habría perdido ninguno - comentó con clara ironía - ¿En qué puedo ayudarte? Dime que está relacionado con una cama y dormir abrazados.

- Tal vez más tarde - murmuró de forma distraída a la par que se alejaba de él y empezaba a rebuscar en su maleta la ropa más muggle que tuviera -. Levántate ya, es urgente, tengo que darme prisa antes de...

No continuó la frase, en su lugar le lanzó unos tejanos a Zac y una sudadera similar a la suya. Ni siquiera se planteó el hecho de que se negara a ayudarla pues no sabía cómo se las ingeniaría en el supuesto de que el chico no accediera a complacerla. No tenía tiempo de ir a Italia en escoba, posiblemente tendría que aplazarlo para otro día, algo totalmente inconcebible puesto que en ese momento necesitaba de una respuesta inmediata antes de ser corroída por la impaciencia que la invadía.

- Ponte esto, coge tu varita y ven a mi habitación cuanto antes. Que nadie te vea.

No quería dar explicaciones, no se sentía con ganas de compartir lo que había alterado su mundo. Sin más salió por la puerta y se dirigió a su habitación con paso rápido que contrastaba fuertemente con sus andares lentos y elegantes. De nuevo abrió y cerró la puerta de su habitación con sumo cuidado de que no hiciera ningún ruido, cogió la varita de la mesilla y despertó a Jackie con la misma falta de suavidad que había experimentado Zac.

- Te he cogido ropa prestada, la necesito para algo. Necesito que me hagas un favor, Jackie - ella, que la conocía mucho más que Zac, sabía cuan inusual era que Carrie pidiera un favor cuando acostumbraba a dar ordenes esperando que los demás las obedecieran con diligencia -. Tengo que irme y necesito que me cubras si alguien pregunta, que digas que sigo durmiendo. Volveré máximo dentro de una hora, mantén insonorizada la habitación.

Zac permaneció totalemten desconcentrado ante las prisas de Carrie y sobretodo al verla vestida de aquella manera. Estaba claro que algo ocurría porque Carrie no solía vestir de forma tan muggle. Atrapó más o menos al aire las ropas que ella le sacó sin pedir siquiera permiso para rebuscar en su baúl y murmuro un "de acuerdo" mientras la veía marchar sin siquiera dedicarle una sonrisa. Estaba claro que algo ocurría.

Por su parte, Jackie quedó igualmente sorprendida por la actitud de Carrie. Con los ojos entrecerrados por el sueño, se incorporó, sentándose en el borde de la cama, restregándose los ojos y echándose un poco de agua que había en un vaso en la mesilla de noche para terminar de espabilarse. Quería preguntar y saber qué estaba ocurriendo pero Carrie estaba tan acelerada que supuso que ahora mismo no le contaría nada.

Jackie:- Puedes contar con ello.- la confianza ciega que tenía Jackie en Carrie le facilitaba las cosas. Además, no le pasó desapercibido el hecho de que Carrie había dicho la palabra "favor". Tenía que ser muy urgente.- Nadie se enterará de tu ausencia. ¿A dón...?

Entonces llegó Zac, entrando deprisa, terminando de abrocharse la cremallera de la sudadera, con el pelo totalmente despeinado y todavía los ojos entrecerrados.

Zac:- Estoy.

Es lo único que se limitó a decir antes de que la mirada de Jackie y la suya se encontrasen. Intentaban averiguar qué ocurría pero descubrieron que ninguno sabía más que el otro.

En el mismo momento en el que entraba el slytherin Carrie estaba terminando de teñirse el pelo de rubio y ondulárselo, cuando se giró para dar su aprobación al aspecto de Zac éste pudo comprobar que sus ojos habían cambiado a un azul casi traslúcido.

Aún sin dejar la varita hizo un amplio gesto para insonorizar la habitación mientras repasaba mentalmente los muchos aspectos que la seguían delatando como Carrie Lewis y a su compañero como Zac Bolton. Pero no podía perder más tiempo cambiando el aspecto de ambos, tenía prisa, mucha prisa, pues no sabía cuando volvería su padre, si alguien le habría informado acerca de su charla con su madre o si serviría la maniobra de entretenimiento de Jackie.

- Tenemos que aparecernos cerca de la Vía di té, en la Toscana - dijo como si nada cruzando la distancia que la separaba de Zac en dos grandes zancadas y cogiéndose con fuerza de su brazo antes de dirigir la mirada hacia su amiga. Había algo en sus movimientos controlados que hacía pensar en una viva sensación de urgencia casi contagiosa -. Pase lo que pase mi padre no puede enterarse de que estamos fuera. Y si pregunta por Zac dile que se ha ido a dar una vuelta.

Jackie asintió varias veces seguidas, seria pero emanando seguridad con cada movimiento. Sería capaz de conseguir que el padre de Carrie no se diera cuenta de su ausencia con facilidad. Lo tenía todo pensado.

Zac echó el aire por la boca, concentrándose en el lugar del destino y cuando Carrie hubo terminado, cerró los ojos y al instante se desaparecieron. Desde el momento en que salieron, Zac supo que una pequeña despartición había sucedido. Lo tenía asumido pues era un viaje a gran distancia y sin un destino en mente concreto. La suerte fue, que al aparecerse, a la sombra de un muro blanco, el mayor mal que había sufrido el chico fue un pequeño corte en el cuello, como los típicos cortes que suceden al afeitarse. Se tocó, limpiándose la poca sangre que le salía.

- Podría decirse que ha sido un éxito.

Y así era. Se encontraban en la Toscana, en la calle justa que la chica le había indicado. Era una casa casi a las afueras, con una buena parcela de césped rodeada por un muro blanco. Al asomarse por la verja de entrada, los dos magos pudieron observar que dos niños, de entre 6 y 7 años, corrían por el césped, jugando al pilla-pilla. La niña era morena, con el pelo largo y de tez blanquecina. Se parecía bastante a Carrie cuando no iba disfrazada. El chico era también moreno, algo más fuerte y pelo más corto.

Zac observó el lugar confuso. ¿Qué hacían en un lugar como aquel?

En ese momento, una señora de más o menos setenta años bien conservados, salió de la casa. Su pelo estaba teñido de negro también y su ropa era campestre. Se dirigió a los niños con potencia:

- ¡Andiamo ragazzi! ¡C'e l'ora de mangiare!

Los niños siguieron jugando unos segundos más, riendo, al tiempo que la mujer se percataba de la presencia de Carrie y Zac a quienes se acercó un poco, mirándolos algo extrañada. No recordaba que fueran vecinos suyos y creía conocer a todos los nietos e hijos de los vecinos. No caía en quienes podían ser.

- Buon giorno.- les saludó.

Apenas le hizo caso al corte de Zac, asintiendo distraída ante su comentario demasiado concentrada en la escena que tenían ante sí. En concreto, en aquella niña que tanto se parecía a ella. La observó casi con fascinación morbosa, dándose cuenta con repugnancia de que era sin duda una muggle pero aún así pariente suya. Aquello era sumamente perturbador y apenas podía mantener la fachada seria que la caracterizaba.

Aún así, en ningún momento se le pasó por la cabeza huir. Avanzó dos pasos hacia la casa dispuesta a preguntarles a los niños por sus familiares cuando una mujer mayor les habló en italiano. Fue entonces cuando se dio cuenta del impedimento del idioma, pero no le dio mayor importancia. Se las apañaría, incluso en el momento en el que se dirigió hacia ella en aquel idioma totalmente desconocido.

- Buenos días, ¿hablo con la familia de Bonnie Lewis?

Su voz sonó profesional, aséptica se podría decir, pero la verdad es que casi podía sentir a Zac atar cabos a su lado.

Ingleses. Eso fue lo primero que le vino a la cabeza a la señora, que miró con más cautela a la pareja. Después vino la siguiente sorpresa, que preguntasen por su hija. Frunció más el ceño aunque no se notó antipatía en su voz. Si bien algo de molestia.
- Es mi hija. Pero aquí el apellido "Lewis" está mal visto.Aquí todos la conocíamos como Bonnie Sforza. - puso sus brazos en jarras mientras los niños estaban atentos a la conversación, comprobando que su abuela hablaba un buen inglés, algo que no habrían imaginado - ¿Quién pregunta por ella?
En ese momento un caballero mucho más joven, que posiblemente contase con treinta y ocho años apareció por la puerta diciendo también algo en italiano. Al ver la visita se acercó, haciéndole otra pregunta más a su madre mientras no apartaba la mirada de Carrie y Zac. Por su parte, Zac permaneció callado,pero sosteniendo la mano de Carrie.

Carrie se había maquillado lo suficiente como para aparentar unos veinte años puesto que no se iba a tomar tanto trabajo en ocultar su identidad para revelarla al primero de turno. Sin embargo le costaba saber cómo proceder. ¿Debería obtener la información que deseaba por las malas? No iba a tener una conversación larga y detallada con aquellos muggles pero un ataque supondría una posible investigación ministerial que quería evitar. Ignoró al hombre que tal vez fuera su tío antes de contestar.

- Somos del Ministerio de Magia inglés, estamos investigando a David Lewis por crímenes cometidos durante el antiguo régimen de opresión mágica - estaba echándose un farol de algo que ella suponía que había sucedido de verdad, pero su padre nunca la había incluido en sus tejemanejes -. Un informador nos habló de algo relacionado con la pareja de Bonnie Sforza, actualmente Bonnie Lewis, diciendo que su muerte no fue algo accidental. ¿Podrían darnos más detalles? ¿Tal vez un nombre?

Se daba cuenta de que acababa de revelar su secreto mejor guardado: que su madre era sangre sucia así como la insinuación de que su padre podría haber matado a la posible pareja de su madre. La mano de Zac contra la suya le parecía lo único que no estaba fuera de lugar.

Tanto la mujer como su hijo se miraron bastante sorprendidos y alarmados por que se tratase aquel asunto en plena calle, temerosos de que alguien no deseado les escuchase. Con una nueva mirada quedaron en qué hacer a continuación :
Señora Sforza :- Entren en casa si son tan amables.
Sin esperar mayor respuesta ambos, junto a los niños, se adentraron en la casa. Zac se dejó llevar también, dándole un beso en la coronilla a Carrie cuando nadie miraba.Aquella era su forma de expresar su completo apoyo a la joven.
Una vez dentro,les hicieron pasar a una modesta sala comedor.De camino pudieron observar que había reunión familiar en el salón. Había más niños,gente joven como Carrie y Zac, más adultos y un señor mayor,el señor Sforza, que también se adentró a la sala comedor.Saludó a los magos mientras su hijo le explicaba en italiano lo que sucedía. Después, la señora fue la que habló :
- Nuestra hija, tuvo que casarse con el señor David Lewis.Nosotros no quisimos que aceptara el compromiso, pero ella dijo que no sabíamos de qué era capaz aquel hombre. Su anterior novio desapareció en extrañas circunstancias...mi hijo comenta que vio lo que ocurrió aquella vez.
Giorgo Sforza :- El novio intentó defenderla y entonces aquel hombre lo mató con aquella cosa que vosotros usáis.Fue magia. Magia peligrosa.
Señora Sforza:- ¿Bonnie está bien? Lo último que supe es que había sido madre...ni siquiera pude conocer a mi nieta...
La señora parecía muy triste.

Había entrado en aquella casa sintiéndose más violentada de lo que nunca se había sentido, observando todos aquellos rostros de muggles que eran en realidad su familia. Una parte de sí deseó que su padre los hubiera matado y la hubiera privado de aquella penosa situación, conociendo a sucios muggles que no eran otra cosa que su familia materna. Se negó a preguntarse cómo habría sido su vida si su madre y su padre fueran un feliz matrimonio, o cómo sería ella en tal caso.

Y aún así notaba el sabor de la bilis ascendiendo por su garganta al escuchar las últimas palabras de su abuela, no las de su tío que confirmaban las palabras de su madre, no, las de ella al lamentar no haberla conocido.

- Bonnie está bien - afirmó con seriedad. A pesar de su desprecio por los muggles fue incapaz de torturarlos psicológicamente contándoles la verdad de la situación de su madre -. En cuanto a su hija, Carrie, tengo entendido que se parece demasiado al padre, tal vez sea mejor que nunca la conozcan -sentía la boca seca y un extraño escozor en los ojos que asoció a las lentillas -. Con esto tenemos suficiente por ahora, seguiremos investigando. Sigan disfrutando de la reunión familiar.

Zac asintió, siempre sosteniendo la mano de Carrie entre la suya. Los demás presentes estaban tan centrados en la conversación que no se percataban de detalles como esos.
Señora Sforza :- Usted aún parece demasiado joven para entenderlo, pero un día entenderá que es mejor conocer lo que quieres y volver a ver a quien anhelas profundamente, antes que permanecer en la ignorancia.
Señor Sforza :- Mi nieta es y será siempre una Sforza. Me da igual que sea como el padre, cosa que sin conocerla dudo realmente. Tiene la sangre de un Sforza, es noble tanto en clase como en sangre.
Señora Sforza :- No se deje engañar por esta aparente casa y nuestros modales. Si algo le atrajo a ese hombre de mi hija fue su posición social, de eso no cabe duda.
Giorgo:- Bueno, mamá. Creo que ya te estás yendo a otro asunto. Además,los señores tienen cosas que hacer.- el chico no parecía cómodo con Carrie y Zac ahí. Después de ver lo que el mundo mágico le había deparado a su hermana no estaba relajado ante la presencia de magos y mucho menos si venían a remover el pasado - Les acompararé a la salida.
Señor Sforza :- Espera hijo. Han debido recorrer un gran camino hasta aquí y están intentando ayudar a mi hija por lo que veo. ¿Por qué no se quedan un rato? Les daremos algo de beber y comer.
Zac,que estaba a medio camino de estar de pie otra vez,paró esperando la reacción de su compañera.

Carrie, que se había empezado a levantar a la vez que Zac no detuvo su movimiento, aunque tampoco hizo ademán alguno de marcharse.

- Nos esperan en otro lugar, no podemos entretenernos - y era verdad, su desaparición no podía superar la hora o sería sospechosa -. Pero aclárennos una cosa antes de marcharnos. ¿A qué se refieren con lo de la clase social? ¿Qué interés podía tener David Lewis en el dinero o el prestigio de una nacida de muggles?

Necesitaba marcharse de aquel lugar cuanto antes o empezaría a notarse cuánto la estaba afectando todo aquello y su desdén por los muggles también saldría a la luz.