Partida Rol por web

Distracciones, palabras. Sinsentidos. Eve no lo entendía y no iba a ser ella quien lo explicara en aquel momento. Por desgracia había veces que las diferencias de opinión eran insalvables y aquella era una de esas ocasiones. Sólo negó levemente con la cabeza, con seriedad, tal vez queriendo decir que no era el momento o quizás respondiendo a sus palabras en una clara alusión de que así debían terminar las cosas.

Como fuera la reacción de Carrie dejó claro que no iba a hallar su respuesta en aquel lugar. Moviendo el brazo con un latigazo no perdió el tiempo en lanzarle un expelliarmus a la chica.

El gesto de Carrie me dijo con claridad que no iba a obtener respuesta, o al menos, no así. No había tiempo para hablar, si quería algo tenía que hacerlo a su modo...varita en mano. Pero Carrie fue más rápida que yo. Por un momento, un instante de apenas una décima de segundo, pensé que iba a hacerme daño. Pensé que iba a cabar como Leonard. Y eso no podía permitirlo, no sin luchar. Tenía que proteger a mis seres queridos. Tal vez por eso mi Protego Horribilis salió de mi instinto y no de mi mente, y tal vez por eso derribé sin esfuerzo el hechizo de Carrie. No fue hasta que este se desvaneció contra mi barrera que mi mente entendió que solo había intentado desarmarme. Pero no podía confiar en ella, ya no, y eso no quería decir que no nos fuesen a ejecutar como a cerdos después.

- ¡Desmaius! - tenía que dejarla fuera de combate, pero no podía hacerle daño, no quería caer en su juego...

No había esperado que su hechizo tuviera éxito, no por nada su rival era una de las mejores estudiantes del colegio. Y sin embargo tenía la certeza de que el hechizo de Eve tampoco la alcanzaría. Carrie había entrenado demasiado para ello con Jackie para permitir que algo tan tonto como caer en la primera ronda sucediera.

Y sin embargo, cuando ondeó de nuevo la varita para repetir el mismo hechizo tuvo que admitir que, por el motivo que fuera, no estaba en absoluto satisfecha del resultado de sus expelliarmus. No debía entretenerse con aquello.

Carrie detuvo mi Desmaius justo a tiempo. Si yo hubiese sido un poco más rápida, lo habría conseguido. Dejarla fuera de combate tan rápido habría sido perfecto ya que estábamos literalmente en una batalla campal y quería ayudar la resto, pero si Carrie fuese tan fácil de derrotar no estaría ahí en primera instancia. Carrie nunca había sido tonta y sabía dónde estaban sus límites. Si estaba ahí era porque sabía que podía vencerme.

Su segundo expelliarmus fue mejor que el primero y su reacción también rápida, apenas dándome tiempo a evitar ser desarmada. ¿Debería cambiar de estrategia? Mi mente trabaja a mil por hora trazando planes en décimas de segundo, y mientras lo hacía, solté un nuevo Desmaius, pero veía de lejos que no era muy poderoso y lo pararía.*

Deirdre se colocó frente a su hermana, exhibiendo aún la medio sonrisa de chulería mientras sus ojos brillaban ante la emoción. Había llegado el momento indicado.

- Precisamente porque soy hija de tu padre estoy aquí, Kaitlin. Los traidores sois vosotros. Vosotros y la orden que dejó morir a mi padre. Esos que le llevaron a una muerte segura y que no le ayudaron. En este nuevo mundo que surjirá podré proteger a mi familia.

Tenía ganas de batirse en duelo con Kaitlin. Estaba harta de quedar relegada a su sombra y encima tener que aguantar cómo la traicionaba ante Oliver cuando se sinceró ante ella por primera vez. Personas así que no tienen en consideración a su propia sangre eran para Deirdre los traidores.

Estaba preparada cuando los duelos comenzaron a su alrededor. Oliver y Kyle no dudaron en comenzar cada uno llevado por la rabia de su interior mientras Eve y Carrie llevaban un duelo algo más silencioso pero muy potente. Katherine tenía los ojos llorosos y miraba a Oliver con rabia:

Katherine:- Todo este tiempo... ¡confié en ti! Me engañaste...

Jack:- Ni siquiera ahora eres capaz de estarte callada. Eres una molestia además de una traidora.- Era quizás la primera vez que se veía a Jack hablando tanto en público. Quizás porque la ocasión lo requería o simplemente porque ya no podía evitar dejar salir la rabia en su interior. Lo peor fue que actuó tan rápido, sin previo aviso, que Katherine no pudo siquiera defenderse. El desmaius le dio tan de lleno que la impulsó varios metros hacia atrás.- Una mosca menos.

- Proteger a los tuyos. Si, Deirdre. Ya veo como lo haces. Atacando a tu hermana embarazada. -dije, con aire dolorido, negando lentamente, mientras mi varita se desplegaba agil hacia mi hermana-Petrificus totalus. -ni siquiera alcé la voz para atacar a Deirdre. Mis mirada estaba fija en ella, llena de decepcion, y mis ojos rasados en lagrimas.

Y es que, mientras vi como aquel rayo impactaba en Deirdre, no pude evitar sentir tristeza. Una profunda tristeza al pensar que, finalmente, habiamos acabado asi.

Y asi, varita en mano, me prepare, para un combate que tenia claro que no habia terminado. No, mientras alguno de ellos siguiera en pie. No mientras el asesino de Leo siguiera con vida.

Para cuando me quiero dar cuenta, el grito de Oliver me ha ensordecido y mi varita ha volado de mis manos. Me tiro inmediatamente al suelo, siguiendo mi instinto e intento recoger la varita lo más rápido posible para intentar lanzar un ataque a Oliver. Por suerte había caído cerca. Sin siquiera levantarme del suelo, me vuelvo en redondon hacia el Slytherin y le ataco.

- Desmaius- Mantengo la vista al frente. Espero haber logrado sobrepasar sus defensas.

Con un gesto de varita que pecó de desdeñoso, detuvo el nuevo desmaius de Eve.

Era dolorosamente consciente de lo que sucedía no sólo en su particular duelo sino a su alrededor. Jack había vencido a Lestrange lo cuál era predicible e incluso osaría decir que merecido. Incluso Carrow parecía estar por encima de O'Brien, lo cuál era en cierto modo una sorpresa, aunque demostraba más que nada que el ravenclaw era más inteligente que habilidoso. Sin embargo Kaitlin había vencido. Lo entendía. Su motivación era muy superior a cualquiera que pudiera sentir Deirdre, por no hablar de la certeza de hacer lo correcto de la una que posiblemente rivalizaba con las dudas de la segunda.

No podía perder tiempo. Impulsada tal vez por aquel inevitable apremio el nuevo expelliarmus que surgió de su varita fue, sin duda, mucho más poderoso que los anteriores.

Carrie desvió mi conjuro y volvió a probar su expelliarmus. Era un hechizo sencillo, sencillísimo, y cualquiera diría que era ridículo que te venciesen así... Pero esa era precisamente la gran ventaja de ese hechizo. Mi varita salió disparada de mis manos y vi que eso suponía el fin del duelo, tal vez de algo más.*

- ¿Vas a matarme? - le pregunté a Carrie con una voz fría, seria y sin emociones. Una voz que no era para nada la voz que todo el mundo conocía de Eve Colleman. Era una voz que sonaba 10 años mayor, cansada y sin esperanza.

Embarazada.

Esa palabra retumbó en la cabeza de Oliver mientras recuperaba la posición. En su cara solo quedaba patente el regodeo de su victoria. Había sido tan fácil. No esperaba más del estúpido de O'Brien.

Con una rápida mirada se puso al día de la situación. Jack había vencido a Katherine. Por un momento sintió un atisbo de pena. No había sabido colocarse en el bando correcto. Deidre había perdido, pero no la culpaba. En esos momentos su hermana era un contrincante demasiado duro de roer. Faltaban Eve y Carrie. Su mirada, extremadamente penetrante, permaneció en la segunda. Si se tratara de otras circunstancias habría hecho lo necesario para que perdiese. Por desgracia, en esos momentos estaban del mismo lado.

El duelo entre Deirdre y Kaitlin terminó con el primer hechizo. En parte había sido por maestría de Kaitlin con la varita y por que sus emociones eran más potentes y aumentaban su determinación. Determinación que disminuyó en Deirdre cuando escuchó que su hermana estaba embarazada. Abrió los ojos un instante, con una expresión de desconcierto y confusión en la mirada mientras un escalofrío recorría su cuerpo.

Instantes después quedaba como una estatua en aquella misma expresión. Carrie había acabado el duelo también con un maestro Expelliarmus. Solo quedaba Kaitlin para defender al bando de la orden, mientras que Jack, Oliver y Carrie permanecían aún en pie.
 

La varita de Eve salió disparada de sus manos al verse alcanzada por el hechizo de Carrie, cayendo sobre la húmeda hierba casi al mismo tiempo que su contrincante pronunciaba aquella fatídica pregunta. La slytherin la miró sin expresión durante apenas unos segundos antes de murmurar un suave "levicorpus". Inmediatamente el cuerpo de Eve fue impelido hacia arriba hasta quedar flotando en el aire a escasa distancia de Carrie, quien la eliminó con unas cuantas zancadas.

Sin embargo no se detuvo a su lado, llegó hasta la varita de la ravenclaw y le dio un pisotón. Un revelador crujido habló por si solo y pronto Carrie se halló ante Eve, a distancia suficiente como para que la chica no pudiera cogerla.

- No. Ni voy a torturarte, humillarte, ni nada semejante - la chica entrecerró los ojos. Aquella situación. Carrie no le daba mayor importancia al hecho de empuñar la varita y mirar a los ojos a su víctima. No sentía remordimientos, era eficaz y su indiferencia la hacía parecer despiadada. Probablemente lo era...cuando era necesario -. Te respeto, Colleman. Y eso bien vale tu vida. Y esta pregunta: ¿quieres presenciar lo que va a pasar o prefieres hundirte en la inconsciencia? ¿o tal vez en el olvido?

Vi a Deirdre caer al suelo, con aquella expresion estupefacta. En algun otro momento me habria ablandado, habria sentido pena por mi hermana, habria visto la humanidad en sus ojos al saber de mi estado. Algo, lo que fuera con tal de negarme a la evidencia.

Pero ya era tarde. Muy tarde. Deirdre podia estar orgullosa. Lo habia conseguido: no quedaba ni un apice de amor por ella en mi corazon. Estaba demasiado cansada, demasiado dolida, demasiado decepcionada, demasiado harta de toda aquella situacion. Queria venganza. Contra Deirdre, contra Carrie, contra todos aquellos mamarrachos de los que se rodeaban. Pero, sobre todo, queria venganza contra Oliver. Un Oliver que, a aquellas alturas, figuraba ya en mi mente como asesino de Leo.

Ahora, al ver aquel despliegue estaba segura. Segura de que se habia hecho el herido. Segura de que lo habia atraido hasta el. Segura de que lo habia matado sin piedad.

Asi pues, me encaré a el, varita en mano, con la ira y la venganza refulgiendo en mis ojos. - ¡CARROW! - rugi, llamando su atencion. No, yo no era una de esas ratas, como ellos. Queria que viera mi rostro, queria que fuera consciente de mi venganza.

Mi mente sopesaba todas las opciones existentes para vengarme en condiciones del maldito O'Brien. Que estuviese desarmado era un problema aunque es no iba a paralizar a Oliver. Era un maldito sangre sucia al fin y al cabo. Elevó la varita lentamente, disfrutando del momento. Entonces, sonó su nombre.

- ¿Vas a vengar a tu querido novio? - las palabras de Oliver salieron de su boca con total desprecio. No, no iba a tener ningún miramiento por ella. No después de que diese por hecho los sucesos sin ni una questión.

Mi mirada se poso en Oliver, mientras iba caminando hacia él, varita en mano, preparada para atacar. - ¿Vengarlo? ¿Tengo que vengarlo contigo? - comencé a decir, mientras notaba como un nudo cerraba mi garganta, en medio de toda aquella rabia- Dime, Oliver, ¿Vas a reconocer que fuiste tu quien lo mato? Sé que estabas en aquel bosque. Se que fuiste a por esa maldita planta. - segui diciendo, varita en mano, alzandola para atacar.

Sin embargo, de repente, comence a marearme. Me encontraba mal, y mi vista se nublo durante unos instantes, los mismos en los que aquella arcada luchó por subir, consiguiendo controlarla a duras penas- Reconoc... - me interrumpi, cogiendo aire para poder seguir hablando, notando una nueva arcada y el estomago completamente revuelto- Reconocelo y acabemos con esto...

No dudó ni un instante. Levantó la varita, apuntó hacia la pelirroja y lanzó su hechizo. Pero no fue un cruciatus, ni un avada kedavra. Se quedó en un simple...

- ¡¡¡¡¡DESMAIUS!!!!!

Sin decir nada más giró su varita hacia O'Brien. A pesar de haberlo desarmado no confiaba en que fuese a estarse quieto.

- Un solo movimiento y no lo cuentas, ravenclaw.
 

El rayo acertó de lleno a Kaitlin que salió también impulsada, como antes había ocurrido con Katherine, la siempre sospechosa pero al fin y al cabo inocente Katherine, y quedó sumida en la inconsciencia a pocos metros de Lestrange.

La situación estaba complicada para los Ravenclaw. Dos Gryffindor fuera de juego, una Ravenclaw bajo los efectos de un levicorpus y con la varita rota, y otro ravenclaw completamente desarmado y a merced de los Slytherin.

Cuándo Carrie me elevó en el aire solté el aire de sorpresa, pero no de miedo. No era el momento de tener el miedo. No era algo que hiciese conscientemente, simplemente y de manera instintiva mantenía la cabeza fría. Fue entonces cuándo Carrie empezó a caminar. Estaba segura de que venía hacia mí, tal vez a usarme para alguno de sus juegos, pero en lugar de eso lo que hizo fue desviarse y destrozar mi varita. Cuándo escuché el crujido noté que algo dentro de mí se rompía también y no pude evitar gritar de dolor.

- ¡NO! 

Pero era muy tarde. La había roto. Ella no sabía lo que esa varita significaba para mí. Para ellos las varitas eran instrumentos para hacer magia, habían crecido rodeados y tenían tanto dinero que solo lo veían como un objeto conductor. Para mí era mucho más. Para mí suponía mi casi única posesión de valor, suponía la puerta que me había salvado de acabar como mi madre y me había brindado la oportunidad de hacerme un lugar en el mundo mágico. Había sido mi inseparable compañera desde que tenía 11 años... Una solitaria lágrima resbaló de mis ojos por mi frente, hasta perderse en mi peloo. Era extraño llorar boca abajo. 

Entonces Carrie apareció de nuevo. Y su expresión hizo que las emociones que acaban de atacarme volviesen a dormir, dejando de nuevo la frialdad de antes.

Me dijo que no iba a matarme, ni torturarme ni nada por el estilo. Lo que no parecía darse cuenta que atacando a mis amigos, habiéndonos engañado de ese modo y destruyendo mi varita, ya estaba haciéndome mucho daño.

- Nunca me ha gustado sentirme ignorante. - le dije cuando me preguntó si quería quedar inconsciente ante lo que iba a ocurrir, u olvidar lo ocurrido. No. Iba a verlo. Si no me iban a decir nada, iba a verlo con mis propios ojos. - Pero dime algo antes. Zac y Jackie, en el bosque y antes de eso. ¿Estaban también en esto, como tú, o al menos ellos sí eran honestos? 

Su expresión no varió un ápice al ver la lágrima que sucumbía a la fuerza de la gravedad. Sin embargo una pequeña sonrisa divertida apareció en su inmutable rostro al escuchar su pregunta. No había burla en ella, era más como si aquellas palabras le hubieran recordado una broma secreta especialmente divertida.

- Todos y cada uno de nosotros estamos en esto desde principio de curso. Todo lo del libro y la planta fue una mera maniobra de distracción, en realidad el objetivo no era otro que matar a Leonard. Demasiado metomentodo y por desgracia para él, demasiado buen mago - dirigió una mirada hacia el lugar en el que Carrow y Kaitlin se enfrentaban. La pelirroja no parecía estar en su mejor momento, de hecho parecía tambalearse -. Debo admitir que no esperaba que los de fuera se impacientaran tanto como para ordenarnos atacar de forma tan inmediata pero... - se distrajo. Kaitlin había caído y en aquel momento Carrow amenazaba a O'Brien. ¿Con qué fin? O'Brien sólo era una molestia, o así lo creía, y hablante de pársel, un plus de peligrosidad como enemigo, estaba claro. Alzó la varita hacia él con gesto desdeñoso -. ¡Avada kedavra! - una luz verde surgió de su varita, impactando en Kyle -¿Por dónde iba? En fin, supongo que el éxito de la misión demuestra que estaba equivocada y que éste era el mejor momento para atacar - prosiguió como si la interrupción hubiera sido sin importancia, dando la conversación por finalizada con aquella frase. Se alejó de la ravenclaw para acercarse a Carrow -. Te he visto dudar demasiado, Carrow. ¡Enervate! - musitó apuntando hacia Deirdre.

Así que ellos también. Todos estaban en ello. Incluso Jackie, con lo responsable y agradable que había sido siempre... Nunca me había sentido tan estúpida, tan ciega, tan engañada... Mi maldita manía de insistir en que la gente tenía algo bueno en su interior, que sólo debías encontrarlo. Mi maldita manía de preocuparme por todos. Ahora mismo veía ante mi la noche de Halloween, cuando me lancé sin pensarlo a ayudar a una Carrie envenenada. Si no lo hubiese hecho, tal vez ahora estaría muerta y habría evitado muchas cosas. Pero aunque pensase en eso, aunque me dieran la opción de cambiar lo que hice, sabía que no lo haría. No podía matar a otra persona. La muerte de mi madre estaba y estaría toda mi vida en mi consciencia, y eso que no sentía aprecio alguno por ella, con lo que sabía que no podía matar a otra persona sin cargar con su muerte también.

Entonces Carrie se calló. Se calló y miró a Kyle. Fue una décima de segundo antes de que dijese aquellas palabras tan funestas y por segunda vez en unas horas, veía de nuevo ese resplandor verde. No tuve tiempo a reaccionar, no pude chillar ni siquiera. Mi mente no conseguía procesar lo ocurrido. Kyle no podía estar muerto. No así. No por Carrie y delante de mí. Ni siquiera escuché la última frase que Carrie me dedicó antes de marcharse. 

La sangre empezaba a bombearme frenética en la cabeza de estar boca abajo, pero notaba que también me hervía. Era rabia, era querer acabar con todo esto de una vez, era incomprensión, era no creerme lo que veía... Eran tantas cosas.... Y en lo único que podía pensar era en que ya me había sentido una vez así, hacía años, y aquel día había conjurado un fuego que acabó con la vida de mi madre. ¿Por qué no podía hacer nada ahora?