Partida Rol por web

Jumanji tomó aquel zarpazo como una tirada de dados, pero también vio que Timothy quería abandonar el juego y sin duda no iba a dejar que eso pasara.

Del Jumanji nunca podrás escapar
por eso verás tu cuerpo cambiar.

El joven animago cuyo cuerpo se había convertido en gato empezó a sufrir una metamorfosis llena de dolores y pinchazos agudos. Cayó al suelo retorciéndose y sin poder llegar a salir de la sala donde se encontraban. El felino comenzó a crecer para convertirse de nuevo en humano, pero éste volvió a convertirse en gato otra vez. Los dolores eran insufribles pero cuando cesaron la apariencia de Timothy era muy diferente a la que todos imaginaban. 

Era un hombre gato, podía ver igual que cuando se tranformaba en gato, pero su cuerpo estaba recubierto de pelo y el equilibrio del que normalmente gozaba un gato él no lo poseía. Se había vuelto torpe pero lo que más estaba era incómodo en esa nueva forma.

Al ver que Timothy se transformaba en aquella criatura que parecía ser un híbrido a medio camino entre un humano y un gato, Crabbe lo observó pasmado durante un breve instante. Luego, una malévola sonrisa se formó en el rostro del matón y comenzó a reír a grandes carcajadas, con una voz demasiado aguda para alguien de su tamaño.

-¡Ah! ¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡El juego te ha convertido en un hombre-gato! -El grandullón se llevó las manos al estómago para poder contenerse la risa-. ¡En un hombre gato! ¡Ja, ja! ¡Ahora vas a tener que seguir jugando con nosotros hasta el final o me temo que tendrán que estudiar tu caso en los libros de Cuidado o Criaturas Mágicas el año que viene! ¡Ja, ja, ja!

El pasmo invadió a Sam a pesar de sus dolorosas heridas, que por fortuna se iban atenuando con el paso de los minutos.

Timothy ahora era una mutación gatuna, y a pesar de estar acostumbrado a ver cosas así en clase de transformaciones, todavía seguían asombrándole esas capacidades mágicas.

Crabbe se rió, muy propio de él. No se lo recriminó, porque la verdad es que la situación por una vez rozaba lo cómico. De todos modos procuró preocuparse por el muchacho.

-Tim, ¿estás bien? ¿Te duele? Quizás podamos revertir el conjuro, aunque mi varita está dañada y no me atrevo. Que lo mismo te ayudo, que te dejo peor aún -hizo un inevitable silencio dramático antes de añadir-... De todos modos ¡ahora eres un animago! Eso es una pasada. Tus habilidades como gato seguro que nos vendrán bien para salir de aquí.

Emma observó toda la escena desde segundo plano. Ella misma había desistido de seguir jugando cuando había visto lo ocurrido a Sam, sólo que no lo había dicho abiertamente, pero si el juego se comportaba así, demostrando tener vida propia, no quería comprobar que tendría preparado para ella.

Cuando Crabbe comenzó a reír no pudo evitar soltar una pequeña risita, que rápidamente terminó debido a la tensión que sentía dentro de ella.

Con mano temblorosa cogió los dados dejando al descubierto un reloj de muñeca viejo y ajado. Lo miró, cerró los ojos y lanzó los dados sin mirar el juego.

Dos cuatros rápido te permiten avanzar

así que ahora date prisa y vuelve a tirar

-¡Que suerte estáis teniendo con los malditos cuatros! -exclamó Crabbe, fijándose en el nuevo mensaje que había aparecido en el tablero del juego-. Aunque bien mirado, cuanto antes llegue al final del juego la ficha de uno de vosotros tres -señaló a Timothy, Sam y Emma con un regordete dedo índice-, mejor para todos. Así, este hechizo, o lo que quiera que sea, se revertirá y todo volverá a la normalidad. Incluido él -señaló con la cabeza a Trelawney, convertido en hombre-gato-. O, al menos, espero que así sea.

Emma abrió un ojo al ver que no pasaba nada que les hiciera temblar al resto. Luego ya escuchó la voz de Crabbe que hablaba de suerte y de dobles.

"Mierda, otra vez a tirar" pensó mientras alargaba la mano y cogía los dados de nuevo para lanzarlos dos segundos después y volver a cerrar los ojos.

-Cierto, Crabbe.. ¡Ojalá acabe pronto! - respondió Sam.

No quería ponerse triste, que no era el momento, pero empezaba a añorar el verdadero colegio con su aburrida rutina y sus clases. Hasta echaba de menos a su despertador, que era el objeto que más odiaba del mundo... ¡Al menos hasta que encontró ese tablero maldito!

Al ver cómo tiraba Emma los dados cerró los ojos, deseándole buena suerte con los dados. Si algo debía venir, que fuese al menos algo bueno.

-Venga chicos apresurémonos a acabar con esto y esperemos que nada sea permanente.- Dijo Terry mirando a Tim.- Si tenemos suerte y no salen cosas absurdamente peligrosas quizás podamos avanzar relativamente rápido. -Ninguna de las palabras que decía le convencían mucho.

Ahora que Emma había tirado el próximo turno era para el y no sabía que esperar, pero por si acaso ya tenía la varita en la mano. Por cruel que pareciese Terry pensaba que lo que le había pasado a Tim era bueno ya que no les había puesto en peligro con su tirada.

Cada mes al menguar la Luna,

el monzón inunda tu laguna. 

Nuevas palabras salieron tras la tirada de Emma. Pero nada pareció salir del interior del juego. Aunque de pronto, algo escucharon:

Tras ello no pudieron evitar mirar por el ventanuco de la sala por donde habían salido antes con las escobas. Pero el día parecía tan despejado como antes. Y entonces el sonido se repitió y sintieron como unas gotas les mojaban la cara. Al mirar hacia arriba pudieron ver como unas nubes grises empezaban a recubrir el techo de la sala en la que se hallaban.

Pero bueno, algo de lluvia tampoco tendría nada de malo, ¿no?

-Creo que estoy bien, el dolor ha sido insoportable pero ya ha pasado, solo espero que esto sea reversible, no puedo transformarme. Nunca me ha pasado esto, no quiero que así me vea Lex, tendré que quedarme y aguantar hasta el final. -dijo Tim a sus compañeros, incluso a Vincent que no paraba de reír.

Esto ya era un chiste para Tim, el matón de Howgarts no paraba de reírse de él por su apariencia si encía ahora comenzaba a mojarse a ver cómo iba a quedarse el pelo que le recubría el cuerpo.

-Visto lo que estamos viendo, me temo que no van a ser tres gotas. A ver si van a salir criaturas acuáticas. ¡No me gustan nada!- gritó Tim.

Al advertir que comenzaba a llover, Crabbe emitió un sonoro gruñido. "Genial, justo lo que necesitábamos ahora: Agua", se dijo, de mala gana.

-¡Quizá deberámos alejarnos de esta zona cuanto antes, no creo que esté lloviendo por todo el castillo! -gritó Crabbe, para hacerse oír entre los truenos. Se dirigió entonces a Timothy y Terry y añadió-: Y por cierto, se me olvidaba deciros: no salgáis fuera del castillo. Hay una quimera dando vueltas cerca de la entrada. Tuvimos suerte de escapar vivos de esa bestia.

Monzón... ¿Dónde había oído esa palabra antes?

Sam permaneció en silencio unos segundos, hasta que lo recordó.

-¡Por todos los archimagos! ¡Los monzones son esas lluvias de la India donde todo se termina inundando! Creo que vamos a tener que bucear. ¡Preparemos algún hechizo para evitarlo!

No tenían la planta de las branquialgas, pero seguro que algo podrían preparar antes de que la lluvia se volviese torrencial, si es que era eso lo que pasaba.

Emma se sentía superada por todo esto del juego. 

"¿En qué momento?" pensó mientras recordaba el momento en que decidió jugar a ese juego.

Cuando leyó la frase no sabía qué esperar, pero al ver que comenzaba a llover dentro de la sala se encogió al sentir el agua fría sobre su cuerpo.

-Tiene que haber algún sitió donde resguardarnos sin salir del castillo. ¡Maldita sea! Qué termine esto ya-dijo mientras miraba hacia el techo escuchando el estruendo de los truenos-. ¿Cuántas casillas tenía este maldito juego?-añadió mientras lo miraba.

Contó rápidamente. 

"34. Voy por la 20. ¡Mierda, como mínimo me quedan dos tiradas" pensó.

Bueno podría haber sido peor, mucho peor, podría haber sido una manticora como le mencionaron sus compañeros hace un rato o cualquier otra cosa. Desde ese punto de vista algo de agua no era un gran problema y Terry deseo que con su tirada todo continuase igual, así que recogió los dado y se dispuso a lanzar.

-Vamos a ir rápido voy ha lanzar ya, si empieza a llover tirad los dados rápido para avanzar antes de que se inunde - según Terry la mejor opción era que Sam sacara dobles en su siguiente tirada después de Crabbe, rezó para que así fuera- Preparaos para lo que pueda pasar.

Había empezado a diluviar, en apenas unos segundos ya estaban todos empapados y con el pelo mojado y las ropas pesándoles varios kilos de más. Habían propuesto lanzar conjuros para respirar bajo el agua o algo similar pero antes de que hicieran nada, ya tenían el agua cubriéndoles las rodillas.

Por fortuna, el tablero flotaba en el agua y Terry decidió que cuanto antes actuaran antes lograrían acabar ese juego, así que lanzó los dados para que su ficha continuara avanzando.

El juego volvió a materializar unas letras que se proyectaron por toda la habitación:

 Un cazador de la selva oscura

te hace sentir como una criatura.

Cuando estas se difuminaron la figura que apareció tras ella fue aterradora:

¡Un hombre lobo acababa de aparecer junto a ellos!

Y encima para colmo de males, el agua ya les llegaba hasta la cintura.

-¡Rápido, chicos, hay que dejar frita a esta cosa, antes de que nos ataque! -exclamó Crabbe, a la desesperada, con los ojos muy abiertos al reparar en la presencia del licántropo-. ¡Si le lanzamos cinco de nuestros hechizos más poderosos al mismo tiempo, no tendrá nada que hacer!

En otras circunstancias, el grandullón hubiera optado por salir huyendo, pero dado que les llegaba el agua por la cintura, era poco probable que todos consiguieran escapar de allí con vida.

Apuntó con su varita al hombre lobo y pronunció las palabras del encantamiento que consideró que podría serles más útil.

-¡Desmaius!

Para colmo de males, ahora además de la lluvia torrencial tenían a una criatura horrenda con pintas de ir a merendárselos sin chistar.

-¡Deja de invocar cosas, Terry! ¡¡Que se nos acumulan!! -le gritó a su amigo por encima del sonido de la lluvia.

Pensó en invocar un Incarcerous, pero en el último momento cambió de idea. Posiblemente con un Inmobilus tendría más posibilidad de éxito.

Se concentró en el conjuro, haciéndolo surgir de su varita empapada hacia la criatura del averno.

Emma no tardó en darse cuenta de que su idea de buscar otra sala al igual que la de Crabbe no era mala. Cuando ya sentía el cuerpo pesado gritó.

-¡Tenemos que marcharnos de aquí!-pero justo en ese momento ante sus ojos, un hombre lobo de los cuales había oído hablar, pero nunca había visto uno se levantó ante sus ojos-. Oh, mierda.

Crabbe sugirió una idea.

-Pero ¿qué hechizo poderoso crees que te enseñan en primero, listo?-le espetó mientras cargaba su varita y, casi al mismo tiempo que Sam, lanzó un "Petrificus totalua" que tan bune suerte le había dado hasta el momento.

Tim ya es que no podía comprender lo que estaba sucediendo. Ahora habían traído del juego un hombre lobo. Estaba tan seguro de que se fijaría en él por la apariencia de gato que se puso a las espaldas del grupo. 

-No sé que hechizo hacer, hace tanto tiempo que no uso la magia porque me dejé aquí la varita que es cómo que se me ha olvidado todo. - dijo Tim.

Sabía hechizos avanzados que le daba miedo utilizar por miedo a que le saliera mal por tener demasiado nivel. Por tanto, pronunció el hechizo de Sam y Emma esperando que fuera super potente en conjunto y que no se lo comiera un hombre lobo.