Partida Rol por web

Scarlet llegó al Gran Comedor junto con todos los alumnos de Ravenclaw. Por el camino se mezclaron con los de Gryffindor, pero daba igual, ya que todos iban al mismo sitio. Al llegar, el profesor cerró las puertas y comenzó a hablar, contando un emotivo discurso que seguramente serviría para emocionar y motivar a las masas, una arenga. Scarlet no pudo evitar pensar en sus padres y su corazón se encogió por el dolor. Iba a salvarlos. E iba a hacerlo ahora. 

Con paso decidido, se dispuso a abandonar el Gran Comedor para encararse a la gran batalla que llegaría tarde o temprano. Iban a luchar y a conseguir aquello en lo que creían con tanta fuerza... Era vencer o caer en el intento. Y ella no pensaba ceder. 

Abandonó el Gran Comedor, tomando aire y empuñando con fuerza su varita, mirando al frente sin duda alguna en su expresión. 

El oscuro cielo de medianoche les recibe con los brazos abiertos. El silencio llena los patios y los pasillos, solo se oye la respiración nerviosa y expectante de los que allí se han reunido para hacer frente a las hordas del mal. Los hechizos protectores se alzan sobre ellos en una cúpula casi imperceptible de un tono azulado.

Las armaduras le han apostado en el puente de la entrada principal. 

-Haced equipos - dice el profesor Gordon -. Que alguien vigile el puente de madera.

Nora enseguida se presta voluntaria para tal trabajo y le hace un gesto a Henri y a unos cuantos más Hufflepuff para que vayan con ella a vigilar esa entrada "trasesa" al castillo.

-¡Gente a las torres! - dice la profesora de Astronomía.

Ella sale hacia el interior del castillo y unos cuantos alumnos la siguen para luchar desde las alturas. Los demás alumnos siguen a los de últimos cursos para buscar puntos estratégicos de pelea y algunos otros al interior del castillo para proteger los pasillos si llegan a entrar. Pero el grueso de los luchadores se mantiene en la entrada principal

-Ya vienen - indica el profesor Jones.

Y en ese momento comienzan los ataques. La oscuridad de la noche hace que se confundan las sombras, que no se vea al enemigo, pero ahí están sus rayos rojos y sus máscaras blancas.

-¡Reforzad las defensas!

Lissy jamás se había visto en una situación como aquella, sólo cuando salió al exterior y vio con sus propios ojos el ejercito de armaduras que se habían congregado para las defensas del castillo, la cúpula y la presencia de aquellos magos con sus máscaras, fue consciente del tremendo embrollo en el que se había metido... pero la señorita Richards era una chica valiente y una vez que daba un paso al frente jamás se volvía atrás... de manera que enarboló la varita y tras ver las opciones en las que podía ayudar decidió que lo mejor que podía hacer era prestar su ayuda en la defensa del castillo.

_¡Profesora, espere!

Los alumnos de Ravenclaw eran posiblemente quienes mejor conocían los niveles superiores del castillo, por tener que recorrerlos a diario para poder acceder a la sala común y las habitaciones, ubicadas en la Torre de Ravenclaw. Ellos eran los indicados para impedir que el enemigo consiguiese entrar desde las alturas.

_Ustedes, conmigo.

Madelain se dirigía a un grupo de alumnos de su casa que se encontraban reunidos allí. La mayoría le haría caso, pues era muy respetada en su casa. Además no había abundancia de líderes en ese momento. Incluso quienes poseían las aptitudes de liderazgo se encontraban aún demasiado desconcertados como para dirigir nada. Salió entonces tras la profesora de Astronomía para distribuirse todos los mejor posible. Cuando giró vio que eran varios quienes la seguían, pero faltaba una persona allí, una persona que había estado con ella desde el principio.

_¿Vienes, Alana?

Entonces los ataques comenzaron y Madelian volvió a mirar hacia adelante para acelerar el paso y llegar a la posición lo antes posible. Esperaba encontrar a la Slytherin a su lado de un momento a otro.

Ya había llegado... Pienso mientras miro a mis compañeros. Como había dicho Tina había que ponerse a la acción sin dudar. No había tiempo para discutir.

- Henri, Alex, ¿venís a defender el puente? - digo al ver el gesto de Nora. - Katie, quizás tú podrías seguir a Lissy y apoyarnos desde las torres. Necesitamos buenos magos allí arriba.

Además que estarás más a salvo. Pienso para mí. Tras el instante de liderazgo me acerco a Nora y espero una respuesta o señal de los otros para movernos.

-Yo iré a la puerta. Cuanto más aguantemos ahí más daño podréis hacer desde las torres. ¿Alguien viene conmigo?

Si hay algo claro es que va a ser peligroso. Por ahora solo veo rayos rojos, desmaius probablemente, pero...cuando decidan que las vidas de los menores importan menos que recuperar el castillo, empezaran a soltar maldiciones más serias.

-Es la hora de la verdad...

- Vamos a darles una sorpresa en las puertas del castillo. ¿Me ayudas, Alex? Decidles a todos que lancen conjuros desde las ventanas del primer piso, los que se crean que son capaces de hacer un conjuro a la perfección que vengan conmigo.- Veríamos que sembraba mi reputación como duelista.- Necesito tres personas capaces de ejecutar un Accio perfecto. El resto, tendrán que conjurar copias de si mismos, ilusiones que atraigan a los hechiceros enemigos a lanzarles sus maldiciones.

Sin muchos miramientos, sacando la varita, pronuncio. 

- Accio pantalla de reflexión.- pensando en las pantallas que reflejaban conjuros de Manejo de las Artes Oscuras. "Veremos que hacéis ahora"

Henri asintió a Ashton mientras le contestaba - Por supuesto. Las vistas de esta cúpula desde el acantilado deben ser mágnificas.

Desde la arrenga que había dado en la sala común se le veía diferente, más seguro de si mismo. Tal vez solo habían sido los desvaríos de un chiquillo asustado en mitad de una sala común llena de gente que no apartaba sus ojos de él esperando respuestas. Pero por lo menos Henri  sí que había creído sus propias palabras. Esta noche el mundo tal y como lo conocían cambiaría para siempre, aunque igual él no estuviese allí para disfrutarlo.

Necesitarás esto.- dice a la vez que le da a Ahston un pañuelo amarillo y negro.- No querrás que a los magos tenebrosos pueda pasárseles por la cabeza que quien está estropeando sus planes no es un hufflepuff.- El resto de compañeros de casa que acudían al gesto de Nora llevaban los colores de la casa del tejón entre sus ropas. Esa noche los hufflepuff volvían a estar orgullosos de sí mismos.

Miró a los amigos que se quedaban a defender la puerta principal y a los que se iban a las torres una última vez. Tal vez no volviese a verlos nunca, pero sabía que estaban haciendo lo correcto.

La respiración se acelera al momento en el que ve a sus enemigos.
Era aterrador tener el fin, de sus vidas o de aquella lucha, tan real y tan cercana. Algunos hablan, pero capta palabras.

Seguir a Lissy...

Asiente, y antes de marchar acaricia la mano de Ashton. También se acerca a Henri para abrazarle, aunque fuera un segundo.
Y corre sin pensar demasiado para socorrer las defensas del castillo.

Tenía tanto miedo que apenas era capaz de expresar nada más que neutralidad y una falsa y frágil seguridad.

-Si -respondió con diligencia encaminando sus pasos con los de Madelain. Se veía en su rostro que aún estaba algo ofuscada.

-Supongo que cada uno se preocupará individualmente sobre si cubrir su rostro o no. Personalmente, creo que si los mortifagos tienen 2 dedos en la frente irán directo a por las familias de los que reconozcan y hasta ahí llegará la rebelión.

Deslizó la varita entre sus dedos, murmurando. Su cabello se volvió azabache y piso, dandole muchisima mas longitud de lo que parecía cuando estaba ondulado.

-Por lo menos, mi cabello siempre ha sido demasiado reconocible. Supongo que luego de atender la urgencia habrá tiempo de razonar con el resto. ¡Vamos! Veamos si alguno de los que vienen consigue pasar mi defensa.

Las ultimas palabras vinieron con bastante convicción, acompañadas por una mirada bastante suficiente.

Henri respondió al abrazo de Katie con otro.  - Suerte.-Le deseo mientras se separaban y empezaba a ver los primeros rayos rojos estallar contra la cúpula protectora.

- Confiamos en vosotras. Nos protegeréis desde las alturas. - dice cuando nota la mano de Katie junto a la suya. No había que dudar en ese momento.

- Alana haz como veas. No es tiempo para discutir. Si te ves más cómoda con máscara póntela y ya está. A mí no me van a reconocer de todas maneras, por lo que supongo que no tengo que preocuparme por eso. Pero esto sí que lo cojo. - se acerca a Henri y agarra el pañuelo con una sonrisa. - No sabrán quién les venció, pero quiero ver sus caras cuando vean que fue un Hufflepuff.

El corazón de Scarlet latía a toda velocidad, y a pesar de eso, el tiempo le parecía que iba demasiado lento. Las cosas ocurrían despacio, muy despacio a su alrededor. Su vista no podía apartarse del cielo, mirando como esas luces rojas intentaban aplacar las fuerzas de las barreras mágicas... con la varita cogida con ambas manos y pegada al corazón, observaba, atónita, el choque de las dos energías, sus ojos se abrían a cada golpe, emocionada por el momento y sobre todo terriblemente asustada. 

No bajó la vista hasta que reclamaron la atención de todos. Las opciones eran dos muy simples: La torre o la barrera. En un primer momento, ella, en un arranca de temerosidad, hubiese elegido las protecciones de las torres, se sentía segura entre sus fuertes muros... Pero Spencer pedía alguien que dominase el hechizo Accio y ese era uno de los favoritos de Scarlet. No solía fallar. Así que, por él, por ella, por sus padres, por todos... dio un paso al frente, aún con la varita pegada al corazón.

-Yo me quedo contigo.-dijo acercándose a Spencer.-El Accio... si-siempre se me ha dado bien... ¿qué te-tengo que hacer?-preguntó. Poco a poco, esa horrible tartamudez la iba abandonando... como si necesitase hablar rápido y con urgencia, como si no tuviese tiempo a trabarse siquiera. 

-¿Recuerdas las pantallas de la clase de manejo de las Artes Oscuras? Las que reflejaban los hechizos que no tuvieran la potencia suficiente. Nosotros podemos lanzar conjuros desde las torres, pero si ponemos eso e ilusiones con Hinmascaram, atacaran a los objetivos visibles, atacaran a ilusiones y recibirán sus propias maldiciones. Hay que hacer que vengan a nosotros.

Me sentía orgulloso de Scarlet, y en cierta medida, de mi mismo, puesto que había preferido seguir mi liderazgo que el de Alex, aunque fuese por una mera cuestión de eficiencia.

Las sombras enemigas se alzan y atacan la cúpula con las ansias de echarla abajo y tomar de nuevo el castillo, y no porque el castillo sea importante en sí mismo, si no porque los actos de rebeldía deben ser exterminados desde la raíz y si toman el castillo el castigo que aplicarán enseñará a todo el mundo mágico que sucede cuando los magos se vuelven contra el Señor Tenebroso.

Las fuerzas de la revolución se dispersan por el territorio que queda bajo la cúpula y se centran en objetivos diferentes: los del puente principal, la entrada, se centran en crear espejismos y copias y colocar espejos reflectores de hechizos en el perímetro. Por la puerta de atrás, están los Hufflepuff que deben proteger el puente de madera y evitar que entre nadie por ahí. Y luego están las torres: los alumnos preparados para enfrentar a los horrores que se acerquen los suficiente.

La intensidad de los hechizos va aumentando cada vez más y aunque el escudo protector es muy poderoso, comienza a resquebrajarse poco a poco. ¿Cuanto tiempo aguantará? Quizá el tiempo suficiente para que acaben de aclarar sus planes de ataque.

Lissy quería ir a defender el puente o la parte trasera de Hogwarts, pero en su camino alguien le dijo que fuera a la torre y como tampoco era momento para ponerse a discutir... si total le iban a llover conjuros por todos lados... se remangó su precioso vestido carmesí y se dirigió con todo su glamour intacto hacia la torre. 

Justo cuando iba a subir el primer peldaño se percató de que estaba calzada con unos preciosos zapatos de fiesta, sopesó el grosor de los peldaños y la altura de sus tacones, se mordió el labio y tras unos segundos soltó el aire y se apresuró a subir todo lo deprisa que pudo los endemoniados peldaños de las escaleras.

- No hay dolor, no hay dolor, no hay dolor... venga Lissy que sólo te faltan 100... - murmuraba para sí mientras ascendía sorteando a los alumnos e incluso adelantando a los que también habían optado por defender el castillo desde las alturas.

Madelain subió las escaleras a toda velocidad. Sentía los pulmones salírseles por la boca casi, pero no le importaba, la adrenalina se encargaba de que pudiera seguir adelante.

Distinguió a unos chicos que le parecía que eran de segundo y sonrió. Si habían conseguido escaparse de los controles era porque debían estar realmente involucrados con la causa. Pensó que no les quitaría un ojo de encima por sentirse responsable por ellos. En realidad se sentía responsable por todos, ya que incluso sin encontrarse con la Orden, ella ya tenía sus propios planes que pretendían cambiar la realidad. Mucha sangre iba a derramarse esa noche, y si bien entendía que era pos de un bien común, era una responsabilidad con la que iba a tener que cargar.

Cuando llegaron a la torre, dijo para todos:

_Muchos querrán entrar aquí con sus escobas, por si no pueden hacerlo por el frente o detrás. No apunten al lugar donde ven al enemigo, sino donde creen que estarán al momento de recibir la maldición. No hay un hechizo correcto, usen aquellos con los que se sientan más cómodos. Pueden intentar derribarlos, desmayarlos, crear corrientes de aire que no les permitan volar, lanzarles agua hirviendo... Todo sirve mientras no puedan entrar al castillo, y no lo harán.

Miró entonces a la profesora Shine. Quizás ella tuviera alguna otra sugerencia o plan. Además, si bien en ese momento no importaba quién era profesor ni quién alumno, ni de qué año, seguramente los alumnos la seguían viendo como la persona de mayor jerarquía allí, y por lejos era la más hábil con la varita.