Partida Rol por web

¡¿PERO QUÉ COJONES!?

Alex ladeó la cara, convertido en pura arenisca. De un momento a otro podía deshacerse en un sinfín de partículas de arena, al parecer. Aquello era... una locura. Y por desgracia, estando quien estaba en el poder, parecía una opción tristemente realista. Esperaba que aquello fuese alguna clase de broma, pero en el fondo suponía que no lo sería.

Miró a Chris, por supuesto, aunque... seguía sin gustarle lo más mínimo. Bastaba con empujar una de aquellas estatuas de piedra o romper una varita para acabar matando a alguien. Y luego estaba lo del suicidio a punta de pistola.

Si se negaba podía ser peor, pero de aceptar...

"¿Se te ha ido la pinza, Carak?

Se puso en su lado, esperando a que Chris hiciese lo mismo. No dijo una palabra, pero a juzgar por cómo miraba a la chica y parecía haberse enfriado hasta el mínimo era bastante fácil ver cómo se sentía.

"Reza lo que sepas, pelirroja. Nos va a hacer falta. Y ni siquiera hemos..."

¡... el mapa del merodeador!

El pobre chico no pudo sino pensar que, además de morir petrificado, iba a acabar para siempre con el mapa del merodeador. Lo llevaba encima^*, pues no había pasado por el cuarto tras la cena, y la perspectiva de que acabase como él no era demasiado alentadora. Podía intentar pasárselo de tapadillo a Chris, pero... ¿y si ella también fallaba? Suponía que en el fondo Carak no estaba absolutamente loco, y que, obviamente, no iba a dejar que media clase se petrificase a si misma, pues Alex dudaba que la mayoría pudiesen conseguirlo.

Es más, dudaba que un conjuro defectuoso y reflejado pudiese petrificar, pero obviamente no quería comprobarlo.

Sacó la varita y se preparó hasta que Chris reaccionó, a ver si se ponía con él y podía hacer... algo con un poco de suerte. Cinco puntos para tu casa por favoritismo y petrificación era una cosa, pero aquello... bueno, no quedaban muchas alternativas salvo ver cómo acababa aquello. Si se negaba podían pillarle con el mapa encima, y no era plan.

Venga cariño, no me falles ahora...

Su varita.

-Oh, sí. Serpens. "Esstenea" y "Pereseiias", recuérdelo bien. Son maleficio y contramaleficio. Simplemente apunte a su pareja a traves de una de esas pantallas y asegúrese de pronunciarlo correctamente. Debe conseguir maldecir a su oponente, ¿entendido?, ahora regrese a su sitio.

Carak-Band ocupó su asiento tras la mesa, reclinándose sobre el respaldo y escudriñando a sus alumnos a la espera de ver los primeros resultados.

A este profesor se le ha acabado de ir la pinza... ya tenía pinta de loco sádico en cursos anteriores, pero con esa clase se ha lucido del todo. Lo que pretende es matarles a todos para disfrutar de su sorprendente poder o cosas así. Se coloca frente a Alex y le mira mientras prepara su varita. Le mira a los ojos diciéndole que no falle porque si no la han cagado por completo.

El hechizo de Alex parece atravesar el arco y la convierte en piedra frente a sus ojos. Ahora toca que pueda deshacer el hechizo y que no haga falta estar 6 malditas horas para conseguirlo, porque si es así, mejor no pensar en las consecuencias de no conseguirlo.

 Tratando de memorizar los conjuros, me puse en mi lugar y miré a mi alrededor, dudoso:

 - ¿Y quien es mi pareja?.

 Me molestaba mucho estar tan desorientado, pero también entendía lo útiles que eran lo que el profesor nos ofrecía y pensaba dominarlo...

 Me acerco a Alana, con una gran sonrisa tranquilizadora, y le dije:

 - Tranquila, prometo volver a dejarte como estás...

 Luego me dispongo a tratar de lanzar la maldición, esperando que me salga bien y pueda dominarlo enseguida, lamentaría haber pasado por este ridículo por nada....

 - ¡Esstenea!

-Hmmm -dijo por toda respuesta, colocandose delante de Gabriel. Realmente había disimulado la desgana que tenía por pasar de voluntaria, sintiendose aliviada de que Serpens lo hiciera con tanta diligencia, ella estaba bastante ocupada intentando controlar una especie de mal genio repentino que se transmitiría en la mirada por un descuido. Y no parecía ser en particular por la clase.

Por un segundo recordó la taza peluda de la mañana en trasnformaciones, pero quería creer que era por haberse hecho sin ganas y no iba a tener un resultado similar, ahora que era ella la "taza". Por supuesto que el malefício exhibido en esa clase era de lo mas interesante, y peligroso añadiría, pero seguramente valioso para cualquier mortífago que se precie.

No va a ser la primera vez que me golpee un conjuro hoy...Por otro lado dudo que realmente vaya a hacer que los incompetentes queden petrificados de por vida por mas que sea Carak-Band, estoy segura de que tienen algo para dar una buena reprimenda, pero no a ese extremo.

Iba a seguir razonando mas, pero entonces fue cuando escuchó la maldicion y vió el destello del conjuro venir.

 Sonrío triunfante mientras observo como mi compañera se convierte en piedra. Observo petulante a mis compañeros, satisfecho por haber sido el primero en convertir a su compañero en una estatua de piedra con su magia, y además a la primera, para luego empezar a prepararme para volver a su forma natural a Alana. Comienzo a mover la varita, mientras pronuncio la contramaldición:

 - ¡Pereseiias!

 Viendo que he fallado, vuelvo a repetirlo...

- ¡Pereseiias!

- ¡Pereseiias!- dijo el chico a viva voz, intentando recuperar a Chris en hueso y carne lo antes posibles. Al ver que el contrahecho no funcionaba, mirando por el rabillo del ojo a Carak durante un instante, lo repitió- ¡Pereseiias!

Hmm...

Nada. Se consideraba inmensamente afortunado por haberlo hecho bien y no tener que comprobar hasta donde llegaban la trampa y el cartón de aquello, pero fallar demasiado podía no ser bueno para él. Ya se olía que los intereses de El Basilisco podían hacerse notar.

- ¡Pereseiias!- gritó en un tercer intento, también fallido. Desperado, bramó una cuarta vez- ¡PERESEIIAS!

Al fin, Chris parecía convertirse de nuevo en carne. Esperemos que ahora ella no falle el hechizo, pues... la necesitaba. Y que era su amiga, vaya. Una vez salvado el chico ya se sentía bastante más aliviado, a expensas de lo que pudiera pasarle por fallar, pero le carcomía ver que su compañera aún tenía que pasar aquel calvario.

 Viendo que he vuelto a fallar, vuelvo a repetirlo...

- ¡Pereseiias!

 Tratando de mantener la calma, vuelvo a intentarlo por tercera vez...

 - ¡Pereseiias!