Partida Rol por web

Sonrío cuando veo a Henri apuntando todo lo que decía Madelain. aunque bien pensado, no era mala idea... en un par de frases había puesto casi todos los puntos de los que habría que tratar en el resumen. Le imito cogiendo mi pluma y apuntando debajo de lo que había escrito antes todo lo que dice la chica.

Aunque puede que muchas de las cosas que había dicho no sirvieran para mucho, todo eso ponía al tal Dumbledore como un héroe, y en el Profeta soltaban de todo cuando hablaban de él. No es que me fiara mucho del Profeta, pero suponía que era debía ser la versión oficial que tendríamos que seguir para el escrito.

- Qué sueño... - susurro a Katie a mi lado mientras me recuesto un poco más en mi silla y espero por si alguien dice algo más interesante para apuntarlo.

-Se dice que Harry Potter en sus años como estudiante en este mismo centro, se enfrentó en múltiples ocasiones a Lord Voldemort, cuyas fuerzas y aliados siempre se encontraron evaluando las fuerzas del aprendiz. Asimismo, se especula que a lo largo de esos años, mino parte del poder de nuestro director, puesto que sus acciones se veían avaladas por Albus Dumbledore.

"E hizo que su inmortalidad se limitase al cuerpo en el que habita". Iba a ser una redacción poco interesante si solo podíamos decir lo políticamente correcto.

Se reclina en la mesa, sonriendole a Ashton. Dudaba que aguantase mucho más esperando a tener algo que hacer, no solo las clases. El quidditch no se haría mucho de esperar, y eso sería un cambio. Aunque fuera el segundo día, era todo muy tranquilo. El resumen acerca de la historia era emocionante, pero quizás necesitaran algo más

- ¿Cuándo empiezan los entrenamientos? Me gustaría verlos - le pregunta, intentando no ser escuchada

Mira extrañado a los chicos porque algunos de ellos saben bastantes cosas sobre Harry Potter, cosa que quizá no debería ser tan normal en esos tiempos que corren. Aunque no tanto como en la clase anterior

-Señores, veo que tienen conocimientos sobre el niño que sobrevivió, pero espero que el libro que les he recomendado y sobre el que tienen que hacer un trabajo, sea de ayuda para ahondar esos conocimientos. Pero recuerden, que el nombre de Harry Potter no puede pronunciarse fuera de esta clase o cuando hablen con la bibliotecaria. Saque su pluma y apunten...

Abre uno de los libros que tiene sobre la mesa y se sienta tras el escritorio... comienza a explicar la época anterior al señor Tenebroso, explicando la historia de Grindelwald, un antiguo señor oscuro amigo de juventud de Dumblerore. La clase pasa lenta, pero no les queda otra que atender. Al menos el profesor Deans intenta ponerle un poco de dinamismo y les hace participar habitualmente.

Toca el timbre que indica el final de la clase.

-Recordad que podéis ir a consultarme cualquier duda fuera de las horas de clase. También podéis concertar tutorías para los trabajos.

Tras apuntar todos los datos de interés que se habían dicho en clase y que ella desconocía, Scarlet recoge lentamente su material y se echa la mochila al hombro.

-Ha-hasta el próximo dí-día, profesor.-se despide tímidamente. 

Se levanta y va donde está Spencer mientras se deshace la coleta que se hacía siempre en todas las clases. 

-¿Qué vas a ha-hacer a-ahora?-le pregunta. Le daba la sensación de que no tenía intención de empezar el trabajo de Historia de la Magia. 

Parecía que nadie quería salir de aquella clase, ya que todos estaban recogiendo con mucha calma. Henri recogío sus cosas contento por haber conseguido que lo le castigarán durante la mañana y tener libre la tarde para el entrenamiento.

Mientras recoge le dice a Katie sonriendo - A las seis- ya que no había podido evitar escuchar la pregunta le había hecho a Ashton.

Salió de la clase y esperó a que saliera Spencer con la esperanza de acabar la conversación de la noche anterior.

Creo que me he dormido. Pienso mientras recojo mis cosas. Había estado pensando sobre el quidditch toda la clase, alineaciones, movimientos y demás, y creo que hacia la mitad ya había dejado de pensarlo y me había dormido con todas las de la ley. A saber.

- Eso, que creo que al final no te respondí. - digo cuando Henri se acerca a nosotros. Espero a que venga y vayamos a hacer algo en la hora libre que tenemos, pero parece que tiene algo pendiente con sus nuevos amigos. Sí que debían ser interesantes para dejarnos tirados ya dos días seguidos. - Bueno Katie, me parece que nos hemos quedado solos. ¿Te... apetece hacer algo?

-ummm... Cualquier cosa menos Historia, por favor.- Suplico.- Podemos dar una vuelta por el lago... o visitar a Gordon.

Cerré el cuaderno en el que lo único que no había eran apuntes académicos. Algo olía a rancio en el colegio, y pensaba descubrirlo, por ahora, mis anotaciones eran inconexas, necesitaba saber más cosas de los profesores. Con mis cosas bajo un brazo, me levanto y le ofrezco el otro a mi compañera de casa.

-¿Vamos?

MAO

El reloj da la hora de comienzo de la clase de Manejo de las Artes Oscuras. El aula se encuentra situada en una de las torres, en lo más alto, elegida especialmente por el profesor para desesperar a los alumnos que llevan todo el día estudiando y practicando.

A través de las ventanas se ven las estrellas que comienzan a brillar con la puerta del sol.

El aula de "Manejo de las artes oscuras" tenía una forma alargada y en cruz, similar a una pequeña iglesia, con la pared de la izquierda repleta de vidrieras y una gran mesa al fondo donde se sentaba el profesor. Tras esta había un encerado y una pequeña escalinata que conducía a una portezuela unos seis metros por encima del suelo.

Ese día, sin embargo, las mesas y las sillas de los alumnos no están, reemplazados por una serie de arcos de metal con una superficie ondulante y opaca en su interior, parecida a un humo acuoso. En lo alto de la escalinata la puerta se abre y el subdirector Carak-Band apoya sus manos sobre el reducido pasamanos para contemplar a sus alumnos.

-Buenas noches, bienvenidos a su primera sesión de "Manejo de las Artes Oscuras"... -recitó cansino mientras comenzaba a descender las escaleras con su túnica ondeando sobre los escalones. Esta parecía componerse de pequeñas escamas verdes, como un reptil- dado que son estudiantes de un curso avanzado su primera lección será la maldición de la gorgona...

El profesor apoyó ambas manos sobre la mesa recorriendo con mirada penetrante a sus alumnos.

-Este maleficio les permitirá transformar a un objetivo viviente en una estatua de piedra -explicó con una sonrisa nada agradable- la creación de este maleficio se adjudica a la bruja tenebrosa Celémine, quien se basó en las antiguas historias de las hermanas gorgonas de Grecia. Celemine fue famosa por transformar a todos aquellos hombres que la rechazaron en estatuas, dejándolos así de forma permanente en el jardín trasero de su mansión.

-Allí en Azkavan también contábamos con un hermoso jardín laberíntico plagado con las estatuas de los reclusos más rebeldes -añadió con un destello demente en la mirada.

Carak-Band hizo una pausa antes de proseguir con la explicación.

-Pese ha que exísten otras técnicas que permiten la petrificación esta destaca porque incluso las formas de vida con cuerpos "no sólidos" pueden ser afectadas. Por supuesto exíste la posibilidad de revertir a su estado natural un ser vivo afectado por la maldición de la Gorgona, pero el contramaleficio solo funciona cuando es el autor del maleficio quien lo realiza -Carak-band esbozó una leve sonrisa al ver las expresiones lívidas de algunos de sus alumnos- pese a todo deben cumplirse una serie de condiciones para que el contramaleficio surta efecto. La primera es, por supuesto, la que ya les he mencionado. Solo el conjurador del maleficio puede deshacerlo. La segunda es que el cuerpo petrificado debe estar completo, una estatua rota será incapaz de recuperar su aspecto original. Y por último el plazo máximo para despetrificar a alguien es de seis horas, pasado ese tiempo ni siquiera quien llevó a cabo la transformación puede hacer nada por revertirla.

El profesor tomó aliento y sopló una especie de humo negro que brotó de sus labios como si fuese un calamar. Este onduló y serpenteó hacia su mano extendida ganando consistencia hasta materializarse un largo bastón negro con una piedra añil incrustada en su extremo.

-Ahora escuchen atentamente porque solo lo diré una vez -exclamó severo- el maleficio se efectúa apuntando con su varita hacia el objetivo y diciendo "Esstenea". Recuerden arastrar la "s" para que surta bien el efecto. El contramaleficio se pronuncia "Pereseiias". De nuevo recuerden hacer énfasis en la "i" si no quieren fallar en el intento -explicó con voz grave y susurrante- no tiene mayor complicación. Ahora sitúense por parejas a cada lado de esos arcos. Lo que tienen delante son pantallas de reflexión. Están calibradas para que los hechizos carentes de fuerza o mal realizados se reflejen contra quien los lance. Si son mínimamente avispados comprenderán que si fallan al realizar el maleficio este rebotará y se transformarán a ustedes mismos en roca...

Carak-Band los recorrió una vez más con la mirada, sonriendo.

-Y ahora una pregunta... ¿alguien puede decirme qué consecuencias acarrearía tal eventualidad?

-Que sería imposible deshacerlo, puesto que el propio conjurador se habría convertido en piedra a si mismo. Lo que deja otra opción en el aire para defenderse de tal maldición, reflejarla con un protego duo, lo que mataría al mago atacante si la defensa se levanta con éxito.

"¿Realmente espera que usemos esos hechizos, y luego confiemos en nuestros compañeros para volver a nuestro estado original?". Sabía que estaba un poco tocado, pero parecía completamente desquiciado.

Henri llegó alegre a la clase, el entrenamiento, las cervezas de mantequilla y la amena conversación durante la cena le habían alegrado una tarde que por momentos pareció que sería un completo desastre.

Pero, como siempre, entrar en la clase de manejo le quitó la alegría, aquel aula le daba "yuyu" y el profesor que la ocupaba más aún.

Escuchó atentamente las palabras del profesor y su pregunta, pero mucho antes de que a Henri le diese tiempo de pensar una respuesta Spencer ya la había contestado.

No sabía si bien o mal, aunque supuso que la respuesta de su amigo había sido correcta, ya que él no solía fallar con aquellas cosas.

Scarlet llegó corriendo a clase, ya que pensaba que iba tarde, pero al llegar vio que aún faltaba gente por llegar. Fue haciéndose a la idea de la clase que tenía mientras los demás iban llegando... Siempre le había tenido miedo a ese profesor, a él y a la asignatura en general. Era horrible tener que realizar esas maldiciones.

Sonríe con tímidez a Spencer, que ya estaba allí, y se coloca detrás suya. Al ser tan alto, tras él se podría esconder y se sentía segura de la mirada intimidante del subdirector.

Cuando el profesor aparece y va bajando, su cara va palideciendo mientras explica el ejercicio de esa noche, ¿transformar a un compañero? No podía hacerlo...¿y si fallaba y se transformaba a ella misma? o lo que era peor, ¿y si no le salía el contramaleficio y petrificaba a un compañero? Suspiró y deseó que el profesor estuviera bromeando...

Tras un día nada menos que curioso, ceno con mis compañeros de casa y luego subimos al aula. De nuevo las clases estaban mal montadas. ¿Por qué entre clase y clase siempre teníamos que andar subiendo y bajando? Le tendría que proponer al Director que pusiera uno de esos ascensores que tenían los muggles. Bueno, no, porque me decapitaría al escuchar la palabra muggle, pero cuando yo fuera director lo haría.

Entro y me encuentro la estampa de siempre. El aula me intimidaba en primero, pero ya a esas alturas estaba acostumbrado. Además, los arcos esos de metal no eran lo peor que había visto en el aula.

¿Gorgona? Haría buena pareja con el Basilisco. Podrían petrificarse juntos. Pienso al escuchar su frase, aunque evito reírme o incluso sonreír por si acaso. En esa clase lo mejor sería no ser castigado.

Cuando termina de hablar me quedo con la misma cara traumatizado que el resto. ¿De verdad alguien iba a ser capaz de hacer eso en serio?

Tal vez fuera una trampa. El miedo hacía que el esfuerzo se multiplicara, y los resultados exitosos aumentasen en número. No creía que el profesor fuera a tales extremos. Los alumnos sufrían accidentes, de acuerdo, pero la muerte era algo demasiado definitivo. No podía ser.

Mira a sus compañeros, intentando buscar algo de consuelo o de ánimo, pero casi todos reflejan la misma expresión de horror. Comienza a sentir el verdadero miedo

¿Que quiere que hagamos qué?

Eso es lo único que pasa por mi cabeza en estos momentos. Tengo la esperanza de que no sea algo real, pero me parece que, probablemente, sí que lo sea. La mala fama del profesor le precede, pero sin duda, es la primera vez que escucho algo así...

Me mantuve impasible, mi confiaba era plena. Sabía que podría hacer el encantamiento, y el contrahechizo. También estaba seguro de que con la gente que había en clase, podía confiar o en tener a alguien capaz como pareja, o en alguien tan inutil que se convertiría en piedra a sí mismo.

-¿Va a asignar usted las parejas o nos juntamos entre nosotros?.- Pregunto con calma suprema. Mientras una mirada siniestra y una sonrisa maligna se dirigen, como los ojos de un depredador, a Alan y a Ashton. Madelaine, dentro de lo que cabía era de mi propia casa, y por lo visto en la biblioteca, tenía influencias.

A esa hora Madelain ya se sentía agotada. Había sido un día extraño para ella, en el que le habían pasado cosas buenas y malas. Tenía muchas cosas pensadas pero el día se le había ido de entre las manos. Se sentía rara al estar nuevamente con sus compañeros en clase y permitir que la vean como quien ella era, como había sido durante los años anteriores.

No había podido hablar demasiado con sus amigas cuando el sub-director entró. Ella lo escuchó atentamente, su explicación primero y su pregunta después. Y la respuesta de Ollivander. Y pensó que ya había ido demasiado lejos, ya había dado otro paso hacia la total demencia. Seguramente había alguna trampa en todo eso, no podía ser que los alumnos se mataran entre ellos y que no hubiera algún tipo de defensa. Aún así plantear la situación de ese modo, y con esa satisfacción en su rostro, era propio de un loco.

Entonces una idea surcó la mente de Madelain, aunque lamentablemente para ella no tenía demasiado que ver con la asignatura. O sí, pero que hizo que tuviera que cerrar con fuerza sus maxilares para no reir. Y en la atmósfera que reinaba, más con aquel profesor, reírse no hubiese sido aconsejable. Se le ocurrió el sufrimiento de quien tuviera de compañero a Scarlet. Para ese maleficio, así como para el contramaleficio, se necesitaba una buena pronunciación. ¿Qué podía pasar si a Scarlet se le ocurría ponerse a tartamudear justo en ese momento? No quería ni pensarlo, sobre todo porque sabía que si mantenía esa idea en su cabeza terminaría riendo. Prefirió poner su atención en los arcos. La clave quizás estuviera en ellos.