Partida Rol por web

_Sí, detesto perder el tiempo -sonrió a Alana cuando hizo una alusión a lo directa que era-. Y tú eres buena evadiendo las preguntas. Me hablaste de tu reunión pero no de tus planes...

Siguieron caminando hasta llegar a un baño. Madelain miró hacia los lados para asegurarse de que no nadie pudiera verlas. Cuando comprobó que todo estaba despejado entraron.

Madelain sacó de su mochila los libros que había llevado para el Club de Duelo. Antes había buscado Desmaius en la biblioteca sin recordar que podía estar allí. Al menos con el trabajo que había hecho en la biblioteca sobre Desmaius tenía ya todo resumido. Sin embargo era necesario conocer también el Ennervate, no podía dejar a la otra chica allí desmayada. Leyó lo que tenía que hacer y lo repasó mentalmente, afortunadamente tenía facilidad para esas cosas.

_Toma -le acercó los libros a Alana- y obsérvame. ¿Crees que estoy haciendo bien los movimientos? -le preguntó mientras movía con destreza su varita, practicando lo que tenía que hacer para llevar a cabo el hechizo pero sin ejecutarlo-. ¿Y bien? Corrígeme si estoy haciendo algo mal, sobre todo con el Ennervate. Si fallo con ese quedarás aquí inconciente.

-Oh bueno, despertaré a los cinco minutos si fallas. Excepto que comiences a lanzarme el conjuro repetidamente hasta que quede en un coma -sonrió como si nada, apreciandola- Tienes una buena técnica, asi que no estoy preocupada de que lo hagas mal de todas formas. Y...sobre mis planes, si sigues con ganas te contaré cuando estes satisfecha de tu práctica. Pero no quiero apresurarme demasiado, despues de todo dijiste que preferías ver que era capaz de hacer por mi cuenta en el tren, o eso entendí.

_Precisamente. Necesito conocer tus planes para saber si las cosas que logres son el resultado de algo premeditado o de la casualidad. Ahora, veamos... -hizo nuevamente los movimientos dos veces más; quería asegurarse de que le salieran bien mecánicos, nada debía fallar allí-. Sí, creo que lo tengo. ¡Desmaius!

 Llegué a la biblioteca, satisfecho de que no hubiera nadie, en apariencia, que hubiera decidido copiarme la idea, y me dirirgi a la antipática bibliotecaria:

- Hola, quisiera seguir con mi trabajo en la sección prohibida, por favor...

 La mujer me miró con mala cara, y luego se fijó en mis manos, seguramente buscando indicios de que no me hubiera lavado las manos después de comer, cosa que si que había hecho, en una leve parada en uno de los lavabos, de camino hacia este lugar, por higiene u también previniendo el examen.

-Bueno, antes me divertía con mis amigos, pero este año no los encuentro- se llevó una mano a la cabeza -No lo sé, quizás han dejado la escuela.  A mi me gusta practicar magia y jugar juegos.  La verdad no conozco mucho del castillos.  Si quieres podemos ir e investigar algún sitio.  ¿Hay algún lugar que te haya llamado la atención?-

No hay ni rastro de Christine en el séptimo piso, aunque es lógico si lo que quieren es estar en la sala de los menesteres. El pasillo está vacío y no se ve ni un alma. Martha mira a su hermano con el ceño fruncido esperando que haga algo habiendo llegado hasta ahí.

La bibliotecaria mira a Gabriel y le reconoce como uno de los alumnos que han entrado en la sección prohibida ese mismo día. 

-Solo los alumnos de cursos superiores tienen permiso para entrar mas de una vez en la Sección Prohibida. Tú ya has entrado esta mañana, así que tendrás que esperar a mañana para poder volver a entrar. Instrucciones específicas del Director.

La bibliotecaria sigue a su suyo.

Alex ojeó a ambos lados del pasillo y tragó saliva. Como no funcionase, su hermana le tildaría de loco, estaba claro, así que... tenía que funcionar. Se colocó frente al tapiz de Barnabás el Chiflado, y acto seguido, cruzó el pasillo, colocándose en el que no tenía adornos.

- Piensa en un sitio donde podamos hablar tranquilamente- le dijo Alex a su hermana, para acto seguido, pasear tres veces por el pasillo, concentrándose en aquel pensamiento.

Por Dumbledore... funciona... ¡funciona!

Abre la puerta una profesora joven que no han visto antes por ahí, quizá es la nueva profesora.

-Hola, ¿qué queréis?

Les mira con una sonrisa.

Scarlet no conocía a la mujer que les abrió la puerta...seguramente fuese la profesora nueva.

-Oh...ho-hola...Verá, e-estábamos buscando al profesor Jones...¿e-está a-aquí?-preguntó nerviosa. 

Con cualquier profesor podía evitar tartamudear más o menos...pero con esta profesora nueva, al no esperárselo, no pudo evitarlo.

Me quedo mirando a la joven. ¿Será ella la nueva maestra de adivinación? Las clases iban a ser muchísimo más interesantes que antes para sus alumnos.

Miro alternativamente a Scarlet y a la nueva profesora en un estado cercano al éxtasis.

-Ejem.. eso. El profesor Jones nos indicó que viniéramos a buscarle por la tarde. ¿Podría decirle que estamos aquí esperándole?