Partida Rol por web

Me despedí de Irazzi y mientras ella se iba a su mesa yo me fuí a buscar a mis amigos. Había supuesto que si no habían cogido el expreso sería porque habían decidido llegar de alguna otra manera. Me equivocaba, y no sé porque ya lo sabía. No había ni rastro de ellos y además no tenía a quien preguntarle...

-Jo... que extraño...

Más desanimado que preocupado me fui a la mesa de Hufflepuff, decidí sentarme a la altura de Irazzi, justo detrás suyo, al menos así estaba cerca de alguien que me caía minimamente bien. Ya había montón de gente comiendo, así que me puse manos a la obra y engullí como es costumbre en mi. No pasó mucho rato hasta que me empezó a doler el estomago... como siempre.

Se acerca a sus compañeros que no ha visto en el tren.

-Hola, un poco más y no llego. Hemos encontrado un atasco y no era cuestión de usar la magia para tan poca cosa.

Nota a Alex un poco tenso y no tiene por qué ser así con ella, que no ha hecho nada. Alza la ceja y se cruza de brazos mientras se sienta frente a uno de los platos.

-Oye, que yo no te he hecho nada... si quieres me puedo ir.

Scarlet arqueó una ceja y retirando la mano lentamente, con una caricia, le sonrió.

-No te lo voy a decir... se rompería el misterio-le respondió con su propia medicina, sin tartamudear. Cuando citaba una frase no tartamudeaba, tal vez sería porque no era de su propia invención-¿n-no crees?

Con los dedos ya limpios, jugueteó con su pelo, tal y como Alex había hecho antes.

Le gustaba mucho la compañía de Spencer. Aún no sabía que era lo que sentía por él, pero no podía negar que tenían química y que no era normal que en tan poco tiempo hubiesen congeniado tanto ¿En qué acabaría todo esto?

Prefería no pensarlo y dejarse llevar por el momento, disfrutando de la compañía de su compañero Ravenclaw.

Volvió a sonreír a Spencer con esa nueva idea en la cabeza.

Comienzan a entrar en el Gran comedor los profesores por la puerta que hay tras la mesa de los profesores. La primera en entrar es la profesora de Adivinación, todo el mundo sabe que sus ojos físicos no pueden ver, pero que tiene una capacidad increíble para percibir cosas que los demás no pueden ver. Le sigue el profesor de Historia de la Magia, con fama de bonachón, aunque su materia es dura.

Se acerca al profesor de Aplicación de Artes Oscuras con paso lento y elegante. 

-Subdirector, le veo con buen aspecto. ¿El señor Tenebroso no nos honrará con su presencia hoy? Una lástima... muchos alumnos esperan este día para verle.

Algo gracioso porque sus ojos grises muestran su ceguera.

Comienzo a reírme a mandíbula batiente. La respuesta me había pillado por sorpresa. Muchos de los miembros de mi casa, me miran extrañados, no era el tipo de reacción que esperaban en mí. Cuando me doy cuenta del escándalo que estoy provocando me llevo la mano a la boca para ahogar las risotadas.

Miro a Scarlet con una mezcla de admiración y sorpresa, parecía hasta inocente mirando para otro lado mientras se mesaba el cabello. "Sea lo que sea que intentara antes, esta claro que es algo a lo que podemos jugar los dos".

Me acerco a su oído, sabiendo que cualquiera podría estar mirando después del numerito. Mis labios rozan la superficie de su oreja.

-Veo que has aprendido a citar correctamente, seguro que tu nota de historia es Excepcional.

Esperaba que todo el mundo estuviese mirando, aun diciendo algo así de inocente seguro que se sonrojaría para placer de todos los cotillas del Colegio.

Carak-Band inclinó la cabeza saludando a la profesora Sunders, más por protocolo que otra cosa dada la ceguera de ella. Una vez sentada a su lado tomó la mano de la mujer y besó su dorso con delicadeza.

-Ah, señorita Sunders, se lo agradezco -respondió al comentario, tal vez irónico, de la profesora de adivinación- lamentablemente asuntos de mayor importancia requieren la presencia de nuestro afamado director...

El subdirector se volvió un momento hacia las mesas de alumnos al escuchar una risa infantil más exagerada de lo normal, pero no tardó en devolver su atención a la profesora.

-Ahora más que nunca debemos probarle al señor tenebroso nuestra valía y dirigir esta escuela acorde a sus deseos hasta su regreso.

El hechicero hizo una nueva inclinación con la cabeza a modo de sutil saludo a los demás miembros del claustro que iban llegando.

Sonrió al ver como reía Spencer, no era el tipo de chicas que hagan reír. Se sintió muy satisfecha consigo misma y se sumó a su risa, que era algo menos escandalosa. La gente les miraba extrañados. Pero Scarlet siguió riendo, Spencer se había tapado la boca, pero ella siguió igual, hasta que pudo controlar poco a poco sus carcajadas.

Entonces Spencer se acercó a su oído y ella dejó de reír a medida que su rostro se volvía tan rojo como uno de los estandartes de Gryffindor.

Scarlet se derritió con el roce de los labios de Spencer, notaba que se le erizaba el vello y agradeció una vez más que la túnica fuese de manga larga. Parecía que los estandartes de Gryffindor eran rosados comparado con el color rojo de su rostro. Miró a Spencer de reojo, él sonreía. Respiró hondo, intentando calmar los fuertes latidos de su corazón.

-ee...ee..e...aaa..em...-farfulló. Miró a sus manos y respondió:-...Sí...bueno...no e-e-e-están mal...-le mira de reojo, entre las pestañas-Y bueno...s-s-soy de la-las que dan lo-lo-lo que re-re-reciben...

Siguió jugueteando con el cabello.

-Así que das de lo que recibes ¿Eh? Supongo que entonces te debo un secreto. Tendremos que esperar a que termine la ceremonia de selección.

Era divertido ponerla nerviosa, pero tampoco me parece oportuno hostigarla constantemente.

-Por cierto, tu también consigues hacer reír, y sin magia de por medio.

 En ese momento entré en el comedor y, aprovechando que todos estaban distraídos con la llegada de los profesores, me deslicé a la mesa de mi casa, en uno de los asientos que todavía estaban libres...

Alex negó con la cabeza, componiendo una forzada sonrisa de compromiso.

- No digas tonterías, Christine, llevo tres meses sin verte. ¡Eso sí que es no hacerme nada!

Pretendía suavizar los pensamientos de la chica, pero no estaba especialmente inspirado. Estar ahí sentado una vez más como una oveja encerrada no era una perspectiva que le pusiese de buen humor. Hasta el momento había tenido un mínimo de libertad, pero en aquel banco, sin poder moverse libremente sin sentirse observado, las cosas eran distintas. Alex trabajaba bien bajo presión, no se sentía cómodo cuando se sentía observado, y allí había demasiada gente.

Era obvio que a menos personas, más podía crecerse Alex, y entre las masas intentaba refugiarse cual tortuga.

- Simplemente estoy tenso.

Y espero que sepas el por qué, ya que no puedo decirlo en público. ¿Ves? No poder ni decirlo me toca las... narices.

Sonrió, aún con la cara roja por lo sucedido ¿Los habría visto alguien? Sí, seguro que si, todos miraban. ¿La habría visto Alex? ¿Qué habría pensado? Seguro que no, estaría con sus amigos, riendo al mismo volumen que Spencer y ella hace un momento.

Saca.A.Alex.De.Tu.Cabeza.

-Tú ta-también me haces reír, Spencer.-le sonrió, aún sonrojada-Y no ha-hace falta que me cu-cuentes secretos si no qui-quieres...No qui-quiero que te si-sientas obligado a nada co-conmigo, solo porque yo te ha-haya contado e-eso...Pe-pero como quieras, estaré dispuesta a-a escucharte si-siempre que quieras-le miró a los ojos y le sonrió.

-No todos los secretos se cuentan. 

Cojo su mano y la meto entre los pliegues de mi túnica, la llevo hacia mi cadera. Hago que suba por debajo de la camiseta tocando la piel hasta el colgante. Guío sus dedos, por el relieve en forma de reloj de arena.

La miro enigmático.

-Hay que sacar tiempo de donde no lo hay.

 Si ya estaba roja aún por su contacto anterior, que Spencer guiase su mano por su torso hizo que Scarlet se pusiera taquicárdica. ¿Qué estaba haciendo? ¿No era mas simple enseñárselo y ya? 

Aún así, se sorprendió aún más al tocar el objeto que tenía Spencer en el cuello. ¿Era lo que ella creía que era? Llevaba años leyendo sobre ese objeto, deseando encontrar alguno para poder cambiar tantas cosas del pasado...También le sería útil para cursar más asignaturas. 

Abrió mucho los ojos y miró desde donde estaban sus dedos hasta los ojos de Spencer, sin creérselo del todo.

-¿Es... lo que creo que es?-dejó su mano en el pecho del chico, espectante. En parte no la apartaba porque, aunque se sentía bastante incómoda, le gustaba la calidez de la piel de Spencer. Desvió la mirada ante esos pensamientos.-¿Có-cómo lo has consegui-guido? 

Ignoraba la conversación que estaban teniendo unos chicos cerca de mi. Vi que Alan se sentaba justo detrás de mi y le saludé con la mano con una sonrisa que quería decir "Hola, comeré y me iré sin haber hablado con nadie... ¿Hablamos?" Después de eso cogí un trozo de pastel de calabaza y me giré para hablar con él. "Mmmm.... ¿Que le puedo preguntar?" 

- Oye, Alan, qué asignaturas has escogido aparte de las obligatorias? Yo quiero ser profesora de cuidado de criaturas mágicas, ¿Sabes cuáles tengo que hacer? Es que no me he enterado mucho del tema... Supongo que nos darán una clase de información, ¿no? 

En realidad no me importaba lo más mínimo, al menos de momento, pero estaba abierta a conocerle por completo.

-No te lo puedo decir. Verás, una de las condiciones, es que hay cosas que no puedo verbalizar, ni por hablado ni por escrito. Lo que no me impide enseñárselo a otras personas de una forma... indirecta. Puede que sea lo que crees que es, o puede que solo te esté tomando el pelo. -Era agradable sentir su palma y su calidez contra mi piel.- Pero siendo parte de la familia que suministra varitas a casi toda la población de Londres, estas cosas, y que no me echen de Hogwarts, son algunos de los pocos privilegios que he podido obtener. Y hasta aquí puedo leer.

Pensaba enseñárselo más tarde, pero no quería que pensase que le estaba ocultando algo. Los secretos eran valiosos. No tenía mucho más para retribuírselo.

Tras un viaje un poco tenso hasta el castillo por fin me deshago de Spencer (quien quizás no fuera como yo pensaba) y de Serpens (quién si era así). Camino hacia la mesa de mi casa, para sentarme con los de mi clase, o los del equipo, donde hubiera hueco vaya.

Finalmente el equipo no se había sentado junto (lo hacíamos a veces para hablar de estrategias o partidos, pero claro, siendo el primer día no había nada de lo que hablar) y cada uno estaba en un lado con sus amigos, por lo que decido irme con los de mi curso. 

El orden de las mesas me parecía estúpido. ¿Por qué no podía sentarme con mis amigos a comer a pesar de la casa que fueran? La competitividad estaba muy bien, pero llegada a ese punto era estúpida. 

-Oh...-se dio cuenta de que su mano llevaba demasiado tiempo descansando en su pecho, así que la retiró lentamente, desandando el camino que había hecho su mano, mientras hablaba, así evitaría volver a ponerse tan roja-Pues...si es lo que yo creo...e-es...wow...llevo mu-mucho tiempo leyendo sobre ese objeto e in-intentando conseguir uno...pe-pero me ha sido imposible. Es...in-increíble que te-tengas uno ¡te e-envidio!-rió divertida.