Partida Rol por web

Lissy se obligó a calmarse, no debería de haber dicho lo anterior, pero desde lo de Logan estaba más susceptible de lo normal, y aunque no fuera excesivamente inteligente le molestaba y mucho que la trataran como a una niña tonta y más que quisieran emparejarla con el primer guaperas que se le pusiera por delante...

- Cristine... perdona- dijo suavizando el gesto- estoy tan acostumbrada a defenderme, que a veces no se diferenciar entre los que son amigos y los que no... sé que vosotros no queríais atacarme... a veces mi temperamento me juega malas pasadas...

Después escuchó lo del baile y encogió los hombros.

- Pues yo no había pensado en eso... si quieres pedirle a Clare que vaya contigo, me parece bien- le dijo a Alex- yo no he pensado en nadie... y no creo que nadie me pida ir al baile, pero tampoco me preocupa demasiado.

Si quieres pedirle a Clare que vaya contigo, me parece bien.

Arrugó el ceño con un brillo de astucia al oir aquello, pero guardó silencio. Cuando ambas terminaron de hablar,el hombre soltó una bola de aire por los labios, haciendo el vacío. Similar a una bolsa de palomitas estallando en un microondas muggle.

- Sois la leche- declaró en tono crítico-. Quiero decir, entiendo que no seáis las reinas de la fiesta, aunque podríais- se excusó para que no se lo comisen vivo-, pero de ahí a decir que no creéis que os lo va a pedir nadie... no sé, es confiar muy poco en vosotras mismas. Yo rezo para no tener que rechazar a más de seis personas- bromeó.

Pero demonios, cierto era que había que tener poca autoestima para decir algo así. Era más probable que alguien te lo terminase pidiendo a que no. De hecho, a Alex lo único que le preocupaba era ir con alguien con quien se sintiese cómodo, no el tener una pareja cualquiera. Eso era fácil.

- Se me hace raro que no tengáis a quien pedírselo, ni quien os lo pida- declaró con una cara que revelaba su confusión-. Joder, lleváis cuatro años aquí. No puedo ser el único tío que merezca la pena, ¿no?- distendió con una carcajada final.

Lissy ni siquiera se había acordado del dichoso baile porque hablando vulgarmente le importaba un pimiento. De ahí su sorpresa cuando Alex dijo todo aquello... y luego eran las mujeres las complicadas.

-Vamos a ver Alex-le dijo procurando estar calmada- Aquí lo que pasa es que ni Cristine ni yo estamos preocupadas por el baile, si alguien nos pide ir con él, pues iremos si lo consideramos oportuno y sino pues iremos nosotras solitas, nos emborracharemos procuraremos echarle el vómito a un slytering, penalizarán a Gryfindor, mi familia tendrá otro motivo para avergonzarse de mí y yo me sentiré más malvada pero feliz por haberles dado por saco a todos-soltó de sopetón de manera muy rápida pero sin atragantarse, cuand terminó tomó aire y mirando a los ojos del chico le dedicó con cierta sonrisa irónica el resto de su discurso.

-Ahora bien, si lo que estás haciendo es un sondeo para ver que chica se merece ir con el rey de la popularidad de Hogwarts, deberías andar con menos rodeos, yo no destaco por mi capacidad mental, si no me hablas claro ni me entero y creo que eso lo sabe todo el mundo- No puedo ser el único que merezca la pena" engreido....

Mira a ambos escuchando lo que dicen.

-No es que no me importe el baile, pero no puedo pedírselo a quien me gustaría así que es una cosa que ha pasado a segundo plano. Es como Alex que se lo va a pedir a Clare, seguramente no debería hacerlo... por todo lo que eso supone que un león se lo pida a una serpiente, aunque Clare no se considere como tal y lo esté pasando fatal.

Sonríe a Alex.

-Pero si estás necesitado luego que Clare te de calabazas, puedes acudir a mí... podrás espantar a mi larga lista de pretendientes.

Si el puede fandarronear, ella también, así que le sigue el juego de "a ver quien es más popular".

Alex se rió ante el discurso de Lissy. No por reírse de ella, por supuesto, sino porque le había hecho gracia la forma en que lo presentó. Era la clase de sarcasmo que te mataba de la risa, así que sus carcajadas fueron sanas y puras, sinceras.

- Vale, vale, creo que he pillado tu plan para ese día- dijo sin mudar la expresión, jovial-. Recuérdame que inmortalice el momento en una foto. Así podré recordártelo siempre. Pero lo cierto es que tengo bastante claro qué voy a hacer yo con ese tema desde el principio- se excusó encogiendose de hombros-. Pensaba pedírselo a Clare, porque aunque sé que tendrá que rechazarme, es justo que sepa que es mi primera opción- sonrió y parpadeó, mostrando un pequeño deje de humildad-. Saber esas cosas alegra un poco, y como bien apunta Chris, la chica ya está bastante jodida como para no tener estos detalles con ella.

Que Alex se hacia el chulito y ególatra sin engañar a nadie, ni a si mismo, era un secreto a voces. Tampoco es que lo pretendiese, pues era sólo una forma de escudarse y un modelo de comportamiento más. Daba igual si era para compensar la tristeza y depresión de los días que llovían o simplemente porque se sentía cómodo tirándose flores de aire.

Por otro lado, Alex muchas veces acostumbraba a no hablar claro. Solía tomar caminos secundarios, sembrar metáforas o simplemente perderse en los detalles. De ahí que estuviesen hablando del baile y no de alguna otra historia.

- Por otro lado, Chris es sabia. Tiene razón con lo de que es algo secundario, y tiene buen juicio para escoger acompañante- apuntó con una pequeña risilla contenida-. No, es broma- se excusó para no quedar infinitamente soberbio, pese a estar en código de comicidad-, me halagas. Lo cierto es que sólo quería una segunda opinión para lo de Clare, por confirmar si lo que pensaba era acertado- y lo era, por suerte o astucia, indiferente era-. Aunque confieso que quería saber qué teníais en mente para vosotras mismas. La verdad, esperando que siendo mujeres os importase más ilusión que a mi. Supongo que me equivocaba.

No podía culparlas con el ministerio de magia, la sociedad mágica y el castillo estando como estaban, pero había que evadirse de algún modo, la vedad, o la olla a a presión acababa por restallar. Arrugó el ceño, recordando una palabra, y preguntó a Chris en tono preocupado.

- ¿Cómo de fatal dices que lo está pasando Clare?- preguntó con ligera extrañeza-. Sé que es una mierda lo suyo- así, sin tapujos-, pero cuando esta conmigo la veo... bien. No parece fingirlo.

Sí, nuevamente Alex mataba callando, pidiendo una segunda opinión antes siquiera de decir la suya, pero así era él. Era obvio que tenía su propia lectura de la chica, y sus impresiones. Debía de ser algo más que "bien". Pero no lo diría.

-Clare es buena y está en un nido de víboras... así que imagínate... pero creo que le tendrías que preguntar a ella... y tampoco creo que sea buen momento para hablar de ella... todo el mundo cree que es como las demás serpientes y se está esforzando para que así sea...

Parece que hay más cosas bajo esa explicación, seguramente cosas que no se pueden decir en una sala repleta de gente que no sabes como usarán la información que se dice descuidadamente... nadie sabe si quienes se tienen al lado son amigos o enemigos.

-Y por cierto... espero que no se lo vayas a pedir por pena... - le mira bastante mal - que te conozco... 

Lissy escuchó a ambos, lo cierto era que ella apenas conocía a la chica de Slytering, así que cualquier cosa que ella dijera estaría de más. Si Alex quería pedírselo a ella no tenía nada que objetar y si la serpiente en cuestión rechazaba al león por los motivos que fuesen, y se decidía a pedírselo a Cristine, pues tampoco tenía nada que objetar. Así que se limitó a ser una mera asistente.

- Bueno, en eso creo que Cristine tiene razón, si vas a pedírselo procura hacerlo sin hacerle daño y sin ocasionarle problemas. Ten en cuenta que los Gryfindor estamos muy mal vistos y es posible que eso le cause algún tipo de inconveniente, pero por otro lado estaría muy bien que se formara una pareja entre ambas casas...  

Alex asintió con parsimonia.

- Ficho- aseguró diciendo que se guardaba la información en lugar seguro-. Pero, ¿cuándo me has visto pedirle algo así a una chica por pena?- preguntó a Chris como si ciertamente no supiese la respuesta correcta a la pregunta-. Con lo de los problemas tienes razón, la verdad. Aún recuerdo mi encontronazo con una de las serpientes en el expresso. Se largó, por supuesto- aclaró con tono confiado, como si no pudiese ser de otra manera-. Respecto a lo de hacer daño... creía que una proposición para el baile era algo inocuo.

¿Inocuo? ¿En serio has dicho tú esa palabra?

El viernes llega a su fin y la sala Común se va vaciando de gente pues al día siguiente es día de visita a Hogsmeade y nadie quiere perdérselo. Seguramente quieran huir por un día del Castillo para olvidarse de muchas de las cosas que ven en ese lugar.

No queda mucha gente fuera de sus camas a esas horas.

- Lissy...- dice una voz suave y un tanto cauta a espaldas de la chica. Cuando se gira, ve a Alex.

Alex, como siempre, vestía con la sencillez del uniforme y un cabello castaño encrespado cayendo sobre la frente que coronaba esos ojos azules. Estaba sentado en uno de los sofás con expresión de llevar allí un buen rato meditando, y en las manos tenía, absurdamente, una de las esferas de lana con las que solía jugar Sotek, su gato, que yacía medio dormido sobre el regazo de su dueño. Como si nada, Alex le indicó el espacio vacío a su lado para que se sentase.

- No quiero meterme donde no me llaman, pero...- el chico carraspeó ligeramente, bajó la voz y echó un ojo a los alrededores. Tras asegurarse de que la cosa estaba desértica a su alrededor, habló- ¿Cómo llevas lo de tu familia? Por lo de pertenecer a Gryffindor, digo- a juzgar por la expresión tensa de su rostro, temía que aquello fuese a molestar a la chica-. Últimamente te he notado algo menos... contenta de lo normal- explicó sin encontrar la palabra ideal que buscaba-. Sabes que si necesitas algo puedo ayudarte, ¿verdad?

Nervioso, el chico acarició la bola de lana como si mantener ocupadas las manos fuese a ayudarle a mantener un semblante rígido y estoico. No en vano, no dejaba de ser una conversación incómoda. Necesaria pero incómoda. Uno de los rasgos característicos del pequeño Blair era su manifiesta voluntad de ayudar a los demás. A los demás que él consideraba, claro, pues había gente a la que no tendería ni agua en época de sequía, pero ese era otro tema.

Lissy estaba jugueteando sumida en sus pensamientos con su pequeña lechuza metálica. La voz de Alex, aunque suave la sobresaltó lo justo para que el pequeño juguete cayera al suelo.

- Oh... eres tu Alex...- escuchó al chico entre sorprendida y agradecida. Eran pocos los que se interesaban de verdad por ella, sobretodo después de lo del sombrero seleccionador... aquello que debería haberse convertido en uno de los días más memorable para ella, se tornó en el inicio de la pesadilla con su familia. Pasó de ser la preferida a la indeseada, era fácil acostumbrarse de una situación mala a otra mala, pero pasar de estar bien a mal... era mucho más complicado.

- Mmmmm... ah... pues, la verdad es que por mucho que lo intento no consigo superarlo... pero gracias Alex- le sonrió- Son pocos los que se preocupan por lo que siento o por...- hizo una mueca que trataba de ser divertida pero que se quedó en un triste rictus en sus labios- las locuras que se me pasan por la cabeza...- una traicionera lágrima amenazó por escaparse, pero la contuvo a tiempo, no era necesario montar una escena... había elegido ser una leoncilla y lo sería- Pero vamos que estoy bien, mañana cuando vayamos a Hosmeade y me tome una buena jarra de cerveza de mantequilla se me pasará- se forzó a sonreir.

Alex compuso una mueca de disgusto. Parpadeó, se levantó con cuidado de no despertar al gato de ojos esmeralda que ronroneó quedando en un lado del sofá, y recogió el artificio metálico del suelo poniéndose en cuclillas. Cuando volvió a sentarse dejó la lechuza en brazos de la chica y meditó un tanto sus palabras. A ver cómo lo abordaba.

- Tú lo has dicho- replicó él buscándole los pies al gato-, mañana estarás bien, pero no consigues superarlo. Pasado mañana estarás igual- se acomodó en el sitio, casi a la expectativa, mirando a ver cómo hacer que se soltase-. No voy a meterme en tu vida si no quieres- aclaró, que no es que Alex fuese precisamente de ese tipo-, pero si necesitas contarle a alguien qué pasa, soy una tumba- otra cosa no, pero el chico se tenía por un buen confidente, y para muestra sus variopintas amistades-. Quizás, incluso pueda ayudarte de verdad.

Sonrió. Sonrió con suficiencia, como si no lo dijese únicamente por quedar, únicamente por clasismo verbal socialmente aceptado. Sin perder coba, el chico acercó la mano a la mejilla de Lissy y barrió una lágrima imaginaria con el pulgar. Un gesto bastante significativo a juzgar por la tierna sonrisa del chaval.

- Los leones estamos para estar ahí en las duras y en las maduras, ¿no?- dijo quitándole hierro.

Lo que hacía lo hacía porque creía que era lo correcto, no por los beneficios que le pudiera reportar.

Podría engañar a muchos, pero no a Alex... él era el chico más listo que conocía. El problema es que cuando estaba con él, parecía que todo problema que ella pudiera tener no era más que una tontería o una chiquillería en comparación con las cosas, cualesquiera que fueran, que rondaran por la mente del joven Blair.

Suspiró y se sentó al lado de su compañero acariciando de manera inconsciente la pequeña lechuza metálica, cada vez que la tenía entre sus manos recordaba la cara de la persona que se lo regaló, su abuelo, recordaba su sonrisa, y sus maneras amables cuando iban de visita a verlo. Aquellos días felices que había vivido antes de su llegada a Hogwarts...

- No se te escapa una ¿eh?- declaró finalmente un tanto nerviosa sin dejar de juguetear con la lechuza y con la mirada baja- me da verguenza, hablar de estas cosas... Puedes pensar... y no sin cierta razón, que soy una niña mal criada... en realidad lo fui, por eso se me hace tan complicado todo esto... Cuando estoy en Hogwarts no tengo que preocuparme de mi familia, ellos se quedan allí y yo sencillamente estoy aquí... con mis compañeros y mis estudios... el problema viene cuando tengo que regresar y cuando les pido algo. 

Miró esta vez a los ojos de Alex.

- Hace unos días les mandé una lechuza pidiéndoles un pequeño favor, quería ayudar a Madelaine, la chica de Ravenclaf a saber algo acerca de su padre... mi padre trabaja en el Ministerio y tiene muy buenos contactos, estoy segura que sabe muchas cosas. Yo sabía que iban a tardar en contestar, pero se están pasando es su manera de hacerme daño y darme a entender que nos les importo lo más mínimo. Quiero hacer como que no me afecta, pero no puedo evitarlo- se sintió ridícula y su nerviosismo aumentó- si... es una idiotez... pero es que me siento perdida, muy perdida- ahora que Alex le había permitido que diera rienda suelta a lo que carcomía el corazón de la muchacha, no podía detener la avalancha de palabras que acudían a la boca de Lissy- estoy totalmente desubicada, quiero hacer algo de valor en mi vida... Tu Alex estás siempre de aquí para allá, no se que tramas, y no te voy a obligar a que me lo digas... ya bastantes suspicacias he tenido a lo largo de las últimas semanas...- tomó aire e intensificó el efecto de su mirada- me siento sola y apartada de todo el mundo, quiero saber que se siente al formar nuevamente parte de algo. Se que no soy la mejor bruja de Hogwarts... pero a lo mejor puedo ser de utilidad en algo... 

Tras el "No se te escapa una ¿eh?", Alex se limitó a negar con la cabeza frunciendo los labios. Como queriendo decir "Elemental, querido Watson", pero de forma cariñosa y quitándole hierro al asunto. Empático, fue mostrándose comprensivo mientras la chica exponía su realidad. Se guardó para sus adentros la filosofía, pero el "quería ayudar a Madelain" ya le decía demasiado. No porque hubiese salido ocho meses con la rubia, sino porque bien imaginaba lo que eso quería decir a grandes rasgos. Si Alex no ayudaba a Madelain, otro, u otra, tendría que hacerlo.

Y le había tocado a Lissy. El porqué no la ayudó el guardián de los leones era otro asunto, y uno que inspiraba bastante pena al propio Alex, la verdad, pero no podía hacer demasiado para remediarlo. Las circunstancias son las circunstancias, y no siempre se puede salvar todo el mundo. Que se lo digan a Leonardo DiCaprio, que en las películas muggles los barcos no tenían escobas voladoras de emergencia. Jé, a su tía la squib le habría hecho gracia eso.

Pero estaba muerta. Muy muerta. Precisamente por ser squib. Manías raciales que tiene Voldemort.

"Me siento perdida, muy perdida. Estoy totalmente desubicada, quiero hacer algo de valor en mi vida"

Tienes que estar bastante perdida si ayudas a mi ex-novia a contactar con su padre moribundo.

- Deberías tener cuidado con lo que le pides a tu familia, Lissy- respondió el chico sin mojarse, así, con una respuesta genérica-. Sin embargo, no te preocupes- colocó la palma de su mano sobre el dorso de la de Lissy y asintió con firmeza-, ya te he dicho que estoy aquí para ayudarte- y sonrió. No como el Diablo ofreciendo un pacto, pero sí como alguien que se sabe seguro de su potencial. Alex estaba convencido totalmente de que podía ayudarla.

Y más si cabe, de otra cosa. Lissy sentía esa frustrante sensación que uno siente cuando cree que su vida es intrascendente. Cuando cree que debería estar haciendo mucho más de lo que hace. Alex tuvo la suerte de poder marcarse objetivos cada vez más grandes durante toda su existencia. Tuvo suerte de contentarse con pequeñas victorias y aferrarse a las experiencias positivas. Había tenido rencillas con Chris, y con Madelain, y alguna vez en los años pasados había discutido con sus amigos, pero la gracia estaba en olvidar las cosas superfluas. En seguir adelante.

- Puedo canalizar tus capacidades de forma constructiva- dijo en un tono pedagógico.

Saltaba a la vista que Alex tenía doce años para muchas cosas, pero veinte para otras. No dejaba de ser un adolescente, con sus puntos débiles y sus puntos fuertes. Era muy malo hablando con algunas personas, pero muy bueno con otras. Era celoso, pero sabía hacer el rol de líder o de apoyo según la situación lo requería. Sabía motivar a un grupo y canalizar las energías de la gente. Sabía dar esperanza, en resumidas cuentas, y devolver siempre el aliento. No en vano, se había dedicado a eso toda su vida, era algo que llevaba marcado en el carácter, no sólo en la personalidad.

- Ven conmigo- volteó su mano hacia arriba, tendiéndole la palma a Lissy para que la abrazase- y te enseñaré mi objetivo- no apartó la mano, pero cambió de tercio-. Pero antes necesito saber que estás de mi lado- no era una amenaza, sólo una apreciación-. Confío en ti, pero tú lo has dicho, no paro quieto.

Dentro de lo que cabe, me alegra que me digas esto a mí y no a otro. Podría ser peligroso.

Sabía quien era Lissy, cómo era, pero la empresa de Alex, o más bien, del grupo al que pertenecía Alex, era muy grande, y a Alex no le gustaba jugar sobre cimientos que no fuesen totalmente sólidos. Estaba claro que Lissy necesitaba hacer algo, lo que fuese, y de la necesidad y la desesperación, de la frustración y una mente precisada de afecto y aprobación se podían hacer muchas cosas. Qué menos que hacer de ella una ganadora más para el equipo.

- No necesito que me digas qué has hecho ni para qué- explicó sin retirar la mano, a sabiendas de que era sólo un control-, sino cuanto sabes de las circunstancias del padre de Madelain- concesivo pero tenaz en sus convicciones, se puso serio. Hablase con ella y pudiera ayudarla o no, seguía apreciándola como ser humano-. No espero que digas nada que no deba saber, porque yo no lo diría- matizó seguro de la confianza que depositaban en él como confesor-, pero como comprenderás, conozco bastante bien a Madelain- sí, podría decirse que la conocía de arriba a abajo, porqué no-. Sólo quiero saber hasta qué punto tenemos los mismos intereses.

Y si no los tenemos, bueno, chica, espero saber el conjuro Obliviate correctamente. 

Pese a aquella pequeña prueba de control para asegurarse de que no andaba sobre las baldosas equivocadas, Alex no dejaba de estar ofreciendo, sinceramente, su ayuda. Mentiríamos si dijésemos que no escogía sus palabras con cuidado y que estaba intentando enfocar las cosas del modo más productivo posible para él y sus chicos, pero también lo haríamos si dijésemos que no quería ayudar a Lissy o que no le preocupaba la chica. Simplemente, arriesgaba demasiado como para no asegurarse de las cosas. Debía tener cuidado. Un paso en falso y todos a los dementores.

Como se diría en la literatura popular, Eat Me, Drink Me, y te llevaré a la madriguera de conejos. Y esta no lleva a Hogsmeade a través de un sauce boxeador, sino al verdadero país de las maravillas. Una sala donde puedes hacer lo que sea menester, básicamente. Sólo que antes, necesito saber que hago bien al ayudarte.

Alex grabó en su rostro la sonrisa más afable, pacífica y solidaria que se pudo proyectar, y esperó.

Lissy, que se había sentido como una completa idiota nada más terminar de hablar, había esperado que Alex se hubiera reído de ella o incluso que le hubiera dedicado una mirada desdeñosa, pero lejos de eso le dedicó palabras y gestos que resultaron ser un bálsamo para el corazón de la chica. 

Las pupilas de la señorita Richards se dilataron y el corazón se le aceleró, era cierto... Alex sí que podía ayudarla. Hacía tanto que nadie le dedicaba el tiempo suficiente, que casi había olvidado lo que era sentir el afecto de otra persona. En su afán por ayudar a los demás, el joven Blair podría suponer la salvación para una joven destinada a la deriva como ella.

- ¿Que qué se acerca del padre de Madelaine...? nada salvo que está prisionero en Azkavan, decidí ayudar a Madelaine por que esta preocupada por él... Escribí a mi padre para que me informara de su situación, por el puesto que ocupa... ¿que fui una idiota al pedirle ayuda a mi familia?... cierto, traté de hacerlo en un lenguaje que no implicara que les estuviera pidiendo un favor- se encogió de hombros- pero viniendo de mí, retendrán la respuesta lo indecible por tan sólo fastidiarme. De todas formas ya no me importa... Quiero ir contigo- se aproximó hacia él sosteniéndole la mirada y alargando su mano hacia la suya-Enséñame a canalizar mis habilidades... Sabes que estoy de tu lado, siempre lo he estado... pero nunca me he atrevido a manifestarlo- la mano de la joven se cerró en torno a la de Alex con fuerza "Lo necesito... algo huele mal... despiertame" pensó mientras le sostenía la mirada con intensidad.

Alex se levantó y señaló con un cabeceo la salida por el retrato. Cinco minutos después el joven se movía de un lado para otro en un pasillo del séptimo piso como si estuviese pensando de forma nerviosa y su cuerpo se moviese en consecuencia. Pero a la tercera ida y venida, el muchacho cesó en su actitud y sonrió con satisfacción al ver cómo una puerta aparecía dibujada en la pared. Con las manos a la espalda, hizo un cabeceo a Lissy para que entrase.

- Bienvenida a casa- dijo al abrir la puerta y dejarla entrar primero.

Cerró tras él. El interior era, valga la redundancia, igual que la sala común de Gryffindor. Igual. Igual, igual, igual. No había absolutamente nada distinto, salvo porque estaban solos en ella y no podía haber nadie más.

- Aquí nos reunimos- comenzó a explicarse-. Tenemos esto- sacó de su túnica un pergamino enrollado y envejecido-, esto- sacó un galeón de oro aparentemente normal-, y esto- señaló la sala en abanico.

No estaba explicando nada, pero lo estaba haciendo aposta para levantar más anhelo.

- Sólo que esto- movió el pergamino en el aire- es el mapa de los merodeadores, esto- lanzó el galeón con el pulgar y lo agarró al vuelo- un sistema de avisos trucado y esto- señaló la sala otra vez-, la Sala de los Menesteres. Aquí aprendemos a convocar un Patronus y a luchar contra El Director.

Sonrió ampliamente. Y ya está, ese era el resumen de todo.

Lissy se dejó guiar por Alex con el corazón acelerado por la emoción que le estaba suponiendo poder llegar a formar parte de algo, desde que entrara en Hogwarts se había sentido poco menos que una mocosa estúpida yendo a la deriva, pero aquello iba a compensarlo todo, lo sabía, lo intuía...

Cuando por fin llegaron Lissy reprimió un deje de desilusión, la sala era una copia de la sala Común de Gryfindor, por un momento llegó a pensar que habían estado dando vueltas para terminar en el mismo lado de donde salieron, pero una mirada más profunda le hizo darse cuenta de que no estaban en la Torre de Gryfindor, no había nadie más allí salvo ella y Alex, entonces Alex le mostró aquellos objetos. 

Como era lógico la chica no tenía ni idea de que eran ni para que servían, y la breve explicación de su compañero tampoco consiguió sacarla mucho de su ignorancia, de manera que omitiendo las palabras que acudieron a su mente "Para que coño es eso? ¿Patronus? ¿Luchar contra quien? Oh my Good... está loco... ¡¡¡Genial!!!" enarcó una ceja y pregunto.

- Creo que voy a necesitar algo más que un resumen... Vayamos por partes... Tienes un mapa, un galeón trucado, una sala para practicar a escondidas y todo para luchar contra el director de Hogwarts... - la mente de Lissy trabajaba a toda velocidad para asimilarlo todo- ¿Patronus? no se lo que es, pero creo que yo también quiero...- sonaba bien

Alex alzó la varita hacia un lado y bramó.

- ¡Expecto Patronus!- conjuró una leve floritura con la muñeca y salió una tenue pantalla blanca y translúcida de la varita. Se extinguió en un par de segundos incapaz de mantenerse-. Dígase del conjuro empleado para repeler Dementores- acto seguido, señaló el mapa que tenía en la mano-. El Mapa del Merodeador, dígase de un artefacto que indica la localización de todas las personas presentes en Hogwarts- volvió a guardar el pergamino dentro de la túnica, pero hizo saltar el galeón al aire-. Esto se activa y actúa como aviso para reunirnos aquí al calentarse. Discreto y funcional, sin sospechas- guardó el galeón y por último, señaló otra vez la amplia sala-. Y esto es la Sala de los Menesteres. Usada por la Orden del Fénix hace cuarenta años y vuelta a usar ahora. Cobra la apariencia que queramos o necesitemos, con el mobiliario acorde. Además, es una sala secreta y oculta, indetectable.

Avanzó un par de pasos y posó una mano sobre el hombro de Lissy.

- ¿Lo tienes claro ya?- preguntó cual pedagogo que creía que, como primer boceto, era algo suficiente-. Te llamaré para la próxima reunión, sea cuando sea, y te presentaré a los demás- simuló una cremallera sobre la boca con los dedos-. Hasta entonces, ni una palabra a nadie. Bueno, y luego tampoco, claro, que nos jugamos el cuello.

Lissy se quedó con cara de besugo cuando Alex le explicó aquello sin anestesia y sin ningún tipo de preámbulo. Jamás había escuchado nada sobre la Sala de Menesteres ni la tal orden esa... pero no sólo eso sino que encima le había hablado sobre enfrentarse a dementores con un conjuro que ni siquiera sabía que existía. 

- Alex... un momento por favor... necesito un poquito más de información... ¿Qué es eso de orden del Fenix? Intuyo por tus palabras que estáis organizando una batalla y yo aún no sé contra quien vamos a luchar- vamos... no sabía nada y ya estaba dispuesta... si su padre la viera... probablemente la encerraría en su dormitorio con tres mil hechizos para que no volviera a deshonrarla... Que demonios aquello era saltarse las 1001 normas que exigía ser una Richards y encima daría sentido a su vida. Había que estar loca para no aceptar, pero aún así tenía que saber...