Partida Rol por web

Harvaka 1, Tierra de Piratas.

Capítulo 110. Una Despedida Inesperada.

Cargando editor
15/01/2018, 18:20
Director

La revelación de Nadja pilló a todos por sorpresa. Era evidente que estaba en estado y que muy posiblemente, que formara parte de aquella arriesgada misión ponía en serio peligro su gestación. No obstante, todos habían asumido que aquella valerosa pirata estaba dispuesta a correr cualquier riesgo por tal de llegar hasta el final.

Kronan quizás fue al que menos le importó la ausencia de Nadja en la expedición que estaba a punto de emprender. Realmente la conocía de muy poco y centraba todos sus esfuerzos en planear su venganza. Realmente quería ver muerto al elfo que tanto daño le había causado a él, a sus amigos y a su hermano, todos ellos ahora difuntos.

Tulius se sorprendió bastante y cuchicheó algo con Gorbagog. Le parecía una lástima que finalmente se quedara en tierra. La experiencia, la pericia y la astucia de una mujer como aquella que había llegado a capitanear una embarcación tripulada por más de un centenar de hombres, parecían puntos a favor de aquel grupo de extraños compañeros.

Sin embargo, el más decepcionado de todos los presentes pareció ser Ediberto Dolfini. Su rosto jovial hasta el momento del anuncio cambió por completo, mostrando una expresión de decepción y casi tristeza. Sin duda alguna, en la mente de aquel atípico aristócrata, ya se habían reproducido un sinfín de historietas que narraban lo que futuriblemente iba a suceder en aquella aventura con un final incierto y en las que sin duda Nadja era una de las grandes protagonistas.

- Es una pena… - Dijo por lo bajo Ediberto mirando pensativo hacia el suelo, ya camino del carruaje y en el exterior de la casa de la pitonisa. – Nadja la Roja se queda en tierra… - Chasqueó la lengua. – Bueno querida, sabes que en Peregasto siempre hay y habrá una habitación para ti si lo necesitas. Mientras esperas a Daito digo…

El cochero abrió la puerta de la cabina y primero Dolfini y luego Daito ofrecieron sus manos para ayudar a subir al interior de la misma a la doncella encinta de cabellos rojos que les acompañaba. Nadja aceptó ambas manos, pues lo cierto era que aquella barriga empezaba a mermar su capacidad de movimientos y no quería tropezar.

De nuevo Daito y Dolfini ocuparon la cabina del carruaje junto a Nadja y en ésta ocasión, el gran trasgo se acomodó junto a ellos a petición del norteño. Mucho era lo que debía tratar con él, pues era el único que habí estado alguna vez en su futuro destino y cualquier detalle podía llegar a ser de importancia extrema. El resto, Zelandor, Tulius y Kronan, se acomodó en el carruaje que ya utilizaran a la ida hasta los suburbios de Alejandría.

En ésta ocasión el carruaje tripulado por Dolfini marchaba por delante, mientras el otro le seguía. Poco a poco fueron alejándose de la zona más céntrica de aquel arrabal desfavorecido camino de la zona portuaria, donde pretendían buscar una embarcación que les condujera hasta el otro lado del mar.

- ¿Qué me dices Nadja? – Preguntó Dolfini. - ¿Dónde aguardaras a la vuelta de tu rubio? – Le preguntó.

Cargando editor
16/01/2018, 20:27
Nadja la Roja

No le sorprendió demasiado el que a Dolifni le decepcionase el que ella no fuese, tendría una historia menos que contar sobre ella, lo que si la dejo algo más sorprendida es que le ofreciese su casa para quedarse y siendo sincera quedarse en una posada estando embarazada y comiendo queso seco y pan duro, no era el mejor menú para la vida que tenia que alimentar. Lo pensó unos minutos y aunque Dolfini no era precisamente santo de su devoción, tenia que admitir que las comodidades de su casa y el tener comida caliente todos los días, era algo que su bebe se merecía, ya no podía pensar solo en ella.

Levanto la vista hacia Dolfini -creo que si me lo ofrecéis, podría quedarme con vos, no estaré tranquila durante ese tiempo con Daito lejos- miro al rubio sonriendo -pero al menos si me quedo con vos tendré algunas cosas menos sobre las que preocuparme- poso su mano sobre su viente -y creo que hay alguien más de acuerdo-

Miro por la ventana, esa parte de la cuidad le recordaba mas a su infancia que la lujosa capital, pero también le apenaba, sabia como se vivía en esa parte, la vida era dura. Tendría que hablar con Zelandor antes de que se fuesen, confiaba en ese elfo.

Cargando editor
17/01/2018, 11:23
Ediberto Dolfini

- ¡Perfecto! – Exclamó el señor de Peregasto. – Sabes que soy buen anfitrión. Puede que un tanto molesto en ocasiones, pero no te faltará de nada, preciosa.

Se notaba que la idea de tener compañía había hecho feliz a aquel hombre. No estaba casado y la única compañía que tenía a diario era la del servicio y en ocasiones la de algún noble que se acercaba por la aldea o sus incultos camaradas del club del Trasgo Ahogado. A aquel hombre le hacía falta una buena mujer y un par de criaturas para sentar la cabeza. Quizás así aquel solterón empedernido, podría finalmente convertirse en un hombre de bien para la sociedad catanesa, más allá que un divertido cortesano que organizaba fiestas para la alta sociedad.

- La verdad es que me hubiera gustado escuchar la historia del viaje a Angarkok de tus labios, querida, pero supongo que la compañía que me hagas hasta que me ponga al frente del ejército una vez iniciada la guerra, será suficiente. – Sonrió.

 

Cargando editor
17/01/2018, 11:24
Director

Sin darse cuenta ya habían cruzado los suburbios y se encaminaban a una de las avenidas principales cerca del puerto. Fue entonces cuando a Nadja le dio por mirar por la ventana ignorando en parte al señor Dolfini. Lo que vio le sorprendió sobremanera. No estaba segura de lo que sus ojos veían pero casi hubiera podido jurar que aquel hombre vestido con una casaca marinera de color marrón gastado y un sombrero de tres puntas comido por el salitre era un viejo conocido suyo.

Aquel hombre se encontraba sentado en un taburete de espaldas al carruaje que avanzaba por aquella callejuela cercana a la avenida principal del puerto. Frente a él había una mesa ocupada por varios marineros de baja alcurnia, todos con muy mala pinta y por dos sabandijas de piel verdosa. Dos trasgos se hallaban compartiendo mesa con aquella figura que creía conocer demasiado bien para su gusto.

No obstante, nada más ver a aquel trasgo su mente dejó de lado la figura que había creído reconocer en primera instancia. Se trataba de un trasgo de piel grisácea. Sus ojos eran amarillos y su nariz puntiaguda. Portaba un pañuelo rojo que ocultaba su cabello y vestía con una cazadora oscura. Sabía quién era ese trasgo, pues había tratado de violarla antes de quemar la Esperanza del Norte y medio puerto de Duartala. Se trataba del capitán trasgo que acabó con Mayuul.

Fue entonces cuando éste señaló hacia el carruaje y el hombre del sombrero de tres puntas se giró confirmando las peores sospechas de la pirata. Ahí estaba su querido contramaestre. Aquel hombre detestable que perdiera el ojo izquierdo y terriblemente afectado por la gingivitis y la viruela a tenor de los cráteres que mostraba en su cara le miró con odio nada más verla a través de la ventana del carruaje.  

Patrick Huesomuerto se puso en pie desenfundando un trabuco. Lo mismo hizo el capitán Garzajgar y sus subordinados, tres hombres y un trasgo reaccionaron de igual manera apuntando hacia el carruaje de Nadja. Los ojos verdes de la capitana se abrieron de par en par, pues una lluvia de metralla se precipitaría hacia ellos en décimas de segundo.

- ¿Qué sucede, querida? – Preguntó Eidberto al ver a Nadja absorta en sus pensamientos.

Cargando editor
17/01/2018, 14:12
Nadja la Roja

Aburrida miraba por la ventana el lamentable paisaje, sin nada que realmente llamase su atención, hasta que.... ¿que hacia ese trasgo... un momento y ese... esa babosa asquerosa? ¿que narices hacían allí? realmente fue una sorpresa y nada agradable verlos allí, nada bueno podían tramar, desgraciadamente no fue ella la única que los vio y reconoció, parecía que ellos también se acordaban de ella y no tenían pensado darle una agradable bienvenida.

Estando en aquel pequeño carruaje no tenían muchas maneras, ni ella ni sus tres acompañantes de evitar aquello que se les venia encima, por lo que como mucho solo podía avisar, no sabía si eso les daría tiempo a cubrirse, solo esperaba que esos tuviesen mala puntería a un blanco en movimiento.

Se pego todo lo que pudo al asiento, casi metiéndose dentro en él, no sabía si Dolfini había visto aquello que había visto ella, pero de todas formas debía avisar -¡¡Cuidado metralla!!- grito la pelirroja.

Cargando editor
17/01/2018, 20:50
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

La expresión que se forjó de golpe en el rostro de la pelirroja tensó todos los músculos del cuerpo del norteño. Estaba acostumbrado a reaccionar con rapidez  y eso, en gran parte, era debido a que sabía interpretar las señales.

Nadja aún no había acabado de gritar el aviso cuando Daito se abalanzó a cubrirla con su desmesurado cuerpo.

Cargando editor
18/01/2018, 16:53
Gorbagog, alias "Scipio Luciusis"

- ¡Al suelo! - gritó Gorbagog cuando oyó el aviso de Nadja y vió a los trabucos. En seguida Gorbagog se apartó de su alcance saliendo del radio de las ventanas del carruaje agachándose sobre el suelo y al amparo de la puerta.

Vaya, parece qué alguién tiene enemigos por aquí. Pues hasta que no vislumbraron a la pirata esa panda de trasgos armados habían actuado normalmente.

- ¡Acelerad, rápido! - pidió al conductor. - ¿Nadie tiene armas de fuego? ¡Alguien tendría que reducir a esa panda y darles su merecido! ¿Quienes son, Nadja? - chilló Gorbagog entre los estruendos del tiroteo.

Todo eso sucedió mientras Gorbagog estaba ido, meditabundo. Nadja tenía un descendiente de Daito. Eso no le haría mucha gracia a Elsabeth.

 

Cargando editor
18/01/2018, 19:49
Director

El sonido de las detonaciones y la humareda precedió a los impactos de la balas contra el carruaje tripulado por Nadja. Los caballos que tiraban de éste se encabritaron debido al estruendo y no hizo falta realmente el aviso de Gorbagog para que éstos salieran a la carrera. Lo mismo le sucedió a las bestias que circulaban por detrás tirando del segundo carruaje. Los gritos de los viandantes y de los otros clientes del establecimiento donde estaban sentados aquellos rufianes no tardaron en escucharse a la vez que todo el mundo salía a la carrera de aquel lugar.

Daito alzó la mirada segundos después de que las balas impactaran contra la carroza. No sentía dolor ni pinchazo alguno, por lo que dedujo que no había sido herido. Al mirar como Nadja levantaba la mirada y se giraba de nuevo para mirar a través de la ventana supo que ella tampoco estaba herida. Por suerte ni el gran trasgo ni el señor Dolfini habían recibido impacto alguno.

Todos estaban bien en apariencia. Todos excepto el cochero, pues Nadja acababa de ver que éste había caído rodando del carruaje quedando inerte en el suelo a medida que se alejaban de la escena del tiroteo. El segundo carruaje se desvió por una callejuela perdiéndose de su vista. Sin duda alguna el cochero había decidido ponerse a salvo visto lo peliagudo de la situación.

Desde la cabina pudieron ver como dos lacayos corrían tras ellos, pues la violenta arrancada les había tirado también al suelo y aterrorizados trataban de alcanzar su seguro de vida, el carruaje. Por supuesto Huesomuerto no se había quedado quieto. Él también corría detrás del carruaje seguido muy de cerca por Garzajgar, que pese a tener unas piernas cortas se movía con destreza y de forma veloz. El resto de piratas, ya con sus sables desenvainados avanzaban hacia ellos perdiendo distancia a cada metro.

Para cuando Patrick llegó a la altura del primero de los lacayos dio buena cuenta de él propinándole una estocada por la espalda. El joven sirviente cayó al suelo mientras Patrick a la carrera apuntaba con su trabuco en dirección al carruaje. Un nuevo disparo salió en dirección a ellos pero no llegó a impactar contra nadie, ni siquiera pasó cerca del carruaje.

El peligro parecía haber pasado, pero lo cierto era que las bestias que tiraban de ellos cabalgaban desbocados y sin cochero y era cuestión de segundos que acabaran golpeando contra alguna pared, otro carruaje o en el fondo de la bahía, pues lo cierto era que por delante ya se veía el embarcadero y se dirigían directamente al dique de Alejandría.

Cargando editor
20/01/2018, 14:55
Nadja la Roja

Le habría gustado contarle todo al gran trasgo, pero ahora tenían problemas más acuciantes, por lo que esa charla tendría que esperar a que por lo menos estuviesen a salvo. Estaba claro que el cochero había caído, por lo que no se podía contar con él y sin su manejo sobre los caballos estos irían sin rumbo a toda velocidad por el miedo a los disparos que habían oído. No era la primera vez que Nadja conducía un carro de caballos en plena batalla, por lo que decidió que si no lo hacia ella, no lo haría nadie, con bastante dificultad esta vez, pues su incipiente barriga no ayudaba a tal tarea, paso por el hueco entre el carruaje y el sitio del cochero y cogió las riendas, al estar en el sitio más avanzado del carruaje estaba también más lejos de los disparos, así que podía llevar las tiendas sin mucho problema, para que los caballos no los despeñasen y por su puesto, no chocasen contra nada insalvable.

Cargando editor
23/01/2018, 16:41
Gorbagog, alias "Scipio Luciusis"

- ¡Gracias Nadja! - exclamó el trasgo-humano al ver la acción de la pirata. ¡Yo ya iba a saltar! - añadió, pues estubieron a punto de darse de bruces contra el dique del muelle.

¡No podemos ir directamente al puerto! Nos están persiguiendo, tenemos que escondernos.

¡Llévanos a algún lugar seguro! Ella parecía conocer bien esa ciudad, pero yo más.

- ¡A la izquierda vamos dirección a la zona industrial! ¡Tenemos que despistarlos! !Allí podemos escondernos! - explicó a la pirata.

Cargando editor
24/01/2018, 17:53
Nadja la Roja

Asintió a las indicaciones de Gorbagog y tiro de las riendas para redirigir a los caballos, pensó que igual irían más rápido y los despistarían antes si cogían directamente los caballos, pero desecho aquella idea cuando recordó su estado, igual no era la mejor idea, cabalgar en ese estado para ella, quizás los demás si podrían, pero ella..

-Daito, Gorbagog ¿creeis que podríais coger algún caballo y quitarnos algún molesto agresor de encima? el carruaje se ve bastante, teniendo en cuanta que le carruaje tiene cuatro caballos, no creo que por dos cambie mucho- grito la pirata.

Cargando editor
25/01/2018, 07:29
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

Daito había estado a punto de saltar directo hacia el pirata de dientes podridos y sus secuaces fruto de un ataque de pura furia pero logró contenerse al pensar en asegurar el bienestar de la pelirroja a corto plazo. En vez de eso se encaramó al techo del carruaje para tener una mejor vista de lo que iban dejando atrás.
-Ellos van a pie, no tienen modo de darnos alcance a priori gritó para que le pudiesen escuchar bien con tanto alboroto.
¡Tú sigue conduciendo!
Desde aquella posición podría ver perfectamente si algún otro carro o caballos empezaban a darles caza. De ser asi ya se encargaría de ellos.
-No descartemos algún intento de emboscada. dijo al trasgo, para que se encargase de controlar la parte delantera

Cargando editor
25/01/2018, 15:25
Director

La pregunta de Nadja a Gorbagog dejó de tener sentido a medida que se alejaban de los rufianes que habían disparado contra el carruaje. La pelirroja había conseguido controlar bien a los caballos por si sola y empezaba a trazar una ruta correcta a través de la calzada. Esperaba el momento idóneo para girar a la izquierda haciéndole caso al gran trasgo, quien sin duda alguna sabía orientarse en la ciudad que había sido su hogar desde hacía casi ocho años.

La pelirroja no lo veía, pues le era imposible ver a través de la estructura de la cabina, sin embargo Daito, Gorbagog y Dolfini habían sido testigos de cómo en un primer momento los piratas salían en persecución de la caravana y como segundos después se rendían ante la inutilidad de tratar de correr de forma más veloz que los caballos que tiraban de ellos.

Huesomuerto y compañía se dedicaban a cargar de nuevo sus armas, aunque lo cierto era que si habían errado el tiro mucho más cerca, un nuevo disparo era muy improbable que impactara contra el objetivo elegido. Estaban a salvo, al menos eso parecía de momento.

- ¿Qué diablos ha pasado? – Exclamó un excitado Ediberto.

En ese momento alguien tocó a la puerta de la cabina de aquel carruaje en movimiento. Gorbagog miró a Dolfini y Daito hizo lo mismo. Aquel hombre les sonrió a ambos y abrió la puerta de forma totalmente despreocupada. Pese al susto inicial el norteño y gran trasgo respiraron aliviados cuando vieron penetrar en el interior de la carroza a dos lacayos con el rostro blanco como el de un muerto.

- ¡Han matado a Estuagdo! – Le dijo uno de los lacayos a su señor.

- Lo sé, Martial. – Meneó el pelo de aquel joven sirviente. – Lo sé.

- ¡Casi nos matan también a nosotros! – Exclamó el segundo sirviente con los ojos enrojecidos por las lágrimas que caían sobre sus mejillas. - ¿Quiénes eran?

- Creo sin miedo a equivocarme, que se trata de un viejo conocido de nuestros amigos aquí presentes. – Miró a Daito confiado en tener la verdad y pronunció muy despacio el nombre de quien creía responsable del tiroteo. – Patrick Huesomuer…

- ¡Cuidado! – Se escuchó entonces el chillido de la pelirroja.

Nadja acababa de girar a la izquierda como bien le había dicho Gorbagog. Cabalgando como se encontraba para huir cuanto antes de sus agresores no tuvo tiempo de percatarse de algo, otra carroza sin cochero, cuyos animales de tira se habían desbocado posiblemente también por los disparos de los piratas, avanzaba directamente hacia ellos.

La pelirroja trató de realizar una maniobra evasiva, pero a la velocidad que viajaban la estabilidad del carruaje se puso en serio compromiso y la cabina donde se encontraban Daito, Gorbagog, Dolfini y los dos lacayos se puso sobre las dos ruedas derechas a punto de volcar, momento en el cual los dos vehículos impactaron provocando una lluvia de astillas y tablones rotos.

Nadja salió disparada cayendo relativamente blanda sobre un puesto de mercado y destrozando un sinfín de frutas y verduras. Los que se llevaron la peor parte fueron quizás los viajeros que se encontraban en el interior de la cabina. El carruaje dio dos vueltas de campana antes de quedar empotrado contra una fuente situada en medio del cruce de las dos calles. La cabina quedó totalmente inutilizada y una de las ruedas todavía seguía rodando calle bajo camino del dique cuando el carruaje se detuvo definitivamente.

Uno de los lacayos se quejaba amargamente de dolor. Al parecer se había dislocado un hombro. El resto se encontraba en mejores condiciones, todos ellos amoratados por diversas contusiones y aturdidos por la sacudida, pero vivos y en plenas facultades que ya era suficiente dado el terrible accidente que acababan de sufrir.

Daito sintió dolor en el costado, allí donde fuera herido semanas atrás y que, si bien había olvidado el dolor, no había dejado nunca de dolerle del todo. Gorbagog se encontraba bastante entero. Se trataba de un tipo duro que conocía la senda del dolor mejor que ninguno de los allí presentes.

- ¡Maldita sea! – Exclamó Dolfini señalando a través de una obertura del suelo de la cabina, convertida ahora en pared lateral tras volcar.

Huesomuerto, Garzajgar y los suyos habían reemprendido la persecución tras ser testigos del accidente. Debían ponerse en marcha y salir cuanto antes del amasijo en que se había convertido la carrocería de aquel carruaje, pues si bien el combate parecía inevitable ahora, debían estar listos y en guardia cuando sus enemigos íntimos se pusieran a su altura.

Cargando editor
26/01/2018, 15:30
Gorbagog, alias "Scipio Luciusis"

Gorbagog se escondió detrás del capote del carruaje que ahora se encontraba volcado de forma perpendicular al suelo.

¡No tengo arma de fuego! - dijo a Daito y Dolfini. Así que esperó a que se les acabase la pólvora a los asaltantes que estaban vaciando literalmente sus cargadores.

Gorbagog puso a punto su espada por si llegaban los “amigos” de la pirata hasta la diligencia o salir si se quedaban sin pólvora.

¡Preparaos para el cuerpo a cuerpo! - dijo aunque más para si mismo que para el resto pues los demás sí tenian armas de fuego...

Cargando editor
26/01/2018, 19:49
Nadja la Roja

Se froto le trasero, que aunque había caído entre fruta y verdura y algo había amortiguado su caída, igualmente no dejaba de haber caído con el trasero y algo dolorido lo tenia, por suerte la parte del vientre estaba sana y salva, que era la que más le importaba.

Se puso en pie y sacudiéndose los pedazos de fruta y verdura que se le habían adherido después de la caída, fue a reunirse con los demás, que parecían parapetados entre los restos del carruaje. Cuando llego a su altura saco su trabuco -Aquí termina la historia de Huesomuerto- dijo mirado a los demás -Siento que os veáis envueltos en esto Señor Dolfini y Gorbagog-

Cargando editor
26/01/2018, 22:59
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

Daito no pudo disimular una sádica sonrisa, extraña en él, que se le dibujó en el rostro.
Hacía tiempo que tenía cuentas pendientes con aquellas dos ratas; y estaba empezando a pensar que jamás iba a poder saldarlas.

El corazón le latía desbocado de pura excitación por la idea de darles una muerte dolorosa e indecible a aquellos que habían osado amenazar y dañar a su amante, e incluso que habían dado muerte a algunos de sus hermanos. Por todo ello las palabras de la pelirroja le causaron una carcajada de puro asentimiento.

La sangre le empezaba a bombear hacia la cabeza, una gruesa vena en el lateral de la frente se hinchó y sintió como el cuerpo le pedía a gritos el dejarse llevar, pero esa vez, por el momento, logró silenciar aquella voz sedienta de sangre. "Tranquilízate, hazlo por Nadja..." se dijo, antes de inspirar por la nariz una gran bocanada de aire con los ojos cerrados.

En cuanto controló su pulos, sin más dilación, se asomó pistola en mano dispuesto a dar un disparo certero e inesperado. "Quien golpea primero golpea dos veces..."

Notas de juego

su intención inicial será la de dar muerte a Garzagar. Huesomuerto es su segunda prioridad.

Cargando editor
27/01/2018, 14:04
Director

Nadja, Daito y también Dolfini, quien había desenfunado dos pistolas y miraba con una extraña sonrisa macabra a sus dos protegidos se parapetaron junto al volcado carruaje apuntando en dirección a los piratas que se acvercaban hacia ellos. Gorbagog se lamentaba de no poseer en esos momentos un arma de fuego con la que defenderse, no obstante, ya nada podía hacer más que esperar al enfrentamiento cuerpo a cuerpo en cuanto tuviera ocasión.

Daito apuntaba en dirección a Garzajgar. Casi deseaba errar su tiro por tal de cruzar la espada con esa sabandija y darle muerte sintiendo de cerca su fétido aliento y presenciando su último estertor. Nadja intentaba hacer blanco en Patrick, a ella le importaba más bien poco como muriera aquel canalla, tan solo deseaba que fuera cuanto antes, ya le había causado demasiados quebraderos de cabeza.

Como era de esperar, muy pronto los rufianes de Patrick le adelantaron en la carrera, Garzajgar también se habñia quedado atrás. De esa forma era complicado hacer un blanco perfecto, pues eran muchos los cuerpos que se interponían entre la mira de la pelirroja y el norteño y sus verdaderos objetivos.

- ¡Esperad! – Dijo de improvisto Dolfini, como si acabara de asumir el mando. - ¡Esperad a que estén más cerca, será más fácil el blanco!

Tenía razón, aquellas armas de fuego no eran todo lo preciso que a un tirador le gustaría. Por lo que tan solo eran realmente efectivas a un máximo de cincuenta pies. Sin embargo, Nadja guardaba un as bajo la manga. Su trabuco de negra empuñadura era una joya entre los de su clase. Podía hacer diana a casi cien pies de distancia e iba a aprovechar eso.

La pelirroja cerró un ojo, apuntó hacia Patrick Lefrebe. Acarició el disparador y cuando lo tuvo a tiro sonó la detonación. Ediberto giró la cabeza hacia ella con el ceño fruncido. No se esperaba que Nadja no obedeciera su orden. No obstante, el resultado fue óptimo, aunque no el esperado por la capitana.

La bala salió bien dirigda hacia su meta, sin embargo, por pura casualidad, uno de los piratas se cruzó en su trayectoria. La bala se incrustó en su cuerpo, pero debió salir de éste, pues la pluima roja del sombrero de Patrick se partió por la mitad. El sonido de la bala puso en alerta al rufían, que se tiró a un lado parapetándose tras un murete.

Fue entonces cuando comenzó el fuego cruzado. Los piratas descargaron sus pistolas y trabucos provocando una lluvia de proyectiles y una nube de humo. Las balas resonaron cerca de los oídos de Dolfini, Nadja, Daito y Gorbagog y sintieron como impactaban contra el carruaje y contra el suelo.

- ¡Fuego! - Ediberto dio la órden que Nadja ya no pudo cumplir. No obstante, ya tenía su salbe en mano.

Ediberto descargó sus dos pistolas, una destrás de otra, el resultado fue un pirata más en el suelo. Mientras tanto, Daito trató de hacer blanco sobre el trasgo al que tantas ganas tenía de saldar cuentas. Lo tuvo a tiro por un instante hasta en dos ocasiones, pero se puso por en medio un desafortunado rufián. No quisó detonar su arma, ese pardillo no era su objetivo.

Gruñó cuando por fin lo tuvo a tiro de nuevo y entonces sintió un quemazón en la mano y escuchó un fuerte esteruendo. Su pistola se disparó, pero el tiro salió desviado y el arma cayó al suelo. Miró hacia adelante y vio como dos uno de los piratas acababa de disparar contra él, la suerte quiso que esa bala no le matara, ni tan siquiera le hirio de gravedad, pero desbarató su intento por liquidar a Garzajgar de una vez por todas.

Cargando editor
27/01/2018, 19:18
Nadja la Roja

Sabia que ningún trabuco podía competir con la puntería del suyo, por lo que en ese sentido iba bastante por libre, a punto estuvo de terminar con Patrick de una vez por todas, pero desgraciadamente aunque su puntería era excelente, no contaba con los demás piratas que por ahí rondaban y que se interpusieron en el camino de su certera bala. Ese disparo solo sirvió para poner sobre aviso a Huesomuerto.

Cuando los demás hicieron fuego, ella saco su sable, hacía tiempo que esperaba este momento, acabar con su enemigo, el que le quito su barco y su tripulación y la dejo sola para que muriese, desgraciadamente para él, ella era más dura de lo que él creía y había sobrevivido a muchas más cosas. Esperaba pacientemente a que todos dejasen de disparar para salir con el sable en mano, esta vez no se le escaparía. 

Cargando editor
28/01/2018, 15:14
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

apretó los dientes con rábia, pero decidió no perder el tiempo pensando en ello, por lo que sin dilación desenvainó su estoque con la mano derecha y desenfundó su trabuco para distancias cortas con la izquierda.

Esperó a cubierto hasta que escuchó como los pasos de los rufianes estaba suficientemente cerca para luego salir a la carga sin dudar, tratando de centrarse en el trasgo o a las malas el pirata renegado.

 

Cargando editor
01/02/2018, 16:10
Gorbagog, alias "Scipio Luciusis"

Ese combate ni le iba ni le venía. ¿Qué pintaba en medio de una reyerta entre piratas que casi ni conocía, ni a ellos ni su historia y motivaciones? Pensaba Gorbagog.

Así que decidió seguir escondido hasta que alguno de aquellos parias y trasgos forzasen su defensa propia. Al mismo tiempo, Nadja y Daito vaciaron toda la pólvora que tenían en sus principales rivales de forma infructuosa. Así que estaban cómo él, aguardando el enfrentamiento directo, sólo era cuestión de tiempo. Los asaltantes también estaban ya casi sin munición.

- ¿De qué demonios va todo eso Nadja y Daito? ¡Exijo una respuesta! ¡Tengo qué saber por qué estamos peleando! ¡¿Quienes son?! - exigió Gorbagog a sus nuevos compañeros.