Partida Rol por web

El maestre Anselminus había asistido muchos partos y atendido a muchas embarazadas a pesar de su relativamente poca experiencia en el puesto. Campesinas de los alrededores de las tierras de los Serf habían requerido de sus servicios en alguna ocasión, al igual que alguna que otra noble. Él, junto a las comadronas al servicio de la casa, habían traído al mundo a muchas criaturas. Aunque sus servicios se centraban en atender y aliviar el sufrimiento de las madres y comprobar que los niños venían en correcto estado a este mundo.

Por ello era capaz de distinguir un brillo especial en las mujeres embarazadas que acudían a él con vómitos similares a los de la hija de Lord Harte. Obviamente, en alguna ocasión se equivocaba y resultaba ser algún mal de estómago que curaba a los pocos días, pero en la mayoría de los casos sabía distinguir a la perfección el brillo que iluminaba ahora el rostro de Lady Lylian Harte.

Lord Harte se disculpó y ni falta que hacía, Anselminus estaba plenamente convencido de sus sospechas y lo primero que hizo fue acercarse a Lady Lylian y Ser Normand y llevárselos un poco apartados de la multitud, de forma incluso un poco brusca para como se comportaba normalmente el maestre. Por suerte, el anuncio del encamamiento también les ayudó a hablar sin atraer atenciones indeseadas.

- Está embarazada. Lady Sylvie, es casi seguro. - susurró a su señora y a ser Normand, e incluso antes de que llegasen a interrumpirles hizo un gesto para que se detuvieran y continuó hablando. - Parece una locura, pero piénsenlo. _{"Conozco tu secreto."} Había pocas personas que permanecieran en el castillo durante la cacería, pero ella era una; ambas hermanas estudiaban el alto Valyrio. Y ser Etan... ya sospeché antes que su flecha podía no ir dirigida a Lord Manning, sino a su hijo Kevan que iba junto a él, pero no acertaba a comprender sus motivos; ahora lo veo muy claro. Siempre se mostró demasiado atento a Sylvie y demasiado crítico hacia Kevan, si él y Sylvie estuvieran... - 

El maestre no fue capaz de continuar. No podía demostrar nada de lo que había dicho, pero todo tenía demasiado sentido como para ignorarlo. Necesitaba que sus señores lo supieran, y saber lo que opinaban al respecto.

Un punto para la inteligencia del joven Manning, al menos. Aunque su prisa no auguraba nada positivo específicamente, y por ende Yoren acomodo su guardia para mirarlo fijamente.

-Pues si. + replico, respuesta valida para ambas preguntas planteadas+ Imagino que de todos en el castillo, es quien mas atención habrá puesto en lady Sylvia.

Dio un paso y se coloco de frente al joven, interrumpiendo su paso hacia las mazmorras. Ya que quería hablar sin embargues, el podía hacer otro tanto.

-Pero eso es parte de mi deber como mediador en esta unión. ¿Cual es el vuestro, ser Darren? ¿Porque ha venido?
Dos razones contrapuestas rondaban en la mente de Yoren. Aunque después de haber visto como era tratado por su hermano, no podía dar mucho crédito a la primera. Pero sino...
 

-Darren Manning también lo sospecha, está convencido de ello y pretende impedir la ceremonia de encamamiento.  No pretendía haberlo dicho así, pero sentía que todo se precipitaba a su alrededor y no tenían tiempo para reaccionar.Aunque no sabía muy bien de que le serviría más tiempo, no tenía ni tan siquiera una ligera idea de como debían actuar ante semejante situación.Miró a su tío esperando que él les guiase en cierta forma.

-Velar por mi familia. Desde luego. - Respondió directamente. A pesar de que era un muchacho enclenque y que ser Yoren no tendría ninguna dificultad en librarse de él con un simple movimiento de espada, el joven mantuvo el tipo y no se dejó intimidar por el caballero. -Yo también sospecho de Ser Etan. Pero eso puede esperar, no va a poder ir a ningún lado. Sin embargo, mi hermano está a punto de consumar el matrimonio con lady Sylvie. Debemos evitarlo hasta que se aclare quién es el padre.

- Habría que ocultar el embarazo, dejar que las cosas sigan su curso. - prácticamente se le escapó al maestre. La pausa meditabunda de Ser Normand se había hecho eterna y no había podido contenerse. - ¿Qué otra cosa podemos hacer? El escándalo y la ofensa a Kevan Manning ya sería suficiente para casi asegurar un baño de sangre entre las casas. Y si alguien relacionase el incidente de Eilene con su hermana... los mismos cimientos de la casa Harte colapsarían. -

El maestre no podía imaginar un escenario peor. El papel de los Serf era asegurar la paz durante el desarrollo de la boda; desvelar los actos de Sylvie solo rompería la frágil armonía que tan duramente se había conseguido.

- Si impidiésemos a Darren intervenir... y advirtiésemos a Sylvie sobre las sábanas,* llegaríamos a mañana sin que hubiera sospechas. Más tarde aún estaríamos a tiempo de darle a Sylvie a beber té de la Luna para evitarle a Lord Manning el bochorno de que su mujer engendrase a un bastardo. -

-Tiene sentido. - Dijo Normand recapacitando sobre las palabras el maestre. -Pero no tenemos pruebas de que todo eso sea cierto. Tal vez lo adecuado sea actuar como decís, pero... No sé. -Normand dudaba de si aquello era lo correcto.

-¿Qué opina mi sobrina al respecto?- Dijo girándose hacía Lady Lylian. Su opinión era importante, a fin de cuentas ella decidiría los pasos de los Serf algún día.

-Lo cierto es que vine a pediros consejo porque yo misma no sabía como actuar. No he olvidado que estamos aquí para cumplir los designios del rey, pero para cumplir con su voluntad hay que encubrir un engaño y mantener a Lord Manning a ciegas sobre esta situación.  Lylian miró a su alrededor, era una decisión importante, no se podía tomar a la ligera y , sin embargo, no tenían tiempo para meditar la respuesta. -Hay uqe decidir entre nuestras conciencias y el rey, ni más ni menos.

- No solo a Lord Manning... - si decidían actuar de aquella manera, no podrían dejar que nadie se enterase de lo que sospechaban, o la verdad podría salir a la luz cualquier día.

- Las consecuencias de no hacer nada parecen funestas, y no hay justicia que pueda reparar el daño que ya se ha hecho. Perdonad mi impertinencia, mi señora, pero si he de decidir, preferiría evitar males mayores. Sin embargo, si opináis diferente, haré lo que esté en mi mano para apoyar vuestra decisión. -

Yoren se rasco la barbilla, pensativo, mirando al muchacho. No quería llegar a la violencia, desde luego, por lo cual paso a una táctica que considero mejor.

-¿En verdad sería una buena idea? Si nuestras sospechas son ciertas, eso solo podría ayudar a romper el compromiso y reavivar las llamas del conflicto… y eso si vuestro hermano las cree. Lady Sylvie ha demostrado ser una mujer de su agrado después de todo.  Los hombres pueden hacer cosas estúpidas estando enamorados *lo sé muy bien, o perdonarlas…

Cruzo los brazos sobre el vientre, mirándolo con ojos estrechos

-Por otro lado, aunque respeto esa devoción a la familia, también debe ver usted por sus intereses, ser Darren…  Entiendo bien que ser el castellano de algún bastardo pueda no sonar como algo deseable,  pero la verdad es que de la otra forma tampoco sería muy diferente. Así que… ¿Qué es lo que desea para usted mismo?

Darren ni siquiera lo dudó.

-No puedo permitir que mi hermano se case con ella sin saber la verdad. Si el conflicto con los Harte se reaviva por esto, que así sea. Pero todos deben saber que Lady Sylvie es una ramera que se ha preñado con un vulgar caballero que bien podría ser mozo de cuadras. - Dijo señalando con desprecio en dirección a las mazmorras. -No importa lo que yo desee, lo importante es hacer lo correcto, Ser Yoren. ¿Me ayudaréis a detener todo esto?

El joven se giró ligeramente para invitar al caballero a seguir sus pasos de vuelta al salón de Cimera e impedir el encamamiento.

-Vuestra percepción de lo que es correcto y lo que no es algo extraña, ser Daren +sentencio el caballero, mientras se interponía en el camino de este, mirándolo fijamente+ Comprometer este compromiso y restaurar los conflictos, iría en contra los intereses de mi señores, los del rey y sobre todo, los de vuestro padre. Ademas, incluso seria peligroso en esta situación.

La expresión de Yoren fue seria al decirlo; era sincero. Humillar a los Harte en su casa no era prudente.

-Creo que debe pensarlo con calma… a no ser… A no ser que tenga algo mas en contra de esta boda. ¿Porque desea que vuelva la lucha?

*¿y porque sospecho de ser Etan? La propia lady Sylvie fue quien lo condeno... 

-No deseo que vuelva la lucha. - Dijo extrañado el joven ante la acusación de ser Yoren. -Pero no dejaré que mi casa sea humillada de esa manera. 

Darren se hizo a un lado para esquivar al caballero y continuar en su camino de vuelta al salón principal antes de que se celebrase el encamamiento. 

-Pensaba que los Serf me ayudaríais, pero ya veo que acudir a vosotros ha sido un error. Tendré que encargarme por mi cuenta. 

-¿Y qué hay del joven Darren? ¿Le podremos convencer de que olvide lo que sabe? -Planteó Normand mientras continuaba meditándolo todo. Era una situación difícil, como decía su sobrina tendrían que elegir entre el mandado del rey y sus propias conciencias. 

-¿Y qué hay del joven Darren? ¿Le podremos convencer de que olvide lo que sabe? -

Las palabras de Sir Normand estaban cargadas de razón, probablemente no se dejaría convencer tan fácilmente. - Tal vez haya que recurrir a métodos poco caballerosos, como deslizar una pócima para dormir en su bebida, o pedir a Ser Yoren que lo mantenga alejado. Después de la ceremonia no tendrá tanto arrojo para hablar, y si Lady Sylvie toma el te de la luna sus acusaciones dejarán de ser una amenaza. -

-Darren no se atreve a enfrentarse al nuevo lord de su casa, es por eso que acudió a mí. En cuanto a lady Silvie se le puede dar el te de la luna sin que lo sepa y evitarnos complicaciones. Porque si lo pienso bien,empiezo a pensar que pudo ser ella quien matara a su hermana. Tal vez será mejor actuar a escondidas en lo que respecta a ese tema.

Mientras discutían el siguiente paso a dar con respecto a las últimas novedades obtenidas, la ceremonia del encamamiento comenzó en cuanto Lord Harte la anunció. La gente, excitada por el efecto del vino, se animó en cuanto escucharon que daba comienzo aquel ritual, algunos de hecho sólo habían aguantado allí hasta tan tarde para poder participar en él. Varios cogieron en volandas a Lady Sylvie, que sonreía tímidamente, y la condujeron hacia el dormitorio mientras le iban arrancando su bonito vestido y alguno incluso se atrevía a pellizarle una nalga o un pecho. Lo mismo pasó con Kevan, a quien las invitadas a la ceremonia le despojaron de sus ropajes hasta dejarlo desnudo y lo manosearon como si quisieran realizar una hogaza de pan con su carne.

Ambos jóvenes fueron conducidos desde el gran salón de Cimera hasta el lecho nupcial, escoltados por el curioso cortejo que no se les separó en ningún momento. Al llegar a la puerta del dormitorio, ambos fueron introducidos dentro, aunque el cortejo respetó la intimidad de la feliz pareja y salieron al exterior para dejarles hacer lo suyo. Aunque eso sí, se quedaron fuera, con la oreja pegada a la puerta esperando enterarse de qué pasaba, mientras alguno gritaba algún improperio subido de tono.

-Estoy con ella. Debemos actuar con cuidado. No me parece mal entretener a Normand hasta que pase la ceremonia, que ser Yoren se encargue. Y... - Se detuvo al ver que el encamamiento comenzaba, lo consideró una buena señal porque así Darren tendría menos tiempo para actuar y el matrimonio quedaría consumado. 

-Bien, esto adelanta las cosas. Anselminus, podréis preparar el té de la luna para que lady Sylvie pierda a ese bebé. También tendremos que ver como mantener al padre callado hasta que Lord Harte lo ejecute. Creo que lo más sensato será mantener esto en secreto para no comprometer la frágil alianza entre ambas casas. - Decidió finalmente, a pesar de no estar seguro todavía de que aquello fuera lo correcto. 

A Anselminus le preocupaba que Lord Manning descubriera el engaño por descuido de lady Sylvie, pero una vez hubo comenzado el encamamiento ni aunque careciese de toda vergüenza habría sido capaz de interrumpir, tendrían que confiar en que lady Sylvie habría tomado precauciones y que el vino de la ceremonia le hubiese atontado los sentidos a Kevan.

- Estoy de acuerdo, Sir Normand. - asintió satisfecho en cuanto le respondió afirmativamente para actuar. - Carezco de algunos ingredientes, pero creo que lograré que el maestre Hamdan me los preste sin sospechar. - y con una leve inclinación de cabeza tanto a él como a lady Sylvie, se alejó.

Esperaba que el maestre Hamdan no fuese el tipo de hombre que espiaría el encamamiento tras la puerta como todos los demás, o le dificultaría un poco pedirle lo que le faltaba, aunque, bien mirado, si no lograba hablar con él, tal vez pudiera encontrar lo que necesitaba en las cocinas. - poleo, tanaceto..., me faltan hojas de menta... - recitaba silenciosamente para sí mismo mientras caminaba en busca del maestre.