Partida Rol por web

-Bien,- dijo después de dar un sorbo al vino y dejar la copa sobre la mensa, - si para seguir con la boda hay que terminar el asunto de la cacería aquí y ahora, así se hará. Conrad, - Lord Gerard se dirigió a uno de sus sirvientes, - que traigan a Ser Etan. 

El sirviente asintió con la cabeza y salió de la habitación para ir a buscar a los guardias que custodiaban al prisionero en las mazmorras de Cimera. Antes de que se fuera Lord Gerard le dio una lista de gente a la que avisar también, los asistentes a aquella fatídica partida de caza. Eran todo hombres, la mayoría sirvientes de los Harte y los Manning, a excepción de Darren Manning que detestaba aquellos eventos y, por supuesto, las hijas y la esposa de lord Gerard.

Poco después, Ser Etan llegó encadenado de pies y manos, con unos grilletes que le dificultaban la movilidad enormemente. Lord Manning, al verlo, tragó bilis y apretó los dientes mientras que Darren lo miraba con curiosidad. El joven caballero, acompañado de dos fornidos hombres de armas de la casa Harte, no parecía gran cosa. Aunque, con un arco en la mano y la puntería suficiente, no había hombre pequeño.

-Para garantizar la neutralidad de esto, y que nadie diga que he intervenido para proteger a Ser Etan, me abstengo de intervenir. Dejo todo en mano de los Serf y que el Padre nos ilumine para encontrar la solución más justa. - Tras decir aquello, Lord Harte se sentó en su asiento y retomó su copa de vino. Los Serf pudieron interrogar sobre lo sucedido a todos los asistentes a la cacería, aunque como ellos mismos, nadie vio nada de lo ocurrido hasta que se escuchó el alboroto. Todo se reducía a Kevan Manning y Ser Etan Hogg.

Aprovecho la pausa conseguida por mi sobrina para mirar de calmarme.

Cuantas veces tendré que repetirle a Anselminius que conozco las leyes y tradiciones de Poniente sobre la sucesión. Pero que ha sido decisión mía el renunciar a mis derechos sobre esta en mi sobrina mayor, pero él siempre olvidándolo y refiriéndose a mi como el máximo representante de la Casa Serf.

La última propuesta de Lord Gerard Harte vuelve las cosas donde mi maestre las dejo. Los miro alternativamente antes de preguntarle al prisionero varias cosas.

– Ser Etan, ¿quién os armo caballero y cuanto tiempo hace de eso? Se os ordeno formar parte de la cacería. El que usarais en ella un arco es porque es el arma en que mas destacáis supongo.

Ante las palabras de Ser Normand, Anselminus no pudo más que callar y dar un paso atrás con la cabeza gacha en señal de arrepentimiento. ¿Se había sobrepasado? Su intención no había sido otra que la de facilitar a sus señor y señoras la labor que les había tocado emprender. Nunca había pretendido ofender a Ser Normand; conocía perfectamente su decisión de renunciar a sus derechos de sucesión, pero aún así seguía teniéndolo en gran consideración, sobre todo cuando sus sobrinas aún eran jóvenes e inexpertas y podían aprovechar su avanzada experiencia y consejos en esas materias.

Tampoco había pretendido imponer sus decisiones, aunque bien mirado tal vez había hablado demasiado libremente en presencia de los lores de sus respectivas casas. Aquella llamada de atención de Ser Normand había sido suficiente para hacerle pensar que tal vez hubiera hecho más mal que bien con su intervención. Decidió que mejor sería a partir de ese momento limitarse a observar y escuchar el interrogatorio a Ser Etan, y no hablar a menos que así se lo pidieran.

Por el momento, Yoren eligió el silencio, esperando a escuchar los testimonios antes de actuar. Su atención estaba más enfocada en encontrar las discrepancias con lo que había averiguado y en observar las reacciones de los circunstantes, así que era mejor reservarse la energia de las palabras. Ojala hubieran tenido algo de tiempo para dialogar y trazar alguna estrategia, pero ni modo… deberían improvisar la justicia sobre la marcha. Y al menos le confortaba saber que los demás debían estar igual de desprevenidos.

Ser Etan vestía las mismas ropas que el día anterior, y su aspecto reluciente de caballero recién armado se había desdibujado un tanto después de pasar varias horas en el calabozo de Cimera. Se le obligó a quedarse de pie a una distancia prudencial del resto, más por su propia seguridad que por la de los allí presentes. Miraba algo desconcertado alrededor sin entender qué ocurría allí, arrugó la frente en gesto de extrañeza cuando Lord Harte habló como si dejase su vida en manos de los Serf y luego tardó un instante en girar la mirada hacía Normand que le hablaba en ese momento.

-Eeeh... Sí, Lord Harte me armó caballero hace cuestión de un mes. No se me ordenó ir a la cacería, fui invitado como el resto. -Quiso aclarar antes de mirar extrañado a Normand por la pregunta sobre el arco. -Mi señor, no pretendéis que cace utilizando una espada. - Dirigió su vista hacía los Harte buscando que se rieran con el comentario, pero la mirada fulminante de Lord Harte le borró la sonrisa de la cara y le recordó que aquella cuestión era demasiado seria como para andar bromeando. -Supongo que el arco es el arma que considero mejor para una cacería. Las ballestas son pesadas y lentas a la hora de recargarlas, y las jabalinas son más incómodas.

La respuesta del acusado de haber matado al anterior Lord Manning me desconcierta ya que parece para él demasiado trivial lo del arco.

Intento que mi tono sea lo mas neutral posible mientras busco la mirada de Lord Kevan antes de insistir en los mismos temas.

– Evidentemente cada casa tiene sus costumbres. Nada que objetar en que en esta los caballeros decidan si pueden o no participar en las cacerías. En otras son los responsables de la casa quienes indican los quehaceres de cada uno. – Encogiéndome de hombros. – Si estabáis libre de servicio entonces pudisteis decidir vos mismo. No creo que si teníais encomendadas otras funciones las abandonarais por uniros a la cacería.

Negando con la cabeza mirando al acusado prosigo. – Ser Etan, creo que sois consciente de la situación en que os encontráis. – Señalando la ventana más próxima desconociendo si es donde sucedieron los hechos, o fue en otra dirección. – Allí fuera me dijisteis que queríais cobrar un ciervo. Un ciervo no un conejo, ni un ave. No dudo que eráis consciente de que una flecha solamente lo abatiría si le dabais en un órgano vital, lo que esta limitado a los mejores arqueros. Responderme con un si o un no. ¿Sois un buen arquero, o no? Por ponerme como ejemplo, yo no lo soy y por eso fui con una lanza.

Confió que Lord Kevan entienda que intento averiguar quien está detrás de la muerte de su padre y porque me niego a aceptar que la respuesta sea simple.

-Cumplí con mis obligaciones antes de acudir a la cacería, milord. -Declaró el joven caballero. -Además en estos días de ceremonia y festividad no hay muchos quehaceres.

El joven arrugó el ceño mientras Normand exponía sus argumentos para explicar la pregunta que le formulaba a continuación.

-Sí, milord. Vi un ciervo en el claro y se me presentó la oportunidad de obtener una buena pieza para... bueno, para que todos quedaran impresionados. Supongo que no se me da mal lanzar con el arco... - bajó la mirada al suelo apenado, -aunque lamentablemente erré el disparo. Las dianas de práctica no se mueven, milord.

Asiento en silencio ante su respuesta, noto una vacilación en el motivo para que hiciera lo que nos explica, sino es un actor consumado. Apenas lo conozco y eso solamente lo pueden valorar los que han convivido con él durante años.

Insistir ahora sería dar a entender que creo que miente, y volver al enfrentamiento con Lord Gerard Harte. Creo que intenta proteger a alguien, la persona a quien impresionar. Podría no ser nada de una conjura sino alguna joven a la que quisiera deslumbrar, u otro joven con el que tenga una rivalidad de toda la vida y ahora teme decir sus nombres para que no los impliquen en la muerte del anterior Lord Maning.

Doy un paso atrás para evidenciar que no tengo nada mas que decir por ahora.

Alzo un tanto la mirada y se incorporó con lentitud relajada, descansando las manos a los lados. Lo que tenía en mente no sería fácil para el escudero, pero no estaba por simpatías con el muchacho, sino buscando la verdad.

-Yo tengo dos para añadir… +continuo, cuando Normand dejo la palabra+  En primer lugar, escuche vuestro razonamiento para la elección del arma y puedo entender bien su lógica, así como el deseo de destacar… Todos lo tenemos en estas competencias. Pero no era la única forma. Con una buena lanza podríais haber ido a por un jabalí, como hicimos nosotros mismos. Sé que sois un buen justador, y aunque peligroso, era un camino más fácil para resaltar en la cacería. ¿Por qué no lo hizo así?

Se llevó la diestra a su bien recortada barba. Sin dejar tiempo a responder, añadió la segunda cuestión.

-Lo segundo puede ser un poco más complejo. Ser Etan, los que llegamos luego no vimos al tal ciervo, solo nos encontramos con la trágica escena. ¿Recordáis a alguien que pueda dar fe de su presencia? ¿Alguien que cruzarais en el camino o momentos antes del incidente y pueda hablar por vos? ¿O bien de la otra comitiva, que venía del lado contrario?

Esta pregunta no solo era para el joven. Los ojos de Yoren sondearon a la audiencia. ¿Alguno de los Manning o sus espadas había visto lo que podía ser la confirmación de un accidente y guardaba silencio?

Ser Etan no supo como contestar a la pregunta de ser Yoren sobre la elección del arma. Titubeó un momento, tartamudeo algo que nadie pudo escuchar y después simplemente se encogió de hombros y miró a ser Yoren con gesto de no saber qué decir.

-Se me da bien el arco. -Contestó finalmente, aunque apartó la vista del caballero errante que servía a los Serf.

La segunda pregunta de ser Yoren hizo que Etan Hogg se relajara, era probable que alguien recordase al ciervo.

-Seguro que alguien más lo vio. -Aseguró el joven. -Y si no, recordará que Lord Manning y su hijo se separaron del grupo para ir tras su pista.

Las palabras que añade Lord Kevan a su acusación sobre la sed de sangre del acusado no encajarían en quien está participando en una cacería, pero si en quién apunta al líder de la Casa a la que se han atribuido de siempre todas las penurias y humillaciones sufridas por la tuya. Intento captar las miradas de los dos pese a que Ser Etan vuelve a quedarse mirando a tierra.

Y si fue en parte un accidente, Ser Etan no planeo asesinarlo, pero al encontrárselo casualmente lo hizo al venirle a la cabeza lo que había oído desde que tenia uso de razón, podría ser una explicación, aunque sigo creyendo que alguien lo ha manipulado para que fuera el quién lo hiciera acarreando las posibles consecuencias. Y quien mejor que una joven para hacer perder la cabeza a un recién nombrado caballero… y si ha sido lo bastante astuta solamente habrá necesitado hablar con él, nada más y su caballero será capaz de soportar cualquier cosa para protegerla. Yo no puedo acercarme a un grupo de las mujeres que habitan en Cimera e interesarme sobre lo que opinaban ellas de Ser Etan debe ser otra mujer, se lo comentare a mis sobrinas.

Lady Lylian pasó unos minutos callada, analizando la situación.Estaba claro que aquello estaba fuera de control, se suponía que en aquella reunión iban a ayudar a ambos lores a alcanzar una paz relativa al menos hasta que se celebrase el matrimonio y sin embargo habían acabado haciendo de jueces, ¿que era todo aquello? ¿por qué Lord Harte les cedía a ellos aquella responsabilidad?¿que Lord en su sano juicio deja que otros hagan de jueces en sus tierras?

Aún avergonzado, Anselminus simplemente contemplaba el interrogatorio desde lejos; aparentemente todo se desarrollaba con normalidad. Le resultó curioso que Lord Normand y Ser Yoren fueran tan insistentes con la elección del arma de Etan, probablemente porque él mismo no era un gran conocedor de las mismas, aunque sus dudas parecían tener mucho sentido ahora que las estaban expresando para todos los presentes, el arco era arma de cazador, no de un caballero o escudero.

Apenas había intercambiado un par de palabras con Etan antes de la cacería, y no le había parecido un mal muchacho, aunque sí impulsivo. Ahora que les veía a todos juntos cambiando impresiones se preguntó a sí mismo, tal vez por primera vez con seriedad, si no habría prejuzgado a Ser Kevan Manning por su evidente arrogancia; si realmente Etan había sido capaz de empuñar su arma con intención de matar a Lord Manning.

Los Serf se percataron de que había algo extraño en las palabras de ser Etan Hogg al responder a las preguntas de ser Yoren. En un primer momento no se dieron cuenta, y las palabras acusadoras de Kevan Manning casi les hace perder el hilo de aquello que les había sonado extraño. Le tuvieron que dar una vuelta antes de caer en la cuenta. Si ser Etan había declarado que se había desligado del grupo para encontrar una buena pieza con la que maravillar al resto y que más tarde se encontró al ciervo en el claro antes del fatídico accidente, como era posible que supiera que los Manning se habían separado del grupo para seguir el rastro del ciervo. Aquello podía entenderse como que había ido tras ellos, pues supuestamente él se había encontrado por casualidad al ciervo, sin rastrearlo ni pretender ir tras él.

Tras las últimas palabras de ser Etan al maestre no le cupo la menos duda de que, cuanto menos, ocultaba algo que no quería decir. Recordó el modo en que había hablado de Ser Kevan Manning la noche del banquete y se le ocurrió una posibilidad, tal vez remota, pero que encajaba con las palabras de ambos.

Aún se sentía aturullado por el resultado de su anterior intervención, de modo que en lugar de exponer sus sospechas a viva voz, las compartió en voz baja con Lady Lylian, dándole un sutil tirón de la manga para captar su atención antes de susurrale al oído. - Mi señora, no creo que Etan ganase nada con la muerte de Lord Manning, y al principio creía en él, pero... sus palabras resultan sospechosas. Da muchos rodeos al hablar de disparar contra el ciervo, y sin embargo no le tiembla la voz al decir que erró el disparo. ¿Y si Lord Manning nunca fue el objetivo de Etan? ¿Y si en realidad apuntaba a Ser Kevan? - 

Era la segunda vez que el joven mostraba una contradicción y Yoren se pasó el índice por los labios que sentía resecos. Sin embargo, enseguida saludo la intervención de lord Kevan.

-Una admirable vista. +comento, sin poder evitar que un poco de ironía se le escapase. Pero se recuperó añadiendo.+ Le agradezco su confirmación. +lo cual era del todo sincero.

Teñida como estaba por el lógico resentimiento y rabia, apuntaba a que ser Etan se había separado del grupo luego de que los Manning lo hicieron, pues de otra forma no habría podido saber este hecho. Esto, sumado a su elección del arma y del sitio, daban pie a que la premeditación había formado parte de la escena, pero solo hasta cierto punto. Si ese era el caso, tal vez podia presionar un punto sensible. 

-  También a usted, ser Etan. Solo una cosa más. ¿Podríais jurar ante los 7 que esta boda es algo que deseáis ocurra de todo corazón?

Ser Etan volvía a quedar descolocado con una pregunta de ser Yoren, no entendía qué importancia tenía lo que él pudiera pensar sobre la boda.

-Si es lo que mi señor quiere... - Respondió con un asentimiento, su tono de voz se había vuelto monótono y carente de emoción alguna al responder brevemente de aquella manera, ni afirmativa ni negativa.

Había cien motivos por los que Etan no desearía que aquella boda llegase a buen puerto. La enemistad entre ambas casas podía extender aquella afirmación a prácticamente la totalidad de Cimera. Pero nadie llevaría la contraria a Lord Harte.