Partida Rol por web

Cuando abro los ojos, veo que me he librado del disparo gracias a Sophia, que se ha llevado la peor parte. Aprovecho que el tío de Alen contempla a su víctima tirada en el suelo y que se ha olvidado parcialmente de mí, para levantarme como puedo y tratar de golpearle.

No tengo ninguna fe en mis actos, pero esto se acaba y no voy a esperar a que me dispare como a un perro.

Nadie le estaba prestando atención en ese momento, por lo cual fue avanzando lentamente, dejando una estela sanguinolenta tras de si. No podía hacer mas que irse arrastrando, pero tenía que llegar.

-Sophia, cabrona, aguantate...¡TU CABRONAZO!

Le llamó. Y cuando el hombre posó la mirada en ella loe estaba apuntando con toda la mala ostia que podía haber en el universo reflejada en el rostro.

-Te dije que al final te iba a dar un tiro

Y disparó.

Le doy un puñetazo en la cara con toda mi alma. No es que sea gran cosa, pero lo suficiente para desestabilizarlo un poco y dejarlo listo para otra acometida.

O mejor dicho, lo suficiente para dejarlo listo para que alguien lo atraviese de un balazo.

Miro al frente y veo a Luna, con esa simpatía natural que ella tiene reflejada en el rostro, sosteniendo el arma que acaba de disparar.

Mis ojos permanecían cerrados, pero escuchaba algunas voces familiares, pero lejanas. El impacto dolía y mucho, podría sentir como me quemaba lentamente; sabía que el dolor aumentaría y rogaba para quedar completamente inconciente para no sentir aquello que me desgarraría internamente. Quería gritar, pedir ayuda a mi compañeros, pero no salía palabra alguna de mi boca.

Tras recibir el balazo (el segundo del dia) retrocedio y soltó la pistola. Se llevo la mano al pecho, la zona donde le dio, y se dio la vuelta para mirar a Dan justo cuando este le da un puñetazo en la cara tirandolo al suelo.

-He.... gana...do.... -esas fueron sus últimas palabras-

Escuchais la radio sonando en los restos del coche muy malamente.

-Los soldados que se oponían en el cuartel parece que han caido al suelo y han vuelto a recuperar el sentido. Todo parece haber acabado. Los militares se dirigen a la ciudad a comprobar si todo esta correcto tras este supuesto ataque biológico... -la noticia siguió extendiendose pero a vosotros os bastaba por escuchar eso, en vuestro interior reinaba la paz pero aun seguíais teniendo problemas como vuestra salud.-

Unos minutos despues helicópteros de guerra sobrevolaban la zona. Pero ninguno se percato de vosotros. La gente se empezaba a aglomerar alrededor vuestra observando la escena y algunos llamando a emergencias.

El arma se le resbaló de las manos luego del milagroso tiro salvador (obviando a drede que acababa de matar a alguien, aunque fuera un cabronazo). Y no fue lo único que fue por tierra, porque también ella terminó dejandose vencer por el cansancio y el dolor, que su terquedad y cabeza dura habían mantenido a raya hasta el momento.

-Saliste mejor que...un principe azul...cabrón...ya puedo morirme...que coñazo...

Para el disparo se había acomodado apoyandose en uno de sus antebrazos, por lo cual desde esta pocisión se desplomó con suavidad, respirando roncamente. Se había desmayado.

El cabrón expira sus últimas palabras y cae junto a mí. No puede ser que la pesadilla se haya acabado.

A toda prisa me acerco a Sophia y su aspecto es muy grave. ¡Sophia, Sophia! ¡Resiste, aguanta un poco! Después corro a dónde está Luna, recién desmayada. Parece que el último hilo de vida se escapa en cada una de sus respiraciones.

- ¡No, Luna!!!! ¡Por poco, no te mueras! -mi voz se entrecorta- ¡Hemos ganado, Luna, no te vayas!

Me levanto con urgencia y me dirijo a la gente que comienza a apelotonarse a nuestro alrededor.

- ¡Llamen al hospital! ¡No se queden ahí parados!!!! ¡Joder, dejen de mirar y llamen a una ambulancia!!!!!!! ¡Que manden un helicóptero!

¿Helicóptero?

Vuelvo mi vista hacia el helicóptero. Allí está el militar que lo pilotaba, con cara de haber despertado de una pesadilla, sin entender qué es lo que ocurre y por qué hay todo este jaleo montado.

- ¡Eh, oiga, usted! ¡Hay dos chicas que se están muriendo, ayúdeme a cargarlas en el helicóptero y vámonos cagando ostias al hospital!

Espero que su aturdimiento y la ansiedad que hay en mi rostro ayuden a que me obedezca sin rechistar.

-¿Que hago yo aqui? -dice el conductor aturdido- ¿Que ha pasado?

Tras ver el accidente y los helicopteros pasando por lo alto vuelve a reaccionar.

-¿Es un atentado? ¿Una guerra?

Cuando Dan le dice esas palabras y al ver su rostro desesperado comprende que no necesita explicaciones ahora. Debe actuar.

-Luego me cuentas todo lo sucedido. Voy a por la chica morena que esta malherida. Ahora te ayudare a llevar a la rubia.

Luego mira al hombre muerto en el suelo.

-¿Y ese?

Un grito suplicante se escucha en la lejanía ¿Reconocía esa voz? quizás alguno de mis compañeros había sobrevivido o una persona caritativa se había compadecido y finalmente nos ayudaría.

Sentía la garganta seca, en llamas y aquel mismo ardor y calor lo sentía en mi pecho. Intentaba abrir los ojos pero no podía y aquel dolor cada vez era más intenso.

No creía mucho en Dios, pero en aquel momento, le imploraba que si existía me ayudara, dandome la muerte inmediata o una pronta ayuda.

Mis ojos ardían ¿Acaso estaba llorando? seguro era ello o algo malo les ocurría. Aquello parecía irreal, desde que desperte en casa de Alen, pero, si sobrevivía, no volvería a ir de fiesta, no de aquella forma desenfrenada, había aprendido sin duda mi lección.

- Ese, ya no necesita ayuda -le contesté al piloto cuando éste recogía a Luna y la cargaba en el helicóptero.

Por mi parte, fui a donde estaba Sophia. Parecía consciente, pero sin tan apenas fuerzas para nada. La cogí con toda la delicadeza posible mientras trataba de animarla. Ánimo Sophia, aguanta, que la pesadilla se ha acabado. El cabrón ese está muerto, Luna lo mató. El piloto llegó junto a mí y me ayudó a cargarla. En un momento estamos en el hospital, Sophia, resiste como puedas.

Subí al helicóptero una vez acomodamos a las chicas.

- Deprisa piloto, al hospital, por lo que más quiera -le imploré.

-De acuerdo, vamonos.

Cuando se fue a subir vio a Andrue, o lo que era Andrue, tirado cerca del coche destrozado.

-¿Y ese chaval? ¡Tenemos que ayudarle! -dijo sin saber que su corazón ya no latia.

Me había olvidado de Andrúe pero el piloto tenía razón. Yo le vi desvanecerse cuando me pasó la pistola e, inconscientemente, le había dado por muerto, pero quizás conservase aún un halo de vida. Desmonto del helicóptero, me acerco a él y trato de encontrar alguna señal de que siga vivo.

- Yo creo que está muerto -le digo al piloto- míralo tú a ver que te parece; o lo cargamos igual, por si las dudas. Pero deprisa, por Dios, no perdamos más tiempo.

Se acerca a verle obedeciendo a Dan.

-Parece que si... -le pasa la mano por la cara cerrandole los ojos- Que en paz descanse. ¿Quieres cargarlo por si acaso? Aunque dudo que puede revivir.

Se levanta de nuevo y se encamina al helicóptero.

-¡Vamos, a prisa! -se monta y se coloca el casco de piloto- ¿Quieres ser coopiloto o te quedas atras vigilando de las chicas?

Entre el piloto y yo cargamos a Andrue, por si acaso. Parece totalmente fiambre, pero no me fío; ya se sabe aquello de que "mala hierba nunca muere".

- Montaré detrás -respondo al piloto. -Arranca ya, por favor.

Me meto en la parte de atrás del helicóptero, rodeado de un casi seguro cadáver y de dos chicas que están a punto de pasar a serlo. Luna sigue inconsciente y Sophia tiene la mirada totalmente perdida. El corazón me late aceleradamente, casi al ritmo del aleteo de la hélice, cuando el helicóptero por fin comienza a elevarse.

- Luna, Sophia, resistid un poco más, estamos llegando a un hospital. -No sé si me escuchan, pero trato de infundirles ánimos. A ellas y a mí mismo, que siento una tremenda rabia pensando que quizás, por poco, no lo consigan.

El helicóptero se separa del suelo y comienza a sobrevolar la zona. Ois que en la cabina de adelante el piloto esta hablando con alguien por radio. Hablan de algo de autorizaciones de vuelo y reconocimento y cosas raras a las que no le dais importancia. Sobrevolais la ciudad observando de que mas allá de la zona del accidente no ocurre nada raro y todo esta como siempre: La gente, el tráfico, los comercios....

Pasados unos minutos veis un edificio mas bajo que los pisos pero mas alto que las casas de unas cuatro plantas asomando. Es el hospital general. Pese a tener Helipuerto empezais a descender cerca de la puerta del hospital hasta llegar al suelo. Toda la gente se ha apartado y os miran fijamente.

El piloto se baja y veis que se adentra en el hospital.

-Necesito que atiendan a dos heridos urgentemente. -le dice a la recepcionista-

Esta se asoma y ve el helicoptero asombrada.

-¿Heridos de guerra?

-No precisamente.

-De acuerdo. Espere un segundo.

La recepcionista comienza a hablar con alguien a traves de una especie de telefono local. Al terminar llama a un compañero suyo que acude a ella.

-Hay dos heridos en ese helicóptero. Ayudale a cargarlos en camillas.

El joven y el piloto se acercan al helicoptero con dos camillas (una cada uno) para recoger a los heridos.

-¿Que ha ocurrido? -le pregunta el joven a Dan y al piloto mientras los carga.

- Es una historia muy larga de contar. Y muy difícil de creer, pienso. ¡Han disparado a las chicas, haga el favor de darse prisa que es cuestión de vida o muerte! -contesto muy nervioso al joven, mientras acuestan a Luna y Sophia en las camillas.

Miro el rostro de Luna, que incluso en el umbral de la muerte no puede evitar tener ese rictus de mala ostia. No te mueras, Luna ...