Partida Rol por web

A pesar de que Dan estaba frente a la puerta, Andrue fue el primero en salir apresuradamente hacia el exterior.Cegado por la luz solar por unos segundos, pero disfrutando de ella con una amplia sonrisa, y luego de unos segundos asi volvio a aferrar su palo de madera -Bien, la luz del sol se siente bien....¿Pero que carajo? ¿Como es que nos libera asi de facil?- miro a los demas, se veia confundido.

'¿Sera que esa cosa era un virus? ¿Sera que nos quiere usar para exparsirlo por toda la ciudad?....'

Qué placer ver de nuevo la luz del sol y oír aquellos ruidos tan familiares.

Tras unos instantes ensimismado, me giro de nuevo hacia el interior. Él está aquí dentro y juega con nosotros. Si nos deja libre la vía de escape, por algo será. Observo las escaleras interiores y luego la otra puerta que hay en esta planta y me decido por ésta última. Él nos retó a encontrarlo, digo en voz alta.

Voy hacia la otra puerta y la abro, bruscamente y levantando el palo de hierro, por lo que pueda encontrar. Yo te acepto el reto, cabrón, digo casi para mí.

Sin pensarlo dos veces camino hacia el exterior. La luz del sol me cegó por unos minutos, haciendome llevar las manos al rostro para cubrirme un poco de ella.

Se sentía bien, muy bien recibir los rayos del sol en mi piel. ¿Cuántos días habían pasado? no lo sabía, no recordaba pero esto era estupendo.

Al acostumbrarme a la luz, retiro las manos y observo todo detalladamente. Un pequeño jardín, genial... seguimos presos pienso y fijo la mirada en la verja de madera ¿Y si la transpasamos? era una buena idea, estábamos a pocos pasos de largárnos de éste asqueroso lugar y recuperar nuestra libertad. El juego habría llegado a su fin.

La sonrísa que se había dibujado en mi rostro, desapareció en chasquido de dedos, pues había recordado lo que Alen había inyectado en nuestros cuerpos. Suspiro.

Veo a Dan entrar nuevamente a nuestra prisión y siento un retorcijón en el estómago, no deseaba entrar una vez más... pero, solo Alen tenía respuestas a todo esto y tal vez explicación hacia esa sustancia que habíamos inyectado.

-Creo que lo mejor es regresar...- digo abrumada e incrédula por mis palabras, pero así tenía que ser. Disfruto unos segundos más de aquel agradable calor y emprendo marcha hacia el interior de aquel espantoso lugar.

Al entrar veo a Dan y escucho sus palabras. Yo también aceptaba el reto.

Dan gira el pomo de la puerta pero no cede. Parece bien cerrada.

Justo cuando ocurre eso ois un ruido detras vuestra. Es el audifono, está vibrando...

Observo el gesto de los demas, respiro profundamente y volvio a adentrarse en el edificio tras Sophia. 'Bueno, al menos puedo decir que vi el sol por ultima vez...' giro el palo de madera varias veces, como si todo esto le aburriera, luego vio a Dan intentando abrir la puerta y pronto, lanzo una mirada furtiva al audifono que se encontraba vibrando.

Sin dudarlo, se acerco a el, lo tomo y se lo puso en la oreja. Luego miro a la camara -Hola, aqui hablo desde estamos-jodidoslandia, ¿Se puede saber que desea, grandisimo hijo de puta?-

-¿Os dejo la puerta abierta y no salis? ¿Os dejo libres y no lo aprobechais? Mirad. No estoy en la casa, por si vais a andar buscandome. Os lo pondre mas facil. Dentro de un poco vendra un autobus a la estación de autobuses cercana a vuestra posición. Si lo cojeis os llevará a la zona en la que estoy...

Suspira profundamente.

-Si... la verdad que estoy un poco loco.

Hecha una carcajada frenetica y de psicopata.

-No se exactamente que busco, la verdad, pero me divierto con esto.

Vuelve a repetir la acción anterior y se vuelve a tranquilizar.

-Tres losetas a la izquierda de la trampilla por la que entrasteis mirando desde la puerta se puede mover. Quitala y habra un billete de 20 dolares. Cogelo y ya tendras la entrada del autobus.

Volveis a escuchar sonidos por el audifono que se comunican con Andrue que lo tiene puesto.

Miré de soslayo la cámara, Alen se lo estaría pasando más que genial al vernos en tantos apuros. Lo odiaba, era increible que existieran personas como él.

Fijo ahora la mirada en Andrue y veo que pone el audífono en su oído. Me acerco a él -¿Y ahora que dice?- le pregunto con mucha curiosidad y deseaba saber pronto la respuesta. ¿Qué nos podía esperar ahora? tal vez nada podría sorprenderme ahora.

Tras el fracaso al intentar abrir la puerta y comprobar que está fuertemente cerrada, doy un golpe con la barra en la puerta de pura rabia y me dirijo hacia las escaleras que conducen a la segunda planta, con la idea fija de encontrar a Alen.

Cuando estoy a medio camino Andrúe suelta su mensaje a la cámara y se pone el audífono; Sophia le pregunta por lo que está escuchando y yo me quedo, al pie de las escaleras, esperando para oír la respuesta.

Solo se quedó de pie, espectante. Se temía que pudiera decirle un mensaje parecido al suyo a Andrue sobre matar a alguien. ¿Porque no había roto el auricular de buenas primeras? Por otra parte, evaluó salir y llamar a la policía, o algo. Seguro que Alen había pensado en eso, y había trampa en dejarlos irse teniendo en cuenta que podían avisar a las autoridades.

Al subir las escaleras ves una puerta doble de madera y está cerrada aparentemente. La puerta tiene un cristal en la parte de arriba y puedes ver lo que hay detras pero sin mucha claridad. Ves un pasillo y alguna bifurcación, pero no se ve bien.

Mientras escucho me dirijo hacia la trampilla y cuento tres losetas a la izquierda de esta. La intento cojer hasta que lo consigo y la saco hacia fuera dando lugar a un pequeño escondite del tamaño de una mano.

-Bingo.

Cojo el billete de veinte dolares y me los guardo en el bolsillo a la vista de todos.

-Ha dicho que ahi habia escondido esto.

Saco el billete y se lo muestro a todos.

-El no se encuentra en esta casa. Dice que lo utilicemos para cojer el billete de bus que lleva a donde está el, que está al llegar ya. Y dice que para el esto es divertido... ademas el mismo afirma que esta loco ¿Que hacemos... nos vamos hacia el o nos marchamos de aqui?

Me quedo sorprendido al ver el nuevo rumbo que toman los acontecimientos. El billete para el autobús parece que nos ofrece la posibilidad de ir a por el cabrón, o, cuando menos, salir de aquí, eso sí, con vete a saber qué mierda circulando por nuestras venas.

Desde la base de las escaleras miro hacia arriba. La tentación por ver qué coño hay allí arriba es muy fuerte y no puedo evitarla. Esperadme un momento, les digo a los demás, yo quiero pillar ese autobús. Retenedlo si viene, que ahora bajo.

Subo corriendo las escaleras, llego a una puerta y la abro, encontrándome con un pasillo. Doy unos pasos y me quedo observando lo que hay a mi alrededor.

Se frotó los ojos, cansinamente y con un pésimo sabor de boca por aquella revelación. "Divertido", ya le enseñaría algo divertido cuando le pusiera las manos encima...

-Yo me apunto a ir tras ese cabrón -comentó desganada.

La idea de irnos a otra lugar, resultava tentadora, pero debíamos ir en busca de Alen. Si escapabamos tal vez moriríamos por la sutancia que teníamos en nuestro sistema.

Suspiro -hagamos lo que dice, que más da- digo encogiendome de hombros, resignada y un poco desanimada. Observo a Dan y tras unos segundos le pregunto -¿Algo interesante allí, Dan?

El pasillo es totalmente blanco y no hay ningun tipo de decoración, como toda la casa. Hay varias habitaciones a los lados pero no tienen puertas. Son completamente blancas tambien y sin ningun mueble ni objeto. Hay cuatro habitaciones, dos a cada lado paralelas entre si. Las habitaciones de la izquierda tienen ventanas simples que dan al exterior.

Ves la calle y algunas personas andando. Hay algo de tráfico aunque no mucho. Los edificios están enfrente y en las plantas bajas hay tiendas variadas: Hamburgueserías, oficinas, agencias, tiendas de bisuteria.... etc.

Ves que siguiendo la calle hacia la izquierda la calle se tuerce hacia el norte mirando desde tu posición, formando una L. Paralelo a la carretera cuando se tuerce hay un río y ves que a algo de distancia hay un puente que lleva a el oeste.

Después de deambular un poco por las estancias vacías y de echar un vistazo por la ventana, vuelvo a bajar las escaleras un poco decepcionado.

Nada interesante Sophia, sólo cuatro habitaciones completamente vacías. ¿Para qué querría Alen esta especie de almacén sin nada, comunicado con su propia casa?

Les describo lo mejor que puedo el panorama que se vé desde las ventanas. Debemos estar al borde de la ciudad, a juzgar por la proximidad de las calles y edificios y porque, a no muchos metros, se debe encontrar la casa de campo donde hubo la fiesta. Qué lejos parece ya aquello.

¿Ha llegado ya el autobús? les pregunto. Vamos a esperarlo fuera.

Me dirijo a la puerta y salgo al exterior.

Abres la verja para salir al exterior y ves lo mismo que viste desde la ventana. Edificios variados en frente, el río, la carretera, el trafico...

Cerca de la puerta hay una parada de autobus en el que hay una señora mayor sentada. Tambien hay a vuestra izquierda, en el giro, un vendedor de perritos calientes.

En cuanto lo oleis vuestro estomago se retuerce y os entra un hambre atroz, que con el estres olvidasteis.

Revisó sus bolsillos conforme salían de aquel lugar. Recordaba haber traído algo de dinero.

-Mierda, que hay hambre. A ver si el cabrón no nos quitó la pasta también y podemos llevarnos unos bocadillos de alguna panadería para comer en el bus o algo. Así no perdemos tiempo.

Pensó en lo irónico que era aquello, la ultima vez que había ido con una bolsa de bocadillos dando cuenta de ellos acompañada había sido en una salida haría como un mes de esa fecha. Una situación tan doméstica en medio de algo tan inusual despertaba hasta gracia, ¿o no?