Partida Rol por web

Escucho todas las palabras de mis compañeros intentandome reponer del duro golpe recibido tras la pérdida de mi amigo. Pero habia que ser fuerte y seguir para adelante y solucionar lo que habia pasado, se lo debia.
Santiago, tu conoces bien a tu ex compañero de seminario ¿Crees que sabia algo mas de lo que te conto yu escondia algo?

-Olivia, si mal no recuerdo, el hermano de Juan y su sobrino murieron por asfixia en la bodega de la casa en la que vivían. Al menos, esa es la versión oficial que nos dio Juan -recordé, pensativa-. Por más que todo apunte a que decidieron asesinarlos.

-Quizá fuera una buena idea que Daniel, Olivia y yo, o al menos alguno de nosotros, acudiera a hablar de nuevo con el padre Amador. A nosotros tres no nos conoce. -Asentí a la sugerencia de Claudio, que me resultó muy acertada-. También podríamos acudir a la dirección de ese papel. Daniel podría fingir que se trata de un joven sin saber donde acudir y que necesite buscar ayuda en brazos de Dios. Quizá, no sé... Puede que las personas que desaparecen tengan algo que ver con esa ermita.

-Sin duda, sería un movimiento acertado. Un evento de esas características a esa hora de la noche es claramente sospechoso. -Apago el pitillo en el cenicero al tiempo que asiento ante las palabras de mi compañera.- En cuanto a las circunstancias de su muerte, puede que fuera lo que las autoridades le dijeran a Juanito, pero... ¿quién sabe? Merece la pena hurgar un poco más en ese asunto. 

Me quedo en silencio durante unos momentos mirando al vacío. El cerebro me va a mil por hora, barajando los posibles frentes abiertos. Cada vez son más y más, y eso antes de acobardarme, me hace encarar esta situación con renovadas energías. Conforme más nos sumergimos, más intrigada estoy y por primera vez en años, siento la emoción de la caza como la sentía en los primeros años de mi carrera.

-Y, siguiendo esa línea, también me gustaría que siguiéramos la pista de Díaz para averiguar las auténticas circunstancias de su muerte, o si se fue de la lengua en sus últimos días. 

Santiago asintió, aceptando a regañadientes lo que había sido evidente para el ex guardia civil: Don Amador había estado tenso, cortante y poco amable. Pero eso no era suficiente como para sospechar de él y mucho menos hacer algunas otras acusaciones más serias. 

Santiago, tu conoces bien a tu ex compañero de seminario ¿Crees que sabia algo mas de lo que te conto yu escondia algo?

Hijo mío -se dirigió a Daniel- a veces crees conocer a la gente hasta que un buen día te llevas una ingrata sorpresa. -Se llevó los dedos a la sien, algo perturbado. Ya no sé qué creer... Todo esto me supera... 

Todas las informaciones le daban vueltas. Todas aquellas muertes, desapariciones, todo esos sucesos terribles se agolpaban sin ton ni son, sin aparente explicación ni orden ni concierto. Y el cura tenía la sensación de que poco más podía hacer él que rezar por las almas de aquellos pobres desafortunados. 

 -Laura, creo que de momento lo mejor será no molestar al padre Amador. Bastante tenso fue con nosotros, no creo que le agrade otro interrogatorio. En cambio, lo de la misa... -volvió a echar una ojeada al papelote que estaba sobre la mesa. No lo sé, me da mala espina. No soportaría que le pasase nada malo a nuestro amigo Daniel, ni al resto de los presentes. 

Padre, agradezco su preocupación por nosotros pero creo que ese padre esconde algo, no se el qué, pero es una línea que debemos seguir. Propongo que vayamos a la misa y ver qué clase de personas acuden y que sermón realiza para ver si hay algo fuera de lo normal. A usted lo conoce, pero a nosotros no. Creo que es mejor ir por separado. Propongo ir a casa, dasrnow una ducha y un pequeño descanso y nos veamos en la iglesia del Padre Amador a la hora de la misa y entremos separados para investigar y observar. ¿Como lo veis?

-Estoy de acuerdo con Santiago -aseguré, con un gesto de asentimiento-. Lo más probable es que el padre Amador esconda algo, pero de momento parece que lo mejor será no molestarle o podríamos resultarle sospechosos. -Me dirigí a Daniel, un tanto preocupada-. Entiendo que quieras llegar al fondo de lo que le ha sucedido a tu amigo, pero quizá debamos esperar un par de días para que ese sacerdote no sospeche. Después, podemos presentarnos en la misa e intentar investigar, viendo qué personas acuden. A Claudio y a Santiago los conoce, pero nosotros dos podemos ir sin que sospeche nada.

Claudio escuchó atentamente al resto de sus compañeros. Como esperaba, su explicación del encuentro con el sacerdote de San Agustín había sido interpretado como esperaba. Sin embargo, ellos querían actuar de una manera diferente a lo que había pensado, pero no era quien para decidir sobre lo que debían hacer o dejar de hacer.

-Muy bien, pero creo que sería bueno que solo fueran una o dos personas las que se dejen caer por allí. Actualmente las parroquias supongo que cuentan con un numero reducido de feligreses, y más o menos la gente es reconocible, aunque solo sea de vista. Más de dos caras nuevas a la vez, y además por separado, podía llegar a llamar la atención de Amador, y modificar su actitud habitual. Yo no entraré, a mí me ha visto esta misma mañana, pero puedo esperar fuera con alguien más, a una distancia prudencial. No sé que os parece.

El grupo escogió la cautela y decidió por el momento no volver a la Iglesia de Amador. Ya lo harían más tarde, cuando se presentase la situación idónea. 

El último bar de tapas dio el cierre. Eran las tres y media, y ya comidos, pero cansados y algo consternados, el grupo dio por finalizada la reunión. Cada uno de ellos tenía responsabilidades que atender. Novios, familia, trabajo y estudios. El mundo real, ese apartado de las conspiraciones y los sucesos terribles y misteriosos, seguía su curso, y por mucho que uno intentase vivir al margen, tarde o temprano tenía que volver a él. 

Con la promesa de que seguirían en contacto, los cinco se dieron un día de descanso, con la idea de volver a juntarse el domingo por la tarde, con el tiempo suficiente para preparar un plan sólido de asalto a aquel monasterio, que con suerte les daría alguna pista de lo que estaba pasando. 

Daniel volvió a casa. En cuestión de horas, todo su entorno se enteraría de la noticia y tenía que estar preparado para dar algunas explicaciones, y también para recibir el cariño y, a veces, agobiante apoyo de familiares y amigos. Olivia volvió a la redacción; a pesar de ser un viernes a la tarde, la investigación del caso Lantarón, que así era como habían decidido bautizarlo, no era la única noticia que tratar, y Rioja2 no se mantendría a base de becarios. Por suerte para Laura, le dio la tarde libre, así como el sábado, para que se recuperase de las emociones del último día, y estuviese preparada para lo que fuera que pudiese albergar ese domingo negro. Claudio volvió a casa de su mujer, a quien tendría que dar explicaciones sobre las sospechosas ausencias de los últimos días. Ojalá pudiese explicarse como una simple infidelidad... Pensó el ex guardia civil, a quien resultaba imposible justificar las idas y venidas, las noches en blanco y las sospechosas horas delante del ordenador de la última semana. 

Santiago volvía a su Iglesia, donde los fieles le esperarían aquella misma tarde. Desafortunadamente, él no tenía que dar demasiadas explicaciones a nadie. 

Logroño volvía a oscurecer, pero la luz se iba filtrando a través de aquella espesa maraña de mentiras y potenciales crímenes que nuestros investigadores cada vez estaban más cerca de desenredar.