Partida Rol por web

Miro al enano, que según llega nos recrimina nuestro precipitado paso por su herrería.

- Lamento haberle puesto en aprietos - le digo después de que Laria le tranquilice. - Espero que una bebida sirva al menos para compensarle - añado, cogiendo yo misma la jarra que traía el camarero y sirviéndosela al herrero.

El resto de los compañeros se precipitan de nuevo a hablar todos de golpe. Yo, sin embargo, prefiero escuchar tranquilamente. Sin duda Olmer entrará en más detalles sobre lo que está pasando en la plaza y sobre esos perros. Por supuesto, estoy de acuerdo con el monje en que, antes de actuar, debemos enterarnos de qué está ocurriendo y, si hay que acercarse discretamente, seguramente pueda servir de avanzadilla sin demasiada dificultad.

Perros. Con suerte el perfume de mi paquete de disfraces les despistará para que no reconozcan el olor... - Pienso mientras anticipo cómo acercarnos a esa plaza sin llamar la atención.

La joven fue a buscar los brazos de Evram, envolviendo a su amado para infundirle tanto calor como ánimos. Compartieron un momento así y luego se separó, dedicando una sonrisa a Vundav que había que tenido que esperar esos instantes.

- Hola, Vundav, me hablaron de ti. Me alegro de conocerte.

Se acercó para dejar un suave beso para completar aquella presentación.

- He estado conversando con gente y me han hablado sobre lo que ocurre en la plaza. Están haciendo algo allí, llevando unas jaulas grandes y también perros. Los guardias han estado hablando sobre "el castigo a los traidores".

Comentó con preocupación ante algo que pensaba debía de estar relacionado con los horribles acontecimientos que caían ahora sobre aquella familia.

El enano miró hacia Nikkha entrecerrando los ojos, estaba ansiosa por hacer algo aunque el resto de reunidos se lo tomó con más calma. En cuanto le ofrecieron una jarra la agarró, le dio un primer trago para después dejarla sobre la mesa. Saboreó el líquido encontrándolo flojo en cuanto a fuerza pero de su agrado.

- Hay revuelo en la plaza. Ya me enteré del que se armó con los guardias. Ahora me pasé y pude ver que están colocando grandes jaulas y perros de buen tamaño. No es ningún tipo de feria o exposición ni nada de eso, por lo que se cuenta es un castigo para los traidores. No he escuchado sobre a quiénes se pueden estar refiriendo.

Olmer agarró la jarra de nuevo para engullir otra parte de la jarra.

- Quería avisar a Laria porque la conozco y sé que es una metomentodo.

Explicó sin ningún tipo de cuidado, la mediana lo observó de mala gana, por lo grande que tenía la boca y en más de un aspecto.

- Un castigo, eh. Quizá han cogido a algunos cabezas de turco y quieren dar una lección al pueblo. No creo que debamos permitirlo. Si vamos a la plaza con discreción y vemos de qué se trata es posible que podamos trazar un plan. Que sufran inocentes por algo que no han hecho me desata los nervios.

- Nikkha, creo que tu idea de salir ya no era tan mala. Voy contigo.

Aún sin saber cómo iban a impedir aquello, y más aún sin saber siquiera qué se iban a encontrar, parecía que había llegado el momento de poner fin a la bebida y pasar a la acción.

 -Cuándo.

Erik había dejado la jarra de cerveza en la barra y ahora tenía toda su atención centrada en el enano.

 -Cuándo va a ser esa ejecución.

Tenían que detenerlo. No podían permitir que más inocentes pagaran por lo que habían... No, por el revuelo que él había iniciado. No quería añadir más cargas a su conciencia de las que ya tenía.

 -Nikkha, Norwind, si vais para allá, os acompaño.

Puede que no se encontrara al 100%, pero por los dioses que no pensaba quedarse de brazos cruzados.

Miro cómo mis nuevos compañeros se van levantando casi de golpe, dispuestos a salir a la plaza, y me giro hacia el monje.

- Tal vez no sea mala idea que vayamos en dos grupos separados. Uno más discreto - huelga decir que sería el nuestro - y otro... - recorro a Erik de piesa a cabeza con la mirada, lo que lleva un rato para cubrir toda su altura - menos - sentencio sencillamente.

Pese a mis palabras, me giro hacia el enano y Laria para ver si la mediana da su visto bueno. Después de todo, yo por ahora estoy aquí ligada a su contrato. Claro que no sería la primera vez que rompo un acuerdo si no me interesa... Después de todo, ese ha sido mi trabajo durante muchos años.

Las noticias que Vela traía no podían ser peores, Vundav observó al que consideraba hermano en este lugar y luego devolvíó la mirada a Vela.

- Me hubiera gustado conocerte en mejores circunstancias, de todas formas es un placer.

Dejando de lado las formalidades, Vundav preguntó por lo que ahora mismo más le preocupaba.

- ¿Piensas que han llevado allí a tu padre? Tenemos que ir allí de inmediato. - Se detuvo por un instante - Hay que proteger a tu madre y tu hermana lo primero y luego... - dudaba - .. no se qué hacer. Hay que intentar rescatarlo, no me fío en absoluto de los Thrune. Si encarcelan o ejecutan a tu padre, lo siguiente será expropiarte de todos tus bienes.

- Si quieres venir, hay que decirle a tu madre que prepare todo para una eventual huida. No se cómo haremos para rescatar a tu padre pero hemos de intentarlo.

El querer dejar fuera a su familia de la rebelión se hacía un tanto imposible. Vundav había intentado huir de ella, pero ésta había venido a buscarle.

La joven recién llegada sonrió grácilmente a Vundav, feliz por conocer al amigo de Evram de quien ya había escuchado alguna pequeña historia. Se quedó pensativa un segundo después y luego suspiró.

- ¿Queréis acercaros? Me puedo quedar aquí para ocuparme de ellas. No os tenéis que preocupar.

Evram entonces miró hacia su amigo y pasó un dedo por su barbilla.

- Hemos de prepararnos para irnos, si es que planean matar a padre. No es algo que podamos permitir. Como sabes soy usuario de magia pero sobrepasar a los guardias de la ciudad tampoco es tan fácil. Vamos a acercanos si te parece y así sabremos mejor a qué atenernos.

Parecía dispuesto a ir hacia la plaza a buscar más información que completara las malas noticias traídas por Vela.

Levantándose de la mesa tras una muy corta celebración, hubieron de salir de nuevo a la calle ya pensando en un nuevo enfrentamiento con las fuerzas del alcalde. Arden parecía querer tomar la delantera para buscar cualquier tipo de información y cuando se quiso dar cuenta tenía a Laria a su lado, si no a más de sus nuevos compañeros.

En las calles había agitación, rumores se estaban esparciendo entre las personas que mantenían convesaciones.

- No pueden apresar a ciudadanos sin pruebas, ¿realmente hicieron algo?

Se escuchó a un hombre quejándose en voz alta, atrayendo de más la atención sobre sí mismo. Aún así continuaron recorriendo calles hasta que la plaza del ayuntamiento fue visible de nueva. Desde lo lejos ya se veía la nueva escena: la disposición de media docena de grandes jaulas, tanto que podían contener a varias personas y daba la impresión de que eran apropiadas para reos o esclavos. Los guardias estaban paseando varios perros, de hecho una mirada más atenta permitía ver que habían canes también dentro de aquellos cubículos.

Laria tocó el hombre de Arden y retrocedió para poder explicar al resto del grupo el pequeño descubrimiento. Los guardias, las jaulas y los perros formaban una escena inquietante mas por ahora nada más la componía.

Vundav sonrió a Vera.

- Muchas gracias por hacerte cargo.

E inmediatamente respondió a su amigo.

- Tenemos que llevar cuidado, me parece lo mejor lo que dices: vayamos a la plaza y actuemos en función a lo que encontremos allí.

Vundav saliço rápidamente con Evram hacia el lugar que Vera les había indicado.

- ¿Para qué demonios son esas jaulas? ¿Qué prentenden encerrando ahí bestias y hombres? - Si era eso lo que iba a pasar.

Desde su posición no podían hacer otra cosa que esperar y pasar a la acción al descubrir qué era todo aquello, al parecer un despliegue intimidatorio que verían si acababa en real o no.

El nuevo alcalde usaba métodos poco sutiles y eso ya indicaba el tipo de enemigos al que tendrían que vencer.

Todo aquello era sin duda algo muy raro. Mishima ya se estaba temiendo que cuando llegasen hubieran apresado a personas, sobretodo por los comentarios, pero si éstas estaban vacías. No tenía sentido.

Lo mismo lo que quieren hacer es empezar a apresar a la gente que vaya allí a mirar. Sobretodo si están buscando a algún grupo que ya hubiese hecho algo parecido antes. Como nosotros. Si ya nos metimos en una pelea por ayudar a la gente es posible que esperen a que hagamos lo mismo de nuevo.

La mediana arqueó el labio por la parte izquierda, disgustada por aquella visión.

- Esas jaulas son para personas, sí. No me gusta nada y sin duda es algún tipo de castigo, algo diseñado para sembrar terror.

Miró hacia el resto, no le gustaba en absoluto lo que sus ojos le mostraban.

- Si arrestaron a gente, deben planear traerlos aquí para someterles. No sé en qué momento puede ser, quizás convenga que hagamos guardias en las cercanías.

Terminó por indicar, mientras que más allá los soldados vigilaban el edificio así como todos los objetos y animales que componían el nuevo oscuro cuadro que querían plasmar en aquella plaza.

Hubieron de salir a la calle ya pensando en un nuevo encontronazo con las fuerzas del alcalde. Evram parecía querer tomar la delantera para buscar cualquier tipo de información. En las calles había agitación, rumores se estaban esparciendo entre las personas que mantenían conversaciones.

- No pueden apresar a ciudadanos sin pruebas, ¿realmente hicieron algo?

Se escuchó a un hombre quejándose en voz alta, atrayendo de más la atención sobre sí mismo. Aún así continuaron recorriendo calles hasta que la plaza del Ayuntamiento fue visible de nueva. Desde lo lejos ya se veía la nueva escena: la disposición de media docena de grandes jaulas, tanto que podían contener a varias personas y daba la impresión de que eran apropiadas para reos o esclavos. Los guardias estaban paseando varios perros, de hecho una mirada más atenta permitía ver que habían canes también dentro de aquellos cubículos.

Un poco más allá sin llegar a estar en la plaza sino en una de las calles que daban a ella, pudo notar una gran figura perteneciente a alguien que ya conocía: Erik. Era tan corpulento que destacaba desde la distancia, pareciendo distraído mirando también en dirección a la plaza.

- Hay alguien que conozco por aquí, sígueme.

Con la mayor discreción posible, Vundav y Evram intentan acercarse a Erik

La escena era sin duda siniestra. No cabía duda que lo que habían preparado allí era una ejecución pública, una clara represalia para intentar amedrentar a los posibles rebeldes. Aquello no le gustaba en absoluto, pero tampoco le sorprendía. Thrune era el tipo de tirano que hacía ese tipo de cosas miserables.

 -Esto va a ser una ejecución pública. Y las bestias serán los verdugos.

Estaba claro que no podían permitir que asesinaran a nadie allí, pero, ¿cómo impedirlo?

 -Vigilar me parece una buena idea. ¿Atacaremos cuando vengan los guardias?

Erik poseía una potente voz que incluso cuando trataba de modular resultaba audible por gente cercana.

-Esto va a ser una ejecución pública. Y las bestias serán los verdugos. Vigilar me parece una buena idea. ¿Atacaremos cuando vengan los guardias?

Las palabras del corpulento guerrero estremecieron a Evram. El joven noble de cabello castaño vestía elegantemente en rojo y ahora mostraba una seria preocupación tras haberse acercado y escuchado la frase al completo.

- ¿Una ejecución pública? ¿Van a matar a los prisioneros? No pueden hacer semejante barbaridad.

Dijo el mago en dirección al hombretón y aquella gente que le acompañaba, provocando la sorpresa de todos ellos. Al lado de este joven humano de veintipocos años estaba el ya conocido Vundav que había tardado cerca de una hora en reencontrarse con ellos, el destino era así de caprichoso.

- No voy a dejar que se salgan con la suya.

Iba a decir más cuando su mente logró analizar la última frase de Erik "¿atacar cuando vengan los guardias?". Evram dirigió la mirada al aasimar para ver si sus siguientes palabras lograban resolver algunas de sus nuevas preguntas sobre la gente a la que se habían acercado.

Vundav presentó a Evram se forma muy concisa.

- Evram es como si fuera mi hermano, estoy acogido en su casa. "Padre" es uno de los que han capturado, hemos venido a ver qué se puede hacer. ¿Sabéis algo? ¿Hay algún plan?

El joven brujo intentaba controlar su nerviosismo.

A la Nikkha envalentonada por el alcohol le agradó el efecto de su liderazgo, aunque a la Nikkha cuerda y sensata no le hizo tanta gracia, pero esta última se encontraba amordazada, maniatada y encerrada en alguna celda en el interior de su semiélfica mente. La joven guió al grupo por alguno de los atajos de la ciudad que ella conocía y pronto se vieron con tan dantesca escena. 

Si ciertamente el alcalde pensaba ejecutar a algunos prisioneros dejando que los mastines los devoraran vivos, aquello iba a ser lo más desagradable que sucediese en la ciudad desde hacía mucho tiempo. Quizás podían lograr el apoyo de los ciudadanos que se congregasen allí para evitar aquella monstruosidad.

-¡Tenemos que hacer algo!- dijo alarmada por la situación- ¡Cuando vengan deberíamos abalanzarnos sobre ellos y liberar a esos pobres ciudadanos!- confirmó el plan del guerrero

La repentina aparición de Vundav y su "hermano" consiguió sorprender al guerrero. ¿Ya eran tan sigilosos? ¿O era que aún no se le había bajado la cogorza lo bastante como para estar preparado para la batalla? Fuera como fuese, la cuestión era que su compañero había vuelto a reunirse con ellos. Y parecía que el hombre que le había acogido era uno de los protaginistas de aquella truculenta velada.

 -Lo único que tenemos es lo que ha dicho Nikkha. Machacarlos en cuanto vengan a realizar su trabajo. Pero si hay sugerencias mejores, estamos abiertos a escucharlas.

Aunque en lo que a él respectaba, nada mejor que una buena escaramuza a la antigua. Unos cuantos golpes y espadazos y tendrían a los prisioneros liberados en un momento. ¿Que había ideas mejores? Seguro, pero tan sencillas y efectivas seguro que no.