Partida Rol por web

-Me temo que eso no es posible. La casa está precintada y hasta que el juez lo permita, no puede cruzar el precinto nadie ajeno a la investigación. Le ruego que lo entienda, me juego la placa si le dejo pasar ahí dentro.-.

-Nos es indispensable entrar señor Pickman.

Creo que la rapidez es esencial en estos casos, señor Pickman. (O por lo menos pasa así en las novelas de misterio, por Júpiter, piensa Percy). ¿No podría hacer la vista gorda?

Percy se mantiene sobre un pie, ora sobre otro, su expresión sugiere angustia por su amigo. Podría peligrar la vida de John...

-Lo siento de veras caballeros, pero no hay nada que yo pueda hacer en este momento y si realmente me tuviesen en alguna estima, no insistirían en esto. Si John se ve amenazado, puede venir a la comisaría. Si no, como les decía, les veo mañana. Ahora si me disculpan...

El sargento intenta parecer amable, pero es obvio que empieza a impacientarse ante vuestra insistencia y se despide saludando con su sombrero. Quedan dos agentes custodiando la casa.

Dieigiéndose hacia todos sus compañeros Harry suelta un tanto irónico:

-Con la policía no se negocia chicos. O por la fuerza o por el escaqueo

Seguro que interpreto mal la insinuación del detective, pero…

-Hum. Yo pienso que deberíamos de ser prudentes y no meternos en casa de nadie sin permiso. Porque veamos, el asesino del tío Short lo torturaba para que le revelase el paradero de alguna cosa, cosa que el presunto Dawson vino a buscar a la fiesta, tal vez le sacó ese dato: que había enviado algo a su sobrino, nuestro psiquiatra favorito.  Ahora bien, queda claro que sea lo que sea lo que buscase, no se encontrará ahí dentro. Lo que convendría es una lectura cuidadosa del diario.

Lo entendemos, sargento, disculpe nuestra actitud. Son los nervios.

Encoge los hombros ante el comentario de Harry. Había que intentarlo. Sonríe.

Se vuelve a Júpiter, cuando habla. Percy asiente. Vale. Vamos a un lugar tranquilo y leemos el diario, a ver qué se puede sacar de ello. ¿Recogemos a los demás en el depósito? Deberíamos hacerlo todos juntos y decidir el próximo paso a tomar.

-El Chaston es un buen sitio para relajarse, después de ir en busca de Scott y el de Boston. Además, tengo una sed de mil demonios. ¿Quién me invita?

Parece que la policía no va a dejarnos entrar así como así en la casa, y con la patrulla vigilando fuera me parece bastante poco probable que podamos entrar y encontrar algo útil sin que nos pillen...

Supongo que habrá que ser un poco pacientes, seguramente el diario diga algo y si han torturado al tío de John lo mejor será que estemos a su lado por si el asesino intentara algo contra él también.

El trago también nos ayudará a despejar un poco la cabeza, no conviene estar estresados ante una situación de peligro... eso lo se bien.

Un tanto decepcionados por los escasos resultados que han tenido vuestras pesquisas, os subís al coche y emprendéis marcha hasta el depósito. Cuando llegáis, todo parece tranquilo. Hay luz aún dentro así que suponéis que al menos Franklin debe seguir dentro.

Son casi las 4 de la mañana cuando dos coches paran dos calles más allá de la casa de Frederick Short. Uno lo conduce Rick y el otro, Harry. Los dos coches recorren las calles en completo silencio, por lo que no es fácil pasar desapercibido.

Rick sale andando disimuladamente hacia una esquina desde la que puede ver la casa en cuestión mientras que Precy, avanza ocultándose, amparado por la oscuridad de la noche. 

La casa de Short parece tranquila. No se ve a nadie en los alrededores. 

Jamás se me ocurriría poner mi vista sobre ese hechizo… Había preguntado: “¿Qué pasa si lo lees, te entran ganas de matar a alguien o qué pasa?”, pero no había obtenido respuesta de los tres que lo habían leído, el profesor y los dos detectives, sólo parlotean sobre putas y calabozos. No es muy tranquilizador. El psiquiatra dice que ya está bien, pero después de un ataque así… yo iría directo al hospital. A un tío mío le sacaron un tumor de la cabeza como una ciruela que le provocaba alucinaciones. “¿Estáis seguros de que no es veneno?”, de nuevo sin respuesta.

Ahora bien, el tío Short debía de tener muchas agallas, creerse a pie juntillas todas esas chaladuras de Kali, si había soportado la tortura antes de revelar el paradero del amuleto. Yo no creo que el amuleto esté en casa del tío Short, la habrán revuelto toda sus asesinos. “¿No se le ocurre ningún otro lugar donde pudiese haberlo escondido, profesor?”  Y: “Lo de la trampa que propone Percival no lo veo muy claro, cosas así sólo funcionan en las noveluchas, sin ánimo de ofender.”

Sinceramente, me escurriría de este asunto, les pediría que me llevasen inmediatamente a casa, pero ahora me da miedo separarme del grupo. ¿Y si me raptan a mí y me torturan, como si yo supiese algo? “Yo sólo cuento con mi navaja.”

Desciendo del auto de Harry y comento:

-Yo puedo hacerme el borracho.

Escoge un arma larga (escopeta, fusil,...) y ya me dirás a quién se la das. 

Cogí una escopeta del .12 y se la doy a Percy