Partida Rol por web

Mira que esta con ella Azkarra, pero ve que faltan las otras dos compañeras. Dejo por un momento el escuchar lo que escucho de dentro del almacén para dirigirme a Azkarra.

¿Qué hacemos, esperamos a que venga o entramos ya?, si las esperamos concretamos un plan para entrar y acabar con esa panda que hay dentro. ¿Qué me dices?

-Vamos a ver que nos encontramos dentro, conteste a Motoko. Era mejor que nos adelantaramos, no sabia con lo que nos ibamos a encontrar ni donde estaban los chicos.  

Motoko y Azkarra saltal al unisono dentro del barco, desapareciendo.

Ustedes dos van entrando en la darsena, casi llegando. Alli, Fae puede ver desde encima de Jhiar a una mujer de raza negra tendida en un charco de sangre, sobre la darsena, en medio de un monton de restos de madera y cemento roto.. El color de su piel es lo unico evidente, ya que apenas lleva ropa puesta. Sin embargo esta algo lejos, asi que no puede ver mucho mas de eso.

- Parece que las chicas ya han entrado al barco. No hay rastro de ellas... - le comenté a Ardid conforme íbamos llegando al barco. Una vez allí, a pie de la nave le susurré tan bajo como pude - vamos a ver qué nos proporciona el silencio.

Teníamos que entrar a ese barco y nada nos lo iba a impedir. Así que no era cuestión de demorarlo más. Con sigilo y con Ardid a mis espaldas pegué un brinco para encontrar qué y quiénes nos estaban esperando allí. Me concentré todo lo que pude e intenté que mis sentidos me describieran la situación.

Tras escuchar a Jhiarr, asiento y sin levantar la voz, le digo - Me parece bien... -.

Tu llegada arriba es pesada, no eres tan sigilosa con el desbalance producido de cargar a alguien, Jhiarr... Sin embargo, eso poco importa, ya que alcanzas a oir el ruido de combate, movimientos y voces encolerizadas abajo, aunque sin alcanzar a entender las palabras. Es evidente que se esta celebrando una fiesta sin ti...

La cubierta del barco es una extension larga, dividida por varios techos de lo que debian ser almacenes. Curiosamente, han sido reemplazadas las tapas de acero por techos de cristal polarizado, con armazones de aluminio. El que esta más a proa, por donde ustedes llegaran, esta destruido en gran parte, y parece ser la fuente de los ruidos...

La ausencia de ruidos pronto se rompió con gritos estremecedores y no sabía muy bien si Ardid podía escuchar lo mismo que yo así que tenía que advertirle de algún modo. Hice que bajara lentamente, haciendo que se deslizara por mi espalda y una vez en el suelo le miré a la cara con preocupación y le susurré al oído.

- Esto es serio. Yo voy primero, tú protégete antes de bajar. Salta, levita, o llámame para que te recoja en brazos pero no te hagas daño. Aquí habrán algunos que quieran encargarse de ello.

Volví a mirarla a la cara y le guiñé un ojo. Espero que me hayan dejado algo comestible allá bajo... Después de milésimas de segundos continué pensando... Y que la carnaza no sea ninguno de mis compañeros. Tan pronto como me despedí de Ardid, me di media vuelta y pegué un brinco tan ágil como silencioso.

Saqué las hachas y me preparé para la batalla. Eso sí, afinando mis oídos para ver si Ardid requería de mi ayuda. Cualquier cosa que dijera mis sentido auditivo estaba listo para escucharla.

Tras una sonrisa a Jhiarr asiento mientras le digo - Tranquila, adelántate, voy a ver cómo está la cosa... -.
Antes de que se vaya, a pesar de todo, le toco el hombro y mi voz se llena de preocupación - Pero Jhiarr... ten cuidado, ¿vale? no podré curarte de nuevo si te hieren... -.

Jhiar salta, dejandote sola. De la cubierta hasta abajo, hay unos 10 metros. 

Al asomarte ves una sala similar a la de computacion de la mansion, bastante grande, de unos 30 metros de largo y el ancho del navio. El suelo esta lleno de escombros, tanto de vidrios del techo roto como de lo que parece haber sido una mesa y ordenadores, ahora hechos pedazos...

Alcanzas a ver a Motoko tropezandose tras una enorme gorda de raza negra, en ropa interior, que huye hacia popa. Todo esto, por el lado opuesto del barco donde estas. Tambien ves a Tifon y Azkarra peleando con un muchacho de buzo negro, de tu lado, pero bastante más a proa. La esquina debajo de donde estas esta llena de escombros, pero los combates se producen alejados de ella. Jhiar aterriza sobre los restos sin problemas, gritando.

-¿Es aquí dónde dan los tickets para ir al infierno? ¡¿A quién puedo rebanar en pedazos?!

Tras ver a Jhiarr saltar y con una sonrisa en los labios al oírla, decido invocar un portal que me permita llegar hasta abajo del todo sin peligro para mi integridad.
Me lleva unos segundos empezar a notar el chisporroteo de la magia a mi alrededor y cierro los ojos para abrirlos una vez en el suelo.