Partida Rol por web

El ataque de Bleeder hace al dragón perder el equilibrio y desplomarse debido al dolor en la articulación de una de las patas de apoyo, momento que provecha el dracónido para ponerse a su espalda esquivando un mordisco del dragón, que cierra sus colmillos a pocos centimetros de la cabeza del paladín. Si la bestia no llega a estar en el suelo y puede alargar un poco más el cuello, probablemente ahora Shedinn no tendría nada que sujetar sobre el suyo...

Cuando por fín el dragón consigue reaccionar y volver a erguirse, se da cuenta de que las columnas de hielo que salen del suelo no le permiten alzar el vuelo sin peligro, así que se centra en el enemigo que ha llamado más su atención, consiguiendo solo rozarle con una de sus garras, que apenas traspasa la armadura. Después de sus ataques, escuchais como el dragón ruge de dolor, pues al parecer la herida ardiente de Duthan sigue quemándole, y al atacar no ha podido dedicarse a apagarla.

Ahora que esta en el suelo y sus enemigos pueden darle Jerisse lanza sus proyectiles hacia el enemigo pero falla

Ataco a la bestia, pero mi golpe se falla. Desde luego, hoy no es mi día.

Shedinn observa con regocijo como gotea sangre allí donde ha golpeado con la hoja de la alabarda, que parecía haber resbalado inofensivamente por las escamas del dragón. Inspirado por el éxito de su anterior ataque, vuelve a la carga y gracias a la distracción que proporciona Duthan consigue volver a hacer sangrar al reptil.

- ¡Rodearlo, rodearlo! - hace gestos el paladín para que Bleeder se acerque a él y aproveche para colocar uno de sus golpes furtivos

- Ya empieza a sangrar - dice con deleite en su voz - ¿Ya sientes el poder de Bahamut, reptil asqueroso?

A pesar de su posición ventajosa, falla estrepitosamente cuando intenta golpear el enorme cuerpo del dragón con el martillo.

Bleeder aprovecha el espacio dejado por el paladin y se agarra al dragon para apuñalar y seccionar sus partes vitales, la roja sangre de la sierpe chorrea por su pequeño codo mientras deshace la nieve sobre la que cae dejando un calido reguero carmesi en el suelo.

-Uff! esa herida tiene mala pinta... yo procuriaria curarla cuanto antes. -Dice el siniestro mediano con hiriente sarcasmo.

Entonces, sus piernas comienzan a fallar y por un momento se tambalea... al parecer la sangre que mancha el suelo es la suya propia. -Vaya, que terrible ironia... -Dice sosteniendo sus heridas. -La proxima vez mi hoja si cortara tu carne, sabra rica la cecina de dragon?

Al recibir el alabardazo de Shedinn, que le hace empezar a sangrar y teñir de rojo la nieve bajo sus patas, el dragón se pone furioso por el dolor, se revuelve e hinchando su pecho y su cuello, exhala de nuevo su letal aliento. Pero se encuentra rodeado y son demasiados adversarios a evitar, por lo que no puede centrarse en su ataque, que es esquivado por Bleeder con una ágil pirueta, e incluso por Shedinn, al que solo se le hiela parte de la armadura.

Cuando por fin la bestia puede reaccionar, eleva el vuelo con cuidado de no ser herida por vuestras armas y se dirige hacia su torre poco a poco, solo que en vez de continuar e intentar apagar la ardiente e insidiosa herida de Duthan, a mitad de camino vuelve a darse la vuelta, como la última vez...

Aunque de nuevo veis venir su ataque, esta vez la criatura está demasiado cerca sobre vosotros, y su aliento barre el ya de por sí frío suelo en bastantes pies a la redonda de donde os encontrais. Sentís como el hielo empieza a subiros por las piernas, agarrotándooslas y haciendo que vuestra armadura se quede rígida, entorpeciendo vuestros movimientos, además de traspasándoos un frío mortal.

Solo Bleeder consigue librarse, que al tener al dragón tan cerca sobre su cabeza y verle abrir sus horribles fauces, pega un salto y se agarra a sus patas traseras durante el tiempo que dura el ataque, hasta que por fin el dragón se percata de su presencia y se lo quita de encima con una sacudida.

La maga ve como el dragin se aleja para volver y lanzar su terrible aliento, asi que decide realizar su hechizo mas mortifero aunque esperaba no necesitarlo.

Esta vez los rayos que salen de sus manos son de un verde intenso y dan de lleno en la criatura blanca, provocando que esta ruga de dolor a medida que el un liquido verde va devorando sus escamas

Bleeder vuelve a buscar las partes blandas del dragon y esta vez su hoja magica empieza a vibrar, hasta el punto de que parece llevarle la mano sola, sin apenas apuntar. -Ja! No se que me gusta mas si acertar por mi mismo o con trampas!

El paladín alza su alabarda tratando de cortar las alas del dragón, pero las fuerzas le fallan, se le doblan las rodillas y acaba doblado con un súbito ataque de tos y el cuerpo tiritando de frío - Bahamut, prestame tu fuerza para combatir este engendro malvado - recita mientras se lleva las manos al pecho, la luz rodea su cuerpo mientras sus heridas dejan de sangran, aunque no se cierran del todo.

Con mi espada, hago un tajo en el cuerpo del dragón. Ya está visiblemente magullado, pero aún nos puede dar más guerra.

¡No escaparás de aquí con vida, estúpido reptil! ¡Eres lo único que se interpone entra mi oro, y no pienso dejar que nadie se interponga entre mi oro y yo!

Dolorido y sintiendo que las fuerzas le abandonan, hace un esfuerzo para colocarse de nuevo al alcance del dragón. Intenta golpearle con poco éxito pero el poder de su armadura le permite recuperarse y plantar cara de nuevo al enorme reptil.

Al verse acosado por tantos adversarios, y a pesar de que la mayoría de ellos hayan quedado demasiado débiles como para hacerle daño después de la descarga de su aliento, el dragón ha sufrido daños graves y empieza a temer verdaderamente por su vida desde que comenzó el encuentro, así que decide retirarse y ocuparse de sus heridas.

Esquiva vuestras armas y se aleja volando, no sin antes llevarse algún corte poco profundo de las dagas que ha conjurado la maga a su alrededor, pero con lo que no contaba era con que el débil golpe del enano tendría efectos secundarios, que aunque atenuados, resultan bastante molestos cuando la onda sonora hace vibrar su cuerpo y ensordece sus oidos.

Por fin consigue llegar a su guarida, donde se posa sintiendose algo más seguro por momentos, y consigue de una vez por todas apagar el fuego mágico que surgía de la herida del otro enano y quemaba su piel desd hacía rato. Sin embargo el enemigo seguía acechando a sus puertas, y no podía bajar la guardia...

Viendo como nuestro enemigo sale huyendome me acerco hasta donde estan mis compañeros

-Deberiamos aprovechar para recuperarnos y rematarlo,¿que opinais?-