Partida Rol por web

- estoy en el centro desde el 39, pero igual Daegu es la metrópolis más al sur de Korea... O lo era, no veo tampoco un motivo que ate a dicho país, además, ahora voy a ser una prófuga ¿No? Supongo que viajar sin ataduras será más inteligente.

No, no tenía ni idea de posibles cambios en el mundo, nunca le había gustado estudiar, se mantenía en una forma aceptable e imaginaba cuentos, ahora que no tenía a donde ir, una vida de trotamundos le parecía lo mejor.

- Espero que no hayan muchas bajas, muchas personas solo trabajan aquí por necesidad.

Caminaba con cierta ligereza, y si algún guardia estaba herido, se acercaba en silencio, apartaba cualquier arma y le apoyaba en la pared, todo ello intentando no retrasar a Bora. Sabía que algunos de esos guardias le habrían disparado sin pensárselo, pero aunque aquella maldición le perseguía a ella, procuraría no cometer el error de convertirse en un monstruo como el que eran los guardias que hubieran matado a algún muchacho o muchacha, también podían haber guardias honestos que dieran disparos de advertencia o incapaces de disparar a los más jóvenes, por ello era importante dejar en buena posición a los heridos.

- si vemos a algún crío vivo ¿Puedo llevarlo en brazos? - no se detenía ni un momento y su respiración empezaba a ser cansada, ayudar a ambos bandos podía parecer hipócrita, pero ella no veía dos bandos, veía personas. De hecho se sentiría hipócrita si pudiendo ayudar a alguien no lo hiciera, no era hipocresía; solo su propio punto de vista.

Señor Pfixz, efectivamente, los atacantes disponen de aeronaves pero al parecer no van sobrados en gente que las pilote. No se preocupe por esa herida, lo llevaré en brazos y lo curarán en el helipuerto pero hemos de ser muy rápidos o la tormenta nos impedirá el despegue. Miro mi reloj y me acerco a él para cogerlo. Apenas nos quedan cinco minutos... Habrá que correr.

Si no se opone lo agarro de un brazo y, agachándome, me lo coloco cruzado sobre los hombros ciñéndole la cintura con el otro brazo*

No es que la conozca, Dan, pero en cinco minutos nos habremos ido y si aún sigues aquí, recuperarás el control porque ya no estaremos. 

Ya todo listo para salir corriendo hacia el helipuerto miro a Andrés. Mucha suerte compañero, se rápido, no escatimes fuerzas y acaba con él de manera rápida y contundente para que tengas una opción de escapar. ¡Ánimo!

Y sin más dilación salgo corriendo hacia el helipuerto con el señor Pfizx a mis hombros intentando en la medida de lo posible los espacios abiertos por si un francotirador decide tomarme como objetivo aunque las vestiduras de soldado y que llevo a su jefe a cuestas igual hace que se lo piensen antes de dispararme.

Al parecer Irwing había acertado y tocaba continuar, pero en tiempo era crucial, así que decidí dejar una pista más obvia para Jason y Carlos por lo que, antes de cruzar la puerta me concentro un poco y procedo a grabar un triangulo de piedra a modo de flecha en el suelo de tal forma que ninguno de ellos tuviera que jugar a los acertijos al llegar aquí.

Cuando la niebla apareció, no pude evitar sonreír. - ¡Allí tienen putos buena suerte disparando a través de la niebla!

Era una lástima haber perdido a dos compañeros, pero nuestras posibilidades mejoraban a cada paso, pero necesitaba asegurarme que los chicos que quedaban detrás no perdieran el tiempo.

Así que, tras cruzar la puerta, me pongo en cuclillas por unos segundos y tras concentrarme empiezo a manipular la tierra bajo el suelo a fin de dejarles una señal visible que pudieran seguir.

Clint apartó la cabeza para mirar por detrás de Gina al nuevo grupo que acababa de llegar, pronto se vieron envueltos en drones así que Clint no pudo verles bien, en unos pocos segundos estarían con ellos... no quería que otros escucharan como preguntaba a Gina su edad ¡Que vergüenza! Veintidos años... Además era tan mayor, pero no parecía tan vieja... las hormonas de Clint estaban locas y poder desviar la mirada hacia el grupo que tenía Gina detrás salvaba a Clint de que su erección fuera más evidente.

Eran sus labios, sin duda. Entonces fue cuando uno de los drones disparó a uno de los chicos en la cara - ¿¡Pero qué haces!? - El don de Gina era fabuloso. Verla hablar entre aquellas dos realidades, desde las máquinas y desde sus fruiciosos labios era una delicia. Casi podía sentirse parte de aquel mundo virtual. Sin embargo que aquel chico cayera de repente al suelo muerto había sido demoledor - ¿Eran capaces de hacer algo así? Se confirmaba, esto no era un rescate, era un reclutamiento y probablemente no fueran a ser mejores que los guardias que les habían tenido encerrados hasta ahora. - ¿Era necesario dispararle? - ¿De verdad alguien con el poder de Gina podía haberse sentido amenazada? ¿Era solo disciplina?

Esa chica.... bueno, no importa - Le daba vergüenza que otros chicos le oyeran preguntando por Ororo, y la mirada de Clint se desviaba hacia el grupo de chicos que llegaba, además, otro grupo estaba ya allí. Entre ellos ¡Clint!¡Lo había logrado! y llegaba con otro grupo que.....  Ugh... Elí... ¿de veras iban a llevarse a ese niño? Casi seguro que podían rastrearle, se habría dejado hacer de todo.

Empezó a levantar la mano saludándose a su clon y a los grupos que ingresaban

Ningún plan había funcionado, ni la niebla, ni la ilusión, ni la parodia del arresto.  De repente un ruido seco y la caída de Ororo al suelo tiraron por tierra toda planificación hecha.  -¡Jason Carga a Ororo, todos corran hasta el proximo techo!- gritó Nahuel.  Se quedó unos segundos quieto y comenzó a disparar hacia los techos, luego emprendió la carrera aún disparando.  Si lograban llegar bajo el próximo tejado se encargaría de sanar a Ororo tanto como pudiera.

Tras la puerta del código al fin estaba el hangar, los ojos de Charles se dirigieron a Gina, cualquiera que hubiera prestado atención podría ver como estos se iluminarían al verla, mirándola fijamente por unos instantes antes de apartar la mira -Gracias a los más pequeños pasamos fácilmente las puertas- dijo para luego mirar a los dos -Gracias- les dijo con una sonrisa, luego guardo el cuchillo y camino hacia la chica del cabello rosa -Ho.. hola- titubeo al hablar.

Cuando la puerta se abrió se mostro ante nosotros el hangar, vi al chico muerto, luego al otro Clint, podría haberme parado a pensar en estas cosas y preguntarme el porque de ellas, pero frente a mi estaba ella, al fin la veía en persona, mi corazón se aceleró, no sabia como presentarme y decidí que la mejor presentación seria mostrarle que podía hacer, así que me concentre, solo quería enviarle una palabra “Gracias”, pero luego de hacerlo me sentí avergonzado, felicite a los dos más pequeños del grupo, gracia a ellos pasamos las puertas, luego camine hacia Gina para saludar, pero mi voz me fallo.

Denzel maldijo por lo bajo, pese al intrincado plan, al final habían conseguido alcanzar a alguien.

Cuando vio a Ororo caer de un solo disparo supo que aquellos tíos no se andaban con chiquitas y estaban usando munición de gran calibre.

Nahuel respondió rápido a la crisis ordenando a Jason cargar con Ororo, mientras el resto seguían corriendo.

Denzel temblaba como un flan, toda aquella confianza que había ganado desde que se habían salvado de aquellos guardias estaba volviendo a decaer.

Hizo de tripas corazón y continuo adelante junto al resto, si intentaba cargar a Ororo acabarían muertos los dos, Jason parecía alguien más capaz de aquella tarea.

En su mente, Denzel llego a la conclusión que sin la muchacha la niebla que les servía como cobertura desaparecería en cuestión de tiempo. No era algo que supiese a ciencia cierta, pero el simple hecho de planteárselo hizo que se le comenzara a acelerar el corazón, no quería que hiriesen a nadie.

Vio como la aquella mujer pasaba a su lado sin inmutarse, le sorprendía que alguien pudiese llegar a ese nivel de apatía, por desgracia las palabras no le salían en aquel momento como para pedirle ayuda, además, supuso que si se comportaba así, no iba a pararse a ayudar.

Comenzó a correr con el resto del grupo, sin pensar en nada más que ponerse a cubierto, noto como al poco tiempo comenzaba a faltarle el aire, dio gracias a haber decidido no dejarse abandonar del todo y salir a correr de vez en cuando, o ya estaría muerto.

En un momento de lucidez decidió volver a probar suerte, quizás consiguiera hacer algo que les sirviese de cobertura, al menos hasta poner a todos en un lugar a salvo.

Metió su mano en el bolsillo de la chaqueta, le temblaba tanto que por un momento creyó que las cartas se le caerían al suelo. Se concentró en la primera y la destapo, rogando a la suerte que le favoreciese en aquel momento.

El comienzo del plan va bien pues Ororo crea su niebla, la gata se concentra en su ilusión y en algún punto funciona por el gesto de su cara mientras las balas llueven si localizar su origen. Cubro con la amplitud de mis brazos a la gata para reducir el riesgo de que una bala le impacte. Por su parte el hurón corre a mi espalda para hacerle de cobertura así protegiendo a los dos cachorros.

La desgracia llega con el disparo a Ororo, Gatita cuélgate de mi espalda y te agarras fuerte, hurón salta donde te ha dicho Nahuel... ordeno a los dos cachorros para tener la oportunidad de cargar con Eileen a la espalda y protegerla de las balas a la vez que ayudo a seguir a Ororo. Con una sonrisa animo a Ororo, piquito de oro ahora te toca bailar conmigo, la verdad que el optimismo y las ganas de luchar nunca lo pierdo, si puedo hacer mas llevadera la lucha a mis compañeros mejor.

           Ororo muda se queja del dolor por la bala recibida y trata de acomodarse para caer sin herirse más al suelo, pero antes de que valientemente los chicos la carguen se arrastra para trata de recuperar el arma que cargaba en la mano mientras intenta concentrarse en mantener la niebla que le cubre,  entonces tras ser cagada la bella mulata trata de disparar en la dirección de la que ella cree que vino el disparo que la hirió para intentar distraer al o a los francotiradores mientras que la cargan y tratan de ponerla a resguardo o  cruzar el pasillo que podría separarlos de su libertad, dejando entonces que algunas lágrimas fluyan por sus mejillas por sentirse vulnerable y un poco indefensa en un momento tan crucial para todos

La respuesta de Kyra no satisfizo a Nacho. Aún así, él no pudo evitar devolverle la sonrisa al escucharla. Sin dudas la chica tenía una personalidad muy atrayente.

Su sonrisa desapareció rápidamente al escuchar los disparos cerca. Cerca no. Encima de ellos. Y dos compañeros más caídos a su lado.

_¡Noo, Caesar y Ryo!

Se sumaban a Diego. Ya veía morir tres personas a su lado. Mejor que todo ese sacrificio valiera la pena. Dejó de lado sus pensamientos y se concentró en el ordenador. Tras unos cuantos intentos dio unos golpesitos suaves con la palma de la mano a la tarde de metal que tenía delante. Era sereno hasta para descargar su frustración.

_Diablos, no se puede. Esto es cosa de Gina. ¡Hizo un bloqueo para que no podamos entrar, pero yo no quiero entrar al sistema de ella, quiero entrar al sistema del centro! ¿Se te ocurre algo, David? Si no, sigamos.

Fue en ese momento en que notó la niebla a su alrededor. Sonrió a Baltazar.

_Bien hecho.

También asintió en dirección a Cooper cuando envió sus ratas. Se preparó entonces para seguir adelante, aparentemente Irwing ya había resuelto el nuevo acertijo. De todos modos él estaba decidido a volver a intentar ingresar al sistema si encontraba otro ordenador.

_Es una pena que solo Baltazar pueda conducir. Ahora que escapemos podrás entrenar tus poderes, Arturo, y para el próximo escape podrás mover los vehículos con tu telepatía, ya no necesitamos conductores -le dijo dándole unas afectuosas palmadas en el hombro y sonriéndole-.

La joven escuchó con atención al resto de sus compañeros, quienes no paraban de proponer diferentes planes para actuar contra el francotirador que amenazaba sus vidas, si deseaban llegar hasta el hangar. No tardó mucho en chasquear la lengua, cabreada, deseando poder usar su poder en aquel bastardo que continuaba disparando a los metahumanos como si fueran nada más que ganado. – Desgraciado… - Masculló de mal humor, a medida que proponían diversas ideas, no sabiendo muy bien cuál sería la idea correcta para escapar de aquella situación y lograr llegar a su destino. Varias ideas eran más que válidas, pero algunas implicaban cierto riesgo que podía costarle la vida a algunos de ellos, si las cosas no salían como las habían planeado.

Sea lo que fuera, ante el comentario de Nahuel respecto a que cada uno diera a conocer su poder, simplemente se encogió de hombros, como si aquello hubiera quedado claro desde que ella se había unido a la banda. – Bioquinesis. – Le recordó con aquella frialdad en su voz, como si fuera algo natural en ella, en especial luego de lo que había hecho, antes de encontrarse con el resto. – Controlo la materia orgánica. Simple. – Aquello tenía muchos usos, tanto para bien o para mal, pero no había duda de que les había salvado la vida con anterioridad, gracias a que Ciara había potenciado su poder. En ese momento, le dedicó una mirada sutil a la chica, ciertamente agradecida por su ayuda, si bien no tardó mucho en desviar la mirada, en especial ahora que algo ocupaba su mente.

Entonces, Ororo recibió un disparo, en el momento en el que utilizó su poder. Los ojos de Sun Hee se abrieron de par en par. Aquello complicaba las cosas. Un disparo, de uno de esos rifles, era algo que nadie deseaba recibir. – ¡M-mierda! – Exclamó la joven, a medida que escuchaba las palabras de Nahuel. Sin dudarlo demasiado, empezó a correr, dispuesta a buscar refugio de los disparos, prácticamente ignorando la presencia de aquella misteriosa mujer. No había tiempo para pensar demasiado en ello. Si se demoraban, el resto escaparía sin ellos, y sufrirían una muerte horrible. – ¡Tenemos que darnos prisa! – Exclamó preocupada, notando la presencia de la tormenta. Eso complicaría las cosas, y Ororo estaba en un verdadero mal estado como para poder hacer mucho al respecto.

Así es señor Pfixz, las invasoras han traído un par de helicópteros, pero solo un piloto, las palabras de Terry causan que una obvia mueca de tristeza aparezca en mi rostro, un suspiro es lo que necesito para reemplazarla por una sonrisa pues al menos he conseguido un trato, tengo su palabra, iré a detenerlo y usted llevara el helicóptero a un lugar seguro, luego volteo a ver a Max, claro, el primer golpe será a tu nombre, cuídalos hasta que llegue, una cosa más señor Pfixz, ¿hay algún código para entrar al núcleo?, el ver la puerta me recuerda la titánica tarea que habíamos enfrentado para ingresar, seguro que la suerte no me sonreiría nuevamente y perder el tiempo adivinando algún código en tal situación sería una catástrofe.

Al asomarme a la puerta me percato de la terrible situación francotiradores están disparando a todo lo que se mueva, bueno es hora de cambiar de atuendo, cubriéndome con las ropas negras que saque al salir de mi cuarto seré menos visible, espero, bueno, es hora de ser héroe, jamás imagine terminando en esta situación en este infierno, el chico sale corriendo.

Alex se había apartado de Ciara y mirado a Nahuel. No controlaba nada su poder y desconocía sus limitaciones. Hasta esa misma noche no había sabido que podía teleportar las armas de los guardias. Bueno, más que teleportar, podía hacer que se les cayera de las manos con sólo tocarlas. 

- No sé, nunca he llevado a nadie... Aunque bueno, tampoco es muy fiable... - Confesó, formando una mueca con los labios y mirando de reojo a Eileen. Sabía que tenía razón y le agradecía de todo corazón que se preocupara por ella. Pero se sentía tan frustrada por no haber podido hacer nada... 

No tenían tiempo que perder, la tormenta se les echaba encima y todavía tenían que llegar al hangar. Alex se colocó la brida que le había dado Nahuel, intentando no apretarla demasiado. Todavía tenía el arma en la mano y no sabía qué hacer con ella. La dejó en el suelo y, una vez tuvo las manos semi-enganchadas, volvió a cogerla. Intentó metérsela en el bolsillo de la sudadera, pero con el chaleco por encima le era prácticamente imposible. Probó levantarlo un poco por el costado, pero era demasiado rígido, además, el tener que utilizar ambas manos simultáneamente no le ayudaba nada. No tardó en desistir con un resoplido. Levantó la mirada y se mordió el labio, pensativa. No quería dejar la pistola por ahí, pero tampoco sabía qué podía hacer con ella. Sólo tengo que apretar este gatillo y ya está... Se dijo, recordando al guardia que había matado a Xue delante suyo. No podía ser tan difícil, ¿verdad? 

Iban a salir ya y ella, con la pistola en la mano, no parecería una prisionera. Así que finalmente optó por la idea más estúpida que se le pasó por la cabeza. La cogió por el cañón y, como pudo, la deslizó por dentro del chaleco, haciendo que quedara entre la sudadera y dicho chaleco. La sensación del metal apretándose contra su pecho era muy desagradable, pero no tenía tiempo de cambiar de idea...

Finalmente salieron al exterior. Hizo como les había indicado Nahuel, caminar, con la mirada baja y como si estuviera completamente abatida. Miraba de reojo a Ciara y a Eileen. Su corazón estaba bombeando a mil por hora. ¿Podrían conseguirlo? Los truenos cada vez estaban más cerca y el viento hizo que se le cayera la capucha de la cabeza, agitando su cabello pelirrojo. Iban a conseguirlo... Finalmente podrían salir de aquel infierno y... En ese momento notó una agitación por el rabillo del ojo. Miró y horrorizada vio como Ororo caía al suelo. Había mucha sangre. Nahuel empezó a disparar hacia atrás, Jason cogió a Ororo del suelo y ordenó que Eileen se subiera a su espalda. Alex lo miraba todo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y sus labios temblaban, a punto de empezar a sollozar... Vio a la de las pantallas pasar tranquilamente por su lado, sin inmutarse... Si no estuviera en ese estado de shock, quizás habría pensado que era la ilusión que había creado su amiga, pero en ese momento sólo atinó a pensar en que podían dispararla... 

La voz de Jason resonaba en su conciencia, con lo último que le acababa de decir. Le miró, reaccionando por fin... Saltar, tenía que saltar...

Cuando intentó llegar al cuarto de Elí le había dado un dolor muy fuerte de cabeza y no había podido. Tengo que hacer saltos más cortos... Pensó, mirando al edificio más cercano y proyectando su mente hacia allí. Haría unos pocos saltos hasta llegar al hangar y avisar de que venían. No podían irse sin ellos...

- Estaba pensando más bien que estás enviando un recurso útil a un problema que hemos dejado atrás, cuando no sabemos que puede haber delante. Da un paso atrás.- Indico a su cómplice de huida mientras le guiñaba un ojo. Acababa de darse cuenta de que el número "141" también cumplía las condiciones de la adivinanza y no sabía si Gina había puesto alguna condición de castigo que pudiera encontrar hilarante, como perder un brazo.- En todo caso, no somos siameses, eres libre de actuar como consideres.

Mantenía las conversaciones al mínimo, de poco iba a servir la niebla si seguían haciendo ruido. Pero bueno, cuanto más tiempo perdiesen los francotiradores en sus... animados acompañantes, más tiempo tendría él de seguir adelante manteniendo un perfil bajo.

Maldito acertijo, dos opciones son las que tenemos, pues tratatándose de tres dígitos todo dependía del dígitos central, el mismo que puede ser 8 o 4.

Ambas son opciones válidas, en especial porque el puñetero acertijo no dice si se repiten o no. - pienso mientras me acerco a observar el panel con cierta atención, pues sólo así podría descartar alguna de las opciones.

De pronto una teoría viene a mi mente - ¿Será posible? Vale la pena probar, pues si logro localizar los números más desgastados del panel, entonces tendré la respuesta.

 Llegando desde el patio, me acercaría al grupo apenas les vi reunidos, sin olvidar la dirección por la que se fue la chica a la que seguía antes esperando poder alcanzarla luego.

 -¡Oigan...! ¿Están todos bien...? -pregunté nada más acercarme a los que estaban reunidos, siendo que cualquiera que me viera podría obtener una respuesta a la misma pregunta respecto a mi, pues iba cojeando con la pierna derecha, la cual iba dejando un leve rastro de sangre debido a los huesos rotos. Un ojo, un brazo, una pierna... El centro finalmente había conseguido un paquete completo mío...

La pelirroja realizó una pequeña carantoña a Alex, acariciando la mejilla de la pequeña cuando ella le abrazó. 

-No has fallado antes, cariño. No digas eso. Ni siquiera lo pienses -le comentó dulcemente, buscando que no se sintiese mal -Antes has demostrado un valor que ya querría tener para mí. Puede que no saliera igual que lo habíais planeado, pero hiciste un gran trabajo. Gracias a ti, estamos aquí ahora, Alex.

Como el resto, Ciara apostó por la combinación de niebla, guardia fingido e ilusión... para desgracia. Lo que en un principio iba bien había terminado acabando en un caos cuando un disparo acertó en Ororo tumbándola. Como si todo fuera a cámara lenta, movió la cabeza para comprobar como Jason ayudaba a la creadora de la niebla, que era la mayor preocupación del momento por el impacto recibido. Al margen del resto, a pesar de escuchar disparos cercanos de uno de los suyos o la presencia de una de las rescatadoras que parecía más interesada en su libro que en estar en medio de una zona donde le podía alcanzar un disparo, Ciara buscó a las pequeñas con la mirada a continuación y luego trató de ver dónde estaban tanto Kim como Jane. 

-¡CORRED A CUBIERTO! ¡CORRED TODO LO QUE PODÁIS! -gritó en parte para lograr autosugestionarse y no estar parada presa del pánico.

Confusa y asustada todavía ante la previa visión tan cercana de una compañera en tan grave estado, dudó un segundo antes de empezar a correr para buscar una ansiada cobertura para estar a salvo de los francotiradores. En lugar de salir pitando, extendió una mano hacia donde creía que estaba Carlos con la intención de ayudarlo a tener mayor velocidad si era posible. La cojera de su compañero le preocupaba en ese momento. 

La sorpresiva voz de Shen, preguntando si estaban bien, la hizo volver a chillar. La adrenalina tenía a la irlandesa tan tensa que las venas del cuello, al dar la voz, parecían estar a punto de reventar.

-¡NO TE ACERQUES!¡HAY FRANCOTIRADORES! ¡SAL DE AQUÍ!