Partida Rol por web

La sigo los pasos con algo de sorpresa al notar la energía que desprende esta mujer, me cuesta un poco moverme tras de ella ya que se mueve deprisa, pero es mucho mas agradable y atenta que su compañero, y eso ya es decir mucho de alguien que es detective. Normalmente viven en su mundo y no tienen consideración por nadie así que me sorprende cuando en el ascensor me da la mano y se presenta con su nombre de pila reacciono un poco lento y cuando ya me ha soltado la mano añado entrecortado Matt, me llamo Matt. Al notar el poco contacto que he tenido con ella me enfundo las manos en los bolsillos del pantalón vaquero y miro al suelo antes de reanudar la marcha tras de si.

Mientras me coloco a su lado en el paseo asiento ante sus palabras no se preocupe por su compañero, le entiendo perfectamente, solo esta realizando su trabajo y quiere ser impecable con él. Cuando menciona lo de mi recuperación mis ojos se separan del suelo donde estaban fijos para repasar los coches intentando no mirarla en realidad estaba esperando que viniese el medico a darme el alta ya me encuentro lo suficiente fuerte como para estar en casa... Al nombrar mi casa por unos instantes unas imágenes de la misma se cuelan en mi mente, el pasillo iluminado por el sol, el jardín de la entrada donde Lisa y yo queríamos poner un columpio para el pequeño, nuestra habitación dios mio que voy hacer ahora sin ella...la casa ya no será lo mismo. En un gesto involuntario mi mano se mueve despacio saliendo del bolsillo del pantalón para posarse suavemente en los globos oculares con las yemas de los dedos y comienzo a hacer unos pequeños círculos encima para despejarme la mente.

Por suerte la detective sigue hablando y esta vez del caso de Sylar... debería decirle que he trabajado con el FBI en el caso hasta hace poco...mejor esperar a sus reacciones y sus preguntas. Tal vez ella lo sepa y piense que soy un tarado que cree en los tarot o simplemente un policía fracasado que dirige el trafico con grandes aspiraciones de ascender inventando una historia bastante absurda.

Julie asiente ante tu comentario respecto al alta del hospital, aunque quizá pueda tomárselo a mal cuando descubra que no es así, pero de momento entráis en el coche y tras mirarte de reojo parece que decide mantenerse silenciosa y dejarte inmerso en tus pensamientos para no "estorbar".
Enciende la radio dejando la música con un volumen muy suave y giráis por varias calles en dirección al tanatorio. Resulta imposible no ponerse más nervioso según te das cuenta de que os acercáis...
Has estado allí muchas veces, pero casi siempre por "asuntos de trabajo", nunca para algo tan... personal e importante.

Llegáis sin contratiempos y al entrar en el reluciente y amplio establecimiento su silencio te resulta más frío que nunca.
Julie habla con un par de empleados enseñándoles su identificación y tras pocos minutos empiezan a guiaros a los sótanos donde se encuentran las cámaras frigoríficas.
-¿Está seguro de que está preparado? Podemos esperar un poco si lo prefiere...- te ofrece deteniéndose frente a unas puertas doble metálicas.

El trayecto que realizamos en silencio no me ayuda demasiado aunque ella piense que si, las calles son demasiado conocidas para mi, familiares, aunque no me había sentido nunca tan nervioso al recorrerlas. La miro de reojo unas cuantas veces, esperando que comience una conversación de tema banal, pero no lo hace y por mi parte no estaría muy bien empezar a charlar sobre el azul del cielo mientras vamos camino del tanatorio a ver e identificar el cuerpo de mi mujer. Al menos la música suave hace que mi mente divague en otras direcciones, pero no puedo escapar del circulo vicioso y rememoro las canciones favoritas de Lisa, el disco que mas ponía en casa.

Al cruzar el umbral la zona de recepción que siempre me había parecido algo inmejorable para un tanatorio se me muestra ahora como debían verlo los familiares que conducía yo hasta allí, un lugar lúgubre y algo tétrico. En su blancura inmaculada descansaba el cuerpo de sus seres queridos y ahora al mio. Mi cabeza hace un gesto de negación, No, es mejor entrar ahora... el aire escapa de mis pulmones dejándome en tensión y con los ojos fijos en las puertas, no quiero perderme nada cuando entre, no quiero que el mas mínimo despiste me arrebate la única oportunidad y esperanza que me queda, que se hayas equivocado y ese cuerpo que reposa entre el frío no sea el de mi mujer.

Julie asiente con seriedad y ella misma empuja las puertas, las cuáles se quedan oscilando un par de veces mientras avanzáis hacia una camilla metálica sobre la cual reposa un cuerpo cubierto con una sábana de plástico blanco.
El lugar es más frío incluso que los pasillos y recibidores anteriormente cruzados... y no sólo por la temperatura que ya de por sí provoca escalofríos, si no por la luz homogénea que ilumina la amplia sala apenas amueblada con las paredes cubiertas de pequeñas "puertas" metálicas en cuyo interior reposan los cuerpos que todavía deben ser examinados o identificados.
Una parte de esta sala de autopsias permanece oculta detrás de unas cortinas que han sido debidamente corridas, parecidas a las que pueden rodear las camillas de los hospitales pero mucho más largas.

Ambos os acercáis hasta el cuerpo delante de vosotros, Julie deja que permanezcas unos pasos por delante de ella y el médico que se encuentra junto a la camilla retira la sábana con cuidado hasta la altura de los hombros comprobando tu expresión.
Sin duda los peores temores se confirman, es Lisa, no cabe la menor duda. Su rostro está más pálido pero aún así parece que esté durmiendo, sin marcas visibles de violencia. Por lo menos en su cara...

Las puertas se abren silenciosas, como deben abrirse las puertas del infierno, silenciosas, esperando que no seas consciente de hacia donde estas encaminando tus pasos. La suela de goma de mis zapatos chirría a cada movimiento, pero no importa demasiado unos cuantos chirridos mas y estaré ante la pequeña puerta metalizada que guarda un cuerpo.

Me detengo a un lado de la misa, el medico que tengo en frente se dispone a abrir la puerta y sacar la camilla, un escalofrío me recorre la espalda, no es por la temperatura, ni por lo tétrico del lugar, no es porque haya estado en ese mismo lugar algunas veces, es porque esta vez el que tiene que ver al cuerpo con meticulosidad soy yo. Tengo que fijarme en sus cejas, sus parpados, la forma de sus ojos. La nariz y el puente, el ovalo facial, a medida que voy pensando en cada parte que nos diferencia a unos de otros los rasgos de Lisa se dibujan en mi mente. Sin darme cuenta la camilla ya se ha desplegado frente a mi, el medico retira con cuidado la sabana dejando al descubierto para tormento de mi alma los mismos rasgos que se dibujaban en mi mente. Una respiración cortada se atraganta en mal lugar, me llevo las manos a la cara para ocultar la verdad a mis ojos, como cuando era pequeño y veía películas de terror, pero entre los dedos su cara, su rostro, los labios que he besado tantas veces están ahí, fríos, durmientes y en paz.

No puedo controlarme bien, las voces de los pocos que están a mi alrededor comienzan a resonar en mi mente, les miro aturdido, como pueden estar hablando, pero sus labios no se mueven son sus pensamientos los que acuden a mi mente. Todos menos los de Lisa, le paso una mano por el pelo, esta fría y algo rígida, pero no me importa. Las voces siguen sonando, cada vez mas fuertes, cada vez mas incontroladas, mezclándose entre si...no puedo mas. Unos dedos se apoyan en mi sien masajeandola, quiero que se callen, que dejen de pensar. Que me dejen solo con ella, con ella y con mi hijo...

Voz de hombre: "Está claro que es ella, sólo hay que ver su reacción, aunque era evidente porque todavía llevaba sus cosas encima... Me pregunto por qué a ella no le abrieron la cabeza...."
Julie: "Qué mierda, ese maldito psicópata suelto y nosotros sin pistas sobre dónde encontrarlo. No quiero tener que acompañar a nadie más a este sitio..."

Después de eso sus voces se entremezclan demasiado para comprenderlos ya demás te llegan incluso la de los trabajadores que se encuentran por los pasillos y otras salas aunque éstas son más tenues.
-Le dejaremos a solas un rato...- acaba por decir Julie haciéndole un gesto con la cabeza al forense, el cuál asiente y sale con ella de la sala dejándote a solas. Al menos ahora sus pensamientos han quedado algo amortiguados pero te han provocado un dolor de cabeza acompañado de un mareo bastante molestos.
Ellos esperan en el pasillo hasta que decidas salir por tu propio pie.

No quiero escucharlos, no quiero saber que piensan de mi mujer, de la mujer de mi vida, la que realmente ha pasado y compartido su vida con la mía, la mujer que en estos momentos yace fría y exagüe en una brillante camilla metálica. Cuando salen dejo de escuchar sus pensamientos, ¡fuera! solo necesito...no se lo que necesito pero se que no necesito vuestros pensamientos entrometiéndose en mi vida y mis recuerdos.

Quiero permanecer allí, hasta que mi vida y mi alma se unan a la mía, quiero escuchar sus pensamientos, daría lo que fuera para dejar de escuchar las voces de los demás en mi cabeza con tal de escuchar otra vez la voz de lisa pensando en un elefante con trenzas azules. Viaje unos días atrás en el tiempo y me vi sentado con ella, en la bañera. Por fin había arreglado las tuberías de casa y ella me regalo un pensamiento mas, estoy embarazada nunca podre olvidar esas palabras. Después de eso los días se habían complicado y la situación también, no se como ha sobrevivido ese desgraciado al ataque de arma blanca del japonés, pero juro que si hay alguna forma de devolverle esto se lo haré pagar muy caro.

Sin darme cuenta había seguido acariciando su suave y oscuro pelo, pero mi mano derecha buscaba su mano desesperadamente, no me importo el frío de su piel, aunque si me sorprendió. No retiré la mano sino que me mantuve firme agarrado a ella y trasmitiendo mis últimos pensamientos, mi ultima promesa Nos vamos a vengar, por ti, por mi y por el hijo que nunca pudimos compartir.

Mis pasos me separaron de la camilla y del cuerpo de mi mujer, mi mano dejo la suya con cuidado reposando en la camilla debajo de la sabana. Al salir al otro lado me masajee las sienes de nuevo y mirando a la policía añadí en voz queda necesito un vaso de agua.

Cuando sales al pasillo, Julie y el forense siguen hablando en quedos susurros, callándose cuando hablas para mirarte. Por suerte o por desgracia las voces de sus mentes ya se han apagado pero tu migraña sigue ahí impidiéndote pensar con la suficiente claridad. O quizá sea debido al shock, ya no sabrías decirlo a ciencia cierta...
-Por supuesto, acompáñeme...- te dice Julie con expresión seria mientras te pasa una pequeña tarjeta. Es obvio que es la suya propia, con su número de móvil, el nombr ey el número de placa -Por si necesita cualquier cosa. Debo decirle que a pesar de que lo siento mucho, mañana deberemos interrogarle no puedo alargarlo más, espero que lo comprenda- te dirige una mirada compasiva y se toma la libertad de pasar a una de las salas de empleados, tendiéndote un vaso de plástico lleno de agua de un dispensador.
-¿Quiere que llame a alguien...?- pregunta dubitativa mientras se cruza de brazos.

Agradezco con una seca y rápida sonrisa el ofrecimiento de seguirla a por un vaso de agua, no es que me caiga mal ni bien la inspectora, pero después de salir de la sala del forense no tengo mucho cuerpo como para sonreír amablemente, solo espero que lo entienda. Recojo la tarjeta y la observo unos segundos para leer sus datos, siempre es interesante tener contactos. Gracias musito brevemente mientras asiento y me guardo la tarjeta en el bolsillo de la camisa. No hay problema con el interrogatorio, es lo que hay que hacer la comprendo muy bien.

Observo como se cuela en la sala de empleados en busca de un vaso de agua con total impunidad, eso solo puede hacerlo con tanta soltura alguien que esta acostumbrado a pasar por los sitios sin que nadie pueda detenerla gracias a la placa o la orden que la acompaña en el bolsillo. Suspiro mientras espero, y cunado por fin tengo el vaso en mi poder me tomo dos aspirinas que llevo en el bote. Desde que descubrí lo que podía hacer, leer las mentes de los demás, o escuchar sus pensamientos tenia unas migrañas muy recurrentes y molestas, así que me había acostumbrado a llevar las pastillas en el bolsillo conmigo como si de caramelos inofensivos se tratase.

Cuando trago por fin me centro en ella y en sus palabras de nuevo, no gracias, creo que debería volver al hospital a formalizar mi salida. Todavía no había tenido tiempo... No puedo evitar que mis ojos se dirijan hacia el pasillo por donde hemos venido, hace apenas unos momentos y unos metros estaba con Lisa o la que había sido Lisa, me gustaría que me dijesen de que ha muerto...parecía muy serena.

-No se preocupe por el hospital, mi compañero se encargará de todo eso, de momento será mejor que vuelva a casa...- se cruza de brazos y suspira hondamente ante tu última petición, pues al fin y al cabo puede resultarte doloroso. Una de esas "noticias" y datos tan desagradables de transmitir a los afectados, por suerte puedes comprenderla en cierto modo ya que a ti también te ha pasado alguna vez, pero ser la víctima directa es más doloroso, sin duda.

-Por lo que hemos podido analizar hasta el momento lo extraño de su muerte es que no fue cómo la de las otras dos víctimas. Además de eso, parece que murió de forma casi instantánea cuando las arterias de su corazón se... "rompieron". Estamos investigando el tema, no tenía ninguna marca en el tórax que indique que alguien pudiera cortarlas y tampoco parece haber un motivo lógico para que eso sucediera de forma natural- frunce el ceño, claramente descontenta con esas explicaciones que sólo aportan más preguntas, sin embargo tú puedes imaginar que hubo algún tipo de poder fuera de lo común entre medio.

Asiento cuando me habla del hospital y su compañero muchas gracias por sus esfuerzos, se que el señor... Winchester es muy eficiente en su trabajo. El titubeo previo del nombre se debía a la situación, cuando se presentó yo me encontraba en mi habitación tranquilo, Mohinder acababa de encontrarse con un nuevo experimento y yo de recibir un fuerte golpe. Por suerte el chico puso sus manos en mi y el resto es presumible. No recordaba bien su nombre, pero me hizo gracia la primera vez que lo escuche porque me hizo pensar en el rifle de los vaqueros.

Su explicación me resulta mucho mas sencilla de aceptarla que a ella, por lo que se ve están muy perdidos en el caso. No se si han tenido contacto con mi antigua compañera del FBI, pero me recuerda mucho a ella. Antes en la sala de frío cuando sus pensamientos han llegado hasta mi se sentía tan perdida como ella. Espero que se aleje lo suficiente de Sylar, o que al menos no le encuentre, como nos pasó a nosotros, como le paso a Lisa. Cuando pienso en Lisa de nuevo mi ceño se frunce y mi rostro se transforma en una mascara e sufrimiento silencioso, asiento levemente y miro el inmaculado suelo intentando buscar un punto de apoyo que me ayude a sosegarme.

Lo siento...es solo que no me esperaba esto...habían sido unos días perfectos ella y yo... se me escapa un suspiro triste y melancólico mientras miro a la detective iba a ser nuestro primer hijo.

Julie emite un suspiro amargo y hondo tras tu último comentario, su ceño se frunce debido a la frustración y la impotencia.
-Lo lamento de verdad... Puedo ponerle en contacto con algún buen especialista si necesita hablar con alguien. Le prometo que haremos todo lo posible para encontrar a los culpables- te pone la mano en el hombro y te da un par de palmaditas asintiendo convencida.

-Le veré mañana para el interrogatorio. Intente...descansar- dice esto último bastante dubitativa y finalmente sale de la sala de empleados a paso rápido, cómo si ahora tuviera más prisa que hace apenas unos minutos.
Quizá se esté empezando a tomar el caso como algo demasiado personal.

Niego en un gesto mudo mientras una sonrisa triste crece en mis labios, no se preocupe por mi, solo necesito tiempo para pensar. Si tiempo, lo que necesitaba era precisamente tiempo para pensar, pero ¿que debía pensar? quizás hacerme a la idea de que Lisa ya nunca volvería a mi lado. Nunca escucharía su risa ni podría escuchar sus pensamientos y hacerla feliz comprando helado de café... necesitaba tiempo para algo mucho mas importante, tiempo para pensar en como encontrar a Sylar y acabar con él. En descubrir quien es el tipo que estaba con ese asesino, ayudandole a salir del hospital y llevándose por delante a una familia entera y parte de la mía. Ese hombre fuese quien fuese debería tener cuidado, no es bueno pasar mucho tiempo al lado de Sylar uno siempre acaba mal.

Observe sus pasos hasta que dejo el complejo y me dirigí en busca del medico que me había mostrado el cuerpo de mi mujer, era mi hora de preguntar, yo obtendría enigmas y respuestas, pero sabiendo lo que sabia seguramente encajarían mejor con mis propias deducciones. Me dirigí a la sala y golpee la puerta con los nudillos antes de abrir un poco la hoja y asomarme para ver el interior.

-¡Aguarda un segundo...!- oyes al otro lado de la puerta doble antes de que el forense te dé su consentimiento para entrar.
La camilla dónde reposaba el cuerpo de Lisa sigue ahí pero ella no y el doctor tampoco, tienes que girar la mirada hacia tu derecha, dónde antes había una cortina cubriendo esa zona, la paredes de la cuál están provistas de diferentes armarios con utensilios médicos y otros más "contundentes" cómo pequeños serruchos y utensilios varios para "aperturas" de cuerpos.

El hombre parece aturdido al distinguir que eres tú, ataviado con una bata, unos guantes y la mascarilla cómo si de un cirujanos e tratara, aparta la mascarilla de su boca y sale de la zona de autopsias corriendo la cortina. Lo único que te ha dado tiempo a apreciar del cadáver que trataba es que era un hombre de raza afroamericana.
-No debería estar aquí ahora... ¿Necesita algo...?- pregunta mientras retira sus guantes de látex algo ensangrentados.

Sin que pueda evitarlo mis ojos se desplazan veloces por la sala hacia la camilla en la que reposaba Lisa, ya no esta allí y al principio me encuentro algo aturdido al comprobar que tampoco esta presente el medico que me había presentado el cuerpo de mi mujer. Pero pasados los primeros segundos de angustiosa duda la voz de otro de los forenses me impela a quedarme en la posición en la que me encuentro. Estoy seguro por su tono de voz que si muevo un solo pie de la baldosa en la que me encuentro es capaz de acusarme de allanamiento de morada.

La pared a mi derecha me provoca escalofríos, todos esos impolutos instrumentos, colocados con detalle quizás con un aspecto demasiado perfecto, demasiado macabro. Relucen fríos e inertes gracias a las luces de neón de los techos. La sombra de un cadáver se asoma tras la cortina al tiempo que un hombre ataviado con bata y los guantes ensangrentados me pregunta que quiero...¿y que es realmente lo que quiero? trago un poco antes de hablar ya que tengo de nuevo la garganta seca.

Lo siento se que no debería estar aquí...pero quizás usted pueda explicarme mejor que le ha pasado a mi mujer y los que estaban con ella. Mi mirada es de suplica, los ojos de un perro apaleado y los míos deben ser ahora mismo unos, solo espero que tenga unos minutos para hablar conmigo.

El hombre te mira un par de veces en aplastante e incómodo silencio. Su mirada se desvía hacia el lugar, cubierto ahora por la cortina, donde se encontraba "trabajando" antes de volver hasta ti.
-De hecho estaba con uno de los afectados por el incidente en estos momentos... Las dos personas que se encontraban con ella murieron cuando su cráneo fue seccionado de forma limpia y precisa hasta quedar separado de su cuerpo permitiendo la visión del cerebro...- su boca que se queda entreabierta, cómo si deseara continuar hablando pero algo se lo impidiera. Finalmente carraspea, un poco indeciso.

-No estoy seguro de que sea buena idea que le explique las condiciones y causas de sus muertes. ¿Por qué no se marcha y descansa un poco? Si mañana sigue sintiendo la necesidad de saber más le prestaré una copia básica de los informes. Comprenda que parte de los datos son confidenciales...- mientras dice esto y repentinamente, el sonido agudo y molesto de un teléfono móvil os sorprende a ambos, propagándose su sonido por la sala casi vacía.
Al cabo de poco te das cuenta de que es tu propio teléfono en el bolsillo del pantalón, sonando con insistencia.

Hablando de los cráneos de los que han muerto con mi mujer siento como su voz es simplemente una voz mecánica e inalterable, debe sentir la muerte como algo muy lejano a él, pero yo también lo pensaba cuando daba malas noticias a alguien aunque nadie esta exento de la muerte que lo envuelve y lo toca todo como la vida. Un día puedes estar en lo mas alto del mundo pensando que vas a traer una nueva vida al mundo, y al siguiente ese mismo mundo te ha arrebatado dos vidas, las mas importantes para ti.

Estaba asintiendo levemente y a punto de agradecerle su implicación e interés al ofrecerme el informe cuando un sonido algo chirriante en el ambiente cortó la conversación, disculpe es el mio...no me había dado cuenta. Mañana le llamaré, gracias. Lo cojo y salgo de la sala, Parkman

Suresh suspiró levemente ante el alivio de localizar a su amigo. - Matt soy Suresh, alguien nos esperaba en casa, la puerta esta cerrada- tras esperar unos segundos ...
-Espero no ser demasiado entrometido amigo mio, pero... ¿Estas bien?. Creo que deberíamos reunirnos con el enfermero y hacer algo para evitar a Sylar-

Suresh...le escucho atento mientras mi ceño se va frunciendo poco a poco al escuchar lo que me esta contando ¿quien podría querer algo del profesor? es imposible que la organización se haya recuperado tan pronto, espero que no estuviesen buscando a Molly. Cuando salgo al exterior la luz me golpea en el rostro devolviendome al mundo, miro a mi alrededor y caigo en la cuenta de que me ha traído la detective, no he venido en coche así que tendré que coger un taxi o el metro.

Bien estoy bien,¿ y Molly? espero que este contigo...acabo de salir del tanatorio y no tengo el coche así que deberíamos quedar en un punto intermedio y de ahí ir a mi casa. Trago antes de seguir, ¿donde estáis?