Partida Rol por web

El Elfo echo un vistazo a la situacion e hizo cabalas rapidamente.

Cuanto mas se mueva el enano, mas rapido sacaremos al caballero de este pozo de muerte.

El Elfo no se lo penso un instante. Sabia que su ballesta podia darles unos segundos preciosos para avanzar, asi que enfilo el pasillo a la espera de que aparecieran los enemigos.

Cuando Rincewind sale al pasillo, se dirige a una de las puertas que hay en el corredor. Tras ella, encuentra una especie de almacén de suministros. Tinajas, estantes, sacos... están repartidos desordenadamente por doquier.

Pareciendo estar fuera de peligro se adentra en la sala para buscar algo que puediera servirles en este momento tan delicado, además de evitar el riesgo de ser atacado mientras conjura.

Salgo tras ellos mirando hacia todas partes pendiente del entorno. Le hago señales al enano para que avance hasta nuestra posición.

-Vamos, no hay nadie por aqui...

Sigo a mis compañeros de camino a la escalera de entrada, haciendo que Sir Ragnar vaya tras de mi.

Aunque pareciese distraído en aquella sala, encogido curioseando el tacto del suelo, nuevamente se hacía contenedor y transmisor de su poder para canalizarlo hasta el enano, actual guardían del prisionero. A través de la puerta sus manos le enfocaron y aquellas partículas verdes se lanzaron con velocidad hacia Grotek. beständig Erde... beschützt der Liebwächter... ¡¡Hauptgestein!! Con esas palabras acompañadas de un destello cegador concluía su conjuración y se incorporaba confiado de ir tomando ventaja en el gran asalto que les eperaba. No nos defraude señor enano, aun puedo hacerle más fuerte si lo cree necesario. Un tono orgulloso de su poder escogía el satisfecho mago.

Oís el ruido de los soldados al desplegarse.

Las heridas de Sir Ragnar os estan retrasando. Vuestro ritmo es muy lento y sabeís que si os cogen, dificilmente habrá salida.

El Elfo toma la delantera, arma en mano buscando a los enemigos y abriendo camino hasta la salida.

Vamos, no perdamos tiempo.

Prosigo mi lento avanzar ayudando a Sir Ragnar para poder llegar a la salida, vamos, ya queda poco, en breve estaremos arriba y podrán mirar vuestras heridas, y, yo tomarme una buena jarra de cerveza a tu salud, jajajaja...

En cuanto hubo cruzado el prisionero le siguió sus pasos por si debiera protegerlo con alguno de sus devastadores conjuros.

Salgo corriendo apartando a mis compañeros un poco bruscamente para ponerme delante, probablemente aguante algunos golpes más. Me topo con un orco que me mira sorprendido pensando que iba a emboscar al elfo. No me lo pienso. Apreto la empuñadura con fuerza haciendo crujir la cinta de cuero que la envuelve y ataco con fuerza.

Empiezo a notar como la rábia empieza a dominarme. Normalmente es una sensación que procuro reprimir pero esta vez quizás nos sea útil.

El ataque del bárbaro siega de un certero golpe la vida del orco.

Sin embargo, muchos otros se van acercando a vuestras posiciones...

Afortunadamente las guarniciones vecinas aún no han llegado

En pocos segundos aquellos pasillos serían intransitables entre la multitud de horrendas criaturas, por lo que no había tiempo alguno para trazar planes, su única esperanza era llegar a la puerta cuanto antes y cruzarla antes de que les fuera imposible su avance. Avanzó rápido entre sus compañeros, un aura blanca le acompañaba dejando una estela de sí mismo por el corredor. Cuando llegó a la esquina su imagen y la del lugar se detuvo un segundo, ¡Sturm! de su mano  emanó una tromba de aire dirigida hacia el primer orco que podía observar. Este fue golepado y zarandeado por el viento impidiendo que llegase a tocar siquiera el suelo.

Elfo adelantate a la puerta y dispara con tu ballesta, luego entraré yo a la carga.