Partida Rol por web

El maestro de ceremonias hizo una reverencia al publico quitándose el sombrero mientras sonreía psicótico - ¡PAASEN Y VEEEEEEEEAN! ¡LOS HEROES DE ESTA TIERRA LLENA DE DESESPERANZA! ¡LOS MALVADOS! ¡LOS ANTIHEROES! ¡LOS DEMONIOS! ¡TOOOOOOOOOOOOOOOODOOOS! ... - hizo un amplio arco con el brazo que tenía sujetada su sombrero - ¡AQUÍ! ¡DISPUESTOS A ACABAR CON SUS VIDAS! ¡DANDONOS UN EXPECTACULO DE SANGRE Y VISCERAS! ¡DE PODERES IMPIOS Y DIVINOS! ¡DONDE SOLO QUEEEEEEEEEEEEDARA... - sonrió de oreja a oreja - uno en pie - susurro.

Deeeeeeeeeesde las profundas tierras de castilla, un soldado mutilado que nunca quiso de dejar luchar! ¡Un soldado valerosos que se encamino por caminos tortuosos! ¡Yyyyyyyy que resurgió como el soldado.... ¡IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIINVENCIBLE! - el público gritó al oír su nombre mientras una celda se abría en un lateral.

- Y su contrincante! ¡UNA NIÑA ABANDONADA!¡Una niña obligada a asesinar para sobrevivir! ¡Una niña de mil caras! ¡La asesina! ¡La doppelganger!  ¡EEEEEEEEEleeeeeeeeeeeeeeeena - la celda al lado opuesto se abrió con un sonido oxidado - FUENTES! - y el público volvió a rugir al escuchar su entrada

Canción de la aparición de Elena!:

La combatiente, en el mismo momento en el que declaran iniciado el combate, se transforma. En un instante, toma la forma de una pequeña niña pordiosera, con la ropa echa girones y sucia por el polvo y cenizas. Con su carita sucia y de expresión comungida, tiene en brazos un trozo de tela al que acuna como si de una muñeca se tratara. Camina despacio, pasito a pasito con sus pequeños pies decalzos, mientras echa pequeñas miradas desconsoladas a su alrededor, hasta que fija su tierna y desconsoladora mirada en aquel caballero de metal.

Fue tan rápido, que casi hasta podría decirse que la niña había sustituído a Elena en el momento en el que habría sonado la camapada del ring.

Con una pequeña luz de esperanza en sus ojos, musitó para invencible en un hilo de voz:
Señor... ``Cof´´ ``Cof´´ - Tosió con debildiad.

La gran armadura abandona su celda agachándose para poder pasar bajo el quicio su gran masa. Pequeñas volutas de vapor acompañaban cada uno de sus movimientos, creando estelas que se disolvían en el aire. El piso crujía bajo los pies de Invencible con cada paso que daba junto al sonido de placas de metal al rozar unas contra las otras.

Su cuerpo blindado avanza hasta detenerse a unos metros del borde de la arena y alza la cabeza al cielo para rezar por la vida de su contrincante, su alma y su salvación eterna.

Una vez preparado, Invencible adopta una postura de combate y espera lo que tenga que llegar. Todo su arsenal había sido preparado para el momento, los cargadores de munición estaban completos, el tanque de combustible lleno hasta el límite, las garras aceitadas y afiladas. Invencible era un ejército de uno y lo iba a demostrar.

Sin embargo, cuando la mujer que iba a ser su rival se transforma como por arte de magia ante sus ojos, Invencible siente una oleada de sensaciones que le perturban en lo mas hondo de su alma. Por un lado, la repugnancia de haber sido testigo de un acto de brujería tan vil y despreciable, por otro la imagen de aquella infante le tocaba la fibra sensible, pues Invencible, como todo buen cristiano, no podía alzar una mano contra un niño.

El debate moral, aunque intenso, solo dura unos segundos. Invencibleactiva el modo de destrucción final, un módulo que bombea químicos a su cuerpo y lo hacen más rápido y letal. Ese combate iba a durar poco.

Inencible, impasible ante el aspecto de la criatura, despliega con un movimiento entrenado el cañón que reposaba vertical en su espalda hasta llevarlo al hombro gracias a un raíl preparado a tal efecto. Cargado con una bola de metal de gran peso, aquella arma normalmente era utilizada en barcos de pequeño calado y algunas defensas costeras, así como en batallones de infantería. Era ideal para aplastar cuerpos. Una arma que normalmente requeriría ir montada sobre una plataforma, ser sujeta con cadenas y operada por tres hombres era portada por uno solo. Y era bien capaz de utilizarla.

Con todo listo, Invencible activa la mecha y décimas de segundo mas tarde la bola sale disparada hacia el pequeño cuerpo. Sin embargo, quizá por arrepentirse en el último momento y no verse del todo capaz de matar a la niña, la bola sale desviada unos metros más allá sin llegar a impactar de lleno.

Elena abrió los ojos como platos, y dio un gran respingo al ver el cañonazo pasar tan cerca suya. Ya se había visto destrozada por aquel potente proyectil.

¡Tsk...! - Frunció el ceño y apretó la mandíbula. Era obvio que la táctica de tocarle la vena a aquel santurrón de Invencible no había servido. No al menos en un combate abierto. Una pena.
No recuperó su apariencia normal, aun así.
La niña tomó una posición de guardia, aun con aquel manto entre sus manos. Con una mirada enfadada, dirigió su cabeza hacia Invencible y abrió la boca. La esfera transparente se formó en el interior de sus pequeñas mandíbulas y creció hasta tener el tamaño de una pelota de tenis y colocarse frente a la boca de la niña en poco tiempo. Al instante siguiente, la bola salió disparada con un mayor tamaño y con la velocidad del cañonazo de la mola de metal hacia ésta.

Era la única estrategia de ataque que tenía contra él y en aquel lugar. Las dagas serían inútiles a esa distancia.

La bola de energía impactó de lleno contra el abdomen de hierro de Invencible sin causar daño alguno. Podría haber matado a un hombre común y corriente con ese ataque, pero Invencible estaba armado con el futuro de la guerra creado en las forjas de Castilla. Nada podía dañar a esa impresionante mole de metal.

En respuesta al ataque, Invencible alzó el brazo izquierdo y desplegó una ballesta de acero forjado, decorada con escenas bíblicas. Al instante, una nube de vapor surgió disparada del antebrazo del guerrero mientras un tambor giratorio situado bajo la ballesta comenzaba a dar vueltas a gran velocidad. Una lluvia de muerte salió disparada de la ballesta. Docenas de virotes de punta metálica salieron disparados desde el arma levantando polvo alrededor de la niña sin llegar, de nuevo, a tocarle.

Elena, dando gracias a lo que fuera porque Invencible haya fallado su ráfaga de destrucción, aprovechó una segunda oportunidad para volver a hacer de minicañón humano. Volvié a generar aquella energía semitransparente frente a su boca, abierta de par en par, y lanzó un nuevo proyectil al metálico cuerpo del caballero.

Pero, para desgracia de esta, el polvo levantado le costó una buena visión, y no acertó.