Partida Rol por web

Consigues ver el resplandor de varias armaduras y espadas trazando rapidos circulos. Escuchas algun que otro grito ahogado en sangre pero poco mas...

Isabel mira hacia atrás buscando el arco de Teodoras y rezando por que no sólo esté, sino que haya alguna que otra flecha. Pero la mala fortuna pesa más sobre la balanza: no queda rastro de nada que tuviera el pobre chico.

Volviendo a mirar hacia el frente, se queda quieta, intentando no ser vista, agazapada en el carromato. De todos modos, tal como está colocada se le puede ver bastante bien por el camino, ya que deja descubrir la espalda corvada.

Sigues escuchando tristes gritos de muerte... niños, mujeres, ancianos... da igual la edad y el aspecto. Si parecen debiles son acuchillados y enviados junto a la Parca... La sangre sigue goteando, los miembros caen amputados, las lagrimas silenciosas caen a la dura tierra... todo es muerte...

El sonido es cuanto menos desagradable. El chocar de las hojas metálicas y el rasgado con las carnes dibujaba todo peor que una pesadilla. Allí, quieta, Isabel intentaba rezar, deseando que todo pasara.

Cunado la caravana avanza y ya le toca a tu carroza... - ¡EH! mirad esta rata - unas manos enguantadas y metalicas te agarran por la espalda y te lanzan con fuerza fuera de la carroza en la que intentabas esconderte - Mirad que tenemos aqui - dicen mientras se acercan - Vamos a divertirnos con ella - llegas a ver a tres soldados

El golpe zimbronea todos los músuclos de Isabel, sintiendo un punzante dolor que le recorre la columna vertebral.

Voy a morir... voy a morir... - en un principio se agazapa, esperando a recibir la reprimenda. Pero allí con la cabeza entre las rodillas, nota el tintineo de su propio colgante. Isabel vuelve a recordar a su salvador de metal y piedras.

Levantándose, mira al soldado que la había lanzado por los aires - ¿No sentís odio? Odio hacia todos y cada uno de vosotros... - Isabel comienza a recorrer con la mirada a los tres soldados.

Vosotros dos... - señala a los dos primeros - Luchad a muerte con vuestro tercer amiguito... cuando alguno de los tres caiga, mataros entre vosotros. El que quede en pie tendrá una recompensa

Cuando Isabel hace ese tipo de cosas que su colgante le proporciona, su voz se vuelve más segura, da más miedo.

Los soldados se quedan completamente bloqueados... El mas rapido lanza una estocada contra uno de ellos impactando en el abdomen y matandolo casi en el acto...

El tercero, horrorizado por la escena, trata de luchar con tra si mismo, pero no puede evitarlo, asi que ataca al que acaba de matar a su compañero ensartandolo por el pecho...

Saca la espada y mira a Isabel a la espera de esa recompensa

Isabel mira al ganador, satisfecha - Mi recompensa es... que vivirás. Pero... custodia el carro, y si uno de los tuyos se acerca, di que está todo controlado. Porque lo está, ¿verdad?

Si... - dicho eso, se pone a flanquear la caravana y continuar con su marcha

Ya sois menos en la larga caravana que era al principio. El soldado sigue tus ordenes y permanece vigilante.

Pasan las horas y a lo lejos ves la una Ciudad negra y enorme. Sus cielos estan cubiertos de una densa capa negra de nubes.

Otro control se acerca.

Isabel siente un escalofrío con solo mirar la ciudad en la lejanía. Será posiblemente el miedo a lo desconocido, quién sabe.

Cuando ver el siguiente control, Isabel, tan asustadiza como siempre, se encoge de piernas para rodearlas con los brazos, agazapada. Pero esta vez no se esconde, sino que espera a que su nuevo esbirro se encargue de controlar la situación.

Cuando llegais al siguiente control no pasa nada. El soldado dice que todo esta controlado, a lo que los del control se miran extrañados pero hacen la vista gorda.

De repente una mano te coge de tu pierna...

Sobresaltada, Isabel pega un brinco y se mira la pierna, buscando el brazo y el cuerpo que conecte con esa mano.

Vamos, sigueme - dice una persona encapuchada

Isabel se queda inmóvil, mirando hacia el interior oscuro que crea la capucha.

Reconoces la voz de Teodoras - Vamos Isabel, no tenemos tiempo que perder...

Tapándose la boca con ambas manos, ahoga un grito muy agudo que ha estado a punto de salir. Susurrando, y sin hacer más preguntas que puedan traumatizarla, el estado en el que todo está sucediendo en los últimos días deja un vacío en las posibles preguntas coherentes que ya ni hace.

Tú... pero si tú... ¿a dónde te sigo?

Isabel se levanta y espera instrucciones.

Te coge en bolandas y comienza a dar grandes saltos, a una distancia algo superior a la humana... Se dirige hacia la ciudad con presteza. Alterna saltos con grandes sprintadas

Isabel se aferra con fuerza al cuello de Teodoras, escondiendo la cabeza cuando éste pega la carreras más rápidas.

Vi cómo moría antes, señor... ¿su poder es el de resucitar? - pregunta con gran ingenuidad.