Partida Rol por web

Un basto desierto con esporadicos matojos rodea una extraña ciudad.

EL viaje es extraño y sobre todo un mareo a niveles desorbitados... Habéis recorrido cientos de kilometros en tan solo un segundo y a vuestros cuerpos les cuesta asimilar semejante traslación... Agotados y mareados como si realmente hubierais estado andando durante una semana sin descanso llegáis a un zona algo elevada desde la que podéis ver una ciudad de color tierra moteada con arboles no muy altos... un contraste extraño sin duda... La ciudad que se extiende a vuestros pies parece vieja y atemporal ademas de una extraña sensación que os recorre cada parte de vuestros cuerpos... A lo lejos (mas de medio kilometro) veis un cuerpo tendido en el suelo que parece moverse con lentitud como levantándose...

Te despiertas... todo te duele, te sientes dolorido en cada centimetro de tu cuerpo como si te hubieran dado la peor paliza del mundo... El calor de un sol de justicia te abrasa por completo mientras estas tendido en la tierra caliente... Levantas la cabeza y frente a ti se extiende una ciudad enorme que no te da buenas vibraciones... Y mientras giras la cabeza ves, a tu derecha un desierto que se extiende hasta donde te alcanza la vista y a tu izquierda un grupo de lo mas extraño... Una mujer con ropa sencilla, un hombre de elevada estatura y... Algo metalico y aún mas enorme que el hombre...

Elena no puede evitar caer de rodillas al suelo ante la ardua sensación que de repente le ha producido el atravesar el portal. Desde luego, es algo que no se esperaba.
Jadeando, se sienta sobre la rocosa y arenosa tierra, intentando recuperar el aliento como puede. Apenas logra levantar la cabeza para mirarlo que hay a su alrededor, ni tampoco vocalizar palabras, pues estaba demasiado ocupada en recuperar el aliento....
... Oh... por... dios... - Logra articular entre jadeo y jadeo.

Giro sobre mi, tratando de analizar todo el entorno en busca de amenazas, llevando la mano a la empuñadura de mi espada

Por ultimo me quedo mirando el cuerpo que se mueve, tratando de enfocarlo mejor para ver si puedo saber algo mas de el

Jaime se levanta lentamente. Los recuerdos de la noche anterior son demasiado dolorosos.
Ni siquiera estoy seguro de si fue un sueño...o no...
Se lleva una mano a la cabeza y se incorpora del todo. Como un acto reflejo lleva su mano al cinto para comprobar si sigue portando su daga. Demasiados años como asesino a sueldo dejan sus marcas.
Tras eso observa el paraje que le rodea, y se fija en el grupo de personas.
¿Dónde estoy? ¿y quienes son esas personas?...¿personas?...Si al menos 2 si pero...¿que diablos es esa mole metálica?...En fin quedándome aqui no averiguare nada.
Tras sus reflexiones se acerca lentamente al grupo...

Gracias al Creador a al genio de Tobías que Santiago iba recubierto de capas y capas de metal que lo manteían en pie... De no ser por Invencible, ya habría caído al suelo de rodillas del mismo modo en que lo había hecho Elena.
Por el contrario, permanecía erecto como un monolito tallado por los propios constructores de la extraña ciudad que se levantaba allá a lo lejos.
Aún tardaría unos minutos en recuperarse pues su resistencia física quedó mermada desde que sufriera las horribles mutilaciones que le llevaron hastala armadura que ahora le ayudaba a desplazarse.

Aún así, fijó la mirada en el extraño que se movía a cierta distancia, nunca se tomaban las suficientes precauciones cuando uno se encontraba en un territorio desconocido.

No es un sueño... - dice una voz en tu mente que reconoces en el acto - y tampoco lo fue

El extraño hombre empieza a acercarse lentamente andando con dificultad... Se le nota dolorido pues en su rostro se dibujan ciertas muecas de dolor al apoyar una pierna y andar... No parece que lleve actitud hostil pero va armado...

Elena, aunque cansada y fatigada como casi nunca en su vida, también empieza a percatarse del extraño hombre dolorido que se les hacerca.
Y, como por acto reflejo, se lleva una de sus manos a la empuñadura de una de sus dagas de la parte de atrás de su cintura, bajo la túnica. Mientras sigue de rodillas en el suelo, concentrada en recobrar el aliento y atenta al extraño individuo.

Llevo la mano a la empuñadura de la espada, aunque todavia sin cambiar de forma

Quien va?

Como un gigantesco centinela de metal, Invencible no se mueve ni un ápice, dejando que sea Mathias quien lleve la iniciativa esta vez.

Ay! Dios!...¿qué esta pasando?...¿porqué sigues atormentándome?....
Piensa desesperado cuando oye la voz en su propia cabeza. Por unos momentos detiene su avance, con una espresión de desconcierto dibujada en su rostro. Parece totalmente ido, y a punto de derrumbarse, pero en ese momento una voz fuerte le devuelve a la realidad.
Un hombre aparentemente recio y fuerte del grupo le habla.
Con cierta dificultad Jaime se acerca despacio al grupo sin hacer movimientos bruscos, pues ha visto que la chica y el hombre han llevado sus manos a las armas. Todavía no sabe que narices es la mole metálica.
-Me...me llamo Jaime Hernández...-dice con la voz un poco temblorosa y titubeante, como si fuera un frailecillo. A pesar de su gabardina oscura y la ropa que lleva encima se pone de manera que puedan ver su daga como diciendo "Cuidado conmigo...un gesto en falso y...", aunque mantiene las manos lejos de ella. Antiguos vicios de un antiguo asesino.
Espero que no sean bandidos...ahora no podría hacer mucho...

¿Cuales son tus intenciones?, y ni pienses ni por un momento en empuñar tu filo, Soy elcaballero von Thiudhelm

Respondo mirandole con atencion, la mano sigue resposando en mi espada pero no tengo intencion de utilizarla, no contra un hombre herido que no ha desenvainado su arma todavia

¿Jaime Hernández?
Pregunta la enorme armadura con un tono de voz metálico y carente de entonación alguna mientras pivota ligeramente para encarar al recién legado. Le resultaba extremadamente extraño oír ese nombre en unas tierras como aquellas.
¿Sois del reino de Castilla? Vuestro nombre al menos si que lo es.
Las preguntas asaltaban a Invecible una detrás de otra: ¿Qué hacía ese hombre allí? ¿Qué le había dejado en ese estado? ¿Sería amigo o enemigo?...
Fuera como fuera, no disponían de tiempo que perder pues su misión allí era de vital importancia.

Ante la rudeza del caballero Jaime se amilana un poco. Junta las manos en acto de concordia y dice amablemente con esa vocecilla débil y titubeante que le caracteriza.
-Ehm...disculpen vuestras mercedes, no tengo intención alguna en atacarles, más no por su nombre, caballero, pues no me suena, sino porque he aparecido aqui cuando hace un momento estaba en la habitación de una posada y...bueno...podrían ser bandidos...Asi que mejor prevenir que curar ¿no? Mi única intención es saber dónde estoy, qué hago aqui...y bueno, saber quiénes son ustedes.-A pesar de sus titubeos su habla es fluída y muy clara.
De repente, de la mole de hirro surge una voz pronunciando su nombre. Jaime abre los ojos como platos y más rápido que una centella desenvaina su daga y da un salto hacia atrás en posición defensiva.
-¡Por todos los diablos! ¿Qué es "eso?- pregunta señalando a la mole metálica.-¿es una especie de brujería? He leido textos antiguos que hablaban sobre golems de piedra y de hierro a los que se les daba vida mediante la magia. ¿acaso es una de esas criaturas? Nunca leí que supieran hablar...- Su tonto es un poco alterado, pues a pesar de habr visto cosas horribles en su vida (y sus sueños) no se esperaba en absoluto que ese montón de hierro pudiera hablar y moverse...

Un flashback apareció en tú mente... nuevamente te torturaba y te recordaba cosas... y esta vez escuchaste una risotada cruel de fondo...

Cita:

Jaime baja lentamente su daga, como si acabara de recordar algo y mira al suelo en gesto ausente.
¿Un grupo de héroes?...Deben ser estas personas...incluyendo a la armadura parlante...
Lentamente guarda su daga y poniéndose un poco colorado dice a trompicones.
-Pe..perdonen...Me he asustado tontamente...-observa a la mole de hierro y se acerca un poco a ella.-Ingnoro si soy realmente de castilla...Mi madre me puso el nombre por...bueno dejemoslo en que le gustaba. ¿Tiene alguna importancia? jeje...- Mira otra vez al grupo y pregunta.-
¿Me podrían decir sus nombres? Bueno...el del caballero ya lo sé pero no el suyo ni el de la señorita...-

Elena casi no termina de fiarse del todo del extraño individuo, y aún intenta recuperar del todo las fuerzas.
Elena... - Dice entre respiración y respiración, en tono no muy alto pero audible, aún tendida de rodilas en el suelo.