Partida Rol por web

Torció el gesto - bu bubu.. bueno... sisisi si menecesitas... aaa a a visame - le digo mientras miraba como se marchaba de la sala

Capto la mirada de Sofia inmediatamente y me levanto tratando de aparentar normalidad

No os preocupeis madre, estoy bien, solo ha sido un mal golpe fortuito, pero ya sabeis que soy muy resistente, no creo ni que deje cicatriz

Eso espero, bastante feo eres ya como para tener cicatrices - dijo bastante borde y girándose con estilo para salir de la sala

Elena entra en su habitación, cerrando la puerta.
Tras ello, no duda en sentarse en el borde de la cama, con movimientos lentos y pausados, afectada por el cansancio y la visión de antes.
En su cabeza no paraba de retumbar una y otra vez las palabras del moribundo actor:

Cita:

Elena había visto morir a mucha gente, había visto moribunda a unas cuantas incluso había matado. Para ella nadie importaba nada, las personas sólo se guiaban por su egoísmo. La única persona que se ganó su confianza y a duras penas era Rodrigo...

Pero, la imagen de ese actor no para de marcarla. Esos soldados... Esa gente... Ese lugar... Elena estaba empezando a creer que quizás, realmente habían personas dispuestas a dar mucho para no recibir nada a cambio, no movidas por el agoísmo.
Sacó la figurilla del actor, con los 3 actores representados en la figurilla.
Cansada, la depositó en la mesilla y se tumbó en la cama...

Si señor.
Responde a Tobías siguiendo sus pasos hacia el taller.
Cuidaos compañeros.
Se despide mientras se agacha para pasar su enorme cuerpo por el marco de la puerta sin destrozar nada. Nubecillas de vapor acompañan sus movimientos, algo mas lentos y pesados, y un reguero de agua marca el camino que va siguiendo mientras chirridos de metal contra metal escapan de las junturas mas estropeadas por la batalla.

Cuando llevas al taller, Tobias empieza a arrancar todas las partes de la armadura sacándote como si fueras un crío de la misma desmontando por completo la armadura y tirando todo al suelo. Ibas a abrir la boca para preguntar o lanzar improperios, pero Tobias te hizo un gesto cortante para que te callaras...

Pasaron varios minutos y se fue a la otra punta de la sala donde quito una sucia manta de tela marrón de algo enorme... Era otro invencible, mismo aspecto, pero se notaba que era sustancialmente mejor. Abrió la parte del piloto y te hizo un gesto para que entraras.

Los que no conocen a Tobias dirían que es un cabrón borde, pero tú, que si lo conoces sabes que esta de buen humor, emocionado como un niño

Tobías, señor... ¿que está...?
Invencible estaba a punto de preguntarle que demonios pasaba, pero el gesto de silencio de Tobías era revelador. Se hallaba sumergido en una de sus actividades preferidas, armas y desarmar cosas. Y desmontar a Invencible tenía que ser algo realmente divertido.
Santiago se quedó a la espera mientras su mentor terminaba con su tarea, sin apartar la mirada del enorme bulto que había en la otra esquina del cuarto.
Cuando por fin levanta la sábana... Lo que tiene ante sus ojos le deja estupefacto. Una nueva armadura Invencible que parecía mucho mejor que la anterior...
Tobías no dejaba de sorprenderle.

Asiente y entra en la armadura, preparado para descubrir de que nuevas maravillas será capaz este ingenio.

Meneo la cabeza, visiblemente molesto por haber sido herido, las heridas estaran bien, pero el haberla recibido asi es algo que mosquea muchisimo

Mejor ire a dormir, ha sido un dia muy duro, tened buena noche

con un asentimiento me despido y voy a dormir

Un nuevo día amanece, todos habéis dormido bien salvo Elena.

Son las siete de la mañana y el olor de un desayuno reparador y apetitoso os despierta con una sonrisa... salvo Elena...

Elena ni siquiera aparece a primera hora para desayunar...

Elena ha estado casi toda la noche sin pegar ojo. Algo se estaba revolviendo en ella. No se explicaba cómo demonios le había podido afectar tanto lo de ayer a ella, a ella, que ha dado muerte y visto morir a más gente. A gente que siempre había considerado, como todas, ruhínes, agoístas y avariciosas.
Lo cual la irritaba en medida, cayendo en un círculo vicioso. La tristeza la llevaba a la duda, ambas a la irritación, y esta de nuevo a la tristeza.

Y ahí queda, en la cama, tapada, intentando incluso a esta hora de la mañana pegar ojo, con la estatuilla de los 3 actores en la mano como si de un peluche se tratara.

Mas, a medida que avanzan las hoars, se va encontrando un poco mejor. Al menos ahora no rechazaría la compañía de alguien.

Alguien golpea tu puerta, con suavidad y solo dos veces...

Elena intenta limpiarse el rastro que quizás hayan dejado sus lágrimas que derramó en uno de los peores momentos de la noche. Para acto seguido incorporarse de medio cuerpo en la cama, con las piernas tapadas en las sábanas, y decir en un hilo de voz:
Adelante...

Juan entró con gesto solemne en el rostro - ¿Que te ocurre hija? - algo te decía que sabia a la perfección lo que le pasaba, pero no lo sabes con seguridad. Entro y se quedó de pie mirándote preocupado

Elena en parte se ve sorprendida ante la visita de Juan. Pero enseguida deja a un lado eso e intenta fingir una expresión de sorpresa e ingenuidad, para hacer ver que no le pasaba nada.
Eh... oh, no. Señor Juan, no me ocurre nada... - Dice con una débil sonrisa al final...

Se acercó y con cariño paternal acaricio el rostro de Elena - querida, he vivido muchos años y se cuando alguien esta bien o mal... Siempre es bueno contar lo que nos aflige ... siempre se puede encontrar consuelo y consejo - el aura de tranquilidad que inspiraba Juan hizo sentir a Elena mas agusto

Aunque algo reacia a que le tocara la cara, se dejó acariciar un poco. Ese hombre tenía un aura de confianza muy inusual, y a Elena le extrañaba mucho, pero en el fondo de sí misma, la agradecía. Hacía mucho que nadie siquiera le acariciaba.

Cabizbaja, estaba pensando en qué decirle. Lo cierto es que no le gustaba expresar lo que sentía, o al menos hace mucho tiempo que se lo impidieron. Le costaba elegir las palabras.
No... Es nada... Es que, estoy un poco débil... - Comenzaba a hablar. Aunque se sentía extrañamente a gusto con Juan, aún no terminaba de dejar de inquietarse. - Es que... - Saltando de pensamiento en pensamiento que le recorría la cabeza en aquel instante, la chica eligió una pregunta. - ¿Puedo hacerle una pregunta Juan... ¿Por qué me elegisteis a mi...?