Partida Rol por web

Sin perder la calma, retrocedo un par de pasos con la espada en alto para evaluar la situación. De momento, sólo ha parado ataques frontales, y una finta... Quiero ver cómo reacciona ante ataques a fondo.

Sin darme un respiro, vuelvo a atacarla. Esta vez, en lugar de dar dos pasos para enfrentarme con su espada de madera, avanzo tres y lanzo una estocada a fondo, con toda la fuerza y rapidez que soy capaz. De ser espadas de metal, y de alcanzar mi objetivo, el golpe sería mortal, ya que una espada afilada rasgaría su costado produciendo heridas graves, al afectar a órganos vitales. Aun siendo un combate con espadas de madera, el golpe produciría un gran dolor, y una marca en forma de hematoma. No obstante, sé cuál es el resultado antes de que se produzca.

En lugar de esquivar mi ataque, traba mi espada en un lugar muy cerca de la empuñadura con la punta de la suya, sin moverse del sitio ni un ápice. Podría haber aprovechado el hueco abierto para atacar ella, de forma que no podría haber evitado el golpe, pero se limita a defenderse como ha dicho.

Libero mi espada tirando hacia atrás, y retrocedo un par de pasos, respirando agitada. Cierro los ojos intentando calmarme. A pesar de no llevar más de un par de minutos luchando, mi frente se llena de gotitas de sudor. Hace tiempo que no me ejercito, estoy falta de resistencia..

Despues de un rato lanzando golpes sin ser capaz de rozarla siquiera, el entusiasmo inicial se convierte en frustracion, y esta a su vez en ira. Comienzas a atacar cada vez mas fuerte, como si trataras de herirla en lugar de entrenar. Despues de una serie de golpes altos, y un corte en diagonal, decides probar algo mas atrvido. Lanzas un tajo lateral hacia su costado, para despues hacer una finta y cambiar la trayectoria del ataque a un corte bajo. Pero Saeko es una veterana. Bloquea tu ataque y haciendo un quiebro hace que sueltes tu espada y la lanza por los aires. Indefensa, estas a su merced. Coloca la espada contra tu cuello y con voz fria te dice Nunca ataques con rabia.

-Eso puede tomarse como un ataque, y había dicho que no atacarías. En cualquier caso... La rabia puede ser útil. Cuando fallan las energías, la rabia es un buen motivo para seguir luchando...

Con la mano derecha, aparto su espada de mi cuello, retrocedo para recoger la espada caída y la devuelvo a su sitio, en la esquina del dojo junto a las demás.

-Creo que se puede dar la clase por acabada, ¿no? Ahora que has visto mi forma de luchar.. ¿Qué opinas? Me gustaría saber si vas a enseñarme.

Ni siquiera he tenido una oportunidad de tocarla... Mucho me queda por aprender.

No te he atacado. He bloqueado tu ataque, pero tu guardia estaba tan mal formada que no me ha costado desarmarte. Hace un saludo con la espada y a continuacion la enfunda. La rabia nunca es util. Rompe la concentracion, y hace que descuides tanto tu ataque como tu defensa. Hace que solo pienses en una cosa: atacar, y dañar a tu rival.

Despues se vulve a sentar sobre sus rodillas, y te pide que hagas lo mismo. Cuando te sientas enfrente de ella te da su veredicto. ¿Quieres saber lo que pienso? Demasiado pensar. Piensas en la espada, piensas en el movimiento, piensas en el enemigo... Demasiado pensar. No pensar.

¿Pensar? ¿Yo? A pesar de las adulaciones, sé que la mayoría piensan que soy completamente idiota, que no tengo cerebro y que sólo me hablan por mi... Bueno, por mi ex-padre. Y ahora me dicen que pienso demasiado... Estoy confundida.

-¿Nunca has oído que las rubias son tontas? Me suena raro oír que pienso demasiado, cuando debería ser al contrario. En cualquier caso, es normal que piense en ciertas cosas, como en mis próximos movimientos, la mejor forma para atacar o defender... Necesito analizar primero, para dar una respuesta después-. Pienso un par de segundos en cómo debe de luchar ella, si no piensa en sus movimientos-. ¿Cómo haces para actuar, si tu cerebro no participa en las órdenes?

Piensas demasiado en tu proximo movimiento, en tu estrategia, y en todo. Puede que no lo pienses bien, pero lo haces. Debes centrarte en la lucha. Llega un momneto en el que actuas por inercia, como si la espada tuviese propia voluntad. Tu solo debes dejarte guiar.

-No sé si seré capaz de hacerlo, pero lo intentaré-. Ahora entiendo por qué medita... Practica para dejar la mente en blanco en pleno combate, sin esfuerzo, y así es como logra reaccionar tan rápido.

Hazlo, o no lo hagas. Pero no lo intentes.

-Está bien. Sí que manda la bonita...

Inspiro con fuerza, sabiendo lo que me espera, y relajo los músculos en espera de que la calma llegue. La primera vez que lo he intentado, sólo he conseguido que se me durmiesen las piernas, pero puede que esta vez tenga un mejor resultado.

Mantengo la espalda recta y las manos en la misma posición que Saeko, mientras me concentro en la respiración. Inspira, expira. Inspira, expira. Cuando mantengo la respiración sin esfuerzo, paso a concentrarme en los latidos del corazón, sin pensar en nada más. Poco a poco, noto cómo la frecuencia de éstos disminuye. Ya no pienso en nada, sólo siento un vacío eterno, tranquilidad y mudez.

Mantengo la posición y la calma, sin pensar en el tiempo. Los segundos pasan sin que repare en ello, no me importa qué pasará en cinco minutos, ni en una hora, ni mañana. Ya nada tiene importancia, más que el aquí y el ahora.

Despues de estar un rato asi, Saeko te da un golpecito enla rodilla para llamr tu atencion. Cuando vuelves se puede observar que parece satisfecha. Vamos a probar algo mas dificil-dice mientras se pone en pie. Coje un boken. Quiero que pruebes otra vez. Atacame cuando estes lista.

-Bien-. Con pasos descuidados, me acerco de nuevo a la esquina y recojo el boken. Lo alzo para adoptar la postura que acostumbro, y me acerco a Saeko con pasos calmados-. Estoy lista.

Esta vez, en vez de pensar los ataques, para ejercitar complicadas florituras, me dedico a atacar sin pensar, manteniendo la mente fija en un único punto: golpear sin perder la espada de las manos, sujetando firmemente pero sin apretar la empuñadura. Arremeto una y otra vez contra Saeko, sin perder la compostura, y con ligeras variaciones en la dirección de los ataques. Mis pies se deslizan por el suelo al compás de mi torso, manteniendo el equilibrio. Sin cesar en los ataques, aumento el ritmo. La velocidad de las espadas al cruzarse impide reaccionar racionalmente, pero eso sólo conseguirá ayudarme en mi empeño. Si he de conseguir reaccionar sin pensar, ésta es la mejor forma.