Como respondiendo al pensamiento del mago, Wuzuk susurra: Oh, sí. Es una situación excitante. Que se me pongan delante y verán de lo que soy capaz...
El goliath echa una rápido vistazo a esta estancia.
Mientras Wuzuk echa un vistazo a la sala, Bauglir y T´rijss contienen la respiración al tiempo que mantienen una oreja pegada a la puerta. Por su parte, Beren vigila el inmenso agujero que da al húmedo pasillo de las escaleras. Después de todo, la oscura y maltrecha habitación puede ser un buen escondite al fin y al cabo.
De pronto, todos escuchais voces en el patio a escasos metros de vuestra posición actual:
-¡Kreg ulh sshu Vhrazor!--exclama alguien en orco.
-¡Rápido, avisad a Vhrazor!
Es lo que se escucha en orco.
Para su propio sobresalto, Beren se percata de que el cadáver del orco todavía yace en medio de la escalera. Además, el explorador siente como el corazón le da un tremendo vuelco cuando escucha el inconfundible sonido de armaduras metálicas cerca, demasiado cerca, pero aún en el piso de arriba.
Compañeros acabo de escuchar ruido de armaduras metálicas encima nuestro y acercandose. Y me temo que nos descubran porque he dejado el cadaver del vigia en medio del pasillo. ¿Que hacemos? ¿Nos internamos en el interior de la fortaleza o salimos ha combatir con innumerables y morimos como héroes?
Pregunta a sus compañeros sabiendo cual va a ser su respuesta de antemano.
¿Qué has dejado quéee...?, exlama Wuzuk indignado. ¿Nos da tiempo a esconderlo o es ya demasiado tarde?
Por aquí no creo que podamos salir... Beren, mira por tu lado a ver si hay alguien ahí...
Vaya, creía que estaba dentro de la habitación...
Wuzuk ayudame a ocultar el cadaver en la sala, tal vez sus compañeros no lo echen en falta y solo sea una inspección por el malestar del bichejo ese. Tras sus palabras sale con su compañero cogen el cadaver y lo meten en la sala.
Venga, vamos. El goliath se apresura por si acaso todavía hubiese tiempo.
Después de asomar ligeramente la cabeza por el boquete que hay en la pared, Beren y Wuzuk cogen, con el máximo sigilo que les es posible, el cuerpo del orco que yacía desparramado en las escaleras y lo introducen en la oscura estancia. Mientras tanto, T´rijss mete a patadas los cadáveres de las cuatro criaturas bajo los maltrechos camastros. Por su parte, Bauglir se ubica en la esquina más occidental, tratando de pasar totalmente desapercibido. Finalmente, el grupo de aventureros se posiciona a lo largo de la pequeña y desvencijada habitación para aguardar a su destino.
Bueno, pues si alguien quiere decir o hacer algo antes de que siga la cosa, que lo diga o haga ahora.
Comprobad si estais de acuerdo con vuestras posiciones en el tablero, y si no, cambiaos libremente.
Quedaros quietos y casi ni respiréis .- Susurra Bauglir con asombrosa calma. .- si algún orco asoma la cabeza se la cortas Wuzuk. .- Prosigue .- esperarme aquí... intentaré engañarlos.
Bauglir sale de la habitación rápidamente, cogiendo el caso y el arma del orco muerto
Bauglir sabe que los gritos de los orcos habian delatado su presencia. Sólo podia intentar aprobecharse del orgullo de ese tal Whrazor y del menosprecio que sienten los jefes orcos por sus subordinados. Espero que Vhrazor no sea una excepción .- piensa Bauglir mientras sube rapidamente por las escaleras que le conducirán hasta donde se encontraba el centinela muerto haciendo su guardia.
Una vez allí utiliza un hechizo sencillo pero que con un poco de suerte podría sacarlos de este atolladero. En un abrir y cerrar de ojo Bauglir adopta la apariencia del orco y se apolla en su lanza con pustura cansada.
El Mago sabe que no conseguirá que su engaño funcione si se le acercan demasiado, pero vale la pena arrisagar su vida si con ello consigue salvar a sus amigos.
Ahora llega lo peor, la espera.... la angustia de esperar lo que nunca quieres que llegue, la agonia de contar los segundos que pasan como horas...
Veremos como se suceden los acontecimientos.
Bauglir asciende por las húmedas y resbaladizas escaleras bajo la apariencia de un orco común. Al llegar arriba, el elfo descubre a un par de vigías de la misma raza discutiendo sobre a dónde habrá ido a parar el mamón del nuevo. Sin embargo, cuando te ven aparecer, sueltan un bufido de desagrado y regresan a sus puestos con amenazas de cortarte no sé bien qué parte del cuerpo si vuelves a alejarte de tus obligaciones. Por su parte, la insistente lluvia forma charcos sobre el piso empedrado, escapando por los ocasionales parapetos diseñados para evacuarla hacia el exterior.
Estás en el punto G (¿a que mola el nombrecito? ;D)
Estás justo en la G más occidental.
Los orcos (G) siguen a lo suyo sin prestar atención a tu zona.
La pasarela de madera (20) tiene un metro y medio de ancho y 7 de largo, aproximadamente.
La grúa (21) presenta dos tornos para maniobrarla y muestra bastante solidez.
Sin apenas dejar tiempo a que sus compañeros reaccionen, y con la valentía que lo caracteriza, Bauglir sale de la protección que la oscura y silenciosa estancia ofrece al grupo para ascender por las húmedas y resbaladizas escaleras. ¿Qué demonios pretenderá esta vez el mago suicida? Sólo os queda confiar en su suerte.
Bauglir suspira cuando ve como se alejan los otros orcos.
Puedo ver el patio con el bichejo?
Qué sucede con los que ivan a avisar el jefe orco? eran los que acaban de irse?
si bajo la grua. Dónde apareceria en el mapa anterior?
Me encanta el punto G, es como.... como..... como el punto donde se encuantra al verdadero Dios.
Desde tu posición actual sólo puedes ver el piso superior y, especialmente, las brumas que rodean la fortaleza. Ahora entiendes por qué no os detectaron. Entre la niebla y la lluvia, ¡no se ve un pijo! Lo que sí escuchas con absoluta claridad es una especie de gorgeo gutural y a varios orcos tratando de calmar al wyvern en el patio.
Respecto a los que iban a avisar a Vhrazor, no tienes ni idea, pero las voces provenían del mismo patio interior.
La plataforma de madera (4A) tendrá unos 3 metros de diámetro y está unida a la grúa que asoma desde el nivel superior. Junto a la plataforma hay varios bloques de piedra listos para ser colocados en la muralla.
Aprovechando la intermitente lluvia y cuando se han calmado los orcos por la ausencia de su compañero, Bauglir baja rápidamente por las escaleras y se reúne con sus compañeros. Recordando las palabras que le dijo a Wuzuk, el mago avisa primero antes de asomarse a la concurrida habitación.
Después de unos interminables minutos, oís que alguien se acerca por las escaleras. Con el corazón en un puño y el arma asida con fuerza, los tres valientes que esperan en el interior de la sala sienten que ha llegado la hora más aciaga cuando ven aparecer a un orco que se detiene junto al boquete de la pared septentrional.
Sin embargo, y para alivio del grupo, la voz de un susurrante Bauglir os revela que se trata de él, que va a entrar y que Wuzuk se cuide de rebanarle el gaznate con el hacha. Tras un par de segundos, el mago bajo apariencia de escoria orca entra en la sala prudentemente junto a sus compañeros.