Partida Rol por web

Veo como la araña pica a Mircea y de nuevo tenso la cuerda de mi arco apuntando lo mejor que sé.

-Mira que no me gusta maltratar animales, pero es que vosotras os lo estais buscando-digo para mi mientras tenso hasta el final la cuerda de mi arco y apunto sin que me tiemble el pulso lo más mínimo.

Cuando estoy del todo seguro que la flecha dará en us blanco suelto al cuerda y la flecha vuela hacia la arañá que ha picado a Mircea.

El enano rugió elevando de nuevo su poderosa hacha. El primer golpe había sido poco certero, y el peludo animal había escapado de forma milagrosa. Esta vez, el barbudo guerrero estaba decidido a no herrar el golpe.

Pero por lo visto, los dioses no estaban de lado del guerrero enano, y el poderoso hachazo volvió a impactar en el frío suelo.

Alaina dispara nuevamente su veloz ballesta

que sea lo que quiera mi único dios.......una bolsa llena de monedas!!!!!

Despues de unos minutos los cuerpos de las tres arañas se encojian en el suelo. Los aventureros arrancaron  las flechas del interior de los insectos. Apenas había sido un susto, nada en comparación con lo que estaban acostumbrados. Mircea Giraba el brazo y movia los dedos tratando de desentumecerse, aunque parecía que el veneno era mas fuerte de lo que pensaba. El frio seguía gelido a su alrededor silbando entre las rocas de la torre. 

Artin había estado preparada para lanzar nuevamente su conjuro, pero finalmente no había sido necesario. Antes de tener tiempo a prepararlo las tres arañas estaban muertas, Mircea se cogía el brazo con desagrado y los demás resollaban por la sorpresa todavía patente.

La hechicera resopló y echó mano a una de las bolsitas que pendían de su cinturón, sacando algo del mismo. Simultáneamente bajó la punta de su lanza hasta tenerla a mano, y tocándola con lo que había sacado, susurró:

- Lumos.

Un instante después, la punta de su lanza irradiaba una brillante luz que los iluminó claramente a los cinco y a sus alrededores, y se acercó a Mircea para examinar su brazo. Chasqueó la lengua, desagrada.

- Como dije hace apenas unos minutos... - Empezó la joven, sin mirar a nadie en concreto pero dirigiéndose a todos mientras rebuscaba en su zurrón el botiquín. - ¿Estáis seguros de querer hacer esto justo ahora?

-Aaag –me quejo, aunque advierto: -No bajéis la guardia.

La parte carnosa entre el pulgar y el índice izquierdos está inflamada y amoratada. La picadura es dolorosamente perceptible. Me siento mareado y trastabillo.

-Necesito sentarme. Me ha envenenado pero bien. ¡Mas debéis seguir investigando y salvar a ese infante, ahora más que nunca! Dejadme aquí, mientras trato de hacerme una cura.

- Malditos bichejos... Eran más escurridizos de lo que parecía. El enano maldecía por lo bajo, tras sus fracasados intentos de impactar en las arañas. No le gustaba fallar en su cometido, y había tenido una noche aciaga.

- Por lo general os alentaría a seguir nuestro cometido original... Su mirada se clavó en el filo de su enorme hacha mientras decía aquello. - Pero creo que esta noche los dioses no están de nuestro lado... Tal vez sería mejor probar por la mañana.

La dura mirada del enano pelirrojo se posó en cada uno de sus compañeros, estudiando sus rostros y sus respectivas reacciones.

- Pero sabéis que os acompañaré esta noche si decidís continuar con esta empresa.

Miro cabizbajo a las arañas que reposan a nuestros.

-Sabeis que cumplo mis palabras y dije que si no veía nada pues que volveríamos a la posada y ya vendríamos mañana... así que si nadie quiere seguir pues volvamos a la posada-añado mientras intento bajar de aquellas rocas a las que tan fácilmente me he subido.

Tendrán algún valor los cadáveres de araña?

Pregunta alaina mirando los cadáveres de los insectos

que mas da.....alguien me invitara a algo en la posada? estoy sin una moneda

dijo ella dando por echo su regreso al poblado

tras eso se aproxima a Mircea y le ayuda a levantarse confiando que en el poblado le curaran mejor

mañana seguiremos compañero y con seguridad rescataremos al niño.......por hoy se tan amable de ser mi cayado amigo mio estos viajes son duros para una dama

dijo para que no se notara que su intención era solo ayudarle .

Esta algo tocado por el veneno si le robo ….......sera cuando este mejor ! Me estaré ablandando

Me resigno, porque me tiemblan los miembros y siento algún vértigo:

-Supongo que tenéis razón, y lo conveniente es regresar. ¡Pero no os desaniméis! No salimos tan mal parados de esta aventura nocturna, y si de algo hay que lamentarse es de mi propia torpeza. Vamos, yo te convidaré, Alaina.  

Mis ojos miran uan vez más los cadáveres de las arañas soprendido por el comentario de Alaina.

"Materialista..." pienso para mí a pesar de saber que el alma de mi amiga es bondadosa.

No puedo evitar sentirme algo derrotado al no haber podido encontrar absolutamente nada de provecho para ayudar a aquel maltrecho hombre.

"Solamente he logrado meter a mis amigos en problemas" pienso para mí algo abatido.

Camino en silencio detrás de la pícara y el bardo mientras mis sentidos, agudos, tratan de encontrar aún alguna pista.

"Déjalo ya, Reithar...no encontrarás anda en absoluto" me autoregaño mientras anda detrás d emis compañeros.

 El grupo, desanimado por los acontecimientos regresó a la posada. El frio y la humedad del rocio los incomodaba y fue un penoso retorno hasta volver. Llegaron cuando el cielo empezaba a clarear. El posadero se despertó y los guió hasta sus habitaciones, sin hacerles preguntas incomodas, donde pudieron descansar. Un par de horas despues de que el gallo cantara Carbad los llamó de nuevo. Parece que el Mercader se había despertado y se encontraba algo mejor. Todos se prepararon y fueron rapidamente a la habitacion del mercader donde la mujer de el posadero lo cuidaba.

Marcaeus se sienta en la cama al ver a los aventureros, agradeciendo a los presentes su ayuda. La señora no se a guardado para si el que por la noche partierais rapidamente a buscar a su hijo. Carbad entró en ese momento y le preguntó por lo que había ocurrido. Entonces, el rostro del hombre palidece y sus ojos se abren con miedo.

-Fue horrible-dice, su voz vagamente un susurro.Todo atisbo de jovialidad natural del mercader ha desaparecido.-Mi hijo Lucente y yo cabalgábamos por el camino, igual que hemos hecho docenas de veces antes. Sin embargo bajo la sombra de aquellas ruinas que habeis encontrado todo se derrumbó. En un momento yo estaba cabalgando, y lo siguiente que recuerdo es mi caballo encabritado lanzandome al suelo... Levanté la mirada y ví a Lucente luchar contra esas cosas por su vida. Desenvainó su espada y descargó golpes a diestra y siniestra  pero eran demasiados. Traté de ponerme en pie pero se abalanzaron contra mi. Eran tan pequeños como un niño humano, pero su piel era del color de la tierra negra, y sus ojos tan oscuros y profundos como los de las bestias del fondo marino. Tenían lanzas, muchas de ellas. Me defendí lo mejor que pude, tratando de llegar al cuerpo de mi caballo y recuperar mi hacero. Pero no tenía sentido, ya estaba derrotado. Al caer de nuevo vi a Lucente ser arrancado de su caballo. Grité su nombre mientras desaparecía de mi vista. Entonces perdi el conocimiento. Cuando desperte mas tarde en el camino había anochecido por completo, y Lucente y las criaturas demoníacas habían desaparecido. Y también nuestros caballos.  Me fui tambaleando en la dirección del refugio mas cercano que conocía y finalmente acabé aqui.

- ¿Y a ti no te llevaron con ellos? Las pobladas cejas de Gog se arqueaban interrogantes, casi incrédulamente ante las palabras del mercader.

- Por lo que cuentas, podían ser trasgos, o incluso kbolts, o cualquier cosa peor... No entiendo como es que t dejaron con vida... No es su estilo. El robusto enano se mesaba las barbas pensativo y desconfiado.

 No, no eran trasgos. Estos eran...mas oscuros. Se como es un trasgo y esas cosas...no se, era como si estuvieran echas de carbon. Negras como el azabache. Parecían mas demonios que otra cosa. No se por que me dejaron vivo pero se llevaron a mi hijo-dice angustiado-se que ayer fuisteis ha esas ruinas y no encontrasteis nada, pero estoy seguro de que se lo han llevado alli. Quizas aun podais salvar a mi pobre Lucente. Por favor no desistais, decidme al menos si esta muerto...lo que sea. Os pagare bien, pero necesito que me ayudeis...por favor-suplica el hombre, contrayendose a causa del dolor de sus heridas.

Mis ojos vagan por el pobre hombre desvalido. Mi alam clama ayudarle y sé que mis compañeros lo harán, algunos por ayudar, otros por dinero y otros simplemente por aventuras, pero todos iremos a ayudar a ese pobre hombre.

-Bien, creo que podemos ir de nuevo a la zona, igual hoy veamos algo que anoche no vimos a pesar de nuestras vistas-añado refieriéndome a gog y a mí mismo-. ¡Vamos, compañeros! ¡Podemos ayudarle!-entono emocionada pues estoy seguro de que está vez lograremos algo.

Muestro ansias de querer salir, pero seguro que mis compañeros quieren preguntar algo más.

"Siempre preguntando, con lo fácil que es ayudar por ayudar...."pienso para mí pensandoq ue rpeguntaran cuánto pagará o algún dato más.

- Mmmmm... Murmuró el enano ante las palabras del mercader.

No parecía muy convencido de estas, así que continuó con un gesto duro en el rostro, a la espera que el resto de compañeros hablaran.

Alaina intenta ayudar con sus escasos conocimientos médicos aprendidos tras cuidar durante años a un moribundo mago .

Apenas se poner cuatro vendas si tienes quejas ….... te pateare el culo niño de mama , mira que dejarte picar por una arañita .

A pesar de sus frases Alaina muestra cierta preocupación por su compañero .

Alaina también atenta a la conversación solo puede pensar una cosa

¿ tendrán monedas esas criaturas?

La vuelta a la posada había sido tan penosa como cabía esperar, y cuando Artin por fin estuvo delante de una cama ni siquiera fue consciente de haberse acostado: apenas se hubo metido entre las sábanas se quedó dormida, cansada tanto física como psicológicamente.

La noche pasó en un suspiro, y cuando el posadero los despertó, Artin tuvo que reconocerse que con gusto se quedaría un par o tres de horas más en aquella cómoda cama, pero sólo se entretuvo unos minutos, en silencio, como meditando como era su costumbre matutina, lo cual la ayudaba a esclarecer la mente. Siempre había pagado caro el no detenerse esos minutos, por lo que evitaba a toda costa tener que levantarse con prisas.

Así las cosas, Artin entró en la habitación donde el mercader descansaba mientras este explicaba ya lo sucedido, y atendió en silencio a las pregunguntas del Enano y al entusiasmado y entusiasta ánimo del semielfo. Mas ella no estaba convencida.

Tomando asiento en un taburete al lado de la cama y apoyando la espalda en la pared, se cruzó de brazos, pensativa. Había algo que la inquietaba.

- Decidme, mercader, o quizá vos lo sepáis, Carbad. ¿Qué son exactamente esas ruinas que encontramos anoche y dónde os atacaron, buen señor? 

Era algo que le había estado dando vueltas desde que las encontraran, y seguía preocupándola.

 Marcaeus negó con la cabeza. El hombre, aparte de seguir aturdido por las heridas no era de aquella región y esas ruinas llevaban abandonadas mucho tiempo. Pero al escuchar la pregunta el posadero se giro hacia su mujer y le hizo un gesto, para que cuidase del mercader.

-Será mejor que le dejemos descansar, venid conmigo fuera y os contaré lo que se, cierto o no, de aquellas ruinas-Dicho esto salio de la habitación seguido de los aventureros. Ya en el pasillo Carbad empezó a contarles lo que sabía con un tono apesadumbrado.

-Siento tener que decir esto, pero puede que ya sea tarde para salvar al joven Lucente. La leyenda dice que esas criaturas, los Ardites, fueron creados siglos atras por el mago que vivió en esa torre. Lo...terrorifico del asunto es que el mago supuestamente formó sus creaciones con las almas de los seres vivientes que fueron tan tontos como para atravesar su umbral. La peor parte de todo esto, al menos para Marcaeus, es que puede ser demasiado tarde para el pobre Lucente. Puede seguir vivo en esas ruinas, pero si lo está, seguramente será en la forma de un Ardite. Parece que estos ardites tienen  el poder de su antiguo Amo para crear mas de su especie a partir de los hombres que secuestran en los caminos...Así que tened cuidado, amigos mios. No se si la leyenda es cierta o no, pero si os cruzais con esos ardites infernales, debereis ser cautos con vuestras espaldas. No sabeis si el que habeis ido a rescatar no tendrá la forma de aquello contra lo que luchais-dijo el tabernero sentenciando la frase con un tono lugubre y desesperanzado.

Mis ojos cada vez se abren más al escuchar las explicaciones del anciano hablando del pobre hijo de aquel amable señor.

-¡No!-digo con mi carácter entusiasta-. Ese chico seguro que está bien, lo encontraremos, lo salvaremos, estará de vuelta con su padre en breve. Sé que no han podido hacerle nada... todo saldrá bien... todo saldrá bien-repito tratando más de convencerme a mí mismo que de convercer a los demás pues por primera ne mucho tiempo, veo muy negra la salida de este problema.

Imagino a ese pobre muchacho convertido en una de esas bestias y me avergüenza reconcoer que algunas lágrimas de impotencia asoman a mis ojos ante la caída abismal de mi caracter positivo, luchador y salvador.